VII. El desafío de la gestión de la resiliencia de las ciudades intermedias latinoamericanas frente a la emergencia climática, Elfide Mariela Rivas Gómez y Carlos Estuardo Aparicio Moreno
Dimensions
VII. El desafío de la gestión de la resiliencia de las ciudades intermedias latinoamericanas frente a la emergencia climática*
Elfide Mariela Rivas Gómez**
Carlos Estuardo Aparicio Moreno***
DOI: https://doi.org/10.52501/cc.063.07
Resumen
Los efectos dramáticos que ocurren en las ciudades debido a la emergencia climática (ec) se relacionan con el aumento de fenómenos atmosféricos e hidrometeorológicos, producto del estilo de vida urbano depredador, y con cuan vulnerable es el medio construido, así como quienes lo habitan. Ante este escenario han sido planteados distintas agendas, entre otras: los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ods) 2030, el marco de acción Sendai, el Protocolo de Kioto y la Nueva Agenda Urbana (nau). Este trabajo busca resaltar las coincidencias de la gestión para la reducción de riesgo de desastres (rrd) con la agenda de adaptación al cambio climático (acc) en las ciudades intermedias de América Latina, partiendo de la compresión del fenómeno de la ec y teniendo como ejes transversales las estrategias del desarrollo sustentable (ds) y la construcción de resiliencia. El caso de estudio se ubica en la ciudad Victoria de Durango, capital del estado del mismo nombre, en México. Bajo un enfoque de investigación mixto se realiza el abordaje de campo y procesamiento de datos. Los resultados revelan que Victoria de Durango, como la mayoría de las ciudades intermedias de América Latina, muestra potencialidades para aprovechar sus invaluables recursos naturales y de capital humano, pero también se revelan amenazas y debilidades que restringen su desarrollo.
Palabras clave: Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, reducción de riesgos de desastres, emergencia climática, resiliencia.
Introducción
Los avances en materia de riesgo tienen como principal antecedente el Marco de Acción de Sendai [2015-2030] (onu, 2015a), el cual plantea la Gestión Integral de Riesgos de Desastres (gird), conocida también como rrd. La rrd busca, por medio de la prevención de riesgos existentes y de la aparición de nuevos, aminorar el grado de exposición a las amenazas y a la vulnerabilidad, así como aumentar la preparación para la respuesta y la recuperación, sobre todo enfocándose en la construcción de la resiliencia en la población, las instituciones y, territorialmente, en las ciudades, ya que estos sitios concentran la mayor cantidad de habitantes en el planeta. Por tanto, el objetivo del presente trabajo es plantear como un desafío la gestión de la resiliencia de las ciudades intermedias latinoamericanas frente a la emergencia climática.
Podemos señalar que, en muchos sentidos, las políticas públicas sobre rrd se han incorporado de manera efectiva en los distintos niveles de gobierno de varios países de la región de América Latina y El Caribe. Particularmente en México, lo anterior se refleja en la legislación así como en plataformas de datos y en las metodologías establecidas por las distintas secretarías e institutos nacionales que rigen la materia de la gird. No obstante, también cabe notar que sigue existiendo una gran deuda de las administraciones locales para minimizar los efectos de los desastres en las ciudades.
En ese mismo tenor, Miller y Visicdi (2016) advierten que los temas de innovación y transferencia de tecnologías que promueven la producción de las energías renovables, como parte de las acciones de mitigación del cambio climático (cc), cuentan con rezago en América Latina y el Caribe, aunque esta aseveración puede extenderse al llamado sur global (Rodríguez, Delgado y Luna, 2021), pues los indicadores en el área de investigación y desarrollo en tecnologías limpias, así como en el registro de patentes, son bajos en comparación con los países más ricos.
Según la figura 1, el porcentaje de ocurrencia de desastres en el periodo 2000-2019 mayormente está ligado a procesos atmosféricos tales como las precipitaciones extremas y ciclones tropicales, los cuales potencian otros fenómenos adversos, como sequías, inundaciones, movimientos de masa, caídas de rocas o tierra, heladas, olas de calor e inclusive incendios forestales. El Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres (cred) y la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (undrr) em-dat registraron 7 348 eventos de desastre, que cobraron alrededor de 1 200 000 millones de vidas y afectaron a unos 4 030 000 000 de personas. La mayoría de los eventos fueron inundaciones y tormentas, es decir, 44% y 28% respectivamente (cred y undrr, 2020).
Figura 1. Porcentaje de ocurrencia de desastres por tipo de desastre (2000-2019)
La realidad es que las políticas relacionadas con la rrd, la acc, la gestión ambiental-urbana, la sostenibilidad y la resiliencia se ejecutan de forma separada o no forman parte de las agendas multisectoriales públicas bajo una coordinación estratégica. Desde diferentes disciplinas varios autores coinciden en que duplicar y hasta cuadriplicar agendas significa, para las arcas de los gobiernos, dispersión de los ya mermados recursos con los que se cuentan, además de la multiplicación de esfuerzos que los tres niveles de gobiernos utilizan de su arquitectura institucional, lo que per se es costoso, con tiempos de respuesta poco expeditos y pocas veces reducción estructural de los problemas (Venton, 2008; Thomalla et al., 2006; Quintero-Ángel, Carvajal-Escobar y Alducen, 2011; Michel y Van Aalts, 2008; Lavell, 2011; Cardona, 2012).
Durante la presente investigación se encontró un antecedente relacionado con la compresión del problema de los riesgos climáticos como parte de la gird en grupos de científicos que componen las agendas de acc y la rrd en el Informe Especial Sobre la Gestión de Riesgos de Fenómenos Extremos y Desastres srex (picc, 2012). No obstante, ese esfuerzo para vincular ambas comunidades científicas no se consolidó, ni se diseñó una estrategia de gestión pública conjunta que atendiera, de forma holística, causas y consecuencias de los riesgos climáticos en las ciudades. Sin embargo, para el caso estudio, se vislumbraron posibilidades de potenciar la gestión pública hacia esa agenda común, a pesar de las amenazas y debilidades existentes.
Estructura teórica
La necesidad de vincular las agendas de acc y la rrd es imperiosa. Por lo tanto, en este capítulo sobre la estructura teórica de nuestra investigación, primeramente, tratamos sobre la relación que existe entre el riesgo, la amenaza y la vulnerabilidad. Posteriormente tratamos sobre la ec, para continuar con los efectos del cc en los territorios urbanos, particularmente en las ciudades intermedias. En cuarto lugar, hablamos sobre el vínculo de las agendas de políticas públicas de rdd y acc, para finalizar con un apartado sobre la resiliencia en la ciudad, el ejercicio ciudadano y la estrategia institucional.
Riesgo, amenaza y vulnerabilidad
Quedó atrás la comprensión de la problemática de los desastres como hechos inevitables. Muy al contrario, ya entrado el siglo xx, los desastres se entienden como un problema no resuelto del desarrollo (La Red, 2015). En este trabajo se asevera que el riesgo es la expresión de una suma y no de una multiplicación, como lo indica la mayoría de la literatura especializada, porque matemáticamente el riesgo nunca será 0, es decir, nunca se elimina.
Ecuacion 1. Riesgo
Riesgo = Amenaza + Vulnerabilidad
Asimismo, con relación a la vulnerabilidad, se comparte lo expresado por Omar Darío Cardona (2001, 2007 y 2012), entendida ésta como la adición de la susceptibilidad a la exposición física, la fragilidad social, sumada a la mayor o menor resiliencia existente. Así los riesgos socio naturales (rsn), aumentados por los efectos del cc, son el resultado de la suma de amenazas socionaturales (asn) y la vulnerabilidad (v), operacionalizada ésta a su vez como la adición del nivel no controlado de exposición física (ex.f), la fragilidad social (fs) y las capacidades existentes o no para la rrd y de acc para soportar el desastre (re). Dicha conceptualización se traduce en la siguiente ecuación.
Ecuacion 2. Riesgo socionatural
Rsn = Asn + V (Ex.F + Fs + (-) Re) = X, nunca es (0)
Emergencia climática
Como lo afirma la mayoría de las comunidades científicas, el cc es un hecho incontestable, producto de la afectación que las acciones antrópicas están ocasionando en la atmósfera, lo cual ha dado lugar al calentamiento global (cg), cuyo impacto se evidencia por la velocidad del cambio en nuestra escala del tiempo. Así, los efectos de este fenómeno son lo que ya se conoce como emergencia climática, pues cada vez con mayor frecuencia y fuerza se producen los eventos hidrometeorológicos en el planeta. En este sentido, varios trabajos coinciden en que aparecen cambios en los ciclos naturales del clima y en la variabilidad climática típica en periodos de tiempos inéditos o inesperados, lo cual condiciona que los eventos de origen hidrometeorológico tengan un mayor impacto y sean más frecuentes (Stern, 2006; Olcina, 2008; Rockström et al., 2009; picc, 2012, 2013 y 2014; Rusticucci, 2013; ciifen, 2017).
La incomprensión o no aceptación de los efectos del cc ha dilatado la construcción de un entorno mundial próspero en el que la humanidad cuente con el derecho a vivir en territorios con funcionamientos seguros. A partir del año 2020 se consolida la utilización del término emergencia, catástrofe o crisis climática. Gropp y Verdier (2020) señalan que la comunidad científica tiene la obligación moral de advertir claramente a la humanidad de cualquier amenaza catastrófica, señalando las cosas como son. Los autores, como parte de un grupo de más 11 000 científicos, sobre la base de dicha obligación y en varios indicadores, declaran que el planeta enfrenta una ec.
Los efectos del cambio climático en los territorios urbanos: las ciudades intermedias
Los efectos del cc no afectan por igual a los grupos humanos o los territorios, entendidos éstos como áreas naturales, zonas agrícolas, villas, ciudades intermedias o metrópolis, entre otras. Por tanto, se ha hecho necesaria la incorporación de otro concepto denominado justicia climática, la cual reconoce que las responsabilidades y consecuencias, así como las cargas y distribución de presupuestos junto con los daños, son desiguales.
Esta investigación se centra en comprender el fenómeno de las ciudades intermedias, usando como referente la propuesta del “Teorema de la Localidad” (Camagni, 2005: p. 200), el cual plantea que las ciudades intermedias, por sus características en cuanto a tamaño de la población, dimensión física y funcionalidad, son las más idóneas para la ejecución de políticas públicas exitosas, ya que resulta más eficaz la resolución de los problemas a nivel local, aunque dicha resolución esté supeditada a una planificación jerárquica estatal y federal, inclusive a estrategias supranacionales que respondan naturalmente a reducir problemas globales. Así, existe un abanico de instrumentos para lograr soluciones más sostenibles que abonen en los retos globales frente a los efectos del cc (Graizbord y Monteiro, 2011).
A partir de la adopción del ds, la Organización de las Naciones Unidas (onu, 2015a), mediante sus diferentes agencias de desarrollo, ha generado distintos instrumentos, tales como el modelo de gestión en la ciudad con la Agenda 21 en 1992 (que después de treinta años sigue siendo una excelente herramienta de gestión para ciudad), el índice de prosperidad urbana (ipu), la nau-Hábitat III, las campañas Ciudades Resilientes y Gobernanza y Ciudades Seguras, así como los lineamientos para el desarrollo del perfil de resiliencia urbana (pru), que para el caso mexicano se aplicó por medio de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (sedatu) en el año 2016 para 16 ciudades como experiencias piloto, entre ellas Victoria de Durango (sedatu, segob y onu-Habitat, 2016).
El vínculo de las agendas de políticas públicas de rdd y acc
Las acciones para la rrd y acc conllevan inversiones onerosas que deben ser pagadas en el presente, a pesar de que los beneficios se obtendrán en un futuro incierto e intangible. Esta incertidumbre convierte a estos mecanismos de prevención, mitigación y transferencia de riesgo en estrategias de difícil ejecución, por lo que se hace menos probable su implementación donde no existe la cultura de prevención ni la necesidad sentida de protección.
Al respecto Rivas, Aparicio y Páez (2017) afirman que la internacionalización e institucionalización de la problemática, ligada a los desastres y sus devastadoras consecuencias, entró en agenda con la cooperación internacional y la ayuda humanitaria en la década de 1930, hasta evolucionar, en la década de 1990, en la comprensión de un problema no resuelto del desarrollo, incorporando la sustentabilidad y protección financiera de las ciudades, por lo que se ha perfilado, entrado el año 2000, en un asunto de construcción de resiliencia. No obstante, el esfuerzo se inclinó al aseguramiento soberano para proteger bienes públicos e infraestructura, sin trascender a la protección de la población y sus viviendas.
Así lo refleja el caso de México, mediante el Fondo de Desastres Naturales de México (fonden) y los mecanismos novedosos, bonos catastróficos (cat bons). No obstante, el fondo creado en el año 1996 en el gobierno de Ernesto Zedillo quedó extinto por abrogación por el presidente Manuel López Obrador (dof, 2021). Gestiones de este tipo son indicativo de los avances y traspiés de las políticas públicas en los países latinoamericanos. Cabe agregar que los cat bons fueron aplicados a los estados de Oaxaca, Chiapas y Veracruz en 2014 tras el paso del Huracán Odile, y en 2017 por afectaciones de sismo.
En otro orden de ideas, aun cuando los recursos renovables son invaluables en los países de América Latina y el Caribe, existe un letargo en la transferencia de tecnologías limpias (ttl) que abonan a la mitigación del cc para que dichos avances tecnológicos se alisten como propulsores de la sustentabilidad, sin dejar a un lado que existen casos aislados o experimentales. Por tanto, será necesario ordenar la legislación y la línea programática de las políticas públicas de gestión de la energía limpia y las conducentes a la movilidad sustentable, así como la gestión integral de desechos sólidos, el incremento de áreas verdes en las ciudades, además de la apuesta por la economía circular y verde (cepal, 2017).
Al respecto, la figura 2 muestra, en el marco del ds con enfoque de riesgos y fundamentado en la gobernanza, la necesidad de consolidar las agendas de gird junto con la mitigación y acc, buscando que dichas agendas compartan un espacio común de trabajo para reducir la exposición física, la fragilidad social y aumentar la resiliencia ante amenazas de origen hidrometeorológico, a fin de implementar así mecanismos de la transferencia del riesgo de desastres (trd), así como la producción y ttl en ciudades intermedias.
Figura 2. Ciudad segura frente el cc. Desarrollo sustentable con enfoque de riesgos, consolidación de agendas sobre la gird y de mitigación y acc
Resulta fundamental esta conjunción, porque los gobiernos latinoamericanos, muchas veces más preocupados por agendas políticas de corto plazo y populistas con metas con retorno político inmediato, no visualizan la incorporación de la variable riesgo en la planificación y gestión del desarrollo urbano.
Michel y Van Aalts (2008) señalan que con poca frecuencia existe voluntad política o incentivo financiero para dedicar recursos para asegurar algo que puede o no suceder. En este sentido, preferentemente la inversión se destina a infraestructura visible o programas sociales. Los autores advierten que existen “diferentes hogares institucionales” similares, lo cual duplica esfuerzos y funciones. Igualmente la comunidad internacional y la ayuda humanitaria están prestas para erogar recursos ex post (manejo del desastre y reconstrucción) más que para las políticas ex ante (prevención y mitigación). Al respecto, los autores sugieren cinco estrategias para la gird:
- Entrega compartida de recursos de fondos.
- Unificación de las comunidades científicas en los equipos bilaterales, multilaterales y de la sociedad civil.
- Generación de conocimientos en conjunto.
- Integración y orientación alineada de la experiencia.
- Convergencia y mecanismos de coordinación de los gobiernos para ambas prácticas: ex ante y ex post.
El Informe especial sobre la gestión de riesgos de fenómenos extremos y desastres srex (picc, 2012), suscrito por ambas comunidades, simplifica las definiciones básicas sobre la gestión de los riesgos de fenómenos meteorológicos extremos y desastres para mejorar la acc (véanse tabla 1 y figura 3).
Tabla 1. Definiciones básicas de la gird sobre fenómenos meteorológicos extremos y desastres para mejorar la acc
Definiciones básicas concertadas entre las comunidades rrd y acc | |
Gestión de riesgos de desastre /reducción de riesgo de desastres |
Procesos para:
|
Adaptación | En los sistemas humanos se trata del proceso de ajuste al clima real o proyectado y sus efectos, a fin de moderar los daños o aprovechar las oportunidades beneficiosas. En los sistemas naturales se trata del proceso de ajuste al clima real y sus efectos; la intervención humana puede facilitar el ajuste al clima proyectado. |
Vulnerabilidad | La propensión o predisposición por verse afectado negativamente, entendida como la suma de la susceptibilidad de elemento expuesto, la fragilidad social y la más o menos resiliencia de las comunidades (Cardona, 2001: p. 106). |
Resiliencia | La habilidad de un sistema y sus componentes para anticipar, absorber, adaptarse o recuperarse de los efectos de un fenómeno peligroso, de forma oportuna y eficiente, incluso velando por la conservación, restauración o mejora de sus estructuras y funciones básicas esenciales. |
Figura 3. Conceptos de la gird o rrd sobre fenómenos meteorológicos extremos y desastres para mejorar la acc
Al respecto, en la figura 4 se muestra en una línea de tiempo el avance de compromisos de las distintas agendas en materia de desarrollo, rrd, cc y resiliencia.
Figura 4. Línea del tiempo de compromisos internacionales en desarrollo, rrd, cc y resiliencia
La resiliencia en la ciudad, el ejercicio ciudadano y la estrategia institucional
La resiliencia concepto que surge de la física con aplicación para la vida, está relacionado con la metalurgia y busca explicar la integridad de los metales para resistir un impacto y tener la capacidad de recuperar su estructura. A partir de esta conceptualización se ha utilizado en distintas áreas del conocimiento.
En el área de la planificación del desarrollo urbano y la gird, la resiliencia se expone como la capacidad de un sistema, comunidad o sociedad para anticiparse o adaptarse a los efectos de un evento peligroso, absorberlos o recuperarse de ellos, en forma oportuna y eficiente, lo cual garantiza la preservación, la restauración o la mejora de sus estructuras y funciones básicas y esenciales (Yamin et al., 2013). Por su lado, en el caso de una ciudad o sistema urbano, Leichenko (2011) concibe a la resiliencia como la capacidad para soportar una amplia gama de choques, donde el cc es una de las muchas tensiones que enfrentan las ciudades. Por su parte, Rosenblatt y Toro (2015), desde la ciencia política, parten del enfoque del institucionalismo histórico y la supervivencia institucional para explicar que las instituciones permanecen en el tiempo hasta que se produce un cambio significativo, y el equilibrio de éstas radica en el entendimiento de sus actores, por lo que el papel de los agentes y los arreglos institucionales son aspectos fundamentales para lo que los autores llaman “la estabilidad y resiliencia de las instituciones en el largo plazo”.
Las reflexiones anteriores cobran sentido para entender la resiliencia como proceso y no como resultado, es decir, como el desarrollo de capacidades que se inician desde la persona y su círculo más íntimo, que es la familia, para continuar con amistades, el vecindario, el contexto escolar, el sitio de trabajo, hasta los distintitos niveles de gobierno, de entre los cuales el más cercano por excelencia es el municipio. Este impulso de capacidades es todo un reto y, como dice Luhmann (1992), será necesario alarmar a la sociedad para que se asuma el tema de la sustentabilidad y la resiliencia como necesidades básicas, a fin de no seguirlas postergando.
La figura 5 permite observar que la onu (2015b) afirma que los sistemas urbanos responden al estrés o tensión que significan los riesgos en cuatro dimensiones:
- Dimensión organizacional: temas de la gobernanza y liderazgo.
- Dimensión funcional: generación y manejo de ingresos para proyectos y programas para la etapa ex ante; construcción de la resiliencia y de la tragedia para la etapa ex post.
- Dimensión física estructural: infraestructura de la ciudad.
- Dimensión espacial: planificación del desarrollo urbano, inclusión de la variable riesgo en los planes de la ciudad.
Figura 5. Resiliencia en el sistema urbano ante el riesgo de desastres
Adicionalmente consideramos importante agregar a estas cuatro dimensiones un componente de valores humanos propuesto por Gándara (2013) para moderar y hacer realizable la propuesta del ds, la cual guíe al aparataje público a actuar con probidad y a la ciudadanía a asumir el compromiso consigo misma y colectivamente.
Así, en esta investigación, se asume que para lograr la resiliencia urbana o para contar con una ciudad resiliente se debe aplicar la siguiente ecuación:
3.
Ecuación 3. Ciudad resiliente
Ciudad resiliente = (Re ciudadana + Re institucional + Re física estructural y espacial) + sistema de valores
Marco metodológico
Esta pesquisa se desarrolló desde un enfoque mixto, a partir del método expuesto por Creswell (2014). El tipo de investigación se realizó bajo un estudio de caso, sobre el cual se construye una estructura común representativa de experiencias (Yin, 1988; Martínez, 1996a). Las técnicas de recolección de información utilizadas fueron las siguientes:
- Instrumento cualitativo consistente en entrevistas a profundidad semiestructuradas a grupos focales (Basch, 1987) y personas claves (Martínez, 1996a).
- Instrumento cuantitativo consistente en una encuesta estructurada en cinco partes, orientada con la escala de Likert;1
- Observación directa de eventos especiales e incidentes claves que ocurrieron en la zona de estudio entre septiembre 2016 y diciembre 2018 (Martínez, 1996b). La muestra total de la fase cualitativa se computó en 31 personas entrevistadas, atendiendo al principio de saturación teórica (Glaser y Strauss, 1967).
Durante la etapa de interpretación de resultados, bajo los postulados del método hermenéutico-dialéctico (Martínez 1996a), se enfatizó la estructuración e interpretación de los significados, dinámica y relaciones de las políticas de rrd y acc, para descubrir, comprender y explicar los procesos que identifican dichas políticas, para estructurar un sistema de relaciones y aproximaciones teóricas.
En la fase cuantitativa se totalizaron 545 encuestas, considerando un nivel de confianza de 96% del total de la población de la ciudad, estimada en 524 266 habitantes (inegi, 2012). El levantamiento se concentró en 128 sectores: 58 ubicados en las zonas históricamente con mayor riesgo de inundación y 70 en una zona buffer propuesta para esta investigación (figura 6). El sistema operativo utilizado en el que se vaciaron las 545 encuestas a hogares es el programa ibm spss Statistics 22. Para el bloque descriptivo cualitativo de la primera parte de la encuesta de preguntas abiertas, se realizó previamente una categorización para agrupar las áreas temáticas y jerarquizarlas.
Figura 6. Localización de los puntos de aplicación de la encuesta en hogares en el área urbana de Durango (octubre-diciembre, 2018)
Caso de estudio y población: ciudad intermedia Victoria de Durango, Durango, México
La ciudad Victoria de Durango es la capital del estado de Durango y cabecera municipal, situada al noroeste de México, extremo poniente del Valle del Guadiana, en la parte central del estado homónimo. Victoria de Durango, según Carrión (2013), cumple con las características de un centro urbano intermedio con poder estatal, en su posición de capital de estado y cabecera de municipio, de tamaño medio, vinculada a nivel interestatal con cuatro estados (figura 7).
Figura 7. Localización del estado y la Ciudad de Victoria de Durango
Los criterios de selección del caso fueron los siguientes:
- Legislación sobre gird y cc (Ayuntamiento de Durango, 2016; sedatu, segob y onu-Habitat, 2016)
- Historial de eventos de inundaciones y sequías (Bracetti, 1906; Guerrero, 2015; Nevares, 2015; Blanco, 2016; Maldonado, 2016; Tiempo, 2016; Unotv, 2016; Cárdenas, 2018; Maldonado, 2018).
- Existencia de Atlas de Riesgos (segob y sedesol, 2012).
- Potencial para enfrentar en etapa temprana el cc: temas legislativos, investigaciones en avance, activismo de la sociedad civil, centros de investigación activos, propuestas sobre sustentabilidad relacionadas con energías renovables, movilidad, reciclaje, transferencia de tecnologías limpias (Ayuntamiento de Durango, 2016; García, 2016, cimav Durango, 2018; Rivas, 2019).
- Facilidad de logística por parte del investigador.
Resultados
El interés de este trabajo se centra en el desafío de la gestión de la resiliencia de las ciudades intermedias latinoamericanas frente a la ec, esto es, se destaca la importancia de que las urbes del siglo xxi sean seguras ante la realidad que plantea el cc, además de la gird y el uso adecuado de distintas estrategias para hacer sustentables las ciudades, como el uso de las tecnologías limpias. En este sentido los resultados de la presente investigación se presentan con relación al eje temático de la ec, la percepción de los habitantes sobre las posibilidades de tener una ciudad sostenible, la gird, la producción y las ttl.
Eje temático ec
El conocimiento y distinción entre ec, cc y variación climática (vc), junto con la inexistencia de políticas de acc y de rrd / gird, puede apreciarse en la opinión de encuestado de la sociedad civil durante este trabajo: “Hasta cierto punto hay ciclicidad, también ha habido épocas que [sic] el planeta ha estado congelado completamente, pero nosotros estamos acelerando ese proceso, por lo que ya no son procesos estrictamente naturales”.
Ante la pregunta “¿Cuánto ha afectado la sequía al estado de Durango y a su ciudad capital?”, la población encuestada revela que existe un reconocimiento del problema en 80% sobre la afectación que han traído las sequías en su territorio y en 69% sobre las consecuencias para su calidad de vida y la economía en la ciudad.
Asimismo, sujetos encuestados revelan información sobre la noción del cc y cómo afecta a la ciudad. La distribución de los participantes correspondió a 116 en la Colonia La Virgen, 173 en Barrio Analco, 181 en Tierra Blanca y 266 en El Ciprés. Entre las opiniones sobresalen las siguientes:
—Actualmente el agua nos llega por horas. Imagínese en la sequía de 2010 fue un problema grave. Vimos cómo se aumentaron los precios del maíz, los huevos, el tomate, los frijoles y limones.
—Fíjate, yo con 82 años te puedo decir que cada temporada de lluvias hay problemas.
—Aquí yo tengo el problema más bien cuando ha habido sequías porque nos restringen el agua de 8:00 a 11:00 am.
—La sequía en municipios cercanos afectó los precios de los productos. En la ciudad subió la canasta básica.
En el mismo tenor, ante las interrogantes “¿Los agricultores se quejan de pérdidas de sus cosechas por cambios en el clima?” y “¿Ha escaseado por lluvias, heladas o sequía algún alimento en los últimos 20 años?”, 91% de los encuestados reconoce que la actividad agrícola se ha contraído en ciertos periodos. Uno de esos eventos, el más reciente (2010-2011), corresponde a una sequía extrema que azotó a varios municipios del estado de Durango.
Figura 8. Memoria histórica de la población sobre afectaciones por lluvia. Fechas de lluvias extraordinarias que, de acuerdo con la población, han afectado a la ciudad
En lo referente al registro histórico de inundaciones en la ciudad capital (figura 8), los pobladores refieren que año con año se ven afectados si se encuentran en la planicie de inundación y si no cuentan con el servicio de drenajes pluviales. Destacan los efectos de las lluvias de septiembre 2016 en la capital y la acaecida en octubre 2018 en el centro urbano llamado El Pueblito, próximo a la capital.
Con relación a la calidad del aire y cantidad de áreas verdes de carácter público existentes, se computaron 3m2 por habitante (figura 9). A este déficit se agregan los contaminantes que, según semarnat, segob y Gobierno del Estado de Durango (2016), están distribuidos de la siguiente manera:
- Fuentes fijas en 79% de dióxido de azufre (SO2);
- Fuentes de área con 94% de las pm10 y 88% de las pm2.5, así como 93% del amoniaco (NH3);
- Fuentes móviles: 89% del monóxido de carbono (co), 68% de los óxidos de nitrógeno (NOx) y 58% de los compuestos orgánicos volátiles (cov).
Figura 9. Distribución de áreas verdes en la ciudad Victoria de Durango (2010)
Esta situación fue constatada con los reportes de las entrevistas, la observación en campo sobre la calidad del aire por la actividad de las ladrilleras, las calles sin pavimentar2 y los incendios forestales, sumado esto a la inexistencia de un programa de revisión vehicular.
Podemos señalar que la realidad es que se está desbordando el soporte del ecosistema artificial y natural de la ciudad, lo cual se aprecia en la opinión de un catedrático y miembro de la sociedad civil:
Un principio muy básico del equilibrio entre el uso del entorno y la capacidad de recuperarlo tiene que ver con la capacidad de absolverlo, que no se rebase la resiliencia. En la ciudad es más complejo, porque es un sistema artificial que hemos construido nosotros y el proceso de modernización de la ciudad sin control lo ha complicado: generación de gases de efecto invernadero (gei), generación de calor, consumo energético, consumo de agua, consumo de recursos, generación de basura, y esto cada vez se complica porque la demanda es mayor.
Victoria de Durango y el camino hacia la sustentabilidad
El estudio arrojó que la población está dividida en cuanto a la percepción sobre las condiciones que tiene la ciudad para convertirse en una ciudad sustentable, pues 52% ve esto de manera positiva y 48% de modo opuesto. Esta población fragmentada supone el reconocimiento de las oportunidades y potencialidades, pero a su vez las debilidades y amenazas para alcanzar la sustentabilidad.
Al revisar las preguntas vinculadas a la movilidad y relacionadas con la frecuencia de uso del servicio de transporte público (si éste mejora), sobre una red de ciclovías (si ésta se construye expresa y si se acondicionan las banquetas para el desplazamiento peatonal), se deslinda que la población estaría muy dispuesta a promover la movilidad sustentable. De los participantes, 79% usaría con frecuencia el transporte público, 66% estaría en disposición de utilizar como medio de transporte la bicicleta y 91% tendría preferencia por los desplazamientos a pie. En este sentido, el Plan Integral de Movilidad Urbana Sustentable (pimus) (Gobierno del Estado de Durango, 2012) indica que en un día hábil se realizan cerca de 26 638 viajes en bicicleta.
Sobre el manejo de desechos, 348 de 545 encuestados (64%) relacionan el problema de la basura en las calles con el mal manejo que hace ciudadanía de los desechos, lo cual potencia las inundaciones, ya que el servicio de recolección es catalogado como bueno.
La gestión integral del riesgo de desastre
Con relación a la arquitectura institucional relacionada con la gird, un historiador de la capital de Durango y miembro de la sociedad civil expresa: “Se creó una cultura sobre prevención, pero la ciudadanía no tiene la empatía para atenderla”.
En este sentido, cabe agregar que, de los 375 atlas municipales que se han ejecutado entre 2010 y 2016 en la república mexicana, el municipio de Durango cuenta con su atlas desde el año 2012, lo cual no es peccata minuta cuando se considera que la geografía del país alberga 2 457 municipios (Academia de Ingeniería de México, 2017). Al respecto, ante la pregunta binaria en caso de emergencias: “¿Conoce si existe algún programa de acción en la ciudad?” sólo 184 de 545 respondieron que sí (33%). A partir de esas 184 personas se pasó a precisar cuál programa conocían, y destacó el Sistema de Protección Civil (pc) junto con la policía municipal como el programa de acción de primera respuesta.3
La importancia de la intersección de la variable riesgo en los procesos de planificación urbana no está presente en la ciudad, como muestra la opinión vertida de un grupo focal compuesto de funcionarios públicos:
En Durango se evidencia falta de planificación urbana. En realidad, el drenaje es de aguas residuales y las alcantarillas que existen están conectadas a esos drenajes, convirtiéndose en un sistema mixto. El único drenaje pluvial que existe es el entubamiento del Arroyo de la Acequia Grande […] que no tiene la capacidad para absorber cuando hay precipitaciones de más de 50 mm.
Podemos agregar que la construcción y adecuación de infraestructura para reducir y mitigar los riesgos es una necesidad sentida de la población, pues 89% de los participantes considera que la ciudad no cuenta con una infraestructura pluvial suficiente.
Un elemento importante en la gird es la cultura de asegurabilidad (figura 10), la cual está arraigada a temas de salud, seguros de vida, así como a la protección del patrimonio referida a vehículos y vivienda, pero también ligada a créditos bancarios o hipotecarios.
Figura 1. Priorización y preferencia de tipos de planes de protección
Uno de los entrevistados, miembro de la sociedad civil, señala que la cultura de asegurabilidad se ha visto afectada porque
[…] en 1994 la gente tenía seguros para proteger sus inversiones y no los hicieron valer […] Para aquel tiempo, no existía La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (condusef), no existía o estaba muy incipiente la Asociación Mexicana de Agencias de Seguros. La gente perdió casas, negocios, carros, porque no se pudieron pagar.
La producción y transferencia de tecnologías limpias
La producción y la ttl también son conocidas como mecanismos de desarrollo limpio (mdl) y están relacionadas con el uso de energías alternativas, con el fin de lograr la reducción certificada de las emisiones de los gei. Para que los mdl funcionen, se requiere de la reestructuración de la industria (fuentes fijas) y de las fuentes móviles (parque automotor). En ese tenor, el bloque de preguntas sobre energías renovables y la frecuencia con que utilizarían equipos como boiler solar, paneles fotovoltaicos, electrodomésticos y focos ahorradores para reducir la demanda de fósiles, en caso de tener la disponibilidad económica, las respuestas totalizaron más de 90%.
En la exploración realizada en instituciones públicas, sólo el Instituto Municipal de la Vivienda (inmuvi), por medio de su director, indicó que “Trabajamos con la inclusión de boiler solares […] en las viviendas y sabemos que en los programas habitacionales de infonavit, los boiler, focos, baños y duchas ahorradoras ya son de obligatoria incorporación”.
Por su parte, un catedrático argumenta que son esfuerzos espasmódicos sin un plan estratégico: “Se estiman 10 a 12 proyectos de parques solares, aunque apenas se han construido los más pequeños. Pienso que el tema energético se queda en el romanticismo, es poco agresivo, siendo que tenemos todo el potencial para emprenderlo”.
En ese orden de ideas, el deterioro del medio ambiente responde a patrones insostenibles de consumo y producción. Una parte de la responsabilidad la tiene la industria y su capacidad de hacer reingeniería para abrir puertas al sello verde, mientras que la otra parte la tiene el ciudadano. En este sentido, cabe la necesidad de plantearse qué consume la persona, cómo lo consume y cuánto consume. Los resultados arrojan que 95% de los encuestados evitarían producir desechos al consumir fast food y agua.
Pasando al tema de la resiliencia una cualidad que la potencia o la referida es la referida a la organización comunitaria en torno a los problemas de su calle, vecindario y la ciudad. Sin la implicación de la sociedad no habrá posibilidad de respuesta satisfactoria. Al respecto, de los 198 encuestados (figura 7) que fueron afectados por inundaciones, 95 no se organizaron de manera colectiva y los que se organizaron4 no llegaron a crear capacidades a futuro.
En ese mismo sentido, ante la pregunta de si la comunidad está organizada en caso de emergencias frente a lluvias y sequías, los resultados son menos alentadores: 81% reconoce que no están organizados ante una emergencia, lo cual contrasta con la información suministrada por Protección Civil sobre la existencia de 700 comités vecinales adscritos a esa dependencia, cuyo papel es la prevención frente a emergencias o desastres.
Por su lado, en el perfil de resiliencia urbana (pru), realizado para la ciudad con la metodología de Los Diez Esenciales (sedatu, segob y onu-Habitat, 2016), se expresan herramientas de evaluación de reducción de daños por desastre, como lo muestra la tabla 2 (sedatu, segob y onu-Habitat, 2016). Aunque el pru no ha sido publicado, dicho documento se obtuvo con una solicitud hecha a transparencia municipal, indicativo de que no ha sido socializado; por tanto, hasta el momento puede considerarse letra muerta.
Tabla 1. Los Diez Esenciales e intervalos de evaluación para el análisis de resiliencia
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Intervalo de valores | Grado de resiliencia |
0.841 – 1.000 0.681 – 0.840 0.521 – 0.680 0.361 – 0.520 0.000 – 0.360 |
Muy alta Alta Media Baja Muy baja |
Discusión
Los impactos en la ciudad por eventos de tipo hidrometeorológico resaltan la avenida acaecida el 29 y 30 de septiembre de 2016, considerada la más destructiva en los últimos cien años (Rivas et al., 2022). En apenas nueve horas dicho evento produjo un desastre que dejó pérdidas millonarias en afectación a viviendas, comercios, instalaciones esenciales y un saldo de cinco muertos.
Para confirmar qué eventos adversos de tipo hidrometeorológico son producto de los efectos del cc, se requiere de la construcción de escenarios en diferentes horizontes de tiempo y escalas de aplicación; también se requiere incorporar variables como la dinámica atmosférica, las características continentales, la presencia de aerosoles, la dinámica de la vegetación, el ciclo del carbono, así como data histórica para una evaluación de posibles impactos. Esto es lo que el ipcc realiza a escala planetaria, pero su aplicación en estudios locales es el gran vacío en la arquitectura institucional local.
Desde esta perspectiva, en el análisis de datos, la población tiene conciencia de que la sequía es un problema que afecta el abasto de agua a futuro y, dado que el acuífero del Valle del Guadiana (cuenca donde se localiza Victoria de Durango) está en veda, su atención es prioritaria. Asimismo, la contaminación del aire es algo muy preocupante. Si bien existe el sistema de monitoreo con tres estaciones fijas en la capital de Durango, no existen programas o estrategias para mitigar el problema, el cual aumenta año con año con los incendios forestales.
El duranguense no puede elegir usar la bicicleta sin tomar el riesgo de ser atropellado, debido a que la ciudad no cuenta con las vías expresas para el uso de este medio transporte. Este ciudadano tampoco puede elegir usar el transporte público, porque es ineficiente, y mucho menos puede combinar los medios de transporte con desplazamientos a pie bajo los rayos del sol, los cuales en Durango queman por su alta radiación. Esta ciudad cuenta con el pimus (Gobierno del Estado de Durango, 2012), pero este plan nunca se implementó. Relatos de informantes clave dejan entrever que liderazgos negativos de los sindicatos de transporte han impedido los cambios necesarios para transitar hacia la movilidad sustentable.
Sin duda, ha ido floreciendo el mercado del sector energético de sustitución del uso y consumo de combustibles fósiles por fuentes renovables de energía con la certificación de la Comisión Federal de Electricidad (cfe) en el sector residencial, entidad que realiza la conversión. No obstante, cabe señalar que, a partir del año 2018, el gobierno federal no ha generado políticas de estímulo que incluyan subsidios o financiamientos blandos. Con relación a la demanda de consumo de los calentadores de agua, es visible su posicionamiento con una tecnología sencilla y una posibilidad de recuperación económica de seis meses a un año.
Para la gestión de un recurso infinito como la energía solar no existen lineamientos y estrategias de desarrollo de coordinación entre los tres niveles de gobierno. Tampoco se han socializado los proyectos de producción de biogás a partir de los desechos sólidos, de los huertos solares y de monitoreo del aire. Como nota desalentadora, la ubicación del primer proyecto de un parque solar en la ciudad se realizó sobre el llamado Humedal Málaga, el cual no sólo no debe respetarse, sino que habría que resarcirse esa acción.
El Plan de Monitoreo de Aire de la ciudad de Durango, aunque representa un avance, no toma en totalidad las medidas correctivas para su aplicación. Los avances relacionados con el sistema de recolección de desechos sólidos son un aliciente para promover la cultura ciudadana en cuanto a la higiene urbana e incentivar el reciclaje para completar el ciclo de la gestión integral de desechos.
Con relación al tema de la resiliencia, en los resultados de este trabajo no se reconoce como una necesidad sentida el prepararse ante eventos inesperados relacionados con las amenazas hidrometeorológicas. Unicamente aparece la búsqueda del bienestar social, si acaso sólo por parte de la mayoría de la población sujeta a la satisfacción de necesidades materiales básicas, lo cual limita así actividades de prevención, inclusive desde lo individual, porque no hay ningún tipo de estímulo ni comunitario ni gubernamental.
El pru expone como un gran avance la existencia del Atlas de Riesgo (sedatu y Gobierno de Durango, 2016), pero la realidad es que, citado documento, no presenta las manchas de inundación históricas en el territorio; quedan sólo reflejadas las de algunas zonas y no aquéllas de eventos centenarios, como el que se manifestó con la inundación fluvial de 2016.
De acuerdo con el análisis realizado por esta investigación fundamentado en la encuesta a hogares, las entrevistas a personas claves, la investigación documental y el trabajo en campo por dos años, versus el pru realizado por la Universidad Mexiquense Bicentenario con la dirección de la sedatu y aportes del Ayuntamiento de Durango (2017 y 2018), quedan en evidencia valoraciones marcadamente diferentes. Según el pru, el nivel de resiliencia de la ciudad alcance horizontes Muy Altos, Altos y Medios, mientas que la evaluación realizada por esta investigación oscila entre los niveles Muy Bajo y Bajo a Medio. El resumen de los resultados comparativos se presenta en la figura 11, donde destaca como nivel máximo de resiliencia el valor 1.000; el color azul se corresponde con los datos extraídos del pru y el color naranja con los datos cualitativos y cuantitativos provenientes de la investigación.
Figura 2. Análisis del perfil de resiliencia urbana de la ciudad de Durango
El pru refiere los avances en cuanto a la legislación estatal sobre cc. Se cuenta con el instrumento normativo, pero esto no ha significado la puesta en marcha de políticas, programas o acciones para reducir la emisión de gei. El municipio no cuenta con mecanismos para la protección y trd, las respuestas ex post se fundamentan en activar los mecanismos del fonden (extinto desde 2021) por medio de las declaratorias de emergencia o desastres, lo cual reduce la capacidad de planeación financiera de la ciudad para acciones de gird y resiliencia (eje 3), lo cual efectivamente el pru calificó como Muy Bajo, con un 0.315, en una escala cuyo valor máximo es 1.000.
En cuanto al eje 4, “Desafío y desarrollo urbano”, fue calificado como Muy Alta por el pru; en contraste, en la investigación se observó la duplicidad, inoperatividad y desaparición de planes sectoriales de la ciudad, aunadas al crecimiento anárquico de la ciudad y el consecuente desabasto de servicios y equipamientos, todo lo cual indica discordancia en resultados. El eje 5, “Ambiental”, manifiesta un grado de resiliencia Muy Bajo en cuanto a la identificación, comprensión y utilización de escenarios de riesgo, ya que no se cuenta con un plan de acc ni con un plan de gird. Adicionalmente poco se protegen los ecosistemas, caso visto con el Humedal Málaga, aunque sí se cuenta con un sistema de recolección y disposición final de los residuos sólidos bastante aceptable, pero se destaca que han empeorado los grados de contaminación de aire y no existen correctivos en este aspecto.
Sobre el eje 6, “Capacidad institucional para la Re”, éste se calificó con 0.725, un grado de resiliencia alto. El fundamento colocado consiste en que se ha trabajado en la identificación, prohibición y corrección de nuevas construcciones en zonas de riesgo, así como se han fortalecido las capacidades de los actores. No obstante, se constató cómo los propios funcionarios de pc dicen estar de manos atadas para accionar ante la densificación poblacional en los alrededores de la llamada Presa del Hielo. Además, la ciudad, al no contar con obras de drenajes pluviales y mantenerse las calles sin pavimento, es un área no sólo de posibles inundaciones, sino también de criaderos de enfermedades endémicas, así como bronco-respiratorias.
Por su lado, el eje 7, “Capacidad social para la Re”, se identifica con capacidad de resiliencia alta. Coincide este indicador sólo en cuanto a la información que se hace llegar por medios de comunicación y la actividad de pc en escuelas en cuanto a la capacitación en simulacros, no así en cuanto a la cohesión del tejido social y fortalecimiento de las capacidades de la sociedad. El Eje 8, “Infraestructura”, manifiesta un grado de resiliencia baja, aunque el pru expone que existe una cobertura de alcantarillado de 94% y condiciona el déficit sólo en los asentamientos irregulares, pero en realidad la ciudad en general adolece de cobertura y la que hay tampoco es eficiente.
El análisis del eje 9, “Respuesta adecuada y efectiva”, el pru lo evalúa como alto, lo cual contrasta con la respuesta limitada de las instituciones de primera respuesta y de gird ante la inundación de septiembre de 2016 en la ciudad, inclusive en la de octubre de 2018 en el centro poblado El Pueblito. En cuanto al eje 10, “Recuperación y reconstrucción”, el pru lo evalúa con un 0.501, un grado de resiliencia bajo que coincide con los hallazgos de esta investigación, ya que el Ayuntamiento del Municipio de Durango fue incapaz de suministrar un informe sobre la evaluación de daños.
Áreas de oportunidad visualizadas
En el aspecto positivo hay que decir que Victoria de Durango es una ciudad intermedia con un inmenso potencial para alcanzar la sustentabilidad urbana si existiera continuidad en los planes y proyectos, así como un mayor involucramiento ciudadano.
Para mediados del año 2019, con altibajos, se había avanzado en los siguientes aspectos:
- Tratamiento de todas las aguas residuales.
- Desde 2012 se migró el sistema de alumbrado público a uno de mayor ahorro energético y desde 2018 se está renovando con luminarias led.
- Para solventar la sobreexplotación del acuífero, está en ejecución el proyecto de Agua Futura, por lo que no se requerirá sustraer el agua del subsuelo, el cual en dos años se regenerará y, por ende, se tendría una cuantiosa reserva de agua, lo que sería una condición favorable para la acc.
- Existencia de una incipiente industria de sistemas de las energías renovables.
- El sistema de recolección de desechos tiene una cobertura en casi 100% de la ciudad. Existen celdas suficientes y éstas tienen planta de tratamiento de lixiviados, además de una planta generadora de energía eléctrica por biogás; sólo falta completar la fase del programa de separación y generar proyectos para la concientización ciudadana.
Por lo tanto, será necesario avanzar en cuanto a la movilidad sustentable y sobre el control de emisiones, ya que existen muchos altibajos. Para ello se precisa aprovechar la topografía de la ciudad, la cual favorece la masificación del sistema de transporte público colectivo, el uso de la bicicleta y el incentivo de desplazamientos a pie.
Además de lo anterior, las estrategias para controlar la contaminación de aire son intermitentes, ya que no hay control de las emisiones. El proyecto para mitigar las fuentes fijas relacionadas con las ladrilleras no se ha continuado. Hay letargo con la legislación de control de la emisión de gases de las fuentes móviles; al final se da prioridad a los vehículos.
Sobre la trd y la producción y la ttl, en el marco de las agendas de gird y la acc, existe dispersión de esfuerzos, las respuestas son reactivas más que preventivas y, al no integrar la variable riesgo a la planificación urbana, se ha multiplicado la vulnerabilidad en la ciudad, cuyo escenario aumenta los riesgos por inundación. Con relación a las sequías, al atender el tema de suministro de agua con el proyecto Agua Futura, se avanzaría en la adaptación contra esa amenaza.
Conclusiones
Los efectos de las lluvias torrenciales de septiembre de 2016 dejaron un saldo de cinco muertos y pérdidas millonarias y mostraron crudamente la vulnerabilidad de la arquitectura institucional, así como de la infraestructura física y social de la ciudad. Quedó en evidencia que, a mayor vulnerabilidad, mayor riesgo. En el caso de Victoria de Durango, se concluye que las inundaciones en la ciudad pueden ser controladas y las sequías podrían ser el mayor obstáculo para el desarrollo de la ciudad y del estado de Durango. El atenuante de mayor peso tiene que ver con asegurar el abasto de agua y la calidad del vital líquido, por la existencia de contaminación de flúor y arsénico de los mantos en esta región.
El atlas de riesgos es un instrumento para apuntalar la regulación urbana; no obstante, falta concretar la manera para hacerlo vinculante a la ejecutoria de propuestas de obras prioritarias con presupuestos y cronogramas. Además, en su actualización se debe incluir la evidencia histórica de eventos. Si no existe un catálogo público de estos eventos, al tener periodos de recurrencia largos, suele perderse de la memoria colectiva.
Las obras de reducción y mitigación de riesgos saltan a relucir como medidas reactivas cuando ocurre el desastre y se activan mecanismos para la respuesta, rehabilitación y reconstrucción en la etapa ex post. Desafortunadamente, no se hace la inversión ex ante.
La sustentabilidad, el cc, la gird y la resiliencia son temas transversales e interdependientes, el impacto de las catástrofes socionaturales sobre territorios cada vez más expuestos físicamente, con una población en su mayoría desprovista de preparación e instancias de gobierno que han demostrado poca resiliencia. Vista la incapacidad para sobrellevar los efectos de dichas catástrofes, que confirman la falta de acc frente a la ec, se requiere coordinación de los tres niveles de gobierno para evitar contradicciones, vacíos y pérdida de recursos.
Los duranguenses valoran su ciudad como segura ante eventos adversos hidrometeorológicos. En efecto, existen elementos técnicos para afirmar que ciertamente esa apreciación es posible por la protección geográfica de la Sierra Madre Occidental ante huracanes provenientes del Océano Pacífico, por lo que, si se construye y adecúa el sistema de drenajes, esto permitiría que la ciudad ganara en seguridad en cuanto al riesgo de inundaciones. Otro elemento valorativo se refiere a la inexistencia de riesgos geológicos, ya que en esta región no tiembla y no existen volcanes. Habría que agregar que, de culminarse le proyecto Agua Futura, existiría la tranquilidad de abasto de agua como otro aliciente en la conformación de la seguridad de la ciudad ante el cc.
Pero esta percepción baja de riesgo es preocupante en cuanto a la banalización que se hace con relación al impacto que pueden generar las amenazas a las que están expuestos los duranguenses y en cuanto al grado de destrucción real por la alta vulnerabilidad existente en el sitio. Desafortunadamente, por ser esporádicos los eventos destructivos, éstos se olvidan y no se toman medidas de prevención y protección financiera. Ante la incertidumbre se posponen las acciones y se atienden preferentemente necesidades materiales de primer orden, tales como educación, salud, vestido o techo.
Figura 3. >Expansión urbana de Victoria de Durango. Grado de marginación versus zonas definidas con mayor riesgo de inundación, aledañas a la Acequia Grande y áreas de topografía plana sin sistema de recolección de aguas pluviales
En la ciudad de Durango no siempre los asentamientos autoconstruidos o aquellos con mayores carencias arquitectónicas en sus viviendas y en el ámbito urbano son necesariamente los más vulnerables. Destaca que el problema de las inundaciones en esta ciudad tiene que ver con la ineficiencia o inexistencia de drenajes pluviales, combinada con la topografía plana y un alto porcentaje de calles aun de terracería (figura 12). El caso de la infraestructura de la Acequia Grande, que recorre uno de los principales bulevares de la ciudad, Dolores del Río, requiere adecuación para la prevención de inundaciones en la ciudad, debido a que el actual entubamiento no soporta lluvias mayores 100 mm/día, y, obviamente, se requiere la separación de los drenajes pluviales de los sanitarios.
Los pequeños progresos en Durango plantean retos tales como una mayor voluntad política y la demanda ciudadana. Sin duda la localización estratégica, su geografía física y su historia permiten exponer que esta ciudad posee ventajas para ser sustentable. En este sentido, requiere que su institucionalidad y sociedad salgan del rezago para consolidar una ciudad segura frente al cc. Los resultados exponen que existen potencialidades y fuentes de aprovechamiento natural invaluables, pero también se encontraron amenazas y debilidades. Sin planes, ni visión, ni estrategia, no existen posibilidades para que la ciudad alcance la sustentabilidad, se haga resiliente y sea segura ante los mayores riesgos que tiene: las inundaciones y las sequías. Durango no podrá acceder a financiamiento escondiendo planes sectoriales de servicios, ocultando información, irrespetando las normas y planes publicados, desestimando la opinión ciudadana y postergando las obras estructurales necesarias.
Como se ha dicho, la exposición física es uno de los factores de la vulnerabilidad construida, cuyo peso en la ecuación de riesgo se puede reducir con planificación y control urbano; por ello, se requiere incluir la variable riesgo en los planes urbanos. En el caso de Durango, como en cualquier ciudad de América Latina, se propone, según la tabla 3 y la figura 13, acoplar la Dirección de Desarrollo Urbano del Municipio5 para que ejecute un plan estratégico, ciudad segura frente al cambio climático, de acuerdo con el siguiente estatus de avance, y con tres escenarios a corto, mediano y largo plazo:
Figura 2. Inclusión de la variable riesgo en la planeación urbana: acoplamiento de planes existentes y elaboración de los necesarios para consolidar un plan estratégico de ciudad segura frente al cambio climático
Para el control del riesgo climático: trd (identifico, prevengo y reduzco): acc + rrd | Para la mitigación del cc: producción y ttl:aprovechamiento de las energías, control de la contaminación y reducción emisiones |
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En la figura 4 se muestran escenarios al trabajar en el desarrollo sustentable con enfoque de riesgos, enlazar agendas sobre la gird, mitigación y acc, para construir el plan estratégico de la ciudad con nuevos programas y planes necesarios más los que requieren actualización, así como la integración de los que correspondan. En este sentido, se consolida el plan con año horizonte para su ejecución a corto, mediano y largo plazo.
Figura 4. Escenarios propuestos en el año 2019 para consolidar el plan estratégico de ciudad segura ante el cc
Con las potencialidades vistas en este trabajo, una ciudad intermedia como Victoria de Durango tiene, en el mediano plazo, posibilidades reales de ser sustentable y convertirse en una ciudad segura frente a la ec. Sin embargo, este centro urbano requiere la institucionalización de políticas que permitan dar continuidad a cambios estructurales. Por tanto, se requiere que la ciudadanía se involucre más en los temas que atañen a todos por igual. Más allá de este estudio de caso, la ética ambiental nos toca e involucra a todos. Es cierto que aún no es accesible para la economía de gran parte de las personas acceder a todo el abanico de posibilidades para ayudar con el tema de la conservación ambiental y reducir la contaminación. No obstante, es también innegable que la mayoría de las acciones son libres de costos y tan sólo se requiere de cultura y conciencia ciudadana. En ambas situaciones, el papel del Estado debe estar direccionado a crear normativas, lineamientos e incentivos.
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