XII. La vivienda subterránea: su evolución histórica ante las necesidades sociosgeográficas y culturales

https://doi.org/10.52501/cc.156.12


Ramón Guillermo Segura Contreras

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XII. La vivienda subterránea: su evolución histórica ante las necesidades sociosgeográficas y culturales

Ramón Guillermo Segura Contreras1

DOI: https://doi.org/10.52501/cc.156.12

Resumen

En 2022 se ha llegado a los 8000 millones de habitantes a nivel mundial. Con este dato de la Organización de las Naciones Unidas, se tiene proyectado que la población alcanzará los 10 000 millones para el año 2050. Este crecimiento demográfico sumado a otras causas de la estructura social y económica han provocado consecuencias como inseguridad, deterioro ambiental, desigualdad social y económica, escasez de recursos, entre otros. Muchas de estas consecuencias se ven reflejadas en y por el tema de la vivienda y su habitabilidad. Por ello, este escrito intenta reconstruir la idea de cómo el espacio subterráneo ha sido un elemento urbano para resolver las necesidades sociogeográficas y culturales de la vivienda a través de la historia. Se mostrarán las tipologías, propiedades y condiciones del subsuelo que permitan tener alternativas para poder responder a cómo debe ser la vivienda en el siglo xxi.

Palabras clave: Espacio subterráneo, vivienda, vivienda subterránea, ciudad contemporánea, necesidades sociogeográficas, evolución.

Introducción

Existen diversas consecuencias directas por el exponencial crecimiento de la población. Algunas de ellas son la expansión urbana, la escasez de suelo, la disminución de recursos, la contaminación, el cambio climático, entre otras. La concepción y construcción de la vivienda ha influido en estas problemáticas y también ha sido afectada, sobre todo, en cuestiones de habitabilidad. Es por ello que han surgido en los últimos años propuestas para mitigar estos inconvenientes. Una de ellas, y la que se abordará en este escrito es el uso del espacio subterráneo en la vivienda.

Para ello, es importante mostrar cómo se ha concebido la vivienda por la sociedad. Se toma en cuenta lo expuesto por filósofos del siglo xx, con una visión culturalista de lo que es la vivienda. Por ejemplo, Monteys (2017 p. 28) refiere a Rasmussen, quien mencionaba que “la misión del arquitecto es poner orden y relación en el entorno humano”, y que “el hombre es un animal que no sólo se refugia sino que se hace una casa”.

Ya que la arquitectura toma un papel fundamental en la habitabilidad y en la concepción de la vivienda, se darán algunos ejemplos de civilizaciones que recurrieron al espacio subterráneo para protegerse dentro de su contexto sociogeográfico y cultural. Así, se podrá ver un contraste con la vivienda subterránea contemporánea, con la exposición de algunas casas materializadas y otras que quedaron en proyecto.

Aunque los cambios tecnológicos van de la mano con los modos de vivir y de habitar, más allá de los aspectos constructivos o técnicos, este escrito pretende destacar las cualidades de diseño, de adaptación al sitio y de habitabilidad del espacio subterráneo en la vivienda.

La vivienda desde una visión culturalista

Llegar a una definición de vivienda es complejo. Se puede ver desde varios enfoques: social, antropológico, económico, político, urbano o técnico. Todos importantes, más para el propósito de este escrito que se manifestará desde una visión culturalista para profundizar en los espacios y su habitabilidad. Es notorio que la vivienda se forma desde una estructura social y cultural. Sin embargo, la vivienda también es capaz de producir y estructurar por ella misma.

Más allá de las tipologías de vivienda que existen (como vivienda particular, vivienda colectiva o vivienda de uso temporal, entre otras), el escrito se centrará en la idea global de lo que es vivienda. La vivienda es un espacio para habitar. Le Corbusier decía que la casa era una máquina de habitar; a lo cual unos años más tarde, Eileen Gray lo confrontaba diciendo que “una casa no es una máquina de habitar; es el cascarón del hombre, su extensión, su liberación, su emanación espiritual”.

Con lo anterior, es posible observar que existe una estrecha relación entre el habitante y la vivienda. Martin Heidegger reflexionó sobre la esencia del habitar, y decía que “no habitamos porque hemos construido, sino que construimos y hemos construido en la medida en que habitamos, es decir, en cuento que somos los que habitan”. En este pensamiento se denota el enfoque fenomenológico de Heidegger, donde existe la relación entre el sujeto, el objeto y las significaciones.

Rapoport (1972, p. 65) menciona que “la casa no es tan solo una estructura, sino una institución creada para un complejo grupo de fines... la construcción de una casa es un fenómeno cultural”. Tal cual lo dice Rapoport, se puede ver a la vivienda como una unidad espacial social, pues al comprender “el carácter y la identidad de una cultura, y obtenidas ciertas ideas de sus valores, se aclaran muchas de las elecciones entre las respuestas posibles a ambas variables físicas y culturales.” (p. 66)

En cierta medida, Gaston Bachelard tiene puntos de encuentro con Heidegger y Rapoport, sólo que aquél alude al tema de vivienda desde la Psicología. Bachelard (1975, p. 22) refiere que “con la imagen de la casa tenemos un verdadero principio de integración psicológica, psicología descriptiva, psicología de las profundidades, psicoanálisis y fenomenología”. Y así, con esta visión culturalista de la vivienda, se puede percibir cómo los valores del ser humano, que están condicionados por su contexto social y geográfico, pueden incidir en su concepción y materialización.

En otro orden de cosas, cabe destacar que ya desde 1948, en la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, se proclamó el derecho a la vivienda. Sin embargo, cuestiones sociales, económicas, culturales y políticas influyeron en las problemáticas actuales que presenta el tema de la vivienda. Han sido diversos los esfuerzos para mitigar estos problemas. Por ejemplo, en 2016, se llevó a cabo la conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible. En este espacio se debatieron temas sobre infraestructura, transporte, servicios básicos, con el propósito de mejorar la vivienda y su entorno.

Recientemente, la onu —ya con todos los antecedentes— comienza a visualizar a la vivienda como más que una simple construcción. Propone siete conceptos o condiciones que son los que forman una vivienda adecuada: (1)seguridad de la tenencia; (2) disponibilidad de servicios, materiales, instalaciones e infraestructura; (3) asequibilidad; habitabilidad; (4) accesibilidad; (5)ubicación y (6) adecuación cultural.

Es así que tomando en cuenta estos elementos (con excepción de la seguridad de la tenencia y la asequibilidad) se propone el uso del espacio subterráneo para proyectar una vivienda sostenible y con buena calidad de vida para que impacte de manera favorable al medio ambiente. Si bien ya el subsuelo ha sido protagonista en el habitar, es pertinente hacer un breve recorrido histórico.

Un breve recorrido histórico de la vivienda subterránea

El espacio subterráneo ha tenido diversas concepciones a lo largo de la historia, tanto positivas como negativas. No obstante, el subsuelo ha fungido como un espacio de refugio a través de la historia. Monteys (2017, p. 62) cita a Christopher Alexander y su patrón de lenguajes, donde “sugiere una casa formada por paredes gruesas, thick walls, sobre las que los habitantes puedan ir escarbando hasta poder formar armarios, asientos, estanterías o lugares habitables dentro de la pared”. Esto alude a lo que realizaban algunas civilizaciones antiguas para construir sus refugios.

Aunque el uso del subsuelo en la vivida no es algo novedoso, es necesario analizar sus propiedades en su contexto histórico y replantear algunas cuestiones acerca del modo de habitar y de la percepción que se tiene con esta espacialidad. Por ello, un recorrido de la evolución del subsuelo en la vivienda ayudará a una reflexión que permita seguir explorando su uso en la Arquitectura y el urbanismo.

Aunque se tiene la idea de que las cavernas naturales fueron las primeras viviendas subterráneas, Schoenauer (1984) menciona algo al respecto: “El sedentarismo pertenece a un tipo de sociedad más avanzada. Son habitantes contemporáneos los que ocupan las cuevas, en su mayoría pastores, agricultores o incluso gente de la urbe, niveles mucho más avanzados respecto a las sociedades de recolectores y cazadores primitivos” (p. 108).

… no deben depreciarse las evidencias en ciertas cuevas de que han sido utilizadas por el hombre prehistórico. Es probable que éste las haya utilizado no una sola vez sino repetidamente, como refugio temporal en sus recorridos estacionales en busca de alimentos. Las cuevas pueden haber sido alternadas con viviendas efímeras. Es debido a su cualidad de permanencia que la cueva se asume como la vivienda original del hombre. [Schoenaur, 1984, p. 107]

Con lo anterior, se comienza a tomar en cuenta otro tipo de asentamiento y resguardo para explicar la importancia del espacio subterráneo en el tema de vivienda y habitabilidad. Uno de los primeros ejemplos de vivienda subterránea es Skara Brae, el cual está situado al norte de Escocia y tiene más de 5000 años de antigüedad. Este asentamiento neolítico estuvo habitado antes de Stonehenge, y su estado de conservación permitió que fuera nombrado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco).

Las estructuras semienterradas de Skara Brae permitieron protegerse de las inclemencias del tiempo a sus habitantes. El aislamiento no sólo se conseguía por utilizar el subsuelo sino también por la materialidad, en este caso, el uso de piedra. Entre las casas, de aproximadamente 40 m2 cada una, existían corredores también enterrados. La habitabilidad de las casas era posible gracias a que existían aberturas que ayudaban a la ventilación. Arqueólogos pudieron encontrar baños y sus respectivos drenajes.

Al igual que Skara Brae, Capadocia es un asentamiento subterráneo que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1985. Se localiza en Turquía, donde el clima es extremo. Las ciudades subterráneas que conformaban la región permitían no sólo conseguir protegerse del clima, sino que también servían de refugio ante los ataques de otras civilizaciones. A diferencia de Skara Brae, que utilizaba piedra, los habitantes de Capadocia excavaban los montes de piedra caliza. Los habitantes podían pasar meses debajo de la tierra, debido a la existencia de pozos de agua. Se tenía la capacidad de albergar hasta 20 000 personas y habitaban hasta 80 metros por debajo del nivel del suelo.

Otro ejemplo es Henan, China, un asentamiento que tiene 7, 000 años. En 2011, se declaró Patrimonio Cultural Nacional Intangible. Los habitantes cavaban pozos para conformar patios subterráneos que rodeaban a las casas. Éstas eran conocidas como Yaodong (casa cueva en chino), que consistía en una adaptación de la vivienda popular en la topografía del lugar. Esto con el propósito de contar con el suelo como un aislante térmico natural, para conservar una temperatura confortable durante los inviernos, los cuales son largos y con muy bajas temperaturas. Debido al tipo de superficie de la región —suave para su manipulación y resistente para la estructura— las viviendas están hechas del mismo suelo. No cuentan con tabiques, el único refuerzo que usaban era con piedras. Los patios tienen hasta doce metros de largo y hasta diez metros de profundidad.

Por otro lado, quizá no tanto como vivienda sino como resguardo, el espacio subterráneo también tuvo un papel importante como refugio en las múltiples guerras del siglo xx. Durante la Segunda Guerra Mundial o la Guerra Fría, se acondicionaron espacios subterráneos para protegerse de los enfrentamientos, almacenar comida e intentar continuar con la vida diaria. Tal fue el auge del subsuelo en estos casos cuando Oscar Newman proponía crear una ciudad subterránea en Manhattan, EE. UU. Esta idea era extremadamente inquietante, ya que se conseguiría hacer un hueco en el subsuelo a través de explosiones nucleares. La ciudad tenía proyectados varios niveles y contaba con respiraderos.

Si bien la idea de Newman de 1969 quedó sólo en un proyecto utópico, la consideración del uso del espacio subterráneo está latente ante las problemáticas que se van dando en ciertos contextos. Por ejemplo, con los acontecimientos en Ucrania, lamentablemente, se vuelve a considerar el uso del subsuelo como refugio. No obstante, el espacio subterráneo ofrece múltiples posibilidades para obtener una habitabilidad y estética en las viviendas contemporáneas.

Vivienda subterránea contemporánea

Los anteriores ejemplos se tienen como referentes históricos de cómo el uso del espacio subterráneo está estrechamente ligado al contexto en que está inserto. Actualmente, en una sociedad con distintas características y preferencias, se demanda y se requiere de otro tipo de adaptación del subsuelo en la vivienda contemporánea.

A partir de finales de los años setenta y principios de los ochenta, en Estados Unidos y en Europa, comenzó a cobrar protagonismo el uso del espacio subterráneo en las viviendas. La tipología del subsuelo que predominaba en estos proyectos era la semienterrada. Otro aspecto en común que compartían estos proyectos era el aprovechamiento solar pasivo.

Algunos de los proyectos habitacionales más relevantes en Estados Unidos fueron la Casa Suncave (1976) del arquitecto David Wright; la Casa Remington (1976) de Richard F. Webster; la Casa Wilmar (1978) de Genesis Architecture; las Casas Earthtech 5 y 6 de Don Metz; la Casa Waseca (1980) de Design Consortium; las Casas Seward (1980) de Michael Dunn; la Casa en el Parque Nacional Whitewater (1980) de Close Associates. Mientras que en Europa destacan las Casas Architerra (1979), en España, y Francia de los arquitectos Henri Vidal e Ives Bayard.

Las casas antes mencionadas son referentes de la integración del espacio subterráneo al diseño de la vivienda actual. Estos ejemplos rompieron algunos paradigmas de que el subsuelo es sucio, oscuro, húmedo o que sólo está relacionado con la muerte o los servicios. Muestran la posibilidad de ser “acogedores, facilitar espacios habitables y dejarse penetrar por la radiación solar” (Loubes 1985, p. 8). A continuación, se listan algunos casos que han surgido como una alternativa al acostumbrado habitar en la superficie.

Después del auge de las casas subterráneas en Estados Unidos, en Europa comenzó a cobrar protagonismo el subsuelo en la vivienda. Por ejemplo, en Suiza se presentan tres claros ejemplos. El primero, un proyecto de la firma SeArch en colaboración con Christian Müller, la Villa Vals, una vivienda que aprovecha las pendientes de la colina para emplazar el programa arquitectónico. Es así como se logra una respetuosa integración al paisaje. El acceso a la vivienda es a través de un túnel con el propósito de no romper la estética de la fachada. Se utilizaron diversos materiales como piedra, madera y concreto; y nunca se pierde la relación interior exterior aun cuando está enterrada la vivienda.

Del mismo modo, en el segundo ejemplo, Bassicarella Architectes ajusta el proyecto de una casa de verano a la topografía utilizando materiales de la región y una planta arquitectónica quebrada que simula la forma de la montaña. El proyecto aprovecha la ladera para dar vistas al paisaje a través de una gran ventana. El tercer ejemplo consta de una serie de casas orgánicas diseñadas por Peter Vetsch. Un conjunto sustentable que hace uso de eco técnicas como la captación de agua de lluvia, aprovechamiento de los vientos y la radiación solar, y agricultura en las azoteas verdes.

De modo similar que el proyecto de Peter Vetsch, en Grecia se localiza la Casa Aloni, un proyecto del estudio DECAarchitecture. Una vivienda que se adapta a la topografía para lograr un espacio para cultivos. A pesar de que el programa de la casa se encuentra en el espacio subterráneo, la interacción con el exterior se da a través de sus patios, lo que permite no sólo vistas al paisaje sino también la entrada de luz y ventilación natural.

En Portugal, Aires Mateus construyó una vivienda donde su programa público se encuentra en la superficie y su programa privado en el subsuelo. Los espacios que se encuentran abajo cuentan con patios privados que permiten la entrada de luz natural. Por otro lado, en Gales, la Casa Malator de Future Systems simula ser una colina más del paisaje, donde el único elemento que tiene para relacionarse con el exterior es un gran ventanal.

Regresando al continente americano, en Missouri, Estados Unidos existe una casa en el interior de una cueva. El material predominante que se utilizó fue la madera, con el objetivo de respetar la cueva. Utilizaron espacios a doble altura para que las habitaciones que se encontraban más retiradas de la entrada pudieran contar con la mayor cantidad de iluminación y ventilación natural.

En Morelia, México, el despacho de arquitectura HW Studio diseña y construye una casa semienterrada que da continuidad a la topografía del sitio. El acceso a la vivienda se da en la parte que más se levanta de la estructura. La materialidad basada en concreto da la sensación de una cueva artificial que contrasta con la vegetación que la rodea. Por último, en el continente asiático, en Corea, el despacho bcho Architects construyó una casa totalmente enterrada. El patio es el único lugar abierto para que los espacios de la casa cuenten con luz, ventilación y vistas al exterior.

Por diversas razones, el espacio subterráneo ha sido un recurso bastante favorable en materia de arquitectura. Por tal motivo, varios arquitectos comienzan a considerar al subsuelo como protagonista en sus proyectos de vivienda. Así como se mostraron casos de éxito que ya fueron materializados, es pertinente mostrar algunas ideas que aún se encuentran en calidad de proyecto.

La vivienda diseñada por Make Architects consta de un sólo piso que se encuentra enterrado. El principal propósito de construir bajo tierra fue mantener un confort climático para el ahorro de energía, apoyándose en paneles solares y una turbina eólica. El diseño de su planta arquitectónica parte de la analogía de una flor, donde los pétalos son las habitaciones que rodean la cocina como espacio central.

Otro proyecto de vivienda es el llamado “Underground House plan B” de Sergey Makhno Architects. A pesar de que el proyecto indica que se habitaría la vivienda a 15 metros de profundidad y tenga una semejanza en su exterior a un búnker. El interior ofrece todas las comodidades, así como espacios con bastante estética. En una entrevista para la plataforma digital de Arquitectura, Makhno menciona que

… este proyecto es una liberación de emociones, una reflexión sobre la continuación de la vida humana bajo cualquier circunstancia, y un intento de encontrar una respuesta a la pregunta de si la arquitectura puede crear la impresión de vida en la superficie mientras está en sus profundidades. [Archello.com, párr. 37]

Por otra parte, si bien no es una vivienda, el Hotel Klima (diseño de Matteo Thun) es un valioso ejemplo. El hotel que se proyecta en Bozen, Italia, cuenta con once habitaciones enterradas en la colina. Esto permitirá tener un control climático y así reducir la producción de CO2. En este caso, los materiales no son de la región; son materiales prefabricados para tener la facilidad de reciclar y reutilizar las piezas posteriormente, en caso de ser necesario.

Resultados y discusiones

Claramente resalta lo que menciona Monteys (2017) al haber revisado algunos casos de cómo el espacio subterráneo interviene en la habitabilidad de la vivienda:

El carácter innovador de una casa reside en su capacidad para plantear cambios en el estilo de vida. Desde esta óptica, las propuestas formales y las aportaciones técnica no son más que los medios utilizados para tal fin, aunque indudablemente, su uso y aceptación suponen, a su vez, transformaciones en el modo de habitar. [p. 112]

Son diversas las cualidades que ofrece el espacio subterráneo en relación con la vivienda. Una de ella es el enfoque climático. Como se pudo observar, la constante en los casos que se presentaron fue alcanzar el confort climático a través de los materiales y el subsuelo. Igualmente, la reducción de costos fue reiterativo, la mayoría de ellos hacía uso de los materiales de la región. También, al encontrase las viviendas enterradas, se conseguía una disminución del consumo energético para el control de la temperatura.

Otra cualidad es el respeto y la inserción de la arquitectura en el paisaje. La mayoría de las casas fueron construidas con materiales locales para lograr un respeto con la naturaleza. Sobre o a esto, Frank Lloyd Wright mencionaba que “ninguna casa debería ubicarse encima de una colina o encima de algo. Debería formar parte de la colina. Pertenecer a ella. La casa y la colina debería convivir, cada una más feliz gracias a la otra”. Del mismo modo, Mies Van der Rohe indicaba que “también la naturaleza debería vivir su propia vida. Deberíamos evitar perturbarla con el colorido de nuestras casas y del mobiliario. De todas formas, deberíamos esforzarnos por conseguir establecer una mayor armonía entre naturaleza, vivienda y hombre”.

Conclusión

Está claro que el uso del espacio subterráneo responde a las exigencias que la población va teniendo. Se puede ver cómo los aspectos sociales, culturales, económicos, ambientales influyen en la búsqueda de soluciones, y en el tema de la arquitectura y la vivienda no quedan excluidas. Es por ello que la vivienda es una muestra de la esencia de los aspectos mencionados, y el modo en que el sujeto la habita igualmente está vinculado.

Más allá de verse la vivienda subterránea contemporánea como un búnker, se reflexiona sobre la interacción de ésta con su entorno inmediato. Se pueden ver las condiciones de innovación de una vivienda, no sólo por su diseño arquitectónico, sino por su capacidad de plantear cambios en su concepción y uso. La preconcepción del espacio subterráneo ha cambiado en los últimos años; por ello, son varios los arquitectos que apuestan por usar este recurso.

Con los ejemplos expuestos, se puede observar la armonía de las construcciones con su paisaje, los materiales y el respeto ambiental. Sin importar el uso del espacio subterráneo respecto a su emplazamiento (formas troglodíticas, sustractivas o de terraplén), los beneficios son múltiples. Ya, como lo mencionaba Monteys (2017), “un repaso a los ejemplos de casas que trataban de innovar, no tanto por su aceptación, sino por ser incitadores de cambios”. (p. 112).

El subsuelo puede crear las condiciones para dotar al usuario de beneficios heterogéneos como el confort climático, el resguardo, ahorro energético. También, se cuenta con otras opciones del uso del terreno superficial, para recreación o cultivo. Lina Bo Bardi mencionaba que: “la finalidad de una casa es la de proporcionar una vida buena y cómoda, y sería un error valorar demasiado un resultado exclusivamente decorativo. Nunca busqué la belleza, más sí la poesía”. Con lo expuesto en este trabajo, se puede considerar que el subsuelo es un espacio útil y factible para los proyectos de vivienda.

Bibliografía

Archello.com (s. f.) Entrevista a Makno (párr. 37). https://archello.com/es

Bachelard, G.(1975). La poética del espacio. México: Fondo de Cultura Económica.

Hall, L. (2004). Underground Buildings: More than Meets the Eye. Ed. Quill Driver Books.

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Rapoport, A. (1972). Vivienda y cultures Ed. Universidad de Wisconsin

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