VI. Espacios urbanos y cambio climático a nivel mundial: Una disertación de la problemática

https://doi.org/10.52501/cc.120.06


Alfredo David Zarazua Rodríguez


María del Carmen Salgado Vega


Dimensions


VI. Espacios urbanos y cambio climático a nivel mundial: Una disertación de la problemática

Alfredo David Zarazua Rodríguez*
María del Carmen Salgado Vega**

DOI: https://doi.org/10.52501/cc.120.06

Resumen

La urbanización es un proceso que concentra a la población y las actividades en los espacios urbanos, lo que conlleva a cambios no sólo demográficos, sino también económicos, culturales y ambientales que deben ser abordados. Este capítulo tiene como objetivo diagnosticar la situación del crecimiento de las ciudades y el cambio climático en el mundo mediante una revisión descriptiva de las variables, derivando en una transición hacia políticas públicas de adaptación climática. El propósito es exponer que existe la relación entre el crecimiento de los espacios urbanos y el cambio climático, con la finalidad de mostrar los impactos del cambio climático en los aspectos económicos, sociales, ambientales y urbanos en el ámbito internacional. La importancia del tema de investigación radica en que las ciudades operan como sostén de la dinámica económica mundial, ya que son el lugar de preferencia para el desarrollo de las actividades económicas; por lo tanto, es en ellas donde se perpetua el patrón energético basado en el consumo de combustibles fósiles que emite gases y compuestos de efecto invernadero, influyendo directamente en el cambio del clima por acciones antropogénicas. Las ciudades en relación con el ambiente ejercen presión al cambio de extensión o magnitud de las áreas urbanas, que desplazan y transforman el territorio de acuerdo con el contexto social y económico.

Palabras clave: cambio climático, espacios urbanos, patrón energético, vulnerabilidad.

Las ciudades son la columna vertebral de la dinámica económica mundial ya que son los espacios de preferencia de las empresas multinacionales en el contexto de las cadenas de valor global que Martínez y Trápaga definieron como

[…] una nueva división internacional del trabajo y especialización territorial para participar en una o más etapas del proceso productivo de estas empresas alrededor del mundo; desde el concepto de productos, la fabricación, ensamblaje o integración de componentes, hasta llegar a la distribución y comercialización. (Martínez y Trápaga, 2017: 166)

Por tanto, las ciudades son plataformas que apoyan el surgimiento de nuevas estrategias de consumo y producción en el marco del capitalismo y la globalización. Grandes centros comerciales y empresas multinacionales son representados por los edificios de cadenas hoteleras, carreteras urbanas y suburbios, implicando una mayor atracción de capital y consumo de tierra.

La tasa de urbanización actual en América Latina se acerca a 80%, ocupando el primer lugar en el mundo después de América del Norte, el doble que la de Asia y más alta que las regiones más desarrolladas. Naciones Unidas (onu, 2017) señaló que una característica del fenómeno en la región fue la transición de lo rural a lo urbano en la década de 1990, y la tasa de crecimiento urbano se aceleró. En América Latina, la población está altamente concentrada en dos países: México y Brasil, que representan más de la mitad de la población de la región con 18.5 y 33% de población, respectivamente.

El crecimiento urbano se ha expresado de diversas formas, pero no han cambiado las condiciones para la evolución de las áreas de aglomeración a gran escala. Álvarez (2010) afirma que la ciudad se ha desarrollado en contacto con el área de influencia de las ciudades vecinas, formando una metrópoli, a través de un sistema urbano integrado, varias ciudades mantienen la interacción a través del tránsito de personal y del intercambio de productos, conformando grandes áreas urbanas e importantes áreas de concentración.

Con el continuo desarrollo de la interacción entre las diferentes metrópolis y el espacio industrial, comercial o ciudades satélites circundantes y las ciudades dormitorio, el área metropolitana se unifica, integrando la economía en torno a los corredores urbanos, y como nueva forma de expresión regional, promueve el desarrollo de la economía global. Si bien también han traído enormes desafíos desde la perspectiva de la sociedad, la naturaleza, la política y la gestión institucional, son espacios que brindan enormes oportunidades socioeconómicas.

El desarrollo urbano se ha basado en el modelo energético intensivo de combustibles fósiles, a través de las actividades económicas diarias en el sistema de producción y consumo, en relación con el movimiento a gran escala de personas y mercancías en la economía. Como señaló Pardo (2007: 2) “[…] sólo considerando las últimas dos décadas, el consumo energético mundial ha aumentó en más de 30%, se espera que aumente en 53% desde ahora hasta 2030, de los cuales 83% proviene de combustibles fósiles”.

El consumo de combustibles fósiles en espacios urbanos deriva en el incremento de gases de efecto invernadero, éstos retienen el calor en la atmósfera y elevan la temperatura media mundial. Díaz (2012: 232) “[…] mostró que la concentración actual de dióxido de carbono” ha alcanzado el equivalente a 380 partes por millón (ppm) de dióxido de carbono, por lo que se estima que la temperatura puede subir en un intervalo de 1 a 5 °C derivado del patrón energético actual.

Bajo este esquema energético, las ciudades se enfrentan a cómo satisfacer las necesidades de su población, el uso de los recursos naturales, el cuidado de las áreas naturales y la generación de gases de efecto invernadero. Muchos países se han comprometido a registrar gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC), hexafluoruro de azufre (SF), dióxido de azufre, ozono y otros gases en sus inventarios nacionales.

Las actividades humanas han aumentado la cantidad y la proporción de estos gases en la atmósfera. La mayor parte proviene de la quema de combustibles fósiles. Larios (2008) los muestra en porcentaje en función de su importancia en la composición de la atmósfera: siendo el dióxido de carbono el de mayor proporción con 76%, seguido del metano con 16%, óxidos de nitrógeno representando 6%, y el ozono y los clorofluorocarbonos el restante 2%.

Las actividades humanas han cambiado la composición de esta mezcla gaseosa que forma la atmósfera. Larios (2008) y el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (cedrssa, 2020) mencionaron que la cantidad de CO2 ha aumentado de 280 ppmv en la era preindustrial a las actuales 383 ppmv, según lo probado en hielo. En 2005, la concentración global de metano en la atmósfera aumentó de 715 ppbv antes de la industrialización a 1774 ppbv. Al mismo tiempo, el óxido nitroso en la atmósfera aumentó de 270 ppbv antes de la industrialización a 319 ppbv en el mismo año. La concentración de estos gases ayuda a incrementar el efecto invernadero producido por la atmósfera.

Metodología

El desarrollo de las zonas urbanas ha provocado un aumento de las actividades económicas que requieren el uso de energía, lo que ha dado lugar a una preferencia histórica del patrón energético dominado por los combustibles fósiles. Estos liberarán energía de alta entropía al medio ambiente y a las comunidades humanas, cuando se queman alteran de forma antropogénica la temperatura media.

El aumento de temperatura que provoca el cambio climático es impulsado por las emisiones de gases de efecto invernadero. Como se explica en la Convención de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (unfccc, 2021), los gases de efecto invernadero actúan como el techo de cristal de un invernadero, que puede absorber calor y sobrecalentar la tierra. Los gases de efecto invernadero liberados naturalmente a la atmósfera se combinan con las emisiones de las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles y la gestión insostenible del suelo.

La importancia de esta investigación es demostrar la relación entre crecimiento urbano y el cambio climático a través de términos teóricos y estadísticas que reflejen el contexto a nivel internacional, con el objetivo de discutir este tema desde la perspectiva de la economía ecológica a través de la siguiente pregunta de investigación: ¿cómo impacta el crecimiento de las ciudades en el cambio climático y su impacto en la población urbana?

Siendo una investigación de tipo explicativa, se adopta una metodología deductiva al demostrar que el crecimiento de las zonas urbanas es uno de los factores que impactan en el cambio climático, para la generación de la metodología se emplearon datos del Banco Mundial, BP Statistical, onu Hábitat y Global Climate Change de la nasa.

La investigación se realizó a través de un diagnóstico de la situación actual del crecimiento urbano, a través de la población urbana y las tasas de crecimiento. Para el cambio climático se expone la emisión de dióxido de carbono mundial y la variación de la temperatura media del planeta desde 1960, mediante un análisis crítico bajo la perspectiva de la economía ecológica y la vulnerabilidad urbana.

Resultados

Como señaló Bottino (2009) la urbanización es un proceso de concentración de población y actividades en la ciudad, que involucra no sólo la estructura demográfica, sino también cambios económicos y culturales como parte de la política nacional. La tabla VI.1 muestra los datos de urbanización mundial desglosados por región.

Se muestra que la proporción de urbanización en las regiones que contienen países desarrollados es más alta que en otras regiones, como Europa, América del Norte y Oceanía. Sin embargo, en términos de porcentajes de la población urbana mundial, la población urbana de Asia representa más de la mitad del mundo, mientras que los países desarrollados representan 24% del total mundial. En este sentido, la zona urbana del continente asiático es la que más ha cambiado, con una tasa de cambio de superficie edificada de 8.1, justificable ya que poseen las ciudades más grandes y pobladas como Pekín, Tokio, Shanghái, Bangkok, Nueva Delhi, Dhaka, Yakarta, Manila y Seúl.

Tabla VI.1. Urbanización, población urbana y superficie urbana construida en el mundo, 2014

Región Urbanización (%) Población urbana (% global) Superficie urbana construida (tasa de cambio 2010-2014)
África 40 10 4.9 a
América Latina 79.50 13 2.3
Asia 47.50 53 8.1 a
Europa 73.40 14 2.3
Norteamérica 81.50 9.30
Oceanía 70.80% 0.70%

a Para los datos de superficie urbana construida en la región de África se muestran datos de África subsahariana, mientras que para los mismos datos de Asia se muestran datos de Asia Pacífico.

Fuente: Elaboración propia con base en Delgado, Luca y Vázquez (2015) y Ángel et al. (2016).

Desde la segunda mitad del siglo xxi el proceso de urbanización ha ido en aumento, como se muestra en la tabla VI.2, que compara por años la población mundial con la tasa de crecimiento desde 1950, 1975, 2005 y el pronóstico para 2030. Los indicadores de ciudades y población reflejan el aumento continuo del tamaño y el número de asentamientos urbanos. La densidad de población y el crecimiento acelerado de la población en las zonas urbanas determinan las condiciones de vida y la configuración actual de la ciudad.

Se expone cómo la población total del mundo aumentó en más de 256% entre 1950 y 2005, y se espera que aumente en 1 735 millones de habitantes para 2030, de los cuales más de 80% de la población se encuentra en países en desarrollo, incluidos los urbanos y no urbanos. Por otro lado, se resalta que, en comparación con la población no urbana, la población urbana tiene la tasa de crecimiento más alta.

La expansión urbana hizo que muchas grandes ciudades superaran el alcance administrativo de sus ciudades y finalmente absorbieron otros centros urbanos a través del proceso de urbanización. El resultado es el surgimiento de estas áreas a partir de grandes extensiones de territorio, a veces formalizadas en grandes ciudades compuestas por múltiples espacios urbanos y actividades económicas a nivel regional.

Tabla VI. 2. Indicadores urbanos y demográficos mundiales, 1950-2030

Indicadores Población (millones de habitantes) Tasa de crecimiento (%)
1950 1975 2005 2030 1950-2000 2000-2030
Población total
Mundial 2 520 4 070 6 465 8 199 1.76 0.80
Países más desarrollados 810 1 050 1 211 1 251 0.76 0.07
Países menos desarrollados 1 710 3 030 5 253 6 948 2.10 0.94
Población urbana
Mundial 750 1 540 3 177 4 987 2.70 1.82
Países más desarrollados 450 730 907 1 022 1.38 0.48
Países menos desarrollados 300 810 2 270 3 964 3.71 2.31
Población no urbana
Mundial 1 770 2 530 3 287 3 212 1.21 0.09
Países más desarrollados 370 310 304 229 −0.43 −1.13
Países menos desarrollados 1 410 2 220 2 983 2 984 1.38 0.11
Indicadores Población urbana (%) Tasa de urbanización (%)
1950 1975 2005 2030 1950-2000 2000-2030
Mundial 29.70 37.90 49.20 60.80 0.96 0.85
Países más desarrollados 54.90 70.00 74.90 81.70 0.65 0.35
Países menos desarrollados 17.80 26.80 43.20 57.10 1.61 1.12

Fuente: Gobierno del Estado de México (2008: 65).

Para el año 2005 existían 19 megalópolis en el mundo, en conjunto contenían una población total de 275 millones de personas, representando 8.8% de la población urbana total. Del total de las megaciudades, cuatro se encuentran en países desarrollados como Nueva York, con 16.6 millones, y Los Ángeles, con 13.1 millones, en los Estados Unidos; Tokio, con 26.4 millones, y Osaka, con 11 millones, en Japón. Por otra parte, las 15 ciudades restantes se encuentran en países en desarrollo como Ciudad de México, con 18.1 millones, seguido de Mumbai, Sao Paulo, Shanghái, Lagos, Calcuta, Buenos Aires, Dhaka, Karachi, Delhi, Yakarta, Manila, Beijing, Rio de Janeiro y El Cairo (Antequera, 2005).

La figura VI.1 utiliza puntos rojos y amarillos para marcar las principales ciudades del mundo según el número de residentes. Las áreas que se muestran en los tres mapas coinciden con el aumento de áreas metropolitanas como Tokio, Shanghái, Nueva Delhi, Nueva York, incluidos Sao Paulo, Ciudad de México y Los Ángeles. Por otro lado, según el porcentaje de población urbana, los países están representados en tonos azules, y los países que contienen estas ciudades son países más oscuros, como China, Japón, India, los Estados Unidos, Brasil y México. Por lo tanto, para el 2025 se espera que continúe el proceso de urbanización en el mundo, y las ciudades de 1 a 5 millones de habitantes se expandirán en todos los países-regiones, como se muestra en la figura VI.1.

Figura VI.1. Aglomeraciones urbanas en el mundo, 1975-2009. Porcentaje urbano y número de habitantes

Fuente: Asociación Mundial de las Grandes Metrópolis (2011).

Pardo (2007) señaló que a través de las actividades económicas diarias en el sistema de producción y consumo, el movimiento masivo de personas y mercancías, el desarrollo urbano siempre se ha basado en un modelo energético intensivo de combustibles fósiles el consumo mundial de energía que en las últimas dos décadas ha aumentado en más de 30% y se espera que se incremente en 53% para el 2030, del cual 83% provendrá de combustibles fósiles.

Por lo que el petróleo, el gas natural y el carbón son las principales fuentes de energía que conforman el modelo energético que aporta energía a las ciudades, provocando el efecto invernadero y generando un calentamiento global de la atmósfera. En resumen, la gráfica VI.1 muestra el porcentaje del uso mundial de energía.

Gráfica VI.1. Participación porcentual de uso de energías para la generación de electricidad, 2010

Fuente: British Petroleum Global (2020).

Según la gráfica VI.1 casi la mitad del uso de energía mundial proviene de combustibles fósiles, destacando la situación de los países del Medio Oriente que dependen del petróleo, como los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Argelia, Irán y Egipto. Por otro lado, los países que dependen del carbón, como China, India, Kazajastán y Sudáfrica, son notorios. Sin embargo, pocos países en el mundo basan su consumo energético en el modelo de energía renovable de sus ciudades, como Paraguay, Islandia, Noruega y Brasil.

La Universidad de Sonora (2011) mencionó en su investigación sobre el potencial de las energías renovables que las ciudades requieren 80% de la energía mundial y generan más de 70% de las emisiones, lo que representa sólo 2% del área. Debido a la mayor demanda de edificios, edificios residenciales, centros comerciales, plantas industriales, infraestructura y servicios urbanos, la tasa de consumo per cápita en las áreas urbanas es la más alta.

La economía humana ha cambiado la composición de esta mezcla de gases que conforma la atmósfera. Larios (2008) y el cedrssa (2020) mencionaron que la cantidad de dióxido de carbono ha aumentado de 280 ppmv en la era preindustrial a las actuales 383 ppmv, incrementar la concentración de este gas ayuda a potenciar el efecto invernadero producido por la atmósfera.

Gráfica VI.2. Concentración media anual de CO2 en la atmosfera de 1959-2011 y emisiones de CO2 mundiales (millones de toneladas, 1981-2010)

Fuente: Elaboración propia con datos de Larios (2008) y de British Petroleum Global (2020).

La gráfica VI.2 muestra, por un lado, que las emisiones globales de CO2 (mostradas con la línea violeta) indican una tendencia ascendente desde la década de 1980, derivada del patrón energético urbano actual, por otro lado, el nivel de concentración (azul), que también muestra continua la tendencia al alza es compatible, derivado dada la emisión continua de más dióxido de carbono, el nivel de concentración de este gas de efecto invernadero (gei) en la atmósfera también aumentará, ya que este gei es un gas de larga duración y permanece más tiempo en la atmósfera.

Larios (2008) expuso que el CO2 emitido y sus efectos permanecerán en la atmósfera durante 200 años, por lo que, aunque ahora todas las emisiones fueran detenidas, la temperatura media global tendería a subir al menos 1 °C. De igual forma, el autor mencionó que para mantener 50% de probabilidad de no superar los 2 °C se deben reducir las emisiones en 80% para el año 2050 y si la población continúa creciendo, con 9 000 millones de personas la reducción por habitante debería ser de 87% en promedio. Sin embargo, varía de nación en nación, ya que la contribución de CO2 como se muestra en la gráfica VI.3 es diferente para cada uno.

Gráfica VI.3. Emisión de dióxido de carbono en los principales países contaminantes (millones de toneladas, 2019)

Fuente: Elaboración propia con datos de British Petroleum Global (2020).

Como se presenta en la gráfica y sus efectos, los principales emisores son países desarrollados como los Estados Unidos, Europa (considerando Alemania, Reino Unido, Italia, Polonia, Turquía, Francia, España, Países Bajos, entre otros), Rusia, Japón, Corea del Sur y Canadá, que derivan del desarrollo de sus actividades económicas en escala mundial. Mientras tanto, también los países emergentes toman las primeras posiciones debido a la constante demanda de energía que requieren, como es el caso de China, India, Sudáfrica, México y Brasil. El caso de China es el más significativo derivado a que emite casi el doble de lo que emiten los Estados Unidos con un total de 9 825.8 y 4 964.7 millones de toneladas, respectivamente.

La temperatura está directamente relacionada con la concentración de gei. Esta concentración suele expresarse en términos del gas más importante y representativo en porcentaje: el dióxido de carbono. Larios (2008) señaló que esta relación no es una relación matemática, porque no se puede decir que una concentración específica de CO2 asuma una temperatura promedio específica, sino una probabilidad en expresión de esta relación.

Gráfica VI.4. Variación promedio anual de la temperatura en la superficie terrestre, 1960-2010

Nota: La serie de tiempo presenta el registro combinado de la temperatura global superficial terrestre y marina.

El valor de cero representa la temperatura media de 30 años (1951-1980), por lo que los datos se refieren a la variación anual respecto a esa media.

Fuente: Elaboración propia con datos de Global Climate Change (NASA, 2012).

Como se muestra en la gráfica VI.4, la evidencia estadística muestra que la temperatura promedio de la superficie del planeta ha aumentado. Se puede ver que sólo en los últimos 50 años la temperatura promedio ha aumentado en más de medio grado Celsius. Se puede pensar que es muy pequeño el cambio, y está relacionado con otros procesos, pero este aumento tiene diversos efectos sobre el medio ambiente, la economía y la sociedad de las zonas urbanas.

El cambio climático provoca cambios en los patrones de precipitación, del viento y de los patrones de circulación atmosférica y oceánica, un aumento de la frecuencia e intensidad de fenómenos climáticos como El Niño y una disminución de la extensión del hielo polar. En comparación con el promedio anual, el área del Ártico alcanzó el segundo nivel más bajo de la historia, con 4.61 millones de km2 (Semanart, 2012).

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (ipcc, 2014) aseguró que en las latitudes extremas del norte se reduce el área de permafrost cerca de la superficie, lo que se correlaciona positivamente con el aumento de la temperatura promedio global de la superficie terrestre, reduciendo la postura promedio de varios modelos en 37 a 81%.

Por su parte, Albo y Ordaz (2011) afirmaron que incluso en un escenario conservador que simplemente mantiene las concentraciones de gases de efecto invernadero, la temperatura aumentará en un promedio de 0.6 °C y el nivel del mar puede subir de 0.18 m a 0.6 m adicionales. Por otro lado, la mayoría de los ecosistemas estarán bajo presión y un proceso de cambio que cambiará la composición de la biósfera.

La Semanart (2012) expuso algunos de los impactos esperados del cambio climático en América Latina, tales como: amenazas a los arrecifes de coral y manglares de México; 43 a 69% de las especies de árboles amazónicos desaparecieron y gradualmente se convirtieron en sabanas; reducción de las tierras aptas para el cultivo de café; los recursos hídricos son cada vez más secos y escasos. Por un lado, distingue la mayor vulnerabilidad de los fenómenos meteorológicos provocados por el cambio climático.

La contribución de las ciudades al cambio climático proviene de una variedad de factores, que incluyen la geografía y la demografía; la estructura económica, el diseño y la densidad de población de la ciudad; su organización de transporte; y el modelo energético de cada país y el consumo de sus ciudadanos. Y es en las zonas urbanas donde se concentra la mayor parte de la población, por lo que destaca la importancia de analizar las principales emisiones de gases de efecto invernadero en las zonas urbanas.

La contribución de cada sector a las emisiones globales de dióxido de carbono están representadas principalmente por el transporte, con 38%, lo cual es comprensible, porque según los datos de Martin y Warner (2012), actualmente hay más de 800 millones de automóviles en el mundo. En la contribución al dióxido de carbono el transporte es seguido de cerca por la generación de energía, que representa 21%, y la industria, con 17%.

La onu Hábitat (2022) afirma que el cambio climático está ligado directamente al calentamiento global, y que es probable que aumente la temperatura promedio mundial en 1.5 oC entre el 2030 y el 2052 y 3 oC para el 2100, basado en los compromisos de los gobiernos actuales, ya que estas áreas contribuyen entre 71 a 76% de las emisiones de CO2, principal gei.

La densidad urbana y la organización espacial inciden de manera decisiva en el consumo de energía, especialmente en los sistemas de transporte y los edificios, y el uso de las ciudades a su vez determina la cantidad de gei que emiten. Margulis (2016) indica que aumentar la densidad puede reducir significativamente el consumo de energía en las zonas urbanas, porque sólo el impacto de la urbanización no aumentará las emisiones, sino la expansión de las ciudades. Sin embargo, actualmente en la región latinoamericana se presenta una mayor vulnerabilidad al cambio climático en las principales aglomeraciones urbanas.

La figura VI.2 muestra que las áreas más vulnerables al cambio climático, marcadas en rojo y naranja, coinciden con la ubicación de las principales aglomeraciones urbanas en los países de América Latina. Según onu Hábitat (2012), en América Latina más de 80% de los registros de pérdidas relacionadas con desastres ocurren en áreas urbanas, aunque los países varían, entre 40 y 70% de los registros ocurren en estas áreas. Por tanto, las estadísticas muestran que existe un mayor riesgo en el espacio urbano, es decir, el riesgo de que las ciudades sean vulnerables al cambio climático.

Derivado del proceso de urbanización en América Latina y el Caribe, se ha incrementado significativamente el número y tamaño de las ciudades. De acuerdo con onu Hábitat:

En 1950, había 320 ciudades con al menos 20 000 habitantes; medio siglo después, la cifra se acercaba a las 2 000 ciudades. La distribución de la población urbana según el tamaño de la ciudad en la región es muy similar a la mundial, aunque con una importante diferencia: las megaciudades de América Latina y el Caribe concentran 14% de la población total (65 millones de personas), situándola como la región del mundo con mayor porción de habitantes en ese rango de ciudad. (onu Hábitat, 2012:26)

Figura VI. 2. Vulnerabilidad de grandes ciudades a amenazas del clima y aglomeraciones urbanas en América Latina, 2010

Nota: El nivel de riesgo representa una escala acumulativa basada en el riesgo de ciclones, inundaciones, seísmos y sequías. Una aglomeración urbana contiene la población del territorio contiguo habitado a niveles urbanos de densidad residencial sin tener en cuenta los confines administrativos.

Fuente: onu Hábitat (2012: 125).

Por otro lado, Margulis (2016) señaló que los principales impactos climáticos percibidos por las ciudades son: pérdida de ingresos económicos, de turismo y empleo; pérdida de seguridad en el hogar; migración humana; cambios en la demanda eléctrica y deterioro del transporte; cambios en las necesidades de manejo de los desechos; exposición a elementos en poblaciones vulnerables; niveles más altos de enfermedades en poblaciones vulnerables; mayor escorrentía de agua de lluvia; aumento de marejadas y sequías; pérdida de sistemas naturales y daño en áreas protegidas; erosión costera y efectos de islas de calor. Cuando las personas carecen de infraestructura y servicios básicos o residen en hogares y áreas frágiles y de mala calidad, la vulnerabilidad urbana aumentará; para la región de América Latina y el Caribe casi 30% de la población vive en estas áreas.

América Latina y el Caribe es un área vulnerable al cambio climático, como expuso Margulis (2016), para el 2050 entre 79 y 178 millones de personas en la región enfrentarán estrés hídrico y se estima que cada aumento de 1 °C en la temperatura superará el billón de dólares.

Además de desarrollar un marco regulatorio multilateral para prevenir el cambio climático posKioto, Díaz (2012) señaló que una de las metas prioritarias es estabilizar la concentración de dióxido de carbono atmosférico en 450 ppm, y el costo se estima en 1.6% del producto interno bruto (pib) medio mundial para 2030. Además, Albo y Ordaz (2011) mencionaron que si no se implementan medidas para disminuir las emisiones actuales y cambiar las tendencias analizadas, los costos acumulados para 2025 pueden ser equivalentes a la pérdida del pib mundial a mediados de este siglo que va de 5 a 20%, que representan estimaciones de los riesgos en los que se puede incurrir por la inacción de este fenómeno.

Si bien existen incertidumbres sobre el impacto del cambio climático a nivel internacional, las predicciones de escenarios más conservadores tendrán graves consecuencias para aspectos importantes como la salud humana, los ecosistemas y la disponibilidad de agua. En lo que respecta al nivel de salud de una ciudad, la calidad del aire es el motor que hace que las enfermedades respiratorias se presenten con mayor frecuencia. Según la onu Hábitat (2012) hay demasiadas partículas finas en la atmósfera de muchas ciudades, como polen, cenizas, polvo mineral, cemento y metales. Estas partículas llamadas PM10 y PM2.5 tienen un tamaño de 10 o 2.5 micrones y tienen efectos nocivos para la salud.

En regiones desarrolladas como Europa, América del Norte y Oceanía, así como en regiones en desarrollo, la mayoría de la población mundial no cumple con las pautas de calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud (oms). Australia y Nueva Zelanda tienen las tasas más altas de cumplimiento de las recomendaciones de PM2.5 de la oms. Por otro lado, La concentración de partículas PM10 en las principales ciudades latinas no cumple con los lineamientos de la oms, a excepción de Belo Horizonte, en Brasil, pero el resto de las ciudades están por encima de las de la oms, lo que significa que tienen altas concentraciones de PM10, las cuales están relacionadas con enfermedades cardiovasculares y respiratorias, y tienen mayor morbilidad y mortalidad.

La vulnerabilidad de cada población urbana depende de su exposición al cambio climático. Cuando se combinan varios de estos factores aumenta la vulnerabilidad, como la ubicación de las casas, el mal manejo de la cuenca y la naturaleza del suelo. El impacto de los eventos meteorológicos relacionados con el cambio climático urbano depende de cada país. La tabla VI. 3 muestra las pérdidas relacionadas con los desastres naturales y la migración.

Tabla VI.3. Pérdidas asociadas a desastres naturales en América Latina, 1970-2009 y migrantes por eventos climáticos al 2019

País Muertos Heridos Desaparecidos Hogares destruidos Hogares dañados Personas afectadas Migrantes climáticos
Argentina 3 377 22 470 810 53 973 141 381 23 271 305 23 000
Bolivia 1 190 1 133 254 6 249 8 200 832 980 77 000
Chile 3 184 6 811 640 101 877 278 087 8 052 836 8 300
Colombia 35 898 26 447 2 812 183 106 681 404 22 688 062 35 000
Costa Rica 516 51 62 8 796 50 800 32 405 390
Ecuador 3 019 2 535 1 228 12 074 58 875 1 293 799 1 100
El Salvador 4 541 15 087 535 180 227 202 701 343 817 1 900
Guatemala 1 953 2 789 1 113 20 941 105 985 3 339 301 21 000
México 31 442 2 882 359 9 273 432 812 2 781 635 59 882 327 16 000
Panamá 339 1 292 39 13 534 70 678 345 782 240
Perú 40 994 65 675 9 136 438 376 398 237 2 218 035 10 000
Venezuela 3 015 379 1 059 56 285 158 288 2 932 101 320

Nota: Migración de Chile con datos disponibles de 2017.

Fuente: ONU Hábitat (2012: 125) y IDMC (2021).

En la tabla VI.3 se muestra que el país con el mayor número de muertes relacionadas con desastres naturales es Perú, seguido de Colombia y México. Los informes de lesiones de México superaron los 2.5 millones de otros países. De manera similar, México tiene el mayor número de casas desaparecidas, dañadas y personas afectadas, ocupando el segundo lugar entre las casas destruidas. Por tanto, esto demuestra que el país es vulnerable a los desastres naturales.

Según el informe Foresight (2011), se confirma que el cambio climático tiene implicaciones directas en la frecuencia de enfermedades, oportunidades de empleo, desastres naturales provocados por el calentamiento global, la habitabilidad y productividad de la tierra, así como la seguridad alimentaria, energética e hídrica.

La conclusión es que, a largo plazo, no sólo en términos de ecología, sino también en términos de sociedad, economía y medio ambiente, el crecimiento ilimitado del espacio urbano a nivel internacional no es factible, asimismo, este fenómeno afecta a las ciudades donde vive la mayoría de los habitantes.

Conclusiones

Las ciudades en relación con el medio natural ejercen presión al cambio de extensión o magnitud de las áreas urbanas, que desplazan y transforman el territorio de acuerdo con las actividades sociales y económicas, debido a ello, determinan la utilización del suelo y las actividades humanas, alrededor de las cuales, los patrones de suelo urbano crecen.

Al ser las ciudades el espacio más atractivo para el desarrollo de las actividades económicas y el crecimiento de la población que para el periodo de 1950 al 2005 aumentó en más de 256%, implicando que en una superficie que ocupa 2% de la superficie mundial, se ocupe 80% de la energía generada en el planeta y se perpetúe en ellas el patrón energético basado en el uso de combustibles fósiles que representan cerca de 78% del uso de la energía a nivel mundial.

Se demuestra que la concentración y emisión reciente de los gei han incrementado en el mundo, especialmente el dióxido de carbono que ha alcanzado el equivalente a 383 partes por millón (ppm) de dióxido de carbono, lo que implica un aumento de más de medio grado Celsius, asimismo, se presenta una estimación sobre el aumento de la temperatura media en un intervalo de 1 a 5 °C en los años próximos de continuar la tendencia mundial actual.

Acorde con este panorama es ideal no sólo proponer limitaciones en cuanto a la emisión de los gei,sino la propuesta de estrategias que implementen acciones de adaptación sobre la concentración ya existente en la atmósfera, esta visión debe ser una prioridad y una oportunidad para que las naciones generen desarrollo económico y social en armonía con el medio urbano y natural.

En futuras líneas de investigación se pretende generar un análisis en la Zona Metropolitana del Valle de México con la finalidad de proponer una estrategia base en la adaptación al cambio climático, donde se reconoce que las ciudades son un pilar esencial en el desarrollo de las directrices institucionales, por lo que se evaluarán los resultados de la investigación para contrastarlos con los objetivos planteados por México en foros internacionales sobre el cambio climático.


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