Abejas albañiles mexicanas, Osmia azteca Cresson

https://doi.org/10.52501/cc.126


Carmen Estela Rugarcía Cantú


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Abejas albañiles mexicanas, Osmia azteca Cresson

Carmen Estela Rugarcía Cantú

El género Osmia es considerado como un polinizador eficiente y manejable de especies frutales, en especial manzanas, peras, ciruelas, frambuesas y fresas. Las hembras no son agresivas y pueden ser manejadas con seguridad por los cultivadores o los apicultores (Wasielewski et al., 2011). Estas especies polinizadoras, que han sido comercialmente desarrolladas e implementadas en algunos países, complementan el trabajo de las abejas domésticas; Sedivy y Dorn (2014) consideran a cuatro especies de Osmia como más intensamente estudiadas y gestionadas con éxito:

  1. Osmia cornifrons en Asia Oriental, utilizada en Japón desde los años cuarenta. En la actualidad esta especie se utiliza para polinizar más de 75% de los huertos de manzanos.
  2. Osmia lignaria como nativa de Norteamérica, desarrollada desde mediados de los años setenta. La utilización de O. lignaria se ha enfocado principalmente para la polinización de la manzana (Torchio, 1976), almendras (Torchio, 1981a; 1981b) y cereza (Bosch y Kemp, 1999).
  3. Osmia cornuta utilizada a partir de los ochenta, cuando una población se introdujo en los Estados Unidos, y más tarde se continuó en especial en España como polinizadora de huertos, enfocándose principalmente a la polinización de almendros.
  4. Osmia bicornis, también originaria de Europa, fue desarrollada igualmente a mediados de los ochenta como polinizador de cultivos como las fresas y de semillas oleaginosas.

En México la abeja nativa Osmia azteca Cresson está presente en Chiapas, Ciudad de México, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Sonora y Zacatecas.

Osmia azteca es una especie nativa de abejas solitarias, es decir, cada hembra construye su propio nido y puede hacerlo en entornos urbanos y silvestres. Por lo general utilizan agujeros preestablecidos de paredes de adobe, troncos de árboles, huecos en ladrillos y nidos artificiales (figura 12), y a diferencia de otras especies de abejas solitarias que construyen nidos en el suelo, la abeja Osmia azteca siempre buscará lugares elevados para establecerse.

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Es una especie univoltina, lo que significa que tienen una sola generación al año. Las abejas inician su nacimiento alrededor de la segunda semana de septiembre. Tanto las hembras como los machos tienen pelos plumosos color marrón claro, poseen mandíbula tridentada, así como tres ocelos y dos ojos compuestos (figura 13). En promedio las hembras miden aproximadamente de 12 a 15 mm y los machos de nueve a 12 mm.

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Por lo general los nidos están en agregaciones; nacen primero los machos, los cuales buscan refugio en algunos árboles cercanos al área de anidación formando una pequeña zona de concentración para esperar y competir por aparearse con las hembras que nacerán algunos días después (figura 14). También es posible que busquen aparearse en el interior del nido antes de emerger. Los machos de esta especie, a diferencia de la abeja Apis mellifera, pueden fecundar a varias hembras, porque no mueren después de aparearse.

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Entre la primera y la segunda semana de octubre las hembras, que representan un promedio de 9 a 15% del total de abejas que nacieron en la temporada, regresan a la misma zona de su nacimiento para iniciar la construcción de los nuevos nidos en los que se desarrollará la generación del siguiente año. Cada hembra puede construir entre tres y cinco nidos por temporada, con un promedio de nueve crías por nido.

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Para el aprovisionamiento de sus nidos utilizan polen transportado en su abdomen o escopa y utilizan también material vegetal, para el cual recortan y muelen hojas que transportan con las mandíbulas. Cada abeja selecciona, limpia y protege su nido (figura 16A), sobre todo en los primeros días de anidación, cuando hay mayor competencia en la búsqueda de los mejores nidos.

Esta especie es sensible a las bajas temperaturas, por lo que trabajan en los días más cálidos y soleados alrededor de nueve a 10 horas por día, y en los días fríos o lluviosos menos tiempo o incluso se quedan en su nido. Se ha documentado también que tienen descanso nocturno (https://rentmasonbees.com/video-where-do-mason-bees-sleep-at-night/).

El desarrollo de los nidos de O. azteca, por su naturaleza solitaria, es amenazado por especies que algunos investigadores como Krunic et al. (2005) denominan fauna acompañante. Para esta especie de abeja los principales componentes de la fauna acompañante (figura 17) son la avispa Monodontomerus obscurus y como fauna parásita la mosca Anthrax anthrax Schrank (Diptera: Bombyliidae). La mosca es oportunista y ronda los nidos para depositar su huevo cuando las abejas se encuentran en actividades de pecoreo y la cría de la mosca ocupará uno o más espacios en un nido, sustituyendo a la cría de la abeja para emerger en sincronía con las abejas.

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Las abejas O. azteca, si bien visitan una variedad de flores en su pecoreo, son especialistas en referencia a la familia debido a que solo utilizan polen de Asteraceae para el suministro y construcción de sus nidos. Sin embargo, actualmente los impactos ambientales generados por la urbanización y el cambio de uso de suelo disminuyen sus fuentes de alimento y de anidación, factores que en primera instancia ocasionan retraso en la construcción de los nidos y sellado incompleto de los mismos, lo cual incide al final, afectando la población de estas abejas. Por ello el uso de esta especie en cultivos puede ayudar en la conservación de la especie y la biodiversidad de flora silvestre nativa.