VI. La crisis del financiamiento en la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca
https://doi.org/10.52501/cc.212.06
Saúl Reyes Sanabria
Danae Araceli Sosa Torres
Jorge Hernández Hernández
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VI. La crisis del financiamiento en la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca
Saúl Reyes Sanabria*
Danae Araceli Sosa Torres**
Jorge Hernández Hernández***
DOI: https://doi.org/10.52501/cc.212.06
Resumen
Este capítulo tiene como propósito realizar un recuento de las principales vicisitudes que ha tenido la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (uabjo), en materia de financiamiento en los últimos años. La idea es hacer un análisis de las principales dificultades financieras y establecer una narrativa de los asuntos críticos y los temas emergentes derivados de la crisis del financiamiento que acompañan a la institución educativa de mayor cobertura en educación superior en el estado de Oaxaca.
Palabras clave: Crisis, cobertura, financiamiento, universidad, educación superior.
Introducción
Este escrito se interesa en documentar lo que ha sido denominado “historia reciente”, pasado cercano, historia actual o historia contemporánea (Carretero y Borrelli, 2008, p. 203), pues, hacemos una revisión de acontecimientos que se consideran vigentes y de los cuales hacemos un análisis de un segmento cronológico del tiempo presente (Aróstegui, citando a Osandón, 2006, p. 326) pues de acuerdo con Osandón, el presente puede ser explicado históricamente. Por consiguiente, nos interesa hacer énfasis en la reconstrucción histórica de un pasado —y en la construcción de un relato— que no es lejano en el tiempo y que nos ayuda a entender el presente.
A partir de lo anterior, se hace una revisión reconstructiva de la crisis del financiamiento en la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca a través de un conjunto de relatos y visiones que dan cuenta de un recuerdo compartido (Carretero, 2006, p. 27) respecto a los acontecimientos relacionados con el tema que nos ocupa. La idea es hacer un tratamiento de los temas conflictivos presentes en la máxima casa de estudios en el estado de Oaxaca y establecer una narrativa analítica de los cambios más recientes derivados de la crisis del financiamiento. Como apuntan Dussel y Pereyra (2006), diferentes relatos y narraciones constituyen “secuencias cronológicas” que pueden llevarnos a elaborar una visión crítica respecto al pasado reciente, al hacer su reconstrucción, y así establecer una versión crítica de los acontecimientos referidos.
A este tenor cabe decir que, la historia reciente se interesa por develar los eventos conflictivos o de “alto impacto social” que se encuentran presentes en diversas sociedades, pues la historia inmediata se concibe como un “espacio de transmisión de un pasado que aún tiene consecuencias directas sobre el presente de cada comunidad” (Carretero y Borrelli, 2008, p. 204). En particular, nos interesa abordar los temas conflictivos —o contenidos conflictivos— y los eventos traumáticos que caracterizaron a este periodo histórico particular.
Crónica de la crisis
Una nota periodística con fecha del 28 de noviembre de 2017 mencionaba que, “aunque algunos no lo crean, la uabjo podría declararse en quiebra: Experto”. En la misma nota, se argumenta que, “algunos creen que no pasará nada, pero existe el peligro de la [sic] Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (uabjo) se declare en quiebra financiera” (uabjo, 28 de noviembre 2017, p. 1).
A su vez, durante el informe de actividades en 2017 de la Fundación uabjo, el rector de la uabjo, Eduardo Bautista señaló que, en su administración —rectoría comprendida entre los años 2016-2020— se implementaron políticas de austeridad que lograron un ahorro de 110 millones de pesos en el periodo inmediato anterior (uabjo, 16 enero de 2018, p. 2).
Sin embargo, para el año 2019, el déficit de la uabjo superaba los 115 millones 394 022 pesos requiriendo 655 millones 703 561 pesos para un saneamiento real de sus finanzas (Zavala, 22 de octubre 2019, p. 2). En ese año se solicitaba a la 64 Legislatura del Congreso del Estado que el presupuesto asignado a la uabjo se incrementara en un 45% para “tener un saneamiento real de sus finanzas” (Zavala, 22 de octubre 2019, p. 2). En una nota anterior, Zavala (18 de septiembre 2019) indicaba otras cifras (diferentes) respecto a la crisis del financiamiento en la uabjo.
Ante la inminente crisis de financiamiento e insolvencia económica, la uabjo se vio obligada a revisar su estructura financiera y administrativa y dio inicio al saneamiento financiero de la institución (uabjo, 16 enero de 2018, p. 2). El saneamiento financiero ha sido uno de los puntos críticos en los últimos años y atrajo para sí un número importante de retos que se han vislumbrado para esta institución de educación superior en los años recientes, tales como la necesidad de reestructurar la institución con cambios profundos, la mejora de los procesos administrativos, la gobernanza y cambiar la imagen de la uabjo ante la sociedad oaxaqueña.
Cabe señalar que, desde esos años, ya se criticaban las asignaciones presupuestarias en materia de educación superior de los gobiernos estatal y del federal, pues los presupuestos otorgados a la educación superior ya no eran prioritarios a nivel nacional. En el caso de la uabjo, el problema se complicaba por la existencia de sus seis sindicatos, pues se consideraba que los líderes políticos no veían “provechoso” el establecer “acuerdos con grupos fraccionados como los que hay en la uabjo” (uabjo, 28 de noviembre 2017, p. 1).
En el año 2019, otras universidades públicas del país tenían también dificultades financieras; a nivel nacional, el panorama no era muy alentador, pues —como se sabía—, en México la inversión en educación superior estaba decayendo en los últimos años. En comparación con 2015, el gasto educativo total acumulaba una pérdida de 11.4% en términos reales. Los recursos para educación en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2022 (ppef 2022) eran inferiores en unos 113.000 millones de pesos (considerando la inflación) respecto a 2015 (Moreno y Cedillo, 2021, p. 5).
Diferentes medios digitales estatales y nacionales de aquellos años refieren la crisis financiera de la uabjo y de otras universidades del país, las cuales fueron documentadas como parte de su historia reciente. A finales del año 2019, nueve universidades contaban con problemas económicos graves, incluso para el pago de nómina de los trabajadores (administrativos y académicos) y el pago a jubilados (Grijalva y Briseño, 2021, pp. 2275 y 2276). Según otras fuentes, para rescatar a estas universidades se requerían “fondos extraordinarios por casi 3 500 millones de pesos para cubrir las nóminas de su personal en lo que resta del año” (Román, 27 octubre de 2020, p. 1).
En la uabjo se mantuvo por varios años el “riesgo de un colapso financiero” (Zavala, 18 de septiembre 2019, p. 1). Según se sabe, en el año 2019, el sistema de pensiones y jubilaciones de la uabjo absorbía el 30% de su presupuesto, las cuales para ese año fueron de “mil 49 millones de pesos, pero con la suma de las prestaciones laborales, que no son reconocidas por la sep, representa 40% de sus recursos” (Zavala, 18 de septiembre 2019, p. 1).
Según Zavala, en el año 2016 la uabjo contaba con una reserva de “110.6 millones de pesos, generados por los subsidios federales y universitarios”, que ya no eran suficientes para “hacer frente a las obligaciones por concepto de pensiones” (Zavala, 18 de septiembre 2019, p. 2). Para el año 2020, el número de jubilados se estimaba que alcanzaría incluso a la tercera parte de empleados activos, y cuatro años después podría alcanzar el 50% de los empleados activos (Zavala, 18 de septiembre 2019, p. 2).
En 2019, la uabjo enfrentó un déficit superior a los 300 millones de pesos, el cual se atribuía al sistema de pensiones y jubilaciones. De esta manera: “Para el cierre de 2019, por ejemplo, la institución requiere de más de 130 millones de pesos para cubrir sus compromisos de pago de salarios y prestaciones” (Zavala, 18 de septiembre 2019, p. 2). En palabras del entonces Rector Eduardo Bautista Martínez:
En nuestra casa de estudios, desafortunadamente, tenemos un esquema que consiste en la doble jubilación: paga el seguro social y paga la universidad, jubilaciones dinámicas, actualizaciones de salarios, al grado de que en estos momentos para trabajadores universitarios es mucho más conveniente ser jubilados que activos. [Zavala, 18 de septiembre 2019, p. 2]
La crisis financiera e insolvencia de las universidades públicas se encuentra documentada en los últimos años en México. La uabjo, en particular, atravesó y atraviesa aún por una de sus etapas más controvertidas de su historia inmediata. A esta situación deben agregarse los temas críticos —y emergentes— que revelan las dificultades enfrentadas por la institución en los últimos años y los grandes temas (Carretero, 2007, p. 176) vinculados con esta narrativa de su historia reciente: la rendición de cuentas, la transparencia, la gobernanza, el saneamiento financiero, la responsabilidad social, las auditorías, el saneamiento de la plantilla laboral, la adopción de temas centrales en el modelo educativo (tales como las agendas globales del cuidado del medio ambiente, entre otras).
Al tema de la insolvencia financiera cabe agregar las denuncias en medios electrónicos respecto a la “opacidad” financiera de la uabjo y los señalamientos respecto a “insuficiencias administrativas” y corrupción a través del outsourcing o contrataciones de servicios con empresas (Garduño, 2020, p. 2). A tal grado llegó la desconfianza respecto al manejo de los recursos financieros al interior de la universidad que para el año 2020 la uabjo había “atendido 36 auditorías y tiene dos más en curso” (Juárez, 2020, p. 1).
De acuerdo con un informe elaborado por la Cámara de Diputados Federal, la uabjo presentó hasta abril del año 2018 un déficit de 380 135 000 pesos (Redacción RIOaxaca, 19 noviembre de 2018). Asimismo, la crisis financiera que se presenta en 10 universidades públicas, incluida la uabjo, ascendía en ese año a 18 619 millones de pesos (Redacción RIOaxaca, 19 noviembre de 2018).
Otras fuentes señalan que, en el año 2020, el entonces Rector de la uabjo, Eduardo Bautista Martínez solicitó a la fracción parlamentaria del partido Morena, en el Congreso de Oaxaca, un aumento presupuestal del 42.70% para el ejercicio presupuestal 2021 (Tiempo Digital, 8 de octubre de 2020, p. 3).
La uabjo no solamente toca las puertas del Congreso para decir que requerimos mayor financiamiento, sino para rendir cuentas, así lo expresamos en anteriores ocasiones, la uabjo no está (sic) en la mejor disposición de decir necesitamos, sino exponer qué estamos haciendo con los recursos económicos que recibimos (Tiempo Digital, 8 de octubre de 2020, p. 4).
En el año 2020 se estimaba que once universidades se encontraban en crisis y había que “rescatarlas”. En este recuento se encontraban las universidades públicas de las entidades políticas de Morelos, Oaxaca, Zacatecas, Chiapas, Estado de México, Tabasco, Veracruz, Michoacán, Nayarit, Guerrero y Baja California (Tiempo Digital, 8 de octubre de 2020, p. 4). También, en año 2019, la Secretaría de Educación Pública (sep) informó que gestionó una bolsa de 2 500 millones de pesos ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, para rescatar a las universidades que se encontraban en crisis financiera y presupuestaria (Zavala, 27 de agosto de 2019, p.2).
La crisis del financiamiento de las universidades públicas afectaría los pagos de nómina de los trabajadores y también el pago de pensiones de los trabajadores jubilados, no solo en la uabjo sino también en otras universidades, tales como la Universidad Autónoma de Guerrero y la Universidad Autónoma de Nayarit. En el año 2019 se anunció un recorte de hasta 32.5% en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019 (Redacción RIOaxaca, 19 noviembre de 2018).
Cabe señalar que el financiamiento en las universidades públicas en México es notoriamente diferenciado y desigual. Baste decir que el promedio de financiamiento federal “entre las 35 universidades públicas estatales es de 68%” (Sánchez, 29 de julio de 2020, p. 3). Sin embargo, universidades como la Autónoma de San Luis Potosí, la Autónoma de Yucatán y la Autónoma Benito “Juárez” de Oaxaca, todas ellas reciben un financiamiento federal mayor al 89%, mientras sus gobiernos estatales hacen una aportación menor que otros estados del país (Sánchez, 29 de julio de 2020, p. 3).
De acuerdo con Víctor Manuel Sánchez (29 de julio de 2020, p. 3), el porcentaje de recursos federales que recibieron las universidades autónomas estatales durante el año 2020 fue el siguiente:
Tabla 1. Financiamiento federal en universidades del país, 2020
UNIVERSIDAD | FINANCIAMIENTO FEDERAL (%) |
Universidad Autónoma de San Luis Potosí | 90% |
Universidad Autónoma de Yucatán | 90% |
Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca | 89% |
Universidad Juárez del Estado de Durango | 87% |
Universidad Autónoma de Tlaxcala | 86% |
Universidad Autónoma de Baja California Sur | 84% |
Universidad Autónoma de Nayarit | 84% |
Universidad Autónoma de Querétaro | 83% |
Universidad Autónoma de Zacatecas | 80% |
Universidad de Colima | 80% |
Universidad Autónoma de Aguascalientes | 74% |
Universidad Autónoma de Nuevo León | 74% |
Universidad Autónoma de Guerrero | 73% |
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez | 71% |
Universidad Autónoma de Chiapas | 71% |
Universidad Autónoma de Campeche | 70% |
Universidad Autónoma de Sinaloa | 70% |
Universidad Autónoma del Estado de Morelos | 68% |
Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo | 68% |
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla | 67% |
Universidad de Guanajuato | 67% |
Universidad Autónoma del Carmen | 65% |
Universidad Autónoma de Tamaulipas | 60% |
Universidad Autónoma de Chihuahua | 60% |
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo | 59% |
Instituto Tecnológico de Sonora | 54% |
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco | 53% |
Universidad de Guadalajara | 51% |
Universidad Autónoma de Baja California | 51% |
Universidad de Quintana Roo | 51% |
Universidad Autónoma de Coahuila | 50% |
Universidad Autónoma de Occidente | 50% |
Universidad Autónoma del Estado de México | 50% |
Universidad de Sonora | 50% |
Universidad Veracruzana | 46% |
Fuente: Sánchez (2020, p. 3).
Como se observa, las tres universidades con mayor financiamiento federal en 2020 fueron la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (90%), la Universidad Autónoma de Yucatán (90%) y la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (89%). Según otras fuentes, en 2019, la uabjo recibió un presupuesto de 1 082 938 553 pesos, de los cuales 89.45% correspondía a la aportación federal y el restante 10.54% correspondía a la aportación estatal (Zavala, 22 de octubre 2019, p. 3). Sin embargo, al parecer, el presupuesto recibido no alcanzaría para cubrir el pago de salarios a trabajadores académicos y administrativos (Zavala, 22 de octubre 2019, p. 3).
Desde años anteriores, la uabjo y dos universidades más contaban con una aportación del Gobierno Federal equivalente al 90% (Grijalva y Briseño, 2021, p. 2279). En cambio, la Universidad de Guadalajara contaba con una aportación estatal superior al 60% (Rodríguez-Gómez, 2014, en Grijalva y Briseño, 2021, p. 2279).
De acuerdo con Grijalva y Briseño (2021), para el año 2020, tanto el Instituto Politécnico Nacional, como la Universidad Autónoma Metropolitana y la Universidad Nacional Autónoma de México, obtuvieron un 36.4% de financiamiento federal, y la unam recibió un 30% de ese recurso proveniente de la federación (Muñoz y Rodríguez-Gómez, 2004, en Grijalva y Briseño, 2021, p. 2279).
Asimismo, en 2020, la Universidad Veracruzana, la Universidad Autónoma de Tamaulipas, la Universidad Autónoma de Sinaloa, la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Universidad Autónoma del Estado de México, la Universidad de Guadalajara y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla obtuvieron un 30% de la aportación federal. En ese año, el 40% se dividió entre las otras universidades, pero la Universidad Autónoma “Benito Juárez” recibió el 0.7% del presupuesto asignado (Muñoz y Rodríguez-Gómez, 2004, en Grijalva y Briseño, 2021, p. 2279).
Para el año 2021, la uabjo recibía 88.4% de aportación federal, mientras el financiamiento estatal correspondía a 11.6% (Moreno, 2022). Esta desigualdad en el financiamiento a las universidades públicas estatales fue señalada en aquellos años por el entonces Rector Eduardo Bautista Martínez quien señaló que las “instituciones de educación superior no requieren de medidas paliativas o asistenciales, sino una política de Estado con perspectiva integral que dé prioridad al fortalecimiento de las universidades [sic] públicas” (La Jornada, 9 de marzo de 2017, p. 1).
En 2020, el Rector Bautista Martínez recalcó la urgencia de regular el cumplimiento del 50% y 50% de aportaciones de los gobiernos federal y estatal. Hay estados que “aportan el 60% mientras que otras sólo otorgan el 10%” (Quadratín, 15 de septiembre de 2020, p. 2). Por ello, se subrayaba la necesidad de un financiamiento diferenciado y compensatorio (Quadratín, 15 de septiembre de 2020, p. 1).
Como se sabe, la uabjo se considera la institución de mayor cobertura educativa en el estado de Oaxaca, pero cuenta con una baja inversión por alumno si se le compara con otras universidades públicas del país. En el ciclo escolar 2002-2003, se señalaba que el promedio de inversión por alumno en el país era del orden de los 35.48 miles de pesos y el de la uabjo no rebasaba los 12.66 miles de pesos (Hernández, 2005, en Grijalva y Briseño, 2021, p. 2279).
En el año 2013, la uabjo contaba con un subsidio de 717 367 000 pesos, pero el subsidio por alumno no rebasaba los 26 904 pesos (Quadratín, 9 de abril de 2013, p. 1), mientras en ese mismo año la Universidad de la Cañada percibía 140 100 pesos por alumno y la Universidad Tecnológica de la Mixteca 81 000 pesos por alumno (Quadratín, 9 de abril de 2013, p. 1). Durante el ciclo escolar 2011-2012, la uabjo atendió una población escolar de 22 060 alumnos, distribuidos 6 003 estudiantes en educación media superior y 18 057 estudiantes en educación superior (Quadratín, 9 de abril de 2013, p. 1).
En 2019 se solicitaba a la 64 Legislatura del Estado una ampliación presupuestal del 45 % para lograr una relación promedio por alumno de 58 342.52 pesos, lo cual permitiría mejorar la calidad de la educación (Zavala, 22 de octubre 2019, p. 2). Para el 2020 se señalaba que los profesores de asignatura de la uabjo no ganaban más de 50 pesos por hora-clase y la institución se encontraba con el presupuesto más bajo para sus 23 700 estudiantes, con un promedio anual de menos de 40 000 pesos por cada uno (La Jornada, 9 de marzo de 2017, pp. 1-2).
Otras fuentes indican que, para el año 2022, la uabjo recibía un subsidio ordinario federal por alumno del orden de los 40 004, mientras la media nacional correspondía a 41 226 pesos, muy por debajo de la Autónoma de Yucatán que en ese año recibía un subsidio federal de 78 333 por alumno, y la Autónoma de Baja California Sur recibía 62 992 pesos por estudiante (Moreno, 2022). La uabjo sigue siendo la institución de educación superior más importante en el estado de Oaxaca. En el año 2019, la uabjo atendía a una población estudiantil del orden de 24 759 alumnos, distribuidos en bachillerato, licenciatura y posgrado (uabjo, 2020, en Grijalva y Briseño, 2021, p. 2282), con ello atendía al 30 % del estudiantado en la entidad (Grijalva y Briseño, 2021, p. 2282).
Los temas críticos
Como dicen Carretero y Borrelli, todo relato histórico se basa y se construye con base en memorias (2008, p. 204), las cuales hacen referencia a grandes temas (Carretero, 2007, p. 176) y temas conflictivos. Como hemos dicho, los cambios más relevantes en la historia reciente de la uabjo tienen relación directa con la situación de insolvencia económica y financiera ya referida. En esta etapa de la universidad, aparecieron temas que hoy son cruciales en la vida actual de la uabjo. En el recorrido que hemos realizado aparecieron una serie de términos que aportan una idea de la magnitud de la crisis: opacidad, saneamiento financiero, rendición de cuentas, gobernanza, crisis financiera, corrupción.
El rector Eduardo Bautista comentó en el foro virtual de parlamento abierto, Construyendo la Nueva Legislación para la Educación Superior, que organizó la Comisión de Educación del Senado de la República:
se debe cambiar la narrativa de las universidades corruptas que daña la gestión, por valoraciones objetivas de los avances en transparencia y rendición de cuentas” y llamó a no confundir los informes preliminares de auditorías con sentencias judiciales, porque esto “da trato de delincuentes y desinforma a la opinión pública”. [EBM, 2020, párrafo 9]
En este escenario incierto ya se hacía énfasis en la necesidad del cambio, la gestión de la calidad, la gobernanza, “la renovación de acuerdos al interior de la universidad…”, así como la necesidad de una “mayor vinculación y gestión de procesos de corresponsabilidad con el Gobierno del Estado y la Federación” (Respalda la anuies el Plan de desarrollo de la uabjo, 2018).
En esta memoria conflictiva y controversial, se indican como “retos para la uabjo durante los próximos años” (Respalda la anuies el Plan de desarrollo de la uabjo, 2018): “Mejor gobernanza, cobertura de matrículas, calidad con competencias globales, responsabilidad social y vías de financiamiento” (Respalda la anuies el Plan de desarrollo de la uabjo, 2018). Incluso se hablaba de la necesidad de construir una “nueva cultura universitaria” (Respalda la anuies el Plan de desarrollo de la uabjo, 2018).
De hecho, desde años anteriores a la crisis, podemos observar la emergencia de un discurso renovador respecto a las tareas y funciones de la uabjo y también respecto a su papel frente a la sociedad oaxaqueña. El tema de la calidad formará parte de esta diatriba conflictiva (y traumática) de crisis financiera e insolvencia económica. Surge con mayor fuerza el tema de la transformación de la universidad como parte de esta narrativa crítica (Quadratín, 2017, p. 1).
Ya desde el año 2017 se hablaba de la necesidad de transformar a la universidad y se hacía énfasis en una nueva cultura universitaria, es decir, en la necesidad de un cambio sustancial de la uabjo:
Este documento (se refiere al nuevo modelo educativo) se enmarca en la nueva cultura universitaria del Programa Institucional de Desarrollo (pid) 2016-2020, como eje trascendental, fijado en la ética y confianza que permite la construcción de contextos favorables sobre un escenario de nuevos retos, en virtud de plantear soluciones concretas (énfasis añadido) (Quadratín, 2017, p. 2.)
El Plan Institucional de Desarrollo uabjo 2022-2024 (versión actualizada al 9 de agosto de 2022), en su Visión 2030, hace mención a los principios de transparencia, rendición de cuentas y finanzas sanas (uabjo, 2022, p. 73). El nuevo Modelo educativo uabjo para la transformación social (uabjo, 15 de noviembre de 2019) incluía la gobernanza como elemento importante del nuevo modelo educativo, considerando una gestión eficiente y un gobierno eficaz a través del ejercicio transparente de los recursos económicos (uabjo, 2019, p. 80). En el mismo documento se hace alusión a la “transparencia y rendición de cuentas” (uabjo, 15 de noviembre de 2019, p. 80), que era urgente y necesario ante los señalamientos de corrupción que se atribuían a la institución (Garduño, 2020).
Durante la presentación de la propuesta de transformación universitaria visión y acción 2030 de la anuies, en la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa, el Rector Bautista señalaba que, “dentro de la nueva cultura universitaria, un tema importante son las políticas públicas, la responsabilidad social, los procesos de vinculación y la política de equidad de género en términos de igualdad” (Respalda la anuies el Plan de desarrollo de la uabjo, 2018, párr. 8).
Cabe señalar que el nuevo Modelo Educativo uabjo para la transformación social (uabjo, 15 de noviembre de 2019, p. 80) incluye en su diseño una visión incluyente de la diversidad, la perspectiva de género y una visión intercultural de la universidad (Quadratín, 29 de junio de 2021, p. 2). Durante los años álgidos de crisis financiera, apareció entonces un discurso renovador y ejes temáticos (temas críticos) que acompañan a esta narrativa de crisis e insolvencia económica.
Reflexiones finales
Tal y como se expone en páginas anteriores, el financiamiento de la educación superior en México ha tenido una disminución gradual desde el año 2015 hasta nuestros días. Para el año 2022 se pronosticaba que, de mantenerse la situación actual, el 10-15% de las instituciones de educación superior en el país están en riesgo de no soportar la crisis y deberán cerrar sus puertas (Moreno, 2022, diapositiva 12).
En la actualidad, el financiamiento federal a las universidades del país requiere de un “esquema de financiamiento más equitativo que redistribuye las cargas presupuestales” (Sánchez, 2020, p. 7). De acuerdo con Grijalva y Briseño (2021):
El financiamiento público resulta cada vez más insuficiente y desigual entre las Instituciones de Educación Superior. Es necesario que estos criterios y toma de decisiones estén basadas en un mayor conocimiento y sensibilidad para reconocer los contextos de desigualdad económica y tecnológica en que operan las universidades estatales. [p. 2276]
De acuerdo con Moreno (2022), durante el año 2022, el gasto anual público y privado por estudiante en México fue de los más bajos del mundo, de alrededor de 7 341 dólares, mientras que el promedio de la ocde fue de 17 555 dólares. El gasto por estudiante en México es apenas superior a lo que destinan Colombia (4 602 dólares) y Grecia (4 192 dólares).
Moreno y Cedillo (2021) afirman que las universidades públicas estatales, como las universidades de Apoyo Solidario (upeas) y las universidades interculturales en México (ui), se encuentran en la actualidad frente a un franco proceso de reducción del financiamiento federal, pues la suma de sus déficits anuales para el 2022 acumulan una pérdida de alrededor de 27 000 millones de pesos para este grupo de universidades, lo que es más…
El presupuesto presentado (en el año 2023) representa una pérdida de aproximadamente 31 000 millones de pesos a 2022, ajustando por la inflación, para este sector. No se trata de una cifra menor. La pérdida acumulada equivale a más que todo el presupuesto para CONACYT (Ramo 38) y alrededor de cuatro veces los recursos para el Sistema Nacional de Investigadores. [Moreno y Cedillo, 2021, p. 8]
El análisis de las dificultades, que en materia de financiamiento ha tenido la uabjo en sus últimos años, nos ha permitido hacer una narrativa crítica de las dificultades que ha enfrentado la institución en los últimos años y los avatares a los que se ha enfrentado en este tramo histórico de su vida reciente. El realizar una narrativa crítica y dolorosa —a partir de diferentes relatos de la crisis del financiamiento— permite mostrar diferentes aristas (visiones y posiciones críticas), donde la gestión de la memoria marca nuevos constructos para pensar y valorar a la universidad.
Apenas en años recientes aparecieron términos que antes no se utilizaban con el mismo fervor, donde destaca la transformación de la universidad como agenda para los años venideros, que incluirá rubros como el saneamiento financiero, la rendición de cuentas, la transparencia y las auditorías como parte de la historia reciente de la uabjo, así como la defensa de la autonomía (uabjo, 2019, p. 80) y el buen gobierno (uabjo, 2022, p. 110), como ejes irrenunciables de la vida universitaria.
Por supuesto que la condición estructural de crisis financiera es el motivo de estas transformaciones y el motor de estos cambios, que han marcado el rumbo de la máxima de estudios en su historia reciente y en los años venideros. La nueva cultura universitaria como constructo social también se generará en el nuevo imaginario institucional, de modo que el nuevo modelo educativo de la universidad incluirá las nuevas agendas del siglo xxi de la unesco, tales como la igualdad, la inclusión, la igualdad de género (Quadratín, 2017) y, por supuesto, la preocupación por el ambiente y la sostenibilidad.
Bibliografía
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