Pablo Fernández Christlieb


Falta en las ciencias de la sociedad una aproximación estética: hay una teoría física, una biológica, una económica y una política, pero falta una teoría estética de la sociedad.
Lo estético no es el arte ni lo bello sino aquello que tiene forma; cualquier cosa, una silla, una persona, una vida, una sociedad tienen forma cuando es vista como una unidad completa independientemente de sus funciones y componentes, y cuando, además, uno mismo —el observador— o la propia teoría, forman parte interior de ella. Las situaciones sociales son formas donde cabe gente: un grupo, un siglo, un lugar, una ciudad, son situaciones. La forma de las situaciones sociales es la de un ritmo, igual que el de la música o el de la vida: un ritmo es una tensión entre altibajos y vaivenes que se reitera y que avanza, pero que no se resuelve, sino que se intensifica; así es un baile y así es la sociedad. Lo estético es un modo de conocimiento, que no se describe, porque no es discursivo sino que se siente: es un conocimiento sensible, porque lo estético es afectivo. Su método no es la causalidad ni la cuantificación, sino la intuición, porque se basa en parecidos y en analogía, y se expone mediante metáforas. No se mide sino que se narra. Una psicología estética permite una aproximación diferente a la sociedad, que es más intrínseca, que no separa lo físico y lo psíquico ni lo individual y lo social. Por lo demás, vale la pena intentar una sociedad estética.