IX. Impacto de la pandemia en el sistema educativo mexicano: desafíos y brechas para la equidad educativa

https://doi.org/10.52501/cc.197.09


Verónica Cruz-Morales


Jaime Alejandro Guevara-Valdez


Guadalupe Benavides-Ojeda

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IX. Impacto de la pandemia en el sistema educativo mexicano: desafíos y brechas para la equidad educativa

Verónica Cruz-Morales*
Jaime Alejandro Guevara-Valdez**
Guadalupe Benavides-Ojeda***



DOI: https://doi.org/10.52501/cc.197.09





Resumen

El sistema educativo mexicano atiende a más de 54 millones de estudiantes en diversos niveles y modalidades. Este estudio busca identificar los efectos perjudiciales y las disparidades educativas enfocándose en la transición al aprendizaje a distancia, la brecha digital, las repercusiones en el aprendizaje y en el desarrollo socioemocional de los estudiantes y los desafíos para lograr la equidad educativa. Se utilizó una metodología mixta que incluyó la revisión documental, la etnografía educativa con encuestas y entrevistas a docentes de educación básica, media y superior. Los datos muestran aumentos en el rezago escolar y en el abandono educativo, así como una disminución del interés en programas relacionados con el ambiente y la salud. Se identificaron desafíos asociados con la transición al aprendizaje a distancia y la brecha digital, los cuales han impactado negativamente el proceso de aprendizaje y el desarrollo socioemocional de los estudiantes. De esto se desprende la necesidad de mejorar procesos de enseñanza-aprendizaje y la urgencia de adaptar políticas educativas a las nuevas realidades que impuso la pandemia por covid-19. Se concluye la urgente necesidad de unir esfuerzos para garantizar la equidad en el acceso a la educación en México. Es fundamental abordar las disparidades educativas y desarrollar estrategias efectivas para superar los desafíos planteados por la pandemia. La colaboración entre docentes, instituciones educativas y políticas públicas desempeña un papel esencial en la mejora del bienestar general y en la construcción de un sistema educativo inclusivo y resiliente ante futuras adversidades.


Palabras clave: desafíos educativos, colaboración educativa, mejoras en la enseñanza, tecnologías para la educación, innovación para la educación.



Introducción

La pandemia de covid-19 dejó una profunda marca en el sistema educativo global, forzando una rápida transición hacia el aprendizaje a distancia. En el caso de México, esta transición expuso desafíos significativos, con la brecha digital emergiendo como uno de los más notables, exacerbando las disparidades educativas y dañando el desarrollo socioemocional y afectando de manera drástica la experiencia y el proceso de aprendizaje de los estudiantes (Jaramillo-Baquerizo, 2021). Esta realidad impulsó la necesidad urgente de reevaluar las políticas educativas y fomentar la equidad en el acceso a la educación.

La migración abrupta hacia el aprendizaje a distancia, impulsada por la pandemia, resaltó la importancia de la tecnología en la educación. Sin embargo, la brecha digital se hizo evidente, ya que no todos los alumnos tenían un acceso equitativo a dispositivos y conectividad confiable. Esta desigualdad en el acceso tecnológico generó una división entre aquellos que podían participar activamente en la educación en línea y aquellos que enfrentaban obstáculos para hacerlo (Ramírez-Montoya, 2020). Esto, a su vez, profundizó las inequidades educativas existentes.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (onu), el cierre de instituciones educativas consternó a 94% de la población estudiantil a nivel mundial, es decir, hubo repercusiones en 1.58 mil millones de estudiantes. Este cierre afectó aún más a naciones con recursos limitados, impactando la disparidad de accesos especialmente a estudiantes de comunidades vulnerables o ya marginadas (onu, 2020, p. 5).

Aunque algunos países monitorean las modalidades reales de educación a distancia, la cobertura es variable. En la figura 1 se puede observar, de acuerdo con la onu (2020, p. 6), que en naciones de ingresos altos la cobertura de educación en línea alcanza entre 80 y 85%, mientras que en países de ingresos bajos desciende a menos de 50%. Esta brecha se debe en gran parte a la disparidad digital, ya que las comunidades desfavorecidas cuentan con un acceso limitado a servicios esenciales como la electricidad, tienen una infraestructura tecnológica insuficiente y bajos niveles de alfabetización digital entre estudiantes, padres y docentes.

Figura 1. Acceso a internet por países como causa que afectó a estudiantes por el cierre escolar debido a la pandemia por covid-19

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Además, un estudio reciente de la unicef en 71 países revela que menos de la mitad de la población tiene acceso a internet, presentando notables desigualdades internas. La disponibilidad de televisión y radio tampoco es uniforme, lo que genera una brecha entre las áreas urbanas y rurales (onu, 2020, p. 14). En este sentido, en la figura 1 se muestra un mapa que ilustra la accesibilidad a internet de habitantes por país. Es relevante mencionar que el acceso a internet requiere una infraestructura robusta que dificulta que toda la población pueda tener acceso a este servicio. Incluso países desarrollados tienen una brecha poblacional hasta de 18% que no puede acceder al servicio. Países de todas las regiones presentan rezagos para el acceso a internet. En cambio, los países escandinavos, junto con Gran Bretaña, tienen los porcentajes más altos de acceso al servicio (93%). En el caso particular de México, el acceso a internet representa 45% de la población total, la cual tiene un incremento anual de 1.27% y 2.1% de nuevos usuarios por año (Internet Live Stats, 2016).

Por otro lado, la división que atiende el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, señala que la capacidad de responder al cierre de escuelas cambia drásticamente conforme al nivel de desarrollo de los países. Por ejemplo, durante el segundo trimestre de 2020, el 86% de los niños en educación primaria no asistió a la escuela en países con bajo desarrollo humano, en comparación con sólo 20% en países con un desarrollo humano muy alto (undp, 2020).

En el contexto mexicano, debido al cierre de las instituciones educativas, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi) realizó un estudio en 2021 que reveló que alrededor de 740 000 estudiantes mexicanos, de tres a 29 años de edad, no lograron finalizar el nivel educativo en el que estaban inscritos. Sorprendentemente, tan sólo 3% de éstos mencionó que las razones de este fenómeno no tuvieron que ver con los efectos de la pandemia (Carro Olvera y Lima Gutiérrez, 2022).

En este contexto, la falta de acceso a recursos tecnológicos y un entorno poco propicio para el aprendizaje orilló a algunos estudiantes a desconectarse del sistema educativo. Esto no sólo tendrá implicaciones inmediatas en su progreso académico, sino también en sus perspectivas futuras y en sus oportunidades laborales.

El aprendizaje a distancia también presentó desafíos adicionales en el proceso de enseñanza-aprendizaje. La falta de interacción directa con profesores y compañeros pudo disminuir la motivación y la participación de los estudiantes, como concluye Ramírez-Montoya, (2020). Además, la ausencia de un entorno escolar físico podría haber impactado negativamente en el desarrollo socioemocional de los alumnos, limitando sus oportunidades de interacción social, colaboración y desarrollo de habilidades emocionales. Por otro lado, un estudio en México reveló que las principales problemáticas a las que se enfrentaron los profesores estuvieron relacionadas con situaciones logísticas (43.3%), tecnológicas (39.7%), pedagógicas (35.2%) y socioafectivas (14.9%) (Ramírez-Montoya, 2020, p. 100).

Según las proyecciones proporcionadas por el Banco Mundial, en México la pandemia provocó un retroceso educativo equivalente a dos años de escolaridad. Previamente al brote de la pandemia, los ciudadanos mexicanos solían adquirir conocimientos que se alineaban con el nivel educativo correspondiente al tercer año de secundaria. En la actualidad, el nivel de conocimiento alcanzado apenas llega al equivalente del primer año de secundaria (imco, 2021).

Por otro lado, en nuestra investigación los datos muestran una disminución del interés por programas educativos relacionados con el medio ambiente y la salud. Esto podría atribuirse a la limitada interacción de profesores y alumnos, así como a la dificultad de replicar experiencias prácticas en un entorno virtual. Estos cambios en las preferencias educativas podrían haber tenido efectos a largo plazo en la formación de recursos humanos, en áreas críticas fundamentales para el desarrollo sostenible.

En este contexto, esta investigación pretendió identificar los efectos y los desafíos que contrajo la pandemia por covid-19 en la educación mexicana, que se encuentra en transición hacia el uso de las tecnologías para la mejora educativa en los diversos niveles y modalidades, cuando millones de estudiantes sufren los efectos de la brecha digital y enfrentan los desafíos de la inclusión social.

Brecha digital y desigualdad como impactos develados por la pandemia

La educación en México ha sido un tema recurrente en las disputas políticas de diferentes gobiernos a lo largo del tiempo debido a la complejidad de atender a la población multicultural. Se debe considerar que en las tierras de México florece un mosaico de 68 etnias, cada una encarnando su propia historia, lengua y tradiciones arraigadas. Estas etnias representan 10% de la población total del país (Aguillar Edwards, 2014). Estas comunidades resplandecen con sus diferencias lingüísticas, creencias políticas y cosmovisiones religiosas, las cuales también requieren atención del sistema educativo mexicano.

Es innegable que la pandemia de covid-19 tuvo un impacto significativo en el sistema educativo mexicano, generando desafíos y exacerbando las brechas existentes en la equidad educativa. La brecha digital, como un claro ejemplo de esta problemática, se magnificó entre los estudiantes que carecían de acceso a la web y a herramientas digitales debido a cuestiones de geolocalización y a problemas socioeconómicos, lo cual afectó el bienestar y el desarrollo de los alumnos.

No obstante, resulta más sencillo para los estudiantes adquirir con rapidez las destrezas digitales y adaptarse a su uso, que para el cuerpo docente y administrativo lograr una transición igualmente ágil del modelo educativo tradicional a uno basado en tecnologías digitales. Esta dinámica conlleva no sólo un desequilibrio en lo que se refiere a las habilidades que deben ser dominadas, sino también un desafío en el proceso de enseñanza-aprendizaje, donde se entrelazan necesariamente los diversos componentes del sistema educativo (Sánchez Carlos et al., 2020).

Adicionalmente, en el panorama general de los factores que inciden en el abandono escolar, destacan elementos como el cambio de residencia, la merma de motivación, el bajo rendimiento en asignaturas de aprendizaje, el padecimiento de adicciones, la limitación económica, la enfermedad, la carencia de equipamiento e instalaciones escolares adecuadas, la maternidad/paternidad temprana y las responsabilidades conyugales, así como la mayor valoración del trabajo frente al estudio. Se argumenta que estos factores se acentuaron durante la pandemia de covid-19 y revelaron las desventajas que los estudiantes de contextos socioeconómicos y orígenes limitados enfrentan. A su vez, se expusieron las desigualdades a las cuales está expuesta la institución educativa (Alejo López y Estrada Ruiz, 2020).

Por ende, la brecha digital representó uno de los desafíos más importantes. El acceso a internet en las zonas rurales de México a finales de 2018 era muy limitado, con apenas 19% de penetración en las viviendas (Martínez Domínguez, 2020). La falta de acceso a tecnología y conectividad fue evidente para muchos estudiantes. La transición al aprendizaje en línea, previa y durante la pandemia, puso de manifiesto la brecha digital existente en México en diversos contextos y culturas, especialmente en comunidades rurales y de bajos recursos, donde los estudiantes no tenían acceso a dispositivos electrónicos ni a internet. Estas desigualdades se atribuyen a los desafíos geográficos, topográficos y demográficos y al aislamiento que caracteriza a las comunidades rurales al intentar proveer servicios de telecomunicaciones.

Otro impacto importante —agravado antes, durante y después de la pandemia— fue la desigualdad socioeconómica, con fuertes implicaciones para las familias y, por ende, para los estudiantes. Y es que 55.3% de los residentes rurales en 2018 se encontraba en condiciones de pobreza, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) (Martínez Domínguez, 2020). Así, la falta de recursos económicos para adquirir dispositivos electrónicos, las limitaciones de espacio y apoyo en el hogar impactaron negativamente en su aprendizaje y muchos optaron por abandonar la escuela al no poder adaptarse a las clases virtuales (Martínez Domínguez, 2020).

De este contexto, según algunas investigaciones, la disparidad en competencias socioeconómicas podría incrementarse más de 30% debido a los efectos de la pandemia (onu, 2020). De acuerdo con el Banco Mundial, se presentan tres escenarios en relación con la pérdida de aprendizaje: la disminución del nivel promedio de conocimientos entre todos los estudiantes, el ensanchamiento de la brecha en el rendimiento académico debido a los impactos desiguales de la crisis en diversas poblaciones, y el incremento significativo de alumnos con bajo rendimiento debido, en parte, a la oleada de abandonos escolares. Así, el cierre de escuelas podría ocasionar que hasta 25% adicional de estudiantes no alcance el nivel elemental de habilidades necesarias para una participación efectiva y productiva en la sociedad y en su futuro aprendizaje (onu, 2020).

La interrupción de las clases presenciales provocó un aumento en la deserción escolar. Muchos estudiantes no lograron adaptarse al aprendizaje en línea o tuvieron que dejar la escuela para contribuir económicamente al sostenimiento de sus familias. Esto tuvo un impacto negativo en su acceso a la educación y en sus oportunidades futuras. Por ejemplo, en 2020, la Secretaría de Educación Pública estimó la pérdida de estudiantes en 8% para el nivel superior, lo que significaba 320 000 alumnos. Las estimaciones del pnud duplicaban esa cantidad, ubicándola cerca de 630 000 (Schmelkes, 2020). Además, se estima que alrededor de 10% de la matrícula de educación básica (equivalente a cerca de 2.5 millones de alumnos) abandonó sus estudios durante este periodo, según datos de la sep. En particular, aproximadamente 800 000 estudiantes no lograron avanzar de la secundaria al bachillerato durante el ciclo 2020-2021, además de prever que 10% de los alumnos de nivel básico y 8% de nivel superior abandonarían sus estudios debido a la pandemia. Según Roldán (2020), citado por Amauri Gallegos de Dios, (2022), en lugar de una tasa prevista de exclusión educativa de 18% en 2020, las perspectivas sugieren que ésta podría ascender a 22%, lo que supondría un retroceso a niveles similares a los de 2012, marcando prácticamente una década de retroceso en materia educativa.

La transición al aprendizaje en línea generó brechas educativas significativas. No todos los estudiantes tuvieron las mismas oportunidades para acceder a recursos educativos de calidad, recibir apoyo docente o participar en clases virtuales de manera efectiva. Algunos se quedaron rezagados en su aprendizaje debido a la falta de interacción directa con sus maestros y compañeros.

La pandemia también impactó en la salud emocional y en el bienestar de los estudiantes. El aislamiento social, la incertidumbre y el estrés relacionados con la crisis sanitaria afectaron negativamente su bienestar psicológico. Esto podría tener consecuencias en su rendimiento académico y en su desarrollo personal. Por ejemplo, estudios anticiparon que las principales inquietudes de los alumnos giraron en torno de la salud y de la situación económica familiar. Este hecho puede comprenderse dado que en la etapa adolescente la guía y la protección de la familia siguen siendo esenciales. También, la pandemia y el confinamiento trajeron consigo una gama de experiencias y respuestas emocionales adversas que incluyeron incertidumbre, aburrimiento, frustración, angustia, estrés, tristeza, irritabilidad, enojo, dificultades para conciliar el sueño y cambios en los hábitos alimenticios (Esparza Meza et al., 2022).

Asimismo, durante la pandemia de covid-19 se pudo constatar un aumento constante y rápido en los niveles de estrés entre los estudiantes universitarios. Éste se manifiesta junto con sentimientos de soledad y con una percepción de falta de control, lo cual sin duda impacta tanto en el desempeño académico como en la salud mental de los alumnos. Este periodo de la pandemia de covid-19 provocó un notable aumento en el estrés académico y en los trastornos mentales, tales como la depresión y la ansiedad. Investigaciones han concluido que este incremento estuvo influido por diversas fuentes de estrés, tales como el distanciamiento social, la sobrecarga de tareas académicas, las altas expectativas de los docentes y la incertidumbre en cuanto a los recursos económicos disponibles, particularmente en el nivel superior o universitario (Zambrano Bermeo et al., 2023).

Por otro lado, en el caso de los profesores o docentes, la pandemia puso de manifiesto la vulnerabilidad inherente a la profesión, evidenciando el desequilibrio entre vida y trabajo, la carga excesiva de labores y la preocupación constante por el bienestar de los estudiantes, así como por temas de contagio y salud. Adicionalmente, se resalta que las mujeres, los docentes más jóvenes, aquellos que imparten clases en niveles de educación básica y media, los cuidadores y aquellos que presentan síntomas o fueron diagnosticados personal o familiarmente con covid-19, fueron los más susceptibles a enfrentar desafíos de salud mental. A pesar de que únicamente 29.4% de los docentes admitió no haber compartido sus síntomas con nadie, se evidencia un impacto significativo en las relaciones personales (Orrego Tapia, 2022).

Por lo anterior, en los aspectos mencionados se experimentaron los impactos de la pandemia, donde los docentes de los diferentes niveles y modalidades educativas en México demostraron su compromiso por la educación de niños, adolescentes y jóvenes, buscando las formas de estar presentes en sus vidas. La comunicación y la motivación ayudaron a que muchos estudiantes continuaran sus estudios a pesar de las circunstancias y juntos aprendieron a ser resilientes.



Materiales y métodos

Se empleó la metodología de etnografía educativa para llevar a cabo este estudio. Con base en este enfoque se llevaron a cabo encuestas a 570 alumnas de educación secundaria con el propósito de analizar el incremento del rezago escolar tras la pandemia. Estas encuestas se dirigieron a estudiantes de tercero de secundaria que habían solicitado presentar el examen comipems para acceder a la educación media superior en la Ciudad de México.

Asimismo, en relación con la educación superior, se aplicaron encuestas a 500 estudiantes provenientes de distintas licenciaturas de la unidad Santo Tomás del Instituto Politécnico Nacional, también en la Ciudad de México. El enfoque de esta parte del estudio consistió en evaluar el uso de herramientas digitales y el acceso a la educación 4.0. Se tuvo en cuenta la implementación de la educación a distancia mediante tecnologías digitales con el objetivo de generar conocimiento, lo cual tuvo un impacto social significativo.

El instrumento utilizado para recolectar datos fue un cuestionario elaborado en la plataforma digital Google Forms. El cuestionario incluyó una variedad de tipos de preguntas: abiertas, cerradas, de opción múltiple y tipo Likert, distribuidas en cinco secciones:

  1. Datos generales de los participantes.
  2. Evaluación de la infraestructura tecnológica institucional.
  3. Identificación de las herramientas digitales disponibles en el hogar.
  4. Exploración de las competencias tecnológicas tanto de estudiantes como de docentes.
  5. Análisis del uso real de las herramientas digitales.

El alcance de la investigación abarcó un amplio espectro de niveles educativos, ya que se involucraron estudiantes de educación básica, media superior y superior. Para la selección de la muestra se optó por un muestreo voluntario, que, de acuerdo con la explicación de Sánchez et al. (2015), se basa en la voluntad de los individuos de la población para participar en una encuesta o un experimento.

La participación de docentes de diferentes niveles fue esencial para el desarrollo del estudio, puesto que ellos tenían acceso a los medios tecnológicos requeridos para completar el cuestionario y permitieron al investigador realizar observaciones participativas en el contexto de los sujetos de estudio. Esta interacción enriqueció considerablemente la calidad de la investigación.

Cabe señalar que se obtuvo el consentimiento informado por escrito de los participantes, incluyendo el de los estudiantes menores de edad. Además, se contó con el permiso firmado por los padres de familia, garantizando así el uso adecuado y confidencial de los datos generales. Agradecemos sinceramente la colaboración de los participantes en este estudio, a quienes respetamos siempre sus derechos y su privacidad.

La información fue recolectada durante el ciclo 2022-2023. Los estudiantes de secundaria participaron voluntariamente con el consentimiento de sus padres, los estudiantes de educación media y superior hicieron lo mismo.



Resultados

Mediante la utilización de cuestionarios administrados a través de Google Forms se logró conocer las necesidades, los impactos y los desafíos que caracterizan el panorama educativo en México. En un primer análisis se destaca que 96% de las 570 estudiantes de educación secundaria participantes en el estudio afirmaron tener acceso constante a un teléfono celular. En la tabla 1 se muestran de manera general los resultados obtenidos de los temas que se sometieron al cuestionario. Cabe mencionar que en esta tabla los resultados representan a niñas con un promedio de edad de 15 años, alumnos del tercer grado de secundaria.

Tabla 1. Perfil tecnológico y uso de dispositivos entre 570 estudiantes de secundaria

Infraestructura tecnológica institucional

Infraestructura tecnológica en el hogar

Competencias tecnológicas

Tiempo y uso de las herramientas

En secundarias públicas, 92% de los alumnos tiene acceso limitado a la web debido a la compartición de computadoras en salas de cómputo. El 86% accede a internet en estas condiciones.


Los estudiantes de escuelas privadas no comparten equipos.

El 91% dispone de acceso a internet y cuenta con celulares y computadoras para las tareas escolares.

El 84% posee conocimientos básicos de computación.

Los adolescentes destinan la mayor parte de su tiempo en dispositivos móviles para actividades de entretenimiento.

La persistente inquietud en distintos niveles educativos proviene de los indicadores uniformes en cuanto al uso de herramientas digitales, junto con las brechas que subsisten en la adopción tecnológica, como se observa en los datos de la tabla 1. Estas discrepancias se originaron a raíz de una serie de contradicciones que minaron el proceso de aprendizaje de los estudiantes, generadas por un uso inapropiado de las herramientas digitales. Muchos alumnos se vieron afectados debido a la distracción que estas herramientas pueden ocasionar cuando no se cuenta con hábitos de estudio sólidamente establecidos en el entorno familiar y respaldados en el contexto escolar.

Asimismo, los docentes han mostrado una constante preocupación durante la pandemia, dado que numerosos alumnos abandonaron sus estudios por diversas circunstancias. Éstas van desde la carencia de acceso a tecnologías hasta dificultades familiares y problemas socioemocionales, los cuales impactaron negativamente en el proceso de desarrollo y aprendizaje de cada uno de los estudiantes.

En la tabla 2 se describen los temas que se consideraron en el cuestionario que se aplicó a las estudiantes de secundaria en la Ciudad de México. Los cinco apartados describen los datos obtenidos de alumnos del tercer nivel de secundaria. De éstos, 8% no manifestaron una intención de seguir con sus estudios de educación media superior. También destaca que la mayoría de ellos vive en un entorno familiar favorable. Otro punto que hay que destacar es que la infraestructura para el acceso a internet y a computadoras en la escuela en términos generales se puede calificar de intermedio, y en cuanto a este acceso en el hogar la mayoría de las alumnas manifiesta que el acceso y la conexión a internet son buenos, que tienen los dispositivos necesarios para realizar sus tareas y sus trabajos escolares, y que sus conocimientos en cuanto al uso de los dispositivos también son buenos (véase tabla 2). De estos datos destaca que la mayoría de los estudiantes de secundaria de tercer grado tiene acceso a un celular y que destina demasiado tiempo usando este dispositivo, que si bien puede ser una herramienta para apoyar su educación, tiene muchas probabilidades de destinarse a interactuar en redes sociales y a otras distracciones.

Las adolescentes indicaron que poseen habilidades en algunas aplicaciones como Facebook, WhatsApp, Instagram, Classroom, Twitter, YouTube y TikTok, principalmente para entretenimiento y redes sociales. También han utilizado herramientas como Google Meet para tomar clases virtuales, que aprendieron durante la pandemia. Además, mencionaron el uso de Google para búsquedas y Pinterest y otras herramientas para prepararse para el examen de ingreso a educación media superior.

Tabla 2. Información recabada del instrumento de investigación aplicado a estudiantes de nivel secundaria en la Ciudad de México

Apartado de la encuesta

Ítem

Dato obtenido

Datos generales

Nivel educativo

Secundaria 92%

Sexo

Femeninas

Edad

15 años

Participantes

570

Vive con ambos padres

89%

Concursa a media superior

92%

Infraestructura tecnológica institucional

Acceso a internet en la escuela

86%

Sala de cómputo con acceso a internet

70%

Las computadoras se comparten

90%

Las aulas cuentan con dispositivos de proyección

5%

Las computadoras se encuentran en buen estado

50%

Infraestructura tecnológica en el hogar

Cuentan con servicio de internet en casa

95%

La calidad del servicio de internet es buena

72%

La velocidad de internet permite trabajar sin problema

68%

Los alumnos cuentan con dispositivos tecnológicos

92%

Los alumnos realizan tareas haciendo uso de herramientas digitales

95%

Competencias en el uso de herramientas digitales

Los alumnos cuentan con conceptos básicos de computación

55%

Los alumnos manejan los elementos básicos de la computadora

64%

Los alumnos tienen la capacidad de manejar las herramientas principales

95%

El alumno tiene el conocimiento acerca de cómo proteger su información

56%

El alumno tiene un buen uso de la red y de la información que busca

49%

El alumno tiene interés en su capacitación digital

83%

Dispositivos

Uso

Tiempo (horas y porcentaje)

Teléfono móvil

Entretenimiento, aplicaciones y tareas

10 horas o más al día (96%)

Lap top

Tareas, videos, investigaciones

De 3 a 6 horas (52%)

Computadora de escritorio

Tareas e investigaciones

De 3 a 6 horas (28%)

Tablet

Dibujos, videos, aplicaciones

De 2 a 5 horas (31%)

Sin embargo, no todos los estudiantes aprovechan las oportunidades ofrecidas por escuelas urbanas que cuentan con infraestructura tecnológica, debido a diversos acontecimientos en sus vidas, malos hábitos de estudio, conductas propias de la adolescencia, problemas familiares, entre otros. Esto se refleja en las estadísticas del rezago escolar. Aquellos que carecen de oportunidades de acceso a la información forman parte de la brecha digital y quedan excluidos de la comunidad global.

Por otro lado, las entrevistas realizadas a estudiantes de educación superior que se sometieron a cursos extracurriculares para preparar exámenes de selección de carreras profesionales revelaron desafíos significativos. Muchos no cumplen con el perfil académico requerido y presentan deficiencias que se originan en la educación elemental. Además, enfrentan la brecha digital, ya que usan la tecnología principalmente para redes sociales y entretenimiento, lo que afecta su progreso académico.

La muestra seleccionada constó de 500 estudiantes de primer semestre de carreras profesionales en la unidad Santo Tomás del Instituto Politécnico Nacional. Estas carreras incluyeron mercadotecnia digital, negocios internacionales, contaduría pública y comercio internacional. Los participantes, estudiantes del turno vespertino, accedieron de manera voluntaria y proporcionaron información sobre los aspectos mencionados a través de 50 ítems distribuidos en cinco secciones con respuestas tipo Likert. Esta información se analizó para comprender sus opiniones y sus impresiones sobre los desafíos educativos que enfrentan.

Figura 2. Rango de edades

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Los gráficos presentan los porcentajes fiables de acuerdo con el cuestionario aplicado a los jóvenes de educación superior. Los jóvenes de los primeros semestres, comprometidos con sus carreras profesionales, buscan alternativas para la mejora de sus competencias en el uso de las herramientas digitales. En el mismo porcentaje dependen de los recursos financieros de sus padres. Ahora bien, en la figura 2, la mayoría de los alumnos de nivel superior que respondieron la encuesta de manera voluntaria son del rango de edad entre los 17 y 19 años.

En la figura 3 se muestra que la participación de la mujer en la educación superior está superando el porcentaje de la participación de los varones en las áreas de ciencias sociales.

Figura 3. Sexo

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La figura 4 muestra que los jóvenes que asisten a la universidad, trasladándose desde muy lejos de la Ciudad de México, tienen el interés de continuar con sus estudios; el mismo porcentaje presenta un impacto significativo en la brecha digital, pues no cuenta con acceso a la web y sus recursos económicos son insuficientes para enfrentar los requerimientos en la universidad y en el hogar.

Figura 4. ¿Vive en Ciudad de México o en zona metropolitana y requiere trasladarse desde municipios conurbados o más alejados?

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Ahora bien, la figura 5 muestra que los estudiantes universitarios, en su mayoría, cuentan con herramientas tecnológicas que los ayudan en sus avances académicos, aunque en la observación participante se detectó que el mayor tiempo que ocupan el celular es para el entretenimiento en las redes sociales. Por ser grupos de 40 a 50 alumnos en las aulas, la escasa atención en los aspectos académicos tiene que ver con la distracción de las aplicaciones que manejan los estudiantes, como WhatsApp, Instagram, YouTube, Google, Facebook, TikTok, Snapchat y Twitter. Para las investigaciones académicas cerca de 30% recurre a repositorios científicos, lo que indica un bajo nivel en procesos de investigación. Esto se incrementa conforme se avanza en los estudios de pregrado con el acompañamiento del cuerpo académico.

Figura 5. Proporción de herramientas tecnológicas con las que cuentan los estudiantes de nivel superior

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En otro aspecto, se proporcionó información acerca de la infraestructura tecnológica tanto en la universidad como en los hogares de los participantes, con el fin de llevar a cabo un análisis de la brecha digital. Tomando en cuenta el prestigio de esta universidad como una de las mejores del país, se esperaría que disponga de los recursos presupuestarios necesarios para mejorar su infraestructura tecnológica, lo que a su vez redundaría en una mejora de su oferta académica. Mientras tanto, en los hogares de los estudiantes se están realizando esfuerzos para adquirir las herramientas tecnológicas necesarias que beneficien su proceso educativo (véase figura 5).

Por otro lado, un aspecto que sobresale de la infraestructura de la Escuela Superior de Comercio y Administración es el buen estado de los equipos en las aulas de cómputo y de los equipos para proyectar a una pantalla desde una laptop o una computadora. Estas herramientas apoyan los estudios de los alumnos tanto en el aula como en sus tiempos para acceder a computadoras y realizar trabajos y tareas.

La tabla 3 muestra que existe mayor infraestructura tecnológica institucional y que no se comparten computadoras. Las visitas a la sala de cómputo son programadas, una vez cada mes por grupo, debido al exceso de estudiantes en el Instituto Politécnico Nacional.

Tabla 3. Infraestructura tecnológica institucional universitaria

Acceso a internet en diferentes áreas de la universidad

90%

Sala de cómputo con acceso a internet

95%

Las computadoras se comparten

0%

Las aulas cuentan con dispositivos de proyección

95%

Las computadoras se encuentran en buen estado

95%

Un aspecto esencial para la ejecución de trabajos, tareas e investigaciones a nivel superior es el acceso a internet. En este sentido, en contraste con los resultados de la encuesta del nivel secundario, se evidencia un incremento de 20 puntos porcentuales tanto en la calidad del servicio como en la velocidad de acceso (véase tabla 4).

Tabla 4. Infraestructura tecnológica en el hogar

Los alumnos cuentan con servicio de internet en casa

95%

La calidad del servicio de internet es buena

92%

La velocidad de internet permite trabajar sin problema

88%

Los estudiantes cuentan con dispositivos tecnológicos

95%

Los estudiantes realizan investigaciones haciendo uso de herramientas digitales

95%

Conforme se avanza en los niveles educativos, el acceso a la información debe mejorar y en el hogar los encuestados afirman tener ese acceso porque la mayoría radica en la zona metropolitana de la Ciudad de México.

En cuanto a las competencias en el uso de herramientas digitales, aunque la mayoría de los alumnos de nivel superior sostienen que saben buscar y analizar información científica en la web, eso no implica que consulten la información en los repositorios a los cuales está suscrita la institución (véase tabla 5).

Tabla 5. Competencias en el uso de herramientas digitales

Los estudiantes tienen conocimientos de computación

85%

Los estudiantes saben usar plataformas académicas

94%

Los estudiantes saben usar diversas aplicaciones para la resolución de actividades, investigaciones y exámenes

95%

Los estudiantes conocen el uso de los repositorios institucionales

36%

Los estudiantes saben buscar y analizar información científica en la web

89%

El estudiante tiene interés de su capacitación digital

97%

En este sentido, los alumnos cuentan con conocimientos de computación que han adquirido durante su tránsito por los niveles educativos; a pesar de que son de ciencias sociales y no de ingenierías, buscan capacitarse en las herramientas digitales.

Tras el celular, el dispositivo más utilizado con mayor frecuencia entre los estudiantes de nivel superior es la laptop (véase tabla 6). En este dispositivo llevan a cabo diversas actividades, como la elaboración de trabajos, tareas e investigaciones. En específico, emplean la laptop para crear presentaciones y trabajos en formato de manuscritos, video o voz. En algunos casos, los trabajos pueden comenzar en el celular y luego continuar y finalizar en la laptop, donde se realizan las ediciones necesarias para presentar sus proyectos y sus investigaciones de manera más completa y refinada.

De acuerdo con la tabla 6 el teléfono inteligente es manejado de manera común por los estudiantes de los diferentes niveles y utilizado para acceder a las redes sociales y para resolver cuestiones académicas.

Tabla 6. Dispositivos, usos y tiempos

Dispositivos

Uso

Tiempo (horas y porcentaje)

Teléfono móvil

Entretenimiento, aplicaciones y redes sociales

Más de 8 horas al día (96%)

Lap top

Trabajos académicos, videos, investigaciones

Entre 5 y 8 horas (82%)

Computadora de escritorio

Tareas e investigaciones

Entre 3 y 6 horas (38%)

iPad

Dibujos, videos, aplicaciones

Entre 3 y 5 horas (59%)

Un aspecto interesante de esta investigación es que evidenció la necesidad de la capacitación, tanto a estudiantes como a docentes, en herramientas digitales. Estas capacitaciones son vistas, desde los estudiantes, necesarias para ellos, para perfeccionar sus habilidades digitales, y para los docentes, para explotarlas en los salones de clase y para la realización y la entrega de tareas y trabajos (ver tabla 7).

Tabla 7. Educación digital

Mayor capacitación para el uso de herramientas digitales por estudiantes y docentes

98%

Clases dinámicas con actividades lúdicas para la toma de conciencia sobre el cuidado del ambiente y la mejor convivencia con los pares

90%

Mayores oportunidades a estudiantes foráneos para abatir el rezago y la brecha digital

97%

Investigaciones científicas dentro y fuera de la universidad, con impacto en la sustentabilidad

90%

Se observa una preocupación predominante entre los estudiantes de nivel superior en relación con temáticas centradas tanto en aspectos ambientales como en cuestiones de sustentabilidad. Los alumnos perciben que estos dos campos emergentes son esenciales para su desarrollo académico y para abordar desafíos y cuestiones profesionales en el futuro.

Las tablas anteriores detallan los hallazgos de nuestro estudio, con la apariencia de que, al estar en un contexto urbano, se cree que todos los estudiantes tienen acceso a las herramientas digitales, por lo que podría pensarse que no hay brecha digital; sin embargo, no todos los estudiantes cuentan con posibilidades económicas para hacer frente a los requerimientos de cada nivel educativo por lo cual muchos de ellos se ven forzados a dejar los estudios.



Discusión

De acuerdo con lo hallado en esta investigación, la innovación, las inteligencias artificiales y la educación virtual llegaron para quedarse y por ello tanto los docentes como el estudiantado de todos los niveles educativos deben asistir a este conglomerado de procesos de aprendizajes para pertenecer a la sociedad del conocimiento, no sólo como consumidores sino también como productores de saberes globales.

Por lo anterior, conforme a las propuestas solicitadas, en orden de importancia, destacan: acceso a recursos digitales, información sobre el uso de tecnologías en educación, optimización de procesos institucionales, apoyo pedagógico, asesoramiento técnico y acceso a recursos tecnológicos institucionales (Ramírez-Montoya, 2020), para hacer frente tanto al rezago escolar como a la brecha digital existente en Latinoamérica.

Frente a estos desafíos se vuelve imperativo ajustar las políticas educativas a las nuevas circunstancias generadas por la pandemia. La colaboración entre docentes, instituciones educativas y políticas públicas desempeña un papel esencial en la búsqueda de soluciones efectivas. En este sentido, es fundamental diseñar estrategias que aborden la brecha digital, garantizando un acceso equitativo a recursos tecnológicos y ofreciendo capacitación en tecnología tanto para estudiantes como para profesores.

Asimismo, el fomento a la educación ambiental busca cultivar en cada estudiante la conciencia y los conocimientos necesarios para generar impacto desde lo local hasta lo global. Es esencial reconocer la carencia de figuras educativas con el perfil adecuado capaces de liderar proyectos sustentables en las instituciones educativas (Adame Morelos, 2020).

Por lo anterior, se detectaron diversos contrastes en los niveles educativos observados: tanto maestros comprometidos como maestros sin vocación y sin perfil para sustentar la enseñanza de jóvenes mexicanos que tienen muchas competencias, talentos y virtudes; siendo el papel docente el impulsor para el desarrollo y el bienestar de los que más lo necesitan, pues fomenta la inclusión, la equidad, los derechos, la sustentabilidad y los aprendizajes imprescindibles para todas las personas.

Por ello, gobiernos y actores implicados en el desarrollo deben unir fuerzas para superar las barreras tecnológicas mediante inversiones en infraestructura digital y reducción de costos de conectividad. Para cerrar la brecha digital es fundamental poner un énfasis especial en la alfabetización digital de las comunidades marginadas. No obstante, es necesario reconocer que una dependencia excesiva de la tecnología no asegura un aprendizaje efectivo para todos los estudiantes, especialmente para aquellos más desfavorecidos. Será vital garantizar que el acceso mejorado a internet, el apoyo parental y la disponibilidad de materiales educativos contribuyan a maximizar los beneficios de cualquier solución digital (onu, 2020).

En suma, lo hallado por este estudio indica que en las zonas urbanas se está ampliando la conectividad, lo que permite mayor comunicación y mejor uso de las herramientas digitales; sin embargo, eso no significa que los usos sean los correctos, debido a que en el nivel básico el mayor porcentaje de los estudiantes sí presenta rezago y brecha digital pospandémicos, por las diversas circunstancias ya mencionadas, sumado a la apatía por pasar de ser estudiantes pasivos a ser estudiantes activos de sus propios conocimientos.

Por otro lado, en contraste con los alumnos de nivel superior, jóvenes con mayor madurez y compromiso por sus estudios buscaron las formas para no rezagarse y actualizarse en el uso de las herramientas digitales, al igual que los docentes, presentes mediante la educación virtual que ayudó a minimizar los efectos de la brecha digital, reconociendo que contaban con mayor conectividad y que la infraestructura tecnológica institucional era de mayor calidad.



Conclusiones

Las conclusiones extraídas de esta investigación se centran en las fortalezas y debilidades del sistema educativo mexicano en relación con la mejora de la infraestructura tecnológica en las escuelas de diversos niveles y, por ende, en la calidad educativa. Por esta razón, se destaca la importancia de invertir en el acceso a internet y en otras mejoras, evitando así la brecha digital.

Se concluye que los medios tecnológicos son una parte esencial de la vida cotidiana de los estudiantes. La responsabilidad de proporcionar una educación que guíe un uso pedagógico adecuado de las herramientas digitales recae en los padres y en el cuerpo docente, para poner límites en el uso de las redes sociales que distraen de manera sorprendente a los estudiantes pues muchos de ellos dejan a un lado sus estudios, incrementando la estadística de rezago escolar.

A pesar de que se da por sentado que existe capacitación en el uso de herramientas digitales, la realidad dista considerablemente de las promesas políticas de las autoridades que tienen el presupuesto para la inversión en la infraestructura de las escuelas. La problemática se agrava en los entornos desfavorecidos; por ello, las fortalezas son notables en las zonas urbanas. Sin embargo, contrastan fuertemente con las áreas rurales. En estas últimas, a menudo se carece de maestros, material didáctico e infraestructura tecnológica, tanto institucional como en el hogar.

En consecuencia, el rezago académico y la brecha digital están presentes en el sistema educativo mexicano. Aunque existen esfuerzos comprometidos, queda mucho camino por recorrer. Para abordar estos desafíos y reducir las inequidades educativas se deben implementar medidas concretas, como garantizar acceso equitativo a la tecnología y la conectividad, fortalecer la formación docente en tecnología y metodologías para el aprendizaje en línea y ofrecer apoyo a estudiantes en riesgo de deserción y rezago escolar.

En un contexto más amplio, la crisis generada por la pandemia de covid-19 ha tenido un impacto sin precedentes en la educación, retrasando objetivos internacionales y afectando de manera desproporcionada a los más vulnerables. Aunque la comunidad educativa se ha mostrado resiliente, persiste el riesgo de un ciclo negativo de exclusión y aprendizajes imprescindibles no alcanzados.

No obstante, se vislumbra una espiral positiva de cambio hacia la equidad educativa y el aprovechamiento del potencial humano. Para lograrlo, es esencial mantenerse fieles a los principios y llevar a cabo reformas estructurales. Especialmente en el caso de México, la conciencia de erradicar paradigmas arraigados y la inversión en educación son fundamentales para el mejoramiento del sistema educativo y, en última instancia, de la sociedad mexicana. Por ello, tanto los gobiernos como la comunidad internacional tienen la responsabilidad de asegurar la realización de estos principios y reformas. En la sociedad mexicana queda claro que el rezago educativo y la brecha digital persisten en el sistema educativo, impulsados por desigualdades socioeconómicas arraigadas. A pesar de los esfuerzos de los docentes por adaptarse a cambios globales y brindar una educación de calidad, desafíos como la falta de capacitación y la resistencia al cambio tecnológico persisten.

En el mismo sentido, se observó la presencia de docentes mayores que luchan contra las herramientas digitales y se cuadran a clases presenciales, lo que puede resultar en clases monótonas para los estudiantes. Sin embargo, el temor a la jubilación por razones económicas, o la ausencia de planes de retiro de calidad, evitan que los docentes mayores no cedan la entrada a profesionales jóvenes, y tampoco existen planes de sustitución, acompañamiento, enseñanza y creación de talento.

De esta manera, los estudiantes de hoy experimentan cambios significativos gracias a la tecnología, permitiéndoles acceder a información rápidamente. Los docentes también adoptan herramientas digitales para generar interés y presentar información científica, fomentando la búsqueda y el análisis de información para el conocimiento con impacto social. La falta de hábitos de estudio y el abuso de redes sociales pueden distraer a los estudiantes, especialmente en la educación básica, donde radica la mayor problemática en el rezago académico y la brecha digital.

En consecuencia, tanto autoridades educativas como docentes y padres de familia deben asumir la corresponsabilidad de mejorar la educación, independientemente del contexto socioeconómico en el que se viva, permitiendo a los estudiantes la mejora de su calidad de vida y bienestar con impacto en la comunidad.



Agradecimientos

A todos los participantes que voluntariamente accedieron y mostraron su información para su análisis.



Referencias

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