5. Proyectos integradores como estrategia pedagógica interdisciplinar para educadores en formación
Dimensions
5. Proyectos integradores como estrategia pedagógica interdisciplinar para educadores en formación
Martha Alejandrina Zavala Guirado1
Laura Violeta Cota Valenzuela2
Isolina González Castro3
Resumen
El objetivo de este estudio consistió en analizar la implementación metodológica de los proyectos integradores de la carrera en ciencias de la educación como estrategia pedagógica interdisciplinar, con el fin de incitar la reflexión del papel de la innovación educativa en los sistemas de enseñanza. Ante ello fue necesario una revisión y un análisis documental de aspectos teóricos-metodológicos del enfoque socioformativo, de los proyectos integradores y su papel en la interdisciplinariedad, donde se encontró que, efectivamente, se cumple con el principio didáctico y metodológico al combinar las disciplinas de las ciencias de la educación, conectadas y relacionadas con problemas de contexto a través de los proyectos integradores. Entre los aspectos que se destacan, el programa es el único a nivel institucional que aborda el enfoque y la implementación de proyectos integradores, los cuales son semestrales y van incrementando su complejidad al avanzarse en la malla curricular y van desde la observación del contexto por parte del alumnado, en el primer semestre, hasta la implementación de una innovación para la solución de problemas, en el octavo semestre, articulando los saberes para poder abordar los problemas de contexto que caracterizan el enfoque socioformativo, todo lo anterior bajo la moderación del profesorado de academia. La evaluación es formativa, ya que promueve la presentación de los avances obtenidos por los estudiantes y la posterior socialización de los diferentes proyectos ante otros actores educativos para su valoración final. Se concluye que los proyectos integradores contribuyen al pensamiento interdisciplinario al converger los conocimientos desde las asignaturas y desde su complejidad aportando fundamentos para dar respuesta a una diversidad de problemas en contextos reales.
Palabras clave: desarrollo de proyectos, enfoques educativos, estrategias, innovaciones pedagógicas, interdisciplinariedad
Introducción
A lo largo de la historia la educación, ha sido motivo de reflexión y de preocupación social pero también de interés público y político por parte de las naciones. Ésta como realidad social es compleja, pues está constituida por procesos, contextos, sujetos, contenidos, intencionalidad y ámbitos que, en conjunto, la vuelven multidimensional, por lo que restringirla a una visión teórica disciplinar sería imposible. Del mismo modo, es sugerente que los procesos formativos sean abordados desde una forma multidisciplinaria, donde se abarquen diversas disciplinas para la resolución de problemas.
Para apoyar el planteamiento anterior, y como marco general, en el Foro Mundial de Educación 2030 se establecieron compromisos entre los países para alcanzar una educación de calidad con miras a la mejora de los resultados de aprendizaje. Para lograrlo se pretende fortalecer los procesos y la evaluación de los resultados, así como los mecanismos para medir los progresos. El compromiso también requiere promover oportunidades de aprendizaje de calidad, que se ofrezcan vías de aprendizaje flexibles, así como también el reconocimiento, la validación y la acreditación de los conocimientos, las habilidades y las competencias adquiridos mediante la educación formal (Naciones Unidas, 2018).
Por lo anterior, los paradigmas y los diferentes enfoques que existen en el ámbito educativo tienen la necesidad de modificar e ir adaptando alternativas emergentes para integrar las nuevas conceptualizaciones referentes a la educación. Los recientes cambios educativos han ocasionado un reacomodo del proceso de enseñanza-aprendizaje, esto es, es la inclusión del enfoque socioformativo al quehacer educativo de los docentes.
El enfoque socioformativo comienza a desarrollarse en Iberoamérica a partir de los planteamientos de Tobón en el 2001-2002 y tiene sus bases en el constructivismo social y en la epistemología de la complejidad. Parra et al. (2015) comentan que desde la socioformación se propone el desarrollo de competencias sustentables de los diversos actores sociales (estudiantes, docentes, directivos, políticos, líderes, etc.), las cuales comprenden actuaciones integrales para resolver problemas en situaciones complejas y cambiantes.
Los problemas de contexto implican fortalecer los procesos formativos con un enfoque interdisciplinario, pues se ha vuelto motivo de reflexiones por los científicos contemporáneos, pues las investigaciones toman un giro en la diversidad del conocimiento y la exclusión de la fragmentación del mismo. Ante esta premisa se pretende impulsar una transformación en la formación de estudiantes universitarios con modelos innovadores que permitan la resolución de problemas de contexto con una visión interdisciplinar. Como alternativa se proponen los proyectos integradores con un enfoque socioformativo.
De este modo, el objetivo del presente texto es analizar la implementación metodológica de los proyectos integradores de la carrera en ciencias de la educación como estrategia pedagógica interdisciplinar. Ante la premura de innovar en los sistemas de enseñanza surge la necesidad de instrumentar un cambio de enfoque y de paradigma educativo a través del cual se puedan emplear la diversidad, la multifuncionalidad y la interdisciplinariedad como componentes interactivos en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Desarrollo
Interdisciplina en la educación
Tradicionalmente, en la educación se ha preservado un pensamiento simple, es decir, una orientación hacia la apropiación de conocimientos, pero con poca consideración del proceso de aprender a conocer y tener conciencia de los procesos implicados en la construcción del conocimiento y su empleo en el abordaje de problemas reales del contexto (Tobón et al.,2016).
Según el autor anterior, con la socioformación se busca reformar estos pensamientos simples de la educación tradicional, cambiándolos por pensamientos de reflexión, haciendo el proceso de enseñanza-aprendizaje más productivo, para que trascienda a la multidisciplinariedad, la metacognición, el proyecto ético de vida y la formación integral que lleve a desarrollar un pensamiento complejo.
El pensamiento complejo hace referencia a que entre el sistema cerebral humano y su ambiente hay una incertidumbre fundamental que no puede ser evitada. Para comprender el problema de la complejidad hay que saber, antes que nada, que hay un paradigma de simplicidad (Morin, 1999). Este paradigma se atribuye al pensamiento simplista. Como explica Morin, la teoría de sistemas da sentido a toda una realidad conocida, desde el átomo hasta la galaxia, pasando por la molécula, la célula, el organismo y la sociedad; puede ser concebida como un sistema, es decir, como una asociación combinatoria de elementos diferentes, y en conjunto con la teoría de sistemas, con la teoría cibernética, entre otras teorías, propicia el pensamiento complejo.
Por lo anterior el pensamiento complejo consiste en entretejer las cosas entre sí, en el ámbito de relaciones de organización, cambio y nuevas reorganizaciones, asumiendo los procesos de orden e incertidumbre, con flexibilidad y creatividad. Asi mismo, constituye un método de construcción del saber humano desde un punto de vista hermenéutico, o sea, interpretativo y comprensivo, retornando a la explicación, la cuantificación y la objetivación (Tobón, 2015).
Continuando con la idea del mismo autor, el pensamiento complejo no se opone al pensamiento simple; por el contrario, propone abordar la construcción del conocimiento desde el pensamiento que separa y que reduce a un pensamiento que distingue y que mezcla el conocimiento. De esta manera, desde el pensamiento complejo hay un compromiso ético de generar un mundo con mayor solidaridad y responsabilidad con uno mismo, con la sociedad, con la especie y con el cosmos (Morin, 2000, cit. por Tobón et al., 2016).
La epistemología de la complejidad supone, pues, una interacción entre seres humanos (unos con otros) y entre seres humanos y medio ambiente (contexto), interacción sin la cual resulta imposible comprender nuestro lugar y nuestro papel en el universo. Si se parte de esta definición se comprenderá, por lo tanto, la necesidad de considerar las relaciones y las realidades que debe conformar cualquier propuesta formativa que sea pertinente y atienda las necesidades de una sociedad compleja (Tencio, 2019). Con base en el socioformativo, lo que se requiere es precisamente eso: lograr que alumno, maestro, directivos, padres de familia y entorno se unan y logren una comunicación integral para comprender la complejidad de las interacciones humanas y solucionar problemas con un enfoque diseñado para poner en práctica diversas competencias para la vida.
Con el paso del tiempo la disciplinariedad instaura la necesidad de constituir conexiones con otros saberes que permitan establecer puntos de referencia y curadurías para hacer frente a los actuales tiempos de crisis del conocimiento (Henao et al., 2017). Se ha observado en diversas instituciones de educación superior, currículos en los que las materias muchas veces son percibidas como aisladas o fragmentadas, es decir, que fueron incluidas porque hacían referencia a la temática de estudio, pero se perdía su esencia una vez colocadas en el plan de estudio, porque no establecían ninguna relación con las demás; peor aún, algunas materias, al tener suficiente carga teórica, fueron separadas y puestas una al principio y otra al final del plan de estudios, ocasionando una fragmentación sin viabilidad.
Por el contrario, la socioformación busca que las materias que se imparten en un mismo ciclo se puedan unir para evitar el aislamiento y la fragmentación. Este enfoque trae a relucir el tema de la interdisciplinariedad. Según la cepal-onu (2003) los problemas modernos deben estudiarse desde varias disciplinas y conformando equipos para obtener soluciones integrales, puesto que ninguna disciplina, por separado, puede dar resultados por sí misma.
Carvajal (2010) menciona que la interdisciplinariedad puede entenderse como una estrategia pedagógica que implica la interacción de varias disciplinas, entendida como el diálogo y la colaboración de éstas, para alcanzar la meta de un nuevo conocimiento. Sin embargo, la interdisciplinariedad busca que las asignaturas de un mismo periodo se unan y desarrollen un proceso integral más sólido, del que se desarrollarían si actuaran por separado; de ahí que el enfoque socioformativo mencione la flexibilidad del currículum. Este término se diferencia de la multidisciplinariedad, ya que no sólo se espera que las disciplinas tengan un objetivo en común, sino que contemplen el mismo interés técnico y práctico para coordinar esfuerzos y llegar la resolución de un problema en común.
Entonces, la interdisciplinariedad es el encuentro entre diferentes disciplinas en el que se destruye el aislamiento de cada una de ellas, lo cual implica el intercambio y la cooperación en virtud de un proyecto o de un objeto en común. Implica que cada disciplina sea, al mismo tiempo, abierta al intercambio y cerrada para mantener su esencia. La misma necesita ir más allá de su frontera para no automatizarse, e involucra voluntad y compromiso para elaborar un marco más general, en el que cada una de las disciplinas en contacto se modifican y dependen unas de otras. Lo importante es encontrar un ajuste para lograr que las disciplinas no estén aisladas ni fragmentadas, para que el proceso integral sea alcanzado con éxito (Morin, 1999).
Fundamentación y competencias de la licenciatura en ciencias de la educación
El Instituto Tecnológico de Sonora (itson) es una universidad pública, autónoma, ubicada en el sur de Sonora, México, cuyo principal objetivo es la formación de profesionistas que den respuesta a los problemas de la sociedad y que ha desarrollado varios rediseños curriculares desde el año 2000 hacia un modelo basado en competencias (Serna, 2003). El rediseño de 2016 es el que actualmente se encuentra vigente y se instrumentó de acuerdo al enfoque por competencias, buscando en todos los programas la relación entre la escuela y la vida. Sólo la licenciatura en ciencias de la educación (lce) se reestructuró en ese año de acuerdo al enfoque socioformativo por competencias, que se basa en identificar los problemas del contexto y procurar su resolución a través de proyectos integradores que se desarrollan curricularmente de forma horizontal en la malla de estudios.
A partir de las premisas expuestas, la licenciatura de ciencias de la educación del itson opera con un enfoque socioformativo. Con base en esta consigna “sigue los principios del pensamiento sistémico-complejo […] caracterizados por la inter y la transdisciplinariedad” (Tobón et al.,2010, pp. 10-11). Dicho programa educativo, tiene por objetivo desplegar en los estudiantes la competencia en el desarrollo de “procesos de formación en diferentes modalidades, así como en la gestión escolar para contribuir a mejorar la calidad educativa, haciendo uso de las tecnologías, la investigación, el trabajo colaborativo y el liderazgo, bajo un enfoque de responsabilidad social” (itson, 2022). Las competencias específicas (disciplinares) así como de egreso son las siguientes:
Docencia: desarrollar procesos de formación en los diferentes niveles educativos, considerando los marcos referenciales nacionales e internacionales pertinentes, con compromiso social, para contribuir a la mejora de la calidad educativa.
Gestión educativa: desarrollar procesos de gestión educativa para el aseguramiento de la calidad de los sistemas educativos bajo un enfoque de responsabilidad social, mediante una misión de liderazgo, conduciendo proyectos de forma colaborativa.
Ambientes virtuales de aprendizaje: administrar propuestas formativas en modalidades no convencionales para atender necesidades de aprendizaje específicas, de acuerdo a estándares de competencia en tecnologías de información y comunicación, trabajando en forma colaborativa [itson, 2022, párr. 3].
Además, se pone énfasis en la competencia básica investigación educativa, la cual implica el desarrollo de proyectos de investigación con el fin de promover la calidad en el desempeño profesional en diferentes escenarios educativos, con base en el método científico; a su vez, el programa abarca la competencia transversal digital, que consiste en la aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación en ese ejercicio profesional de forma colaborativa, eficiente y ética (itson, 2016).
Descripción de los proyectos integradores
Ante la eminente necesidad de lograr una integración de conocimientos surge como estrategia el proyecto integrador. Éste, en lugar de focalizarse en la lógica interna del sistema de disciplinas científicas, se mueve de acuerdo con la lógica social, es decir, su dinámica es externa e implica lo que sucede en el entorno de la situación problémica y su complejidad. De acuerdo con Lenoir (2013), lo anterior contribuye al desarrollo de un pensamiento interdisciplinario.
Suárez et al. (2018) señalan que a nivel macro la integración de los proyectos se refleja en su confluencia con las competencias enlazadas a procesos sustantivos de la universidad: la docencia, la investigación y la vinculación con la sociedad; en tanto que a nivel micro se observa en la integración de las diferentes asignaturas de los ciclos lectivos, así como en la determinación de niveles de complejidad pertinentes. Según estos autores, la dirección de los proyectos integradores a lo largo del currículum representa una oportunidad para concretar la interdisciplinariedad, que en la academia se propone para favorecer el desarrollo de saberes inter y transdisciplinares en el alumnado.
En este sentido, los proyectos integradores se perfilan como “una estrategia didáctica que consiste en un conjunto articulado de actividades para resolver uno o varios problemas del contexto [que] implican siempre trabajo colaborativo y comunicación interpersonal, permitiendo que los estudiantes desarrollen una o varias competencias del perfil de egreso” (Tobón, 2013, pp. 16-17). De esta manera, representan un medio que facilita de forma sistémica la evaluación de diversos aspectos de las competencias, en las cuales se involucran los conocimientos, habilidades, actitudes y valores de los y las estudiantes (Juan y Alvarado, 2017).
Estrategia pedagógica interdisciplinar en los proyectos integradores
En relación con el programa educativo en ciencias de la educación, el eje conductor de su malla curricular está organizado por proyectos formativos. Según Cardona et al. (2016), constituyen acciones articuladas para resolver un problema del contexto con base en la colaboración y la concreción de saberes, y buscan que los estudiantes sean competentes para afrontar los retos de la sociedad del conocimiento. Además, constituyen el camino para lograr las competencias de egreso de los estudiantes. Los proyectos integradores se desarrollan por semestre, transitando desde una formación básica hasta una especializada. A continuación se explicará esta estrategia. En un primer momento se identifican problemas de contexto en las instituciones educativas de cualquier nivel, así como en otras comunidades y organizaciones para desarrollar proyectos desde la sociología, la didáctica, la pedagogía, la tecnología, la administración, la psicología y la filosofía. Estas disciplinas se contemplan en las asignaturas que ponen énfasis en los aprendizajes y en las orientaciones didácticas con el fin de fomentar las ideas creativas para la solución de problemas de contexto que contribuyan a la formación integral de los estudiantes.
Para ilustrar esta estrategia, en la figura 1 se muestra la malla curricular de un semestre en la que se puede apreciar una materia al centro, la cual representa la asignatura que integra el proyecto desde las diferentes disciplinas que se imparten por semestre. Esta materia centro es la encargada de orientar el punto en común para el desarrollo del proyecto, facilitando la colaboración de las otras disciplinas para valorar el conocimiento que aportará en la resolución del problema del contexto identificado.
Figura 1. Malla curricular del primer semestre de la licenciatura en ciencias de la educación
Los proyectos son semestrales y van incrementando su complejidad al avanzar los semestres, desde la observación del contexto, en el primer semestre, hasta la implementación de una idea innovadora para la solución de problemas, en el octavo semestre. La evaluación es formativa pues adelanta avances de los proyectos, hasta su presentación en una ponencia con base en un cartel científico ante los actores educativos involucrados; este ejercicio permite socializar los proyectos para su evaluación final.
En la figura 2 se presentan los proyectos integradores que se desarrollan cada semestre con un enfoque interdisciplinar. Se puede apreciar que cada semestre desarrolla un proyecto alimentado por las diferentes disciplinas y que se fomenta el pensamiento interdisciplinario al converger los conocimientos que se abordan en las distintas asignaturas, desde la complejidad de las cuales se aportan fundamentos para el desarrollo del proyecto integrador. Para hablar sobre el desarrollo de los proyectos integradores se inicia con la identificación de una problemática real orientada desde la materia que se encuentra en el centro del panel en todos los semestres (véase figura 1). En un segundo momento se hace un análisis del contexto y un diagnóstico de necesidades que permita ubicar la necesidad real. Para resolver la problemática, cada materia aporta la información y los conocimientos para que los estudiantes desarrollen una propuesta o intervención que atienda la problemática identificada, dándole solución de una manera interdisciplinaria (véase figura 2).
Figura 2.
Conclusiones
La información abordada pone de relieve los avances y los desafíos del trabajo interdisciplinar realizado en la institución en la licenciatura en ciencias de la educación. El desarrollo de proyectos integradores ha sido una estrategia que permite interrelacionar las disciplinas, recuperando de cada una de ellas, el conocimiento que apoya la resolución del problema identificado en un contexto real. La experiencia de trabajar los proyectos integradores en cada semestre permite hacer una conjugación de las materias que se imparten en ese momento, retomando los principios y los contenidos apropiados para dar solución a la problemática que da origen al proyecto integrador.
Hacia el interior de la carrera, estos proyectos integradores han sido una herramienta fundamental en el desarrollo de las competencias de docencia, gestión y ambientes virtuales de aprendizaje, entre otras, a través de la experiencia obtenida en la intervención y la búsqueda de soluciones de problemáticas reales. Hacia la comunidad, la intervención a través de los proyectos integradores ha sido enriquecedora, con planteamientos de solución gracias al uso de tecnologías, el desarrollo de investigaciones, el liderazgo y sobre todo, el servicio a la sociedad.
Es importante tener en cuenta la interdisciplinariedad de las problemáticas, considerando que la diversidad de factores que provocan estas situaciones requiere atenderse de manera integral, fortaleza que ofrece involucrar a tantas disciplinas que ponen a disposición herramientas y estrategias para resolver dichas problemáticas. La interdisciplinariedad aporta conocimientos indispensables para atender los diferentes factores que intervienen en la resolución de las problemáticas educativas; de igual manera, enriquece el pensamiento del estudiante diversificando sus posibilidades de intervención a partir de las disciplinas abordadas y de sus aportes.
El enfoque socioformativo ha venido a dinamizar y a integrar aportes innovadores a la práctica docente que se desarrolla en la institución, revitalizando el trabajo en el aula con un enfoque de competencias integral, donde la tarea es despertar en el estudiante un enfoque de servicio a la comunidad a través de la resolución de los problemas que la aquejan, aplicando principios de investigación, innovación, con un espíritu de responsabilidad, liderazgo, trabajo colaborativo y compromiso social.
Referencias
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