1. Marco teórico sobre agronegocios, ruralidad y desarrollo rural sostenible

https://doi.org/10.52501/cc.204.01


Luis Alberto Morales Zamorano


Imelda Cuevas Merecías


José Felipe Soriano Suárez del Real


Dimensions


1. Marco teórico sobre agronegocios, ruralidad y desarrollo rural sostenible

Luis Alberto Morales Zamorano*
Imelda Cuevas Merecías**
José Felipe Soriano Suárez del Real***

DOI: https://doi.org/10.52501/cc.204.01

Resumen

Este primer capítulo tiene como propósito introducir al lector en algunos de los conceptos más utilizados en el trabajo con los agronegocios, o que forman parte de la temática central de todo el libro. El primer concepto desarrollado es el de agronegocios, el cual forma la parte central de todo el documento, se analiza desde una perspectiva temporal, desde su origen y se interpreta su transformación a lo largo del tiempo. Posteriormente, se describe el concepto de cadenas de valor en los agronegocios, pasando por el constructo de administración de agronegocios. Finalmente es abordado el análisis conceptual de lo rural y la nueva ruralidad. Se termina describiendo y cuestionando de manera superficial el significado real del concepto de desarrollo rural sostenible. Se cierra el capítulo relacionando los conceptos previamente descritos con algunos ejemplos de oportunidades que representan los emprendimientos rurales, necesarios de hacerse realidad, en las actividades agrícolas y pecuarias. Este análisis introductorio de conceptos finaliza con un glosario y un amplio soporte bibliográfico de todo el material citado en este primer apartado del libro.

Palabras clave: Agronegocios, commodities, nueva ruralidad, desarrollo rural sostenible, administración de agronegocios.

Abstract

The purpose of this first chapter is to introduce the reader to some of the concepts most used in working with agribusiness, or that form part of the central theme of the entire book. The first concept developed is that of agribusiness, which forms the central part of the entire document, it is analyzed from a temporal perspective, from its origin and its transformation over time is interpreted. Subsequently, the concept of value chains in agribusiness is described, going through the construct administration of agribusiness. Finally, the conceptual analysis of the rural and the new rurality is addressed. It ends up describing and questioning in a superficial way the real meaning of the concept of sustainable rural development. The chapter closes by relating the concepts previously described with some examples of opportunities that rural enterprises represent, necessary to become a reality, in agricultural and livestock activities. This introductory analysis of concepts ends with a glossary and extensive bibliographic support of all the material cited in this first section of the book.

Keywords: Agribusiness, commodities, new rurality, sustainable rural development, agribusiness administration.

Los agronegocios

El concepto de agronegocios proviene de su raíz agro, prefijo que se refiere al ambiente agropecuario y de negocio, alusivo a la palabra intercambio. Con base en lo anterior, es posible deducir que la palabra agronegocios se refiere a todo tipo de actividades de intercambio de valor que ocurren a lo largo de toda la cadena de producción agropecuaria, la cual incluye actividades de intercambio en negocios agrícolas, ganaderos, de pesca y acuacultura, en bosques y selvas, actividades comerciales y prestaciones de servicios agropecuarios.

Estas actividades incluyen también a los procesos de transformación para la generación de productos (bienes y/o servicios) con un mayor valor agregado, aprovechamiento integral de subproductos agropecuarios y sus derivados, hasta la realización de actividades comerciales y prestación de servicios, incluidos los servicios de agroturismo, orientados a satisfacer las necesidades, deseos o preferencias del mercado.

Origen y desarrollo del concepto

El concepto fue originalmente acuñado por Davis y Goldberg en 1957, para hacer referencia a las actividades agrícolas, enfocadas a escalar la producción de commodities que, con el uso de la tecnología, estaba orientada a objetivos de exportación. Estos autores definieron inicialmente el concepto de la siguiente manera:

Suma del total de operaciones involucradas en la manufactura y en la distribución de la producción agrícola, operaciones de la producción en el campo; en el almacenaje, procesamiento, y distribución de los commodities agrícolas y las manufacturas hechas con los mismos.

Los commodities son productos crudos, sin transformar, como los generados en actividades agropecuarias, mineras o petroleras. Los commodities agrícolas formaban parte, originalmente, del centro medular del concepto.

El concepto surgió como resultado de los grandes avances tecnológicos de los años 60, lo que dio lugar también a la mecanización de ciertos procesos de trabajo en la agricultura, los cuales reemplazaron la fuerza de trabajo y potenciaron los rendimientos por hectárea de los cultivos tradicionales. Planteado de esta forma, dado lo limitado y ambiguo del concepto, una “teoría del agronegocio” no tendría nada que ver con la teoría del desarrollo. Se usó originalmente solo para ampliar un concepto mejorado de la agricultura.

Posteriormente, Goldberg (1968), al ser uno de los primeros en señalar que el desarrollo del agronegocio implicaba “conectar” a miles de productores a escala global con los sistemas de commodities integrados, amplió el concepto de agronegocios, considerándolo como una forma más sistémica e interdependiente con otros procesos y entre otros sistemas, tal como sigue:

Es un “Sistema de Agronegocios de commodities que engloba a todos los participantes involucrados en la producción, procesamiento y marketing de un único producto agrícola. Tal sistema incluye proveedores de insumos agrícolas, agricultores, operadores de almacenaje, procesadores, mayoristas, y los minoristas involucrados en un flujo de commodities en las sucesivas etapas desde los insumos iniciales hasta el consumidor final. También incluye todas las instituciones que afectan y coordinan las sucesivas etapas del flujo de commodities como es el gobierno, los mercados de futuros y las asociaciones de comercio”.

Como se puede apreciar en esta definición, descrita por Goldberg (1968), se discute el concepto de los agronegocios desde puntos de vista de coordinación y considera las relaciones contractuales, instituciones de coordinación y la integración vertical en tres sistemas de commodities. Estudia al sistema coordinado de empresas e instituciones participantes desde el punto de vista de la rentabilidad, la estabilidad de precios, las conductas empresarias y la adaptabilidad. Sin embargo, seguían refiriéndose casi exclusivamente a commodities agrícolas.

Graziano da Silva (1994) introdujo posteriormente el concepto de agronegocio en la teoría de los sistemas agroalimentarios y Aquino-González (1997) concibió dicho concepto como una amplia cadena que incluye desde la producción hasta el consumo, en la cual los productores deben actuar con criterios de competitividad y justicia social, pero sin dejar de lado el concepto de sostenibilidad. Este último autor ya introdujo al concepto el comercio de productos agropecuarios entre los distintos países de América Latina, EUA, Canadá y el Caribe. También añadió al concepto la consideración de los temas sanitarios, fitosanitarios y ambientales.

Posteriormente, Coase (1997) afirmó que el estudio de la economía debe ser interdisciplinario. Para una mejor comprensión en el estudio e interpretación de los fenómenos socioeconómicos, tanto ésta como cualquier otra disciplina deberá integrar otras disciplinas. Esto sugiere que la administración y estudio de empresas agrícolas deberá integrar otras disciplinas afines, dentro de los ranchos o fincas con el fin de establecer un mejor uso y aprovechamiento de sus suelos.

Más adelante, Cook y Chadad (2000: 209), investigando la evolución del concepto, identificaron dos vertientes paralelas (niveles paralelos de análisis). Una era referente a la coordinación vertical y horizontal de la cadena agroalimentaria, a la que llamó Economía del agronegocio. La otra vertiente estaba relacionada con el estudio de la toma de decisiones dentro de las estructuras alternativas de gobierno de la cadena alimentaria, a la que llamó gestión del agronegocio. La primera vertiente parece referirse a los aspectos de integración vertical y horizontal de los negocios agropecuarios (en etapas primarias solo referidos a las actividades agrícolas) orientados a escalar y maximizar la producción con el uso de maquinaria y tecnologías innovadoras para exportar la producción. Esta primera vertiente parece estar relacionada con la elaboración de contratos de producción agropecuaria, cuyos formatos contractuales han conducido a referirse a este tipo de estructura con el término de “agromaquila”. Aquí es cuando la producción de commodities empieza a ser regulada por las grandes compañías internacionales. Así fue que el desarrollo del agronegocio implicó la necesidad de “conectar” a miles de empresas agrícolas de todos los tamaños, a escala global, con los sistemas de commodities integrados (Goldberg, 1968). En este esquema, el papel de las empresas multinacionales es fundamental porque son los agentes con mayor capacidad de “alcanzar” y conectar a los pequeños y medianos productores con la cadena global (Goldberg, 1968), y de esta manera, obtener mayores ganancias.

La segunda vertiente parece referirse a las empresas agropecuarias que muestran ser más independientes de las empresas multinacionales, al contar con mayor libertad para gestionar el agronegocio. Puede utilizar estrategias colaborativas o de alianzas, tienen mayor libertad de innovar, de diferenciarse, de tomar decisiones sobre el mercado que desean satisfacer, de manera que las conduzcan a ser más competitivas en sus procesos de producción y colocar sus productos en el mercado internacional que más les favorezca.

A inicios del siglo xxi presentaron muchos aportes en el desarrollo evolutivo del concepto de agronegocios (Cook y Chaddad, 2000). Ordoñez (2000), del programa de agronegocios y Alimentos, en Argentina, incorporó por ejemplo, una estructura de gobernanza en el manejo del concepto y reconoce la importancia de introducir la participación de cadenas agroalimentarias gerenciables en los agronegocios. Estos sistemas gerenciables deben analizarse bajo criterios de competitividad en las distintas cadenas.

Ordoñez describe dos grandes grupos estratégicos en los agronegocios alimentarios: los agronegocios de commodities y los agronegocios de specialities. Los primeros se describen como productos homogéneos, aun sin identidad propia, indiferenciada ante el mercado y sin mayor valor agregado. Son ejemplos de commodities los cereales, oleaginosos, carnes rojas, etc. El objetivo de los agronegocios de commodities es salvaguardar la seguridad alimentaria. Sus estrategias se basaban en producir a bajo costo, utilizando la economía de escala y se centraban en el aumento de la productividad.

Los agronegocios de specialities, en cambio, generan productos diferenciados, transformados, con identidad propia frente al mercado y tienen alto valor agregado. Son ejemplos de ellos los vinos, mermeladas, embutidos, cortes de carnes, productos ahumados, etc. Como consecuencia de iniciativas empresariales de innovación permanente, existe la necesidad de darle un mayor valor agregado a los commodities, ya sea diferenciando los productos o mejorando su calidad de manera continua, haciendo con ello que exista una constante transformación de los commodities en specialities.

Al inicio de este nuevo siglo y acorde con lo anteriormente expuesto por Coase (1997), también empezó a manejarse el concepto de multifuncionalidad en la agricultura. A este respecto, Atance-Muñiz y Tío-Saralegui (2000), publicaron lo siguiente:

En diciembre de 1997 el Consejo de Ministros de Agricultura y el Consejo Europeo de Luxemburgo se pronuncia a favor de una agricultura europea multifuncional. Es la base para la presentación, en marzo de 1998, de la propuesta de reforma de la Política Agrícola Comunitaria (pac) de la Agenda 2000, acordada en 1999, tiene en el concepto de multifuncionalidad de la agricultura europea, contenida en la Agenda 2000. Sin embargo, no es hasta 1999 cuando se produce un intento formal de definir el concepto de multifuncionalidad. Es entonces cuando la Comisión (ec 1999a), en informe para el Comité Especial de Agricultura, acota el concepto, estableciendo las tres funciones principales de la agricultura europea: la producción de materias primas y alimentos en condiciones competitivas (y sus consecuencias sobre la seguridad alimentaria europea), la conservación del medio ambiente y del paisaje rural y la contribución a la viabilidad de las áreas rurales y a un desarrollo territorial equilibrado.

El concepto de multifuncionalidad es posteriormente abordado por Pisani y Franceschetti (2009), quienes argumentaron, bajo el marco de la economía territorial, que es consecuencia de reconocer la importancia económica de los valores tangibles (vegetación, fauna, agua, actividades económicas, estructuras, etc.) y valores intangibles (paisaje, cultura, historia, tradiciones, etc.) de los territorios rurales. Estas llamadas externalidades positivas de territorios agrícolas han conducido a otorgarle al uso tradicional del suelo otras funciones adicionales que anteriormente no se les otorgaba. Así, el aprovechamiento sostenible del suelo para usos múltiples en territorios agropecuarios rurales es la llamada “multifuncionalidad”.

Alvarado Ledesma (2004) menciona que para poder comprender el término de los agronegocios bajo una perspectiva moderna de producción de los alimentos en el medio rural, se necesita “extender la mirada más allá del sector primario”. Es por ello que, al desarrollar del concepto de agronegocios aparece Caputti (2007) quien define el concepto con base en la cadena de suministros diciendo que es un conjunto de actividades de producción, transformación y comercialización de productos, cuya materia prima principal es de origen agropecuario.

Posteriormente y con el fin de abordar el mismo concepto, Renting y colaboradores (2008), abordaron el análisis de las siguientes preguntas: ¿cuáles son las funciones relevantes de la agricultura?, ¿cómo definir las actividades agrícolas?, ¿cómo identificar categorías relevantes de fincas/empresas? ¿cómo estudiar el papel del cambio de identidades rurales? y ¿cuál es el papel de los nuevos arreglos territoriales e institucionales?

Alvarado-Martínez y colaboradores (2010) retomaron y generalizaron bastante el concepto, afirmando que un agronegocio es cualquier actividad relacionada con el agro, hasta sus últimas consecuencias.

Por las mismas fechas, Cardona, Álvarez y Sáenz (2010) definieron los agronegocios como un conjunto de actividades económicas que se sustentan en el sector agropecuario, producto de las articulaciones entre los diferentes sistemas productivos, de mercadeo, transformación y servicios que permiten la oferta de productos y servicios de origen agropecuario y forestal con valor agregado, que generen ingresos a través del desarrollo de las cadenas productivas, de cada uno de sus eslabones y las regiones donde operan; haciendo uso racional y eficiente de los recursos, para atender necesidades concretas de los mercados. Esta definición también incluye a las instituciones que afectan y coordinan las sucesivas fases del flujo de commodities como los gobiernos, los mercados de futuros y las asociaciones comerciales.

En continuidad a lo expuesto por Cook y Chaddad (2000), aparecen King y colaboradores (2010), quienes fortalecen y amplían lo descrito por ellos, en términos de la relación entre la coordinación vertical y horizontal del agronegocio con instituciones, organizaciones y mercados. Sus aportes tienen un mayor alcance en la toma de decisiones dentro de las organizaciones, formales e informales, que se ubican en el sistema agroalimentario, ya que integran el concepto de “figuras colectivas” para la producción con el fin de promover las economías de escala, reducir las asimetrías en el acceso y uso de la información y enfrentar las fallas del mercado abierto agroalimentario

Sin embargo, García Bernado (2011) afirmó que detrás de la noción “amigable” del concepto agronegocio y el crecimiento económico que promueve, se encuentra un efecto paradójico. Con el avance de relaciones sociales capitalistas de producción, los agronegocios están trasformando radicalmente el equilibrio en la vida de las zonas rurales. Además de la sobreexplotación de la mano de obra jornalera, está arrasando con la existencia y calidad de sus recursos naturales, como el agua, que al ser sobreexplotado no sólo desertifica tierras cultivables, sino que hasta las saliniza, destruyendo el paisaje y la vida rural animal y vegetal, tal como la conocemos.

Otra definición de agronegocio, basada en la teoría de la firma, fue descrita por Favaro-Villegas (2013) y se basa en lo que un empresario está dispuesto a generar por una empresa, cuando la producción del bien o servicio puede hacerse más eficiente (en términos de costos). El autor la describe como un “sistema integrado de negocios, enfocado en el consumidor, que incluye actividades ligadas a productos del campo, así como también a su procesamiento, transporte y distribución”.

En ese mismo año, Gras y Sosa Varrotti (2013) describieron el modelo de agronegocio del siguiente modo: conformación de grandes escalas productivas a partir de diversas formas de control de la tierra y de múltiples estrategias de financiamiento (especialmente en relación con el capital financiero nacional e internacional) y de manejo del riesgo, así como en la innovación tecnológica permanente, la profesionalización del management y la conformación de una estructura organizativa de tipo corporativo (Gras y Sosa Varrotti, 2013, pp. 220-221).

Si bien el escalamiento de procesos agrícolas ha dado lugar a una mayor complicación del concepto, actualmente, dado su carácter limitado y ambiguo, el paradigma de agronegocios ha evolucionado al grado de no sólo referirse a los procesos agrícolas. Como hemos visto, es un concepto mucho más amplio que incluye procesos e intercambio en la producción ganadera, pesquera, acuacultural, en bosques y selvas y hasta se está aplicando en el ámbito de comercios y servicios.

Muchas explotaciones de territorios rurales y hogares agrícolas dependen cada vez más de realizar negocios y crear empleos no agrícolas. Cada vez se hace más urgente generar ingresos con actividades distintas a la agricultura. Esto requiere promover la creación de microempresas comerciales, de servicios y/o de transformación que, junto con las actividades agrícolas, ganaderas y pesqueras, potencien el desarrollo económico de los espacios rurales.

Con base en la reflexión anterior, Van Fleet, en el 2016, afirmó que el sector de los agronegocios está compuesto por todas las organizaciones, grandes y pequeñas, con fines de lucro y filantrópicas, que se dedican a la producción, distribución, comercialización o utilización de alimentos, fibras, productos forestales o biocombustibles, incluidas las que suministran agua y recolectan los desechos de esas organizaciones. Este autor aportó una descripción visual de este concepto, la cual se representa en la siguiente figura:

Figura 1. Una descripción visual de los agronegocios (Van Fleet, 2016)

Más recientemente, Bonanno (2017) discute el poder de los mercados agroalimentarios, el poder de la negociación, de la compensación y el poder de compra en los agronegocios. En el trabajo realizado por Bonanno se ofrece también una visión de los problemas en los mercados agroalimentarios (calidad, reputación colectiva, negociación en los mercados de compras y marketing inverso) y herramientas para evaluar el desempeño de las empresas, el mercado y el poder de negociación en mercados de productos diferenciados.

Posteriormente, Caballero-García y Santoyo-Cortés (2019) definieron a los agronegocios como actividades que se relacionan con la recolección, producción, acondicionamiento, transformación, distribución y comercialización de productos del campo, ya sea para consumo directo, como las frutas y las hortalizas o como productos con diferente grado de transformación como las tortillas, la carne, pescado ahumado, el café soluble, entre otros.

Más recientemente, Camacho-Carrasco y Bobadilla-Soto, (2020) proponen un concepto de agronegocios incluyente y universal. Basados en la premisa de que cada región es muy particular en su forma de comerciar y en el hecho de que la actividad económica en el campo o medio rural se realiza dependiendo de muchos factores, como de su principal actividad productiva, su propuesta para definir agronegocios sería: Toda actividad que genera una rentabilidad económica en los subsectores agrícola, pecuario, acuícola y forestal, desde la producción hasta el consumidor final que promueven el desarrollo del medio rural.

Otras definiciones recientes publicadas en el diccionario de negocios en línea establecen que un agronegocio es el que obtiene la mayoría o la totalidad de sus ingresos de actividades agropecuarias. En este diccionario se publican, entre otros, las siguientes definiciones de agronegocios, las cuales se han ampliado gradualmente incluyendo insumos para las fincas, y con ello poder ir más allá de la granja, abarcando más que alimentos y fibra (Ng y Siebert, 2009; Detre et al., 2011). Los agronegocios pasaron de referirse solo a negocios relacionados con la agricultura a considerar el procesamiento de los commodities, almacenamiento, mayoristas, minoristas y más (Chait, 2020). Entre los ejemplos a que refiere Van Fleet (2016) sobre estas últimas definiciones se encuentran los siguientes:

Diccionario de la herencia americana:

La agricultura se dedica a una operación comercial a gran escala que abarca la producción, el procesamiento y la distribución de productos agrícolas y la fabricación de maquinaria, equipos y suministros agrícolas.

Enciclopedia Británica Concisa:

Agricultura operada por negocios; específicamente, la parte de una economía nacional moderna dedicada a la producción, procesamiento y distribución de productos y subproductos de alimentos y fibras. La agricultura comercial ha suplantado en gran medida a la granja familiar en la producción de cultivos comerciales. Algunas empresas de procesamiento de alimentos que operan granjas han comenzado a comercializar productos frescos bajo sus marcas. En los últimos años, los conglomerados involucrados en negocios no agrícolas han ingresado a los agronegocios comprando y operando grandes fincas.

Diccionario de negocios de Barrón:

Producción, procesamiento y comercialización a gran escala de productos básicos y productos agrícolas alimentarios y no alimentarios. El agronegocio es un importante negocio comercial.

Diccionario Oxford de Geografía:

Grandes explotaciones agrícolas que funcionan como una industria. Una sola empresa puede ocuparse de la totalidad de la producción agrícola: la propiedad de la tierra, el proceso agrícola, la fabricación de maquinaria agrícola, el procesamiento del producto y su envío.

Diccionario de Economía de la Alfabetización Cultural:

La parte de la economía dedicada a la producción, procesamiento y distribución de alimentos, incluidas las instituciones que financian estas actividades. El agronegocio enfatiza la agricultura como un gran negocio más que como el trabajo de pequeñas granjas familiares.

Una propuesta para definir los agronegocios

Con base en todo lo anteriormente descrito, tanto vertical como transversalmente, se hace posible proponer una nueva forma de definir el concepto de agronegocio de la siguiente manera:

Todo tipo de intercambio de valor con productos, subproductos y derivados agrícolas, ganaderos, de pesca y acuacultura, de bosques y selvas, incluyendo financiación, producción, almacenamiento, procesamiento, transformación, transporte, distribución, comercialización de productos e insumos, así como servicios de agroturismo, entre otros. Dichos intercambios son realizados a lo largo de la cadena de valor con el fin de satisfacer necesidades, gustos o preferencias del mercado, de manera sostenible.

Todo lo anterior abre paso para cambiar el paradigma unidireccional del comercio de commodities, o enfoque tradicional de los agronegocios, hacia un enfoque sistémico. Las consideraciones de este concepto con las cadenas de valor, se describen a continuación.

Cadenas de valor en los agronegocios y negocios agroalimentarios sostenibles

Michael Porter (1985) define una cadena de valor como el conjunto de actividades que una organización debe desarrollar para llevar un producto desde el productor hasta el consumidor en un sistema de negocios.

Iglesias (2002) se dio a la tarea de introducir un esquema más amplio, diferenciado e interdependiente de los negocios agroalimentarios, con enfoque en la demanda. Caracterizó con ello lo que denominó el nuevo paradigma de las cadenas de valor en los agronegocios. Este autor definió el concepto como: una colaboración estratégica de empresas con el propósito de satisfacer objetivos específicos de mercado en el largo plazo, y lograr beneficios mutuos para todos los “eslabones” de la cadena. Como soporte a lo anterior, Holmlund y Fulton (1999) afirmaron que el término “cadena del valor” se refiere a una red de alianzas verticales o estratégicas entre varias empresas de negocios independientes dentro de una cadena agroalimentaria.

Fortaleciendo este nuevo paradigma, Riveros y Heinrichs (2014) afirmaron que existe una tendencia creciente por una demanda de productos diferenciados y de cada vez mayor calidad. En estos productos, muchas veces los sellos y marcas transmiten y garantizan la existencia de sus atributos de valor, como ocurre en el caso de la producción orgánica, el comercio justo o la denominación de origen.

En la siguiente tabla (tabla 1) se puede apreciar una comparación entre las relaciones de negocio tradicional y las cadenas de valor (Iglesias, 2002, p. 6):

Tabla 1. Comparación entre el enfoque tradicional de las cadenas de suministro y las cadenas de valor

Enfoque tradicional Cadena de valor
Información compartida Escasa o ninguna Amplia
Objetivo primario Costo/precio Valor/cantidad
Orientación Commoditie Producto diferenciado
Relación de poder Desde la oferta Desde la demanda
Estructura de la organización Independiente Interdependiente
Filosofía Autooptimización Optimización de la cadena

Fuente: Iglesias, 2002.

También Morales-Zamorano y colaboradores (2020) mostraron una relación comparativa entre las cadenas de suministro y las cadenas de valor (figura 2), como sigue:

Figura 2. Relación comparativa entre las cadenas de valor y las cadenas de suministro

Image

Fuente: Morales-Zamorano y colaboradores (2020).

Por lo tanto, por cadena de suministro agroalimentaria tradicional se puede entender al involucramiento de toda la cadena vertical de actividades, desde la producción en el establecimiento agropecuario, pasando por la etapa de procesamiento y por la distribución mayorista y minorista de alimentos agropecuarios (Hobbs et al., 2000), mientras que una cadena de valor agroalimentaria, Iglesias (2002) la define como una forma particular de cadena agroalimentaria que se realiza en colaboración estratégica entre empresas, con el fin de satisfacer objetivos específicos de mercado en el largo plazo, y lograr beneficios mutuos para todos los “eslabones” de la cadena.

Iglesias (2002) enfatiza que el término “cadena del valor” se refiere a una red de alianzas verticales o estratégicas entre varias empresas de negocios independientes dentro de una cadena agroalimentaria. Para que un integrante de la cadena productiva pase a formar parte de la cadena de valor, éste debe mejorar directa y significativamente la calidad del eslabón en que se encuentra, ya sea de producción, distribución, transformación o comercialización del producto (Iglesias, 2002, p. 9). La coordinación entre los niveles o eslabones participantes, conformados en torno a un mismo producto, una misma región o una empresa en particular, deben atender distintos segmentos de mercado. Así, los agronegocios alimentarios representan un sistema vertical de agregación de valor realizados por medio de un contrato entre los diferentes eslabones agroalimentarios, donde el mercado establece las exigencias de calidad y producción requerida.

Una cadena de valor agroalimentaria sostenible se pude expresar en cadenas de valor que se mantienen a largo plazo con el uso sostenible de sus recursos naturales e inician desde el abastecimiento racional de recursos e insumos para la producción, pasando por almacenamiento, transformación y distribución para su comercialización, hasta su consumo final.

Una representación cualitativa de la cadena de valor permite identificar restricciones y cuellos de botella, así como desafíos y oportunidades para el crecimiento y expansión de la cadena” (Jansen y Torero, 2006, p. 7; Peña, Nieto-Alemán y Díaz-Rodríguez, 2008).

El significado de valor agregado también se puede enunciar como el monto por el cual el valor de un producto se incrementa en cada etapa de su producción, excluyendo los costos iniciales (Diccionario de Oxford, s. f.). Ante esta amplia forma de definir este constructo, Mac Clay y Feeney (2019) profundizaron en el concepto de cadena de valor y revisaron metodologías para analizar cadenas de valor, particularmente dentro del sector agroindustrial. Finalmente, utilizando un conjunto de esquemas comunes publicados, pudieron determinar los enfoques o puntos de vista que se deben considerar para un análisis de la cadena de valor de los agronegocios.

Los valores intangibles adquieren un protagonismo cada vez mayor en los agronegocios

Agregar valor en los negocios, además de ser un desafío, para su mejor comprensión requiere el saber a qué tipo de valor se refiere. Los valores tangibles son los más considerados en cualquier tipo de transacción, ya que involucran el intercambio económico de bienes por medio del papel moneda. Sin embargo, los valores intangibles, debido a la dificultad de asignarles un precio, representan en muchos de los casos, la necesidad de introducirlos al valor total de los sistemas y de las empresas. Para poderlo lograr es requisito el tener que conocerlos, definirlos y clasificarlos. Morales-Zamorano y colaboradores (2020b) identificaron elementos intangibles dentro y fuera de las empresas agropecuarias y se dieron la tarea de clasificarlos como activos intangibles, capitales, patrimonios y servicios intangibles (tabla 2) de la siguiente manera:

Tabla 2. Nueva clasificación de recursos intangibles

Activos intangibles
(contables)
Aprendizaje y crecimiento
(Kaplan y Norton, 2004)
Patrimonio intangible
• Marcas
• Patentes
• Licencias
• Derechos de autor
• Secretos comerciales
• Capital humano
• Capital de la información
• Capital organizacional
• Cultural (unwto, 2011)
• Patrimonio natural
• Servicios y actividades

Fuente: Morales-Zamorano y colaboradores (2020b).

Los valores intangibles en organizaciones agropecuarias tienen un gran potencial desaprovechado. Cualquiera de los recursos intangibles mostrados en la tabla anterior puede ser considerado por empresas agropecuarias asentadas en el medio rural. Incorporar de manera sostenible cada uno de estos valores representa un enorme reto para la gestión de los negocios agropecuarios y tiene asociadas grandes oportunidades que fortalecerían a cualquier granja o rancho en términos de mejorar su rentabilidad.

Riveros y Heinrichs (2014), haciendo una valoración de atributos intangibles agropecuarios reconoce la importancia de los “sellos de diferenciación”, a los cuales clasifica como sellos de producción orgánica, sellos de consideración del medio ambiente, sellos de identidad territorial y sellos de comercio justo. Adicionalmente, agrega una diferencia entre clientes que demandan marcas específicas, como intangibles. Menciona que hay dos tipos intangibles de clientes, los clientes gourmet y los clientes de la nostalgia. Los primeros con alto poder adquisitivo quienes están dispuestos a pagar precios altos por productos exóticos, exclusivos, únicos o de muy alta calidad, y los clientes de la nostalgia, quienes se inclinan por adquirir productos con identidad cultural o étnica. Éstos últimos pudieran pertenecer a un mercado de inmigrantes o personas alejadas de su lugar natal a quienes les gusta recordar sensaciones, gustos, olores y sabores de su cultura de origen.

Los residuos y desechos agropecuarios tienen un gran valor y deben ser aprovechados

Los agronegocios también han incursionado en actividades productivas y comerciales estrechamente relacionadas con la sostenibilidad y la economía circular. Uno de muchos ejemplos de ello es el descrito por Moran-Salazar y colaboradores (2015), quienes explican el procedimiento de composteo con residuos (gabazo) del agave. Actualmente existen muchos estudios y empresas que fabrican composta a partir de una gran variedad de residuos orgánicos de origen agropecuario (Jordán Llave y Pizarro Zegarra, 2020; Ramos Agüero y Terry Alfonso, 2014).

El desarrollo de territorios rurales debe buscar una mayor eficiencia con el uso de sus recursos y así minimizar sus pérdidas o aprovechar de una manera más integral sus residuos. Debido a que los recursos son escasos, evitar el derroche de los mismos representa grandes desafíos. Esto obliga a diseñar esquemas que induzcan a la creación de negocios “circulares” que integren los residuos a procesos paralelos de producción, que respondan a requerimientos de los mercados y al mismo tiempo satisfagan las necesidades de sociedades que buscan su desarrollo sostenible.

Los desechos agrícolas también representan importantes oportunidades para hacer negocios, entendiendo por desechos agropecuarios a todas aquellas partes, equipo, herramienta, maquinaria, insumos, etc., ya utilizados o seminuevos, adquiridos para la producción agropecuaria, pero que ya no se utilizan y aún tienen el potencial de ser vendidos completos para su reúso ya que aún se encuentran en un buen estado de valor comercial (es todo lo que se puede vender o re-utilizar como artículos completos y/o de segunda mano, como tarimas, mallas, estructuras metálicas de malla-sombra, usados en macro-túneles e invernaderos, productos agrícolas que no pasan el control de calidad, etc.).

La administración de los agronegocios, un proceso administrativo diferente

Investigaciones recientes han conducido a proponer mejoras y adaptaciones al actual proceso administrativo aplicado en las empresas, el cual está formado por cinco etapas básicas: planeación, organización, integración, dirección y control. En estos trabajos se evidencia que es posible adaptar dicho proceso a las condiciones agropecuarias del medio rural de países subdesarrollados o en vías de desarrollo (Aguilar, 2021). Lo anterior ha conducido a un largo proceso de investigación que ha durado más de cuatro décadas. La metodología ha sido aplicada utilizando como base dicho proceso en empresas de muy variados tamaños que realizan actividades agrícolas y pecuarias en medios rurales de México y se han encontrado una serie de inconsistencias de acuerdo al tipo, tamaño y naturaleza de las empresas investigadas. Como consecuencia, dicho proceso ha estado sufriendo una serie de cambios y adaptaciones, lo cual ha mejorado mucho su implementación en circunstancias del medio rural.

El resultado de las investigaciones mencionadas ha conducido a lo que hoy se conoce con el nombre de Proceso Administrativo Agropecuario Estratégico (paae). En este modelo, Aguilar y colaboradores (2016) detallan, en cada una de las etapas del proceso, una distinción entre acciones, elementos de trabajo, sub-funciones o actividad por desarrollar, actividades de primero y segundo nivel, así como las actividades generales de cada función (figura 3). Estos autores también han realizado una amplia descripción de las técnicas de administración estratégica utilizadas en los agronegocios (Aguilar y colaboradores, 2012).

Figura 3. Representación del Proceso Administrativo Agropecuario Estratégico (paae)

King y colaboradores (2010) reconocen que los agronegocios se están transformando en empresas cada vez más flexibles, pero complejas. Agregan que eso plantea nuevas oportunidades y retos para su gerencia al momento de diseñar nuevos y más eficientes sistemas de incentivos e innovaciones internas, que son la base de su estructura, estrategia y de gobernanza dentro de ellos.

Arias Vargas (2018) hace un análisis práctico sobre el efecto de la mercadotecnia en la administración en los agronegocios. Este autor describe algunos casos empresariales reales del sector agropecuario que buscan ser competitivas, orientando su proceso administrativo hacia el análisis de sus mercados. Se afirma que el agro-marketing puede ser una consideración indispensable para que el sector agropecuario alcance una mayor competitividad, asegurando sus ventas en los mercados, a mejores precios.

Finalmente, es necesario considerar la administración de riesgos incurridos en los agronegocios, desde que se toma la decisión de producir un commodite hasta que llega al consumidor final. A este respecto, Imbiri, Rameezdeen, Chileshe y Statsenko (2021) realizaron una investigación sistemática de literatura publicada en revistas diversas, obteniendo una taxonomía novedosa para los riesgos incurridos en las cadenas de suministro de los agronegocios.

El concepto de “lo rural” y el enfoque de la nueva ruralidad

La definición del valor umbral utilizado para distinguir la población rural de aquella urbana corresponde, por ejemplo, a 5 000 personas por población en India y 2 500 personas por población en México (Tlacoli, 2000). Otro criterio para diferenciar lo urbano de una zona rural lo definen García-Álvarez Coque y Nieto Alemán (2021) quienes lo hacen en función de la cantidad de sus habitantes por kilómetro cuadrado. Así, una zona rural se caracterizaría por tener menos de 12.5 habitantes/km2 (o menos de 3 000 habitantes por población).

En muchas zonas rurales ha sido muy destacada la participación de unas pocas familias que han sabido aprovechar sus tierras de cultivo, el agua y la crianza de ganado para hacer muy buenos agronegocios. Esto ha desencadenado la creación de polos de riqueza pero también de enormes comunidades campesinas que sobreviven con sus pequeñas parcelas, cuando las poseen. Bajo este panorama rural, la actividad jornalera ha sido un esquema de economía de subsistencia, característico de estas regiones (Pisani y Franceschetti, 2009).

La parte social que genera grandes riquezas con los agronegocios ha aprovechado oportunidades de administrar y hasta explotar recursos de todo tipo, desde naturales como la tierra y el agua, hasta sociales como el capital humano, todo por medio del uso del capital económico. Este modelo de producción, generalmente de commodities, basa su sustento en el uso de tecnologías sofisticadas y agroquímicos que generan impactos ambientales negativos significativos, sobre todo por el uso indiscriminado del agua y de plaguicidas sintéticos, algunas veces hasta prohibidos.

En caso de continuar con el modelo intensivo de agronegocios, caracterizado por una explotación descontrolada de los recursos, las zonas rurales que en algún momento tuvieron una actividad económica próspera y estuvieron pobladas quizá ya no lo estén en un futuro próximo y conduzcan a una reducción alarmante de su población. ¿Por qué pueden suceder estas situaciones? Quizá porque se pierde el valor productivo de la tierra, se pierde su fertilidad, o porque se agota el agua del subsuelo, base fundamental de toda actividad agrícola, pecuaria, pesquera, forestal, o quizá porque hubo ciertas actividades industriales que, en su momento, han contaminado con plaguicidas las aguas, los suelos, los alimentos y con ello las tierras habrán dejado de ser atractivas o valiosas para su uso.

La pobreza en medios rurales no ha podido ser superada con el modelo actual de los agronegocios. La población de zonas rurales se ha visto reducida como resultado de una exagerada limitación de fuentes de trabajo, asociado a una reducción de la actividad económica, lo que ha ocasionado el desplazamiento de sus habitantes hacia medios urbanos en busca de mejores medios de vida. García Álvarez-Coque, (2021) afirma que la despoblación de extensos territorios rurales ha sido consecuencia de la pérdida del valor, de la biodiversidad y viabilidad de ecosistemas productivos, de la fertilidad de la tierra, de la disponibilidad de agua, pérdida de la calidad del propio paisaje y de la cultura rural. Conceptos como “desconcentración urbana” (sexto, 2000; Enríquez y Rodríguez, 2007), “Éxodo urbano”, (Camarero, 1993), “Rurbanización” (Ortiz Montero y Hernández Peña, 2015) y “Peri-urbanización” (Solano-Meneses, 2022), son una manifestación de que la ruralidad actual no se puede asociar a sólo una antigua sociedad “jornalera” y “campesina”.

Debido a la reflexión anterior se puede afirmar que es imperante conservar el patrimonio cultural y natural de los territorios rurales, pero también es necesario aprovechar oportunidades que permitan su desarrollo económico con la utilización de manera productiva y sostenible de sus enormes y diversos valores.

Ante este panorama, surge una muy evidente pregunta: ¿qué se puede hacer para lograr un desarrollo sostenible en las economías del mundo rural?

El agronegocio en Latinoamérica requiere partir de la realidad rural e identificar diversas posibilidades de progreso a partir de su multifuncionalidad en la agricultura (Garavito Cantor y Vergara Vergara, 2023), en la ganadería, bosques y selvas como en la pesca y acuacultura, con una fuerte responsabilidad por guardar el equilibrio ecológico y sostenida por todo tipo de inclusión personal.

En realidad no sólo se está viviendo una despoblación y estancamiento económico en el desarrollo de comunidades rurales, sino que se está viviendo también una gran oportunidad de disfrutar el gran atractivo que representan dichos territorios despoblados para el deleite de comunidades urbanas, que tratan de escapar de los problemas de la contaminación y del estrés. Como resultado de reformas agrarias recientes se han publicado propuestas que proponen la realización de nuevas oportunidades de hacer negocio con sentido de sostenibilidad a las tierras rurales y a todas las familias y comunidades que viven de ellas (Stédile, 2020). Estas propuestas afirman que una gestión equitativa y sostenible de un territorio rural podría permitir un mejor reparto de responsabilidades, de utilidades y una mejor gestión de patrimonios naturales y culturales de zonas rurales.

Una de las muchas variantes de este tipo de propuestas agroecológicas es la “agricultura de proximidad”, la cual puede ser de gran ayuda para reducir los impactos ambientales producidos por especies introducidas, asegurando el alimento de fuentes cercanas. Los productos de proximidad pueden ayudar a lograr la sostenibilidad al reducir muchos de los impactos ambientales negativos asociados a la producción y distribución de alimentos introducidos (Collantes, 2018). También se están empezando a hacer negocios e inversiones en “agricultura regenerativa”, la cual enfatiza en el cuidado y conservación del valor de la tierra utilizable para la agricultura (Buritica Fernández y Londoño Aristizabal, 2022).

Sin embargo, el impulso para el desarrollo rural no se va a realizar sólo con la creación de empresas. También es fundamental que los actores tengan un fuerte sentido funcional de cooperación. En el mundo rural se dispone de diferentes estrategias de cooperación institucional y social voluntaria, que se deben apoyar en instrumentos de planificación y ordenamiento ecológico del territorio.

El paradigma de la nueva ruralidad surge como respuesta a las carencias más reclamadas. Considerando un cambio radical del paradigma predominante de una utilización indiscriminada de los recursos rurales, definida por el actual modelo capitalista, se hace necesaria la creación de un nuevo paradigma basado en un discurso del desarrollo rural. Este nuevo discurso marca los principios de la nueva ruralidad, la cual deberá estar alineada a estrategias de sostenibilidad (Palafox-Muñoz, Martínez-Perezchica y Anaya-Ortiz, 2016), establecidas por los propietarios de los recursos de zonas rurales marginadas. El compromiso de todos los involucrados deberá estar orientado a realizar actividades innovadoras, basadas en una mejora continua de las capacidades de sus pobladores, trabajando de manera colaborativa. Los territorios rurales inteligentes deben ser el reflejo de generar o incorporar conocimientos necesarios para agregar valor, de manera eficiente y racional, a todos sus recursos (humanos, naturales, culturales), sus productos y sus servicios.

El desarrollo rural sostenible deberá integrar actividades económicas relacionadas con la producción agrícola, zootécnica, forestal, íctica, empleo de recursos naturales, artesanía de calidad, industrias pequeñas y medias, actividad productiva no agrícola, servicios (formación, salud, transporte, comercio), infraestructuras, instituciones y gestión territorial, entre otras (Pisani y Franceschetti, 2009, p. 96). Gestionar todas estas relaciones sociales asociadas a los agronegocios, forma parte de los cimientos de un desarrollo empresarial sistémico. Para poder cumplir con los objetivos de un desarrollo rural sostenible, los actores involucrados deberán tener una fuerte capacidad y compromiso de colaboración por lo que deberán dialogar y consensuar, intercambiar acuerdos y articular voluntades.

Los agronegocios del futuro necesitarán reducir los embates producidos por el uso exagerado y poco sostenible del agua y la aplicación descontrolada de los agroquímicos sobre los territorios rurales. Solo así se podría no sólo asegurar su sobrevivencia, sino lograr un buen desarrollo rural sostenible y un equilibrio del ser humano con la naturaleza del entorno rural, que mantenga a largo plazo el valor de sus recursos naturales y culturales.

Hablar del desarrollo sostenible en medios rurales como finalidad, implica enfocar los negocios agropecuarios en un entorno sistémico de actividades económicas, ambientales y culturales en medios rurales (Morales Zamorano y colaboradores, 2023). Para conseguir en este propósito, no se deberá perder de vista que el objetivo deberá ser mejorar la calidad de vida de las personas que habitan el territorio y a partir de allí, analizar los procesos que lo promueven o lo obstaculizan, todas sus dimensiones (Varisco, 2016).

Oportunidades de nuevos o mejores agronegocios

En los siguientes capítulos de este libro se podrán encontrar muchas propuestas de ideas y oportunidades para hacer negocios agropecuarios en forma de ensayos científicos que fueron desarrollados por especialistas con amplia trayectoria en temas de agricultura, ganadería, acuacultura y pesca, bosques y selvas, en el uso racional de tecnologías del agua, así como en turismo rural y agroturismo. El desglose de las oportunidades de agronegocios descritas en los siguientes capítulos deja entrever la naturaleza sistémica de los agronegocios que deben realizarse, con el fin de coadyuvar a un desarrollo rural sostenible.

También se podrán apreciar una serie de estrategias a seguir en los agronegocios con el fin de conducirlos a ser más competitivos, y finalmente se pasa a un análisis o reconocimiento de algunas formas y sugerencias para realizar emprendimientos en actividades agropecuarias en zonas rurales.

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Agronegocio: Todo tipo de intercambio de valor con productos, subproductos y derivados agrícolas, ganaderos, de pesca y acuacultura, de bosques y selvas, incluyendo financiación, producción, almacenamiento, procesamiento, transformación, transporte, distribución, comercialización y servicios de agroturismo, entre otros. Dichos intercambios son realizados a lo largo de la cadena de valor, con el fin de satisfacer necesidades, gustos o preferencias del mercado, de manera sostenible.

Agroparque: Espacio físico provisto de logística e infraestructura básica y complementaria, donde convergen diferentes actividades agroalimentarias que adicionan valor, reducen intermediarios, incrementan la productividad y competitividad, cuentan con centros de acopio, y realizan actividades de procesamiento, transformación, capacitación, transferencia de tecnología, exportación y comercialización, entre otras (Sagarpa, 2015).

Basura agropecuaria: Residuos no deseados, generados en actividades agrícolas o ganaderas que por su suciedad, mal aspecto, o hasta por su peligrosidad son consideradas como inmundicia.

Cadena de valor: Conjunto de actividades que una organización debe desarrollar para llevar un producto desde el productor hasta el consumidor en un sistema de negocios (Porter, 1985).

Central de abastos: Unidades comerciales de recepción y distribución de productos alimenticios, que proporcionan a la población servicios de abastecimiento de productos básicos al mayoreo.

Centro de Acopio Agropecuario: Sitio de transición o plataforma diseñada para recibir, almacenar, distribuir y comercializar productos agropecuarios en condiciones de seguridad e inocuidad certificada, con el fin de que los productores puedan reducir intermediarios, asegurar sus ventas y mejorar el precio de sus productos. Generalmente asociados con agroparques.

Commodities: Concepto referido a productos crudos, sin transformar, como los generados en actividades primarias de tipo agricultura, ganadería o extractivas como la minería y actividades de extracción del petróleo.

Derivados agrícolas: se refiere a la familia de los instrumentos financieros en los que se realizan negociaciones con liquidez futura y cuyos precios derivan del mercado físico de sus respectivos productos agrícolas.

Desarrollo rural: Proceso secuencial de cambio social, basado en la autosustentación productiva, con el propósito de mejorar las condiciones de vida de la comunidad involucrada. (Psic. Antonio Lapalma, com. pers.) Incorpora la preocupación por aspectos no necesariamente agrícolas, tales como la salud pública, la educación, servicios, las actividades de producción y comercialización no directamente vinculadas a la producción agropecuaria (industria rural, artesanía y comercio, etc.) (Glosario itnia, 2011-Temas Institucionales Nº 11)

Desecho: Son partes, equipo, herramienta, maquinaria, insumos, etc. utilizados o semi- nuevos, adquiridos para la producción agropecuaria, pero que ya no se utilizan y aún tienen el potencial de ser reutilizados o vendidos completos y aún con un buen estado de valor comercial. Es todo lo que se puede vender o utilizar como artículo de segunda mano: Tarimas, mallas, productos agrícolas que no pasan el control de calidad, etc.

Desperdicio: Son residuos industriales o subproductos derivados de procesos de producción, susceptible de ser aprovechado en procesos de trasformación, reciclaje o hasta comercialización directa. Entre ellos se encuentra la pedacería o fragmentos, (scrap), productos que no pasan el control de calidad, todo resultado del derroche, etc.

Despoblación: Es la disminución drástica de la población de un territorio, generalmente rural, que alcanza a llegar a una situación demográfica alarmantemente reducida, es decir, con una migración muy importante; aunque no toda migración da lugar a despoblación (Burillo, 2021, p. 18).

Economía agraria: La economía agrícola (o agraria) es una rama de la economía que tiene como objetivo el estudio del sector agropecuario, así como sus relaciones con el resto del sistema económico (Rus Arias, 2020).

Economía circular: es un modelo reciente de producción y consumo que promueve el uso óptimo de los recursos, aprovechando todo tipo de residuos, reciclándolos o reusándolos para convertirlos en nuevos productos. La idea surge en imitar a la naturaleza, donde todo tiene valor y todo se aprovecha. Así, se logra mantener el equilibrio entre el progreso y la sostenibilidad.

Estrategia: Plan de acción o conjunto de tácticas que, a largo plazo, conducen a cualquier organización hacia el logro de una visión creada por ella misma.

Insumos agrícolas: Todo producto de origen natural, biotecnológico o químico, utilizado para promover la producción agropecuaria, así como para el diagnóstico, prevención, control, erradicación y tratamiento de las enfermedades, plagas, malezas y otros agentes nocivos que afecten a las especies.

Innovación: Es todo proceso capaz de crear valor a cualquier clase de producto o conocimiento y convertirlo en algo económicamente útil. Consiste en introducir un nuevo o significativamente mejorado producto (bien/servicio), proceso, de un nuevo método de comercialización, o de un nuevo método organizativo, en las prácticas internas de la empresa, la organización del lugar de trabajo, o las relaciones exteriores, por lo que la innovación no está sólo circunscrita al ámbito de la tecnología, producto o servicios (Manual de Oslo, ocde, 2005).

Invento: (o invención) Es un objeto, creación, diseño, técnica o proceso de producción de algo nuevo (que antes no existía). Sin embargo, no todo invento es atractivo para el mercado, por lo que al quedarse sólo como inventos, no son económicamente útiles.

Multifuncionalidad de suelos agropecuarios: Aprovechamiento integral y sostenible del suelo para usos múltiples, cuando eran inicialmente sólo para uso agropecuario.

Nueva ruralidad: Es un paradigma reciente de la ruralidad referido al potencial que representa un conjunto diverso de actividades realizadas en un medio rural que, siendo complementarias o no a las que generalmente son de origen agropecuario y han dado origen a las comunidades rurales, se realizan de manera interdependiente, sostenible y productiva en esa misma región. Bajo esas condiciones se puede generar un mejor desarrollo en la comunidad en donde se realizan dichas actividades, con nuevas oportunidades de negocio.

Oportunidades: Para un nuevo negocio consiste en la posibilidad de identificar deseos insatisfechos del mercado, agregar valor y hacer más atractivos los productos, para invertir en ellos, siempre pensando en satisfacer dichas necesidades. Pero para un negocio en marcha consiste en identificar, en el ambiente externo, nuevas disposiciones de gobierno, aprovechar mejores financiamientos, mejor precio, calidad y abundancia de recursos, diferenciarse, penetrar en nuevos mercados, invertir en innovación o adquirir nueva tecnología para que, al ser aprovechados en el momento propicio, puedan hacer más productiva, competitiva y rentable a la empresa.

Paradigma: Término utilizado para hacer referencia a algo que se toma como “modelo”, como cierto, creencia u opinión generalizada, compartida colectivamente. Están validados por una persona o grupo de personas e incluye una serie de comportamientos, actitudes y creencias.

Residuos agropecuarios: Término general que incluye a los desperdicios, desechos y a la misma basura, los cuales han perdido parcialmente su valor como resultado de procesos no circulares de producción, transformación, empaque, comercialización, etc. de productos agropecuarios.

Ruralidad: Es una relación interdependiente entre el ser humano y el espacio rural, lo que implica una valorización continua de su identidad, su patrimonio natural y su cultura.

Sostenibilidad: Equilibrio a largo plazo entre el desarrollo social, económico y medioambiental. Se basa en el principio de asegurar las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras. Sus objetivos ambientales permanentes son: cuidar el agua, ahorrar energía, reducir residuos, utilizar envases reciclables, limitar o eliminar el uso de plásticos, utilizar transporte sostenible, reutilizar el papel y cuidar la flora y la fauna.

Specialities: Productos agroalimentarios diferenciados, transformados, con identidad propia frente al mercado. Al contar con lo anterior, les confiere a dichos productos un valor agregado, muy atractivo para el mercado.

Valor: Son convicciones que tienen las personas y que conforman sus puntos de vista de lo que es y debe ser importante, deseable, bueno o correcto. Son, al mismo tiempo, las fuentes últimas de la motivación de cada conducta consciente o inconsciente. Porter define el valor como la suma de los beneficios percibidos que el cliente recibe menos los costos percibidos por él al adquirir y usar un producto o servicio.

Valor agregado: “El valor agregado proviene de la diferencia entre lo que cuesta poner un producto de determinadas características en el mercado y lo que el cliente está dispuesto a pagar por él, o lo que éste percibe como valor” (fao, 2004).

Valor intangible: Son todos aquellos valores que “no se pueden tocar” y en las empresas están representados por activos intangibles, capitales (humano, de información y organizacional), patrimonios (natural y cultural) y servicios (Morales et al., 2020).