IV. Epílogo

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Carmen González-Macías


Isaac Schifter Secora


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IV. Epílogo

El cambio climático es el resultado de perturbaciones en el ciclo de carbono que hemos provocado. Los gases de efecto invernadero antropogénicos en la atmósfera colocan el carbono en el lugar donde no debía estar presente, con una concentración y tiempo de vida errados. Somos nosotros quienes hemos convertido al carbono en una toxina como el plomo en el agua potable. Las estrategias actuales para impedir el deterioro tienen como propósito promover el objetivo de cero emisiones. La gobernabilidad se ha relacionado tradicionalmente con lo que hacen los gobiernos. La gobernabilidad, mucho más compleja, se refiere a las estructuras, procesos, reglas y tradiciones que dan vida a las acciones individuales y colectivas por las cuales la sociedad comparte el poder y toma las decisiones. La gobernabilidad de los ecosistemas es intrínsecamente una materia difícil porque tanto las sociedades humanas y el medio ambiente natural se caracterizan por dinámicas complejas, incluyendo las variaciones naturales y las incertidumbres asociadas. Se ha dicho que una gobernabilidad exitosa es fácil de alcanzar cuando (a) se puede dar seguimiento al uso de los recursos por parte de los miembros de la comunidad a bajo costo; (b) los cambios en los recursos, el uso de tecnologías de población y otros factores económicos y sociales deben llevarse a cabo a velocidades moderadas; (c) los miembros de la comunidad mantienen una comunicación directa e incrementan su confianza entre ellos, y (d) los usuarios son capaces de monitorear y reforzar los diseños que ellos mismos han decidido hacer. A pesar de lo anteriormente dicho, hay quien insiste en que debemos confrontar dos retos distintos. El primero es si podemos limitar las peores posibilidades de un cambio climático y evitar la extinción de los humanos, limitando la emisión de gases invernadero y por tanto disminuyendo la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera. El segundo reto es saber si seremos capaces de transitar a una nueva forma de vida en el mundo que hemos producido. Para alcanzar el segundo reto es necesario que nos lamentemos de lo que ya hemos perdido aprendiendo de la historia, encontrando formas realistas de seguir adelante y aferrándonos a la idea de que un nuevo florecimiento de la humanidad se puede dar, a pesar de desconocer la forma en que dicho florecimiento se dará. El hecho de que nuestra situación no ofrece buenas perspectivas no nos absuelve de la obligación de buscar formas de seguir adelante, el apocalipsis está sucediendo día a día y nuestro gran reto es aprender a vivir con esa verdad. El gran despliegue de soluciones tecnológicas requerirá una aproximación multidisciplinaria que incluye la ciencia de los materiales, la ingeniería de procesos, de reactores, geomecánica, geoquímica y análisis de ciclo de vida. Estas disciplinas generarán otras como por ejemplo la ingeniería química regenerativa. Si bien hoy en día las emisiones de carbono son consideradas como contaminantes, las tecnologías innovadoras emergentes y el manejo apropiado del suelo permiten visualizar que el carbono atmosférico tiene el potencial de ser transformado en un recurso valioso. Combinado con el incremento de energías limpias y la comprensión del papel que juega el carbono en el suelo, la capacidad de los humanos para innovar permite una visión inimaginable. Una economía próspera que captura y confina más carbono del que emite. Ante todo, necesitamos un mayor liderazgo y una firme voluntad política, ya que si continuamos como hasta ahora los efectos serán catastróficos y provocarán un aumento de la temperatura global de 3 °C, o incluso superior, durante este siglo. Por ese motivo, impulsar la acción contra el cambio climático requerirá de un liderazgo atrevido por parte de los líderes gubernamentales, empresariales y de la sociedad civil. Pero los ciudadanos también pueden marcar la diferencia: cambiar el comportamiento de los consumidores es otra faceta importante en el avance hacia una economía con bajas emisiones de carbono. Por ese motivo, las Naciones Unidas han impulsado la Campaña “Actúa Ahora” donde se ofrecen ideas básicas sobre los pasos que todos podemos dar para alcanzarla. Pero la parte más negativa es que no disponemos de demasiado tiempo y hay que actuar lo antes posible. Cada pizca de calentamiento global es importante, y cuanto más tiempo esperemos, mayor será su impacto negativo.