CAPÍTULO XIV - La red iberoamericana de seguimiento a la Agenda 2030, un ejemplo de cooperación descentralizada. Juan Carlos Páez Vieyra, Kiara Sinaí Pérez Flores.

https://doi.org/10.52501/cc.064.14


Juan Carlos Páez Vieyra


Kiara Sinaí Pérez Flores


Dimensions


CAPÍTULO XIV

La red iberoamericana de seguimiento a la Agenda 2030, un ejemplo de cooperación descentralizada

Juan Carlos Páez Vieyra*

Kiara Sinaí Pérez Flores**

DOI: https://doi.org/10.52501/cc.064.14

Resumen

La red iberoamericana de seguimiento a la Agenda 2030, bajo el objetivo de desarrollo sostenible 17, ha sido creada para ser una plataforma internacional que fomenta las buenas prácticas para la implementación de la Agenda 2030 desde una perspectiva de derechos humanos, en los diferentes sectores de la sociedad tanto en América Latina como España. Considerando que la comunicación global es una herramienta de aprendizaje para todos los sectores implicados en los procesos de desarrollo. Este artículo analiza cómo esta experiencia se ha gestado como un mecanismo de cooperación internacional, tanto descentralizada como sur-sur, debido a su composición, su actuación, los actores que le representan, así como sus objetivos y metas.

Introducción

Diversos esfuerzos se han iniciado desde el año 2016 para la consecución de la Agenda 2030, algunos de ellos han tenido etapas positivas y etapas críticas, la política pública es así, tiene un contexto inestable que requiere modificaciones constantes. Sin lugar a dudas todos los procesos de implementación de la Agenda 2030 han pasado al menos por dos etapas, por un lado, una muy positiva de motivación institucional, como la década de acción, que fue llevada a cabo por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y por la mayor parte de las filiales de las Naciones Unidas, como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Asamblea General, o el mismo Consejo Económico y Social (Ecosoc). Esta iniciativa fue diseñada en septiembre de 2019, para implementarse a inicios de 2020. De ahí se cruza con el otro proceso que ha marcado la implementación, la pandemia causada por el COVID-19, lo cual generó que todos los planes y programas de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 fueran trastocados.

Desde ese contexto se analiza esta iniciativa, la red iberoamericana de seguimiento a la Agenda 2030 (Red Iberods) es un esfuerzo de cooperación internacional descentralizada sur-sur, debido a que surge justamente, del análisis de diversos expertos temáticos en la agenda reunidos para discutir mecanismos de implementación, y el enfoque transversal tan necesario de los derechos humanos. De ese seminario ocurrido en 2020 surge este esfuerzo binacional, en principio España y México para la búsqueda de diálogo entre los actores e implementadores de la Agenda a nivel latinoamericano. Es interesante este esfuerzo, dado que se hace sin el apoyo de ningún organismo internacional, ni agencia de cooperación alguna, por el contrario se lleva a cabo con los recursos internos de dos organizaciones subnacionales, por un lado la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, organismo público autónomo del Gobierno de Jalisco, y por otro con los esfuerzos del Centro de Estudios Ibéricos de la Universidad Rey Juan Carlos de España, de ahí provienen esos esfuerzos, únicamente con una visión internacionalista de alta importancia, sobre todo, porque los actores implementadores conocían de la existencia de redes globales, que fueron, justamente las que generaron esfuerzos internacionales de la sociedad civil organizada, como lo fue la Red Beyond 2015, en el Foro Político de Alto Nivel, en el cual se discutió la conformación de la Agenda 2030 misma (Páez, 2019, p. 134).

Entonces la red Iberods se enmarca justamente ante la ausencia de espacios ciudadanos globales, en los cuales los actores no estatales puedan dialogar, no sólo estos, también los actores estatales, pero los no internacionales. Es decir, existen instancias internacionales donde se busca el diálogo entre ciudades hermanas, pero no para formar diálogos entre implementadores, sino, entre ministerios de planeación de gobiernos latinoamericanos. La red iberoamericana encontraba la necesidad de hacer dialogar a otras instancias nacionales y subnacionales que no cuentan con redes internacionales, o que desconocen los mecanismos de membresía para estos. En algunas ocasiones existen mecanismos internacionales pero son poco asequibles para la ciudadanía común, ahí es donde la red iberoamericana pretende llegar. Por otro lado, es de una gran importancia el hecho de que esta red naciera justamente en tiempos de pandemia, ello lo denominamos así, puesto que su acción pre fundacional fue justamente un seminario en línea, denominado “Seminario iberoamericano de expertos de Agenda 2030” realizado en septiembre de 2020, es decir innovando ante la pandemia, esta red hace un llamado virtual a actores locales con un gran éxito, más de 400 personas acudieron a ese llamado. Desde ahí, en su fundación en enero de 2021 todas las acciones que realiza son bajo la utilización de redes sociales, es decir, es una red cuya plataforma de acción es la virtualidad, no desarrolla acciones que tengan como mecanismo la presencialidad. Ello generó una gran respuesta global, pasando de tener 140 personas inscritas tras su primer llamado en febrero de 2021, a contar con 450 personas gracias al buen uso de redes sociales, que es donde se ha desplazado en su promoción.

El objetivo de este artículo es describir el surgimiento de una red temática global a partir de la ausencia de espacios diplomáticos para gobiernos locales y actores locales, con el fin de poder ejercer acciones de diplomacia ciudadana, y como ante esta circunstancia dos entidades locales se vinculan para ofrecer un espacio de comunicación global que desde nuestra opinión se considera un esfuerzo de cooperación descentralizada ya que sus actores no pertenecen a gobiernos federales al mismo tiempo de cooperación sur-sur, pues justamente sus actores principales son de organizaciones público privadas de países como México, Ecuador, Costa Rica, Chile, Argentina y Colombia.

Marco conceptual sobre el ODS 17 y la década de acción

La Agenda 2030 se construyó en el año de 2015 a partir de la resolución 70/1 de la asamblea general de la ONU, transformar nuestro mundo: la agenda 2030 para el desarrollo sostenible. Esta nueva agenda global es una evolución de otras agendas globales como son los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) aunque estos objetivos se centraban mucho únicamente en temas de desarrollo social en y para los países en vías de desarrollo, no obstante, no desde una consideración tan integral, desde lo ambiental y desde las responsabilidades económicas, compartidas con el sector privado.

Desde esa lógica, el objetivo de desarrollo sostenible 17 referido como alianzas para lograr los objetivos; fortalecer los medios de implementación y revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible, refiere que se necesitan alianzas entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil. Estas alianzas entonces buscan tener una visión compartida y objetivos comunes entre sectores sobre el futuro del planeta y de las personas que habitamos en él, siempre desde una visión global-local, es decir pensar en el contexto internacional y actuar en lo local.

Por ello el documento referido de la ONU llamó a adoptar medidas urgentes encaminadas a movilizar y orientar recursos, tanto públicos como privados, a fin de generar estrategias, alianzas, proyectos multiactor que busquen alcanzar los ODS. En esa lógica la Agenda 2030 desea el fomento de acciones y de la inversión en temas como la energía sostenible, la infraestructura verde y el transporte sustentable, así como el uso de tecnologías de la información y las comunicaciones, temas que ahora mismo ya se han visto acelerados en tiempos de pandemia, pero desde 2015 se plantearon como eje prioritario. En esta lógica se presentaron diversos retos para el sector público estableciendo directrices y orientación al respecto. Ello conlleva a modificar reglamentos, leyes, políticas públicas, es decir a remarcar las relaciones interinstitucionales en el marco del uso y disfrute de los bienes públicos, y del impacto sobre las externalidades ambientales dentro de nuestros gobiernos (Ocampo, 2015, p.71). Además, que ello no exime la necesaria labor de mantener mecanismos de observación y vigilancia al cumplimiento de los ODS, considerando a las instituciones superiores de auditoría y de fiscalización que le corresponde al poder legislativo.

Las metas correspondientes al objetivo de desarrollo 17 en relación con el papel que le corresponde a la cooperación internacional al desarrollo son:

  • Tecnología

17.6 Mejorar la cooperación regional e internacional norte-sur, sur-sur y triangular en materia de ciencia, tecnología e innovación y el acceso a estas, aumentar el intercambio de conocimientos en condiciones mutuamente convenidas, incluso mejorando la coordinación entre los mecanismos existentes, en particular a nivel de las Naciones Unidas y mediante un mecanismo mundial de facilitación de la tecnología.

17.8 Poner en funcionamiento, a más tardar en 2017, el banco de tecnología y el mecanismo de apoyo a la creación de capacidad en materia de ciencia, tecnología e innovación para los países menos adelantados y aumentar la utilización de tecnologías instrumentales, en particular la tecnología de la información y las comunicaciones.

  • Capacidades

17.9 Aumentar el apoyo internacional para realizar actividades de creación de capacidad eficaces y específicas en los países en desarrollo a fin de respaldar los planes nacionales de implementación de todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluso mediante la cooperación norte-sur, sur-sur y triangular.

  • Cuestiones Sistémicas

17.14 Mejorar la coherencia de las políticas para el desarrollo sostenible.

17.15 Respetar el margen normativo y el liderazgo de cada país para establecer y aplicar políticas de erradicación de la pobreza y desarrollo sostenible.

  • Alianzas entre múltiples interesados

17.6 Mejorar la alianza mundial para el desarrollo sostenible, complementada por alianzas entre múltiples interesados que movilicen e intercambien conocimientos, especialización, tecnología y recursos financieros, a fin de apoyar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en todos los países, particularmente los países en desarrollo.

17.17 Fomentar y promover la constitución de alianzas eficaces en las esferas públicas, público-privada y de la sociedad civil, aprovechando la experiencia y las estrategias de obtención de recursos de las alianzas.

Entonces podemos ver claramente que el proyecto al cual hacemos mención se inscribe particularmente en este objetivo para el desarrollo sostenible (ODS) lo cual será mencionado más adelante.

  • La Década de acción

Esta campaña de la ONU liderada por António Guterres, se generó en septiembre de 2019 para promover el cumplimiento de la Agenda 2030, a diez años de que se dé su vencimiento, aunando los esfuerzos de todo el mundo, mediante la movilización de más gobiernos, no sólo nacionales, sino subnacionales y locales, así como para la participación activa del sector privado. Ello porque se observó que las metas no se estaban desarrollando a la velocidad ni la escala que el momento histórico requería, en síntesis, debido a que la comunidad internacional estaba desarrollando de forma muy lenta los ODS, algo que para algunos investigadores como Sanahuja y Txchavez, no es raro, justo porque en el fondo del asunto al no ser un tratado internacional vinculante, queda mucho a la buena voluntad de los Estados su cumplimiento, depende también de que tan comprometido se encuentren los países con el desarrollo sostenible, el medioambiente sano y el combate a la desigualdad.

  • Objetivos de la década de acción

Mientras el mundo está lidiando con la pandemia de COVID-19 y con el avance desigual entre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, la década de acción propone:

  • Exponer una visión para una década de acción y una mejor recuperación post pandemia de la COVID-19.
  • Proporcionar una instantánea del progreso de los ODS.
  • Destacar planes y acciones para abordar las principales brechas a nivel de implementación.
  • Demostrar el poder y el impacto de la acción y la innovación ejecutadas por las partes interesadas en lo relativo a los ODS.

La década de acción exige acelerar las soluciones sostenibles dirigidas a los principales desafíos del mundo, desde la pobreza, la desigualdad de género, las violaciones constantes a los derechos humanos, particularmente a los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA), el cambio climático, la desigualdad estructural y el cierre de la brecha financiera. En esta campaña el Secretario General de la ONU, António Guterres, convocó a los diferentes sectores de la sociedad a movilizarse en tres niveles:

  • A nivel mundial, para garantizar recursos y soluciones inteligentes.
  • A nivel local, para la transición de políticas, presupuestos, instituciones y marcos reguladores de gobiernos, ciudades y municipios.
  • Acciones de la sociedad civil, incluyendo las juventudes, los medios de comunicación, el sector académico, los empresarios, la base sindical, para generar un movimiento que impulse las transformaciones requeridas.

La pandemia del COVID-19 lo que dejó en claro es que nadie, ningún país por poderoso que sea, puede cumplir a plenitud las metas de la Agenda 2030 solo, ni que, a nivel interno, sólo los gobiernos nacionales podrían cumplir con ella sus metas nacionales, no, este momento histórico nos demuestra que nadie por sí solo podrá cumplirla, juntando voluntades y remontando todo en la misma dirección, con objetivos a corto y mediano plazo. También nos ha dejado la muestra de que debemos proteger la biósfera, para que ella proteja la salud de la humanidad, es una situación dual que debemos entender, en entornos de estabilidad climática.

Cooperación internacional para el desarrollo y cooperación sur-sur:

La cooperación internacional para el desarrollo ha sido la base para la creación de proyectos, agendas, acuerdos, etc. Logrando importantes cambios en la humanidad a favor del bienestar de las sociedades, principalmente. Las evoluciones que ha tenido con el paso del tiempo le han permitido cuestionar sobre su efectividad y las mejoras que podría tener, como en este caso la cooperación sur-sur.

Como ya se mencionó con anterioridad, la Red Iberoamericana de Seguimiento a la Agenda 2030 se creó con base en la cooperación internacional descentralizada sur-sur. Es por tal motivo que este apartado tiene el propósito de explicar los tipos de cooperación que la conforman, cuales han sido las transformaciones que les permitieron crecer para conseguir los logros actuales y con esto se podrá conocer un poco sobre su repercusión en la Agenda 2030.

A. Cooperación internacional para el desarrollo

La cooperación internacional para el desarrollo (CI) es un concepto que, al ser parte de las ciencias sociales, no tiene una sola definición que le dé eterna validez, ya que ha ido evolucionando con el tiempo, el lugar y todos los procesos que tanto el ser humano como las relaciones internacionales han tenido que enfrentar. Ante esto Duarte y González (2015) explican que es necesario tener en cuenta ciertos elementos completamente necesarios para la explicación de este elemento:

  • Responde al criterio de corresponsabilidad.
  • Se basa sobre el criterio de solidaridad entre los pueblos, respeto y protección de los derechos humanos y en la búsqueda incesante de mejores condiciones y mayores recursos que brinden al hombre una situación de bienestar conforme a su dignidad humana.
  • Comprende actuaciones de todos los actores involucrados (tanto privados como públicos).
  • Debe responder a prioridades.
  • Deben existir metas y estrategias comunes.
  • Busca la existencia de un diálogo claro y constante entre las partes que permita armonizar intereses.
  • Idealmente, no debe implicar intromisión del cooperante en la política interna ni externa del país receptor.

En este sentido la CI puede ser entendido como:

“Un conjunto de actividades de colaboración llevadas a cabo por diversos actores de la sociedad internacional, caracterizadas por cierto grado de coordinación, coherencia y complementariedad entre sí, en el marco de determinados objetivos, normas, instituciones, procedimientos, procesos de decisión y acción no vinculantes, tendientes a incentivar el bienestar de determinado grupo poblacional” (Prado, J. y Ochoa, L. 2009: p. 42)

El surgimiento formal de la cooperación internacional para el desarrollo se da en el desolador ambiente que se presentaba después de la segunda guerra mundial donde todo lo que podía verse era miseria, muerte e incertidumbre. Ante esto, nació una conciencia sobre la necesidad de crear una herramienta que procurara el mantenimiento de la paz y la ya fracturada seguridad internacional. Desde ese momento fueron varios los que se sumaron a la permanencia de tan merecida paz y reestructuración con el fin de evitar que otra tragedia similar volviera a suceder.

Del Huerto (2004) nos menciona que la CI en sus inicios fue concebida como una expresión e instrumento de ayuda que iba dirigido a los países menos desarrollados (creando una relación de carácter unilateral, presentando a un donante y a un donador). Fue un modelo predominantemente pensado como una política entre estados centrales donde se le concede el papel de observadores al sector privado y a la sociedad civil, en otras palabras, el estado del país en desarrollo debía ser el que asumiera el esfuerzo político y financiero en la promoción del desarrollo frente al sector “débil”, que en este caso era el sector privado y la sociedad civil. Este modelo se realizó bajo el pensamiento que, si estas acciones tienen efecto positivo en un país, podría ser también para los demás.

Como todo nuevo proyecto que se presenta después de un suceso de alto impacto, se crean muchas dudas acerca de la funcionalidad y del impacto que puede generar en el público o situación deseada. La CI, en los años 60 y 70, como nos comenta Godínez (2004), tomó impulso para hacer de lado estas inquietudes sobreponiendo el optimismo acerca del impacto que lograron los programas de ayuda externa al desarrollo para promover el crecimiento económico y reducir la pobreza. Desafortunadamente ese optimismo no duró mucho y entre 1980 y 1990 estos programas de ayuda comenzaron a agotar su eficiencia, provocando se hiciera una reflexión a lo que en su momento estaba fallando para buscar nuevos paradigmas de cooperación internacional que lograran cumplir nuevos objetivos.

La crisis de la CI fue generada por tres factores: a) los escasos resultados frente a problemas profundos que buscaban ser el impulso en el desarrollo de las naciones del Tercer Mundo (Calabuig y de los Llanos, 2010); b) la política internacional tras la terminación de la era bipolar donde los Estados desarrollados ya no se encontraban obligados a crear estrategias geopolíticas para mantener zonas de influencias político-ideológicas; c) inicio del debate de los development studies, el cual se origina con los cambios de los escenarios locales, nacionales e internacionales, las limitaciones explicativas de las teorías y de las debilidades que las políticas presentan en cuanto a la sostenibilidad y el impacto (Ianni, 2005).

Ante esto, queda confirmado que la cooperación no es y no puede quedarse estática, sino que está en constante reestructuración y cambio por las nuevas problemáticas que se van presentando de forma individual o que compete a todo el sistema que la cooperación tiene alcance, la integración de nuevos agentes y las nuevas visiones que tiene cada parte. Pese a lo mencionado, la CID es considerada, no sólo como una herramienta que permite una mejor relación entre todos los involucrados, sino también como una de las características más importante del sistema internacional y, por lo tanto, su surgimiento como desarrollo van en conjunto con la evolución del mismo sistema mundial/global.

  • Gobernanza global

La gobernanza global de la CID es uno de ellos y puede ser definida como el conjunto de propósitos, objetivos, regulaciones, procesos informales y formales que fueron establecidos por diferentes instituciones internacionales a través de determinados actores que de forma permanente, pretenden ser utilizados como instrumentos y homologaciones a escala global con el propósito de promover el bienestar humano (Prado, 2009). Esto permite entender que, aunque el concepto de gobernanza en sí se direcciona hacia la hegemonía, contradicciones y por ende conflicto de intereses, en esta actuación no pretende generar una reflexión meramente de poder sino sobre la eficiencia en la búsqueda de generar un cambio. En otras palabras, la Gobernanza global permite a la comunidad internacional exponer y tratar los problemas colectivos a los que se enfrenta.

En términos particulares para la consecución de la Agenda 2030, la gobernanza global jugó un papel fundamental, en primer lugar porque se conjugaron una serie de actores estatales y no estatales que fueron modulando el tono de la agenda misma, por ejemplo, aunque existían tres instituciones públicas claves: el foro político de alto nivel, los Estados, y los Mayor Groups, en todo momento se permitió a la sociedad civil organizada meterse en las discusiones de fondo, ello significó en sí mismo un ejemplo de gobernanza global, ya que se tomaron decisiones fundamentales, por ello el éxito de la Agenda 2030 misma, puesto que se tocaron temas que por sí solos los gobiernos nacionales nunca hubieran metido a tal nivel de profundidad y de detalle, ejemplo de esto es el objetivo de desarrollo 6 sobre agua limpia y saneamiento, donde la discusión de las redes transnacionales de sociedad civil fueron claves para su modulación.

  • Cooperación internacional descentralizada (CID)

También es necesario mencionar a la cooperación internacional descentralizada (CID) la cual fue incorporada por primera vez por la Unión Europea en sus programas y Del Huerto (2004, pág. 40), basándose en el documento Descentraized Cooperation. Objetives and Methods de la Comisión Europea en 1992, la define como un enfoque nuevo en las relaciones de cooperación que procuran establecer relaciones directas con los órganos enfocados en la representación local para motivarlos a proyectar y llevar a cabo resoluciones de desarrollo con la directa participación de grupos poblacionales interesados, procurando sus intereses y puntos de vista sobre el desarrollo, que es donde vemos el papel de la red Iberods.

Es importante recordar que aunque la CID ha introducido aires nuevos al mundo de la cooperación visualizándose como una herramienta innovadora para mejorar las prácticas clásicas de la cooperación, permitiendo que las relaciones sean más equilibradas y recíprocas entre todos los actores involucrados, no significa que está sustituyendo a la cooperación entre los Estados, sino que es una acción complementaria, un instrumento que se encuentra en entera disposición para los gobiernos locales y que permite abrir nuevos horizontes.

Sanz (2008) nos menciona que este concepto innovador tiene tres características esenciales:

  • Arraigo territorial de los actores:

La principal peculiaridad de la CID nace a partir del carácter de los gobiernos locales quienes son el nivel de administración pública más cercano a la población, convirtiéndolo también en el más consciente sobre las necesidades del desarrollo local y, ello permite que la actuación de dichos gobiernos locales sea mucho más ligera que la que llevan a cabo en la política exterior tradicional, ya que ello en lo general representa un esquema cerrado de actuación, temas a discutir y mecanismos apropiados para el intercambio de ideas, la CID permite que los gobiernos locales por ejemplo, tengan esquemas mucho más informales de actuación.

  • Colaboración horizontal e intercambio de experiencias

La naturaleza de la CID es la estrategia por lo que la cooperación se convierte no sólo en un gesto puntual de ayuda, sino en una asociación horizontal más durable. Una relación que prioriza el diálogo y la colaboración entre dos o más gobiernos locales, logrando transformar y movilizar los gobiernos profundamente, más que con transferencias financieras. Además, en este punto, se apuesta por el intercambio de experiencias entre las partes y consideran que para que esto pueda ser provechoso se necesitan herramientas para la transmisión de conocimientos, de espacios de encuentro y de acercamiento a la realidad que vive la contraparte. Con todo esto se espera conseguir que cada gobierno sea empático para apropiarse de la situación que su otra parte sobrelleva para poder adaptar soluciones.

  • Reciprocidad: interés y beneficios mutuos

La reciprocidad existe cuando cada parte que conforma una relación obtiene un beneficio. En el momento cuando se plantea la relación, ambas partes visualizan y definen los beneficios que podrán llegar a obtener, convirtiéndose en la principal motivación de la iniciativa (Barreiro, 2007).

En sí, la reciprocidad es ese interés mutuo de cooperar y derivar los beneficios de la cooperación en ambos lados, supone compartir la toma de decisiones entre las partes, establecer relaciones horizontales que prioricen la igualdad y la compartición de las responsabilidades. Este principio se irá mostrando con mayor frecuencia 1) cuando se entienda que se puede dar ayuda sin esperar un beneficio directo o inmediato; y 2) en la medida que los gobiernos locales del norte empiecen a integrar su acción exterior dentro de sus propias políticas locales.

Este último punto tiene un gran carácter innovador porque explica qué es importante cambiar la visión de relaciones ya que, para poder lograr los cambios esperados, no tienen que ser siempre bilaterales, sino que puede trabajar a través de redes, permitiendo que puedan participar diferentes socios, conociendo así otro tipo de aportaciones y beneficios que inclusive podrían ser mejores, que es el ejemplo mismo de la red aquí analizada.

Ante esto, como lo menciona María del Huerto (2004) se podría decir que la CID posee virtudes que surgen principalmente en el carácter de sus agentes, en el lugar que se les otorga y la multidireccionalidad de las relaciones. Todo esto logra crear una mejor adaptación a las necesidades e incrementa la sostenibilidad de las acciones y la apropiación local favoreciendo la eficacia y eficiencia de las acciones que son acordadas y buscan generar los cambios esperados.

B. Cooperación Sur-Sur

La CID ha logrado hacer un cambio positivo en el mundo desde su inicio, aunque sus procesos y logros no hayan sido lineales, permitiendo que su evolución abriera las puertas a varias problemáticas que, en su momento, no eran tan relevantes pero que ahora lo son y se sigue buscando la mejor manera de solucionarlos.

La cooperación sur-sur (CSS) es una rama más del árbol de la CID, pero igual de importante porque es aquí donde se habla de las problemáticas que padecen todos los países del sur y la búsqueda de soluciones que puedan ser aptas para su infraestructura, sociedad, economía, política, entre otros puntos más, en pocas palabras, es un alto grado de solidaridad.

Esta cooperación, como explica Echart (2016), surge en:

En la conferencia de Bandung, en 1955, se dieron cita los países asiáticos y africanos, muchos de ellos recién independizados, para sentar las bases de una cooperación entre los países del Sur frente al poder del norte, inspirada por los principios de respeto a los derechos fundamentales, la soberanía y la integridad territorial de todas las naciones, y la igualdad de todas las razas y de todas las naciones, grandes y pequeñas; abstención de intervenciones o interferencia en los asuntos internos de otros países; promoción del interés y de la cooperación recíproca; y respeto por las justicias y las obligaciones internacionales. (Echart, 2016)

Antes de continuar, es importante mencionar que esta referencia se enfocará más en la cooperación sur-sur latinoamericana porque es el campo de acción de la red Iberoamericana de seguimiento a la Agenda 2030.

El Sistema económico latinoamericano y el caribe, SELA, (2022) expresa que la CSS es una cooperación basada en relaciones directas y horizontales entre países que hacen frente a comunes problemáticas, buscando poder superarlas a partir de los desafíos y los esfuerzos en conjunto. La CSS incita al desarrollo pleno por medio de mecanismos que permitan el intercambio, no solo comercial, sino también de experiencias exitosas y la inclusión. Las relaciones que llega a manejar esta forma de cooperación no son solo horizontales, también maneja las relaciones triangulares, queriendo renovar las formas en las que puede generar un cambio positivo sin provocar limitaciones. En el caso de América Latina, la CSS tiene algunos principios básicos que permiten entender mejor el hermanamiento que se ha creado en el continente: la solidaridad, el respeto de la soberanía, la complementariedad, la no condicionalidad, la igualdad y otros factores culturales comunes, como el mestizaje, la apropiación de pueblos indígenas y el extractivismo como mal común del desarrollo, en la historia de nuestras naciones independientes.

Esta cooperación pretende eliminar las barreras que caracterizan la cooperación norte-sur, pero sin anular la necesidad del mismo, es por eso que se basan principalmente en las experiencias y no en rasgos de control o condicionantes unilaterales, logrando construir estrategias y objetivos en conjunto respetando la soberanía de las naciones y de cualquier punto que haya sido acordado con anterioridad entre las partes. Es una herramienta colaborativa fundamental, en la que se tiene presente a los Estados, organizaciones internacionales, sociedad civil, sector privado y academia, que aporta respuestas eficaces a desafíos comunes de los pueblos y países que se encuentran en el sur, procurando avanzar con los objetivos de desarrollo sostenible y fortalecer su independencia colaborativa (Barceló, 2019).

Tanto ha sido la solidaridad de los países latinoamericanos que, buscando la mejor manera de apoyarse por el bien de todos, han creado varios proyectos que podrían ser considerados como el primer paso para un logro en común. A continuación, se darán ejemplos de cooperación sur-sur que se han presentado en el continente los últimos años:

  • Programa iberoamericano para el fortalecimiento de la cooperación sur-sur

Es una iniciativa intergubernamental que busca fortalecer en Iberoamérica la cooperación triangular y la CSS en línea con los ODS. Este es un programa que representa un modelo de cooperación horizontal que comparte experiencias y trayectorias en el tema de igualdad, son participativos en cuanto a sus capacidades en la búsqueda de consensos.

  • Proyecto de Integración y desarrollo Mesoamérica

Es un programa de integración y desarrollo mesoamericano que busca potenciar la cooperación y complementariedad entre los países mesoamericanos con la finalidad de mejorar y hacer efectiva la instrumentación de proyectos que presenten beneficios concretos en materia de desarrollo social, infraestructura e interconectividad. Este proyecto implementó la creación de una agenda mesoamericana de Cooperación y un programa que busca hacer frente a la hambruna en dichos países:

  • Mesa de articulación:

Esta red de redes de organizaciones civiles para el desarrollo, conformada por 23 organizaciones latinoamericanas, y cinco redes regionales de organismos civiles. Se conformó en 2006 como resultado de un esfuerzo colectivo, liderado por la Asociación Latinoamericana de Organizaciones de Promoción al Desarrollo (ALOP), que es más antigua y tiene mucha fuerza, ambas han hecho aportaciones importantes para modificar el discurso hegemónico eurocentrista del desarrollo, y participan en foros como el Foro Abierto sobre Eficacia al Desarrollo de los Organismos de Sociedad Civil, en México tienen piso con la Alianza Democrática de Organizaciones Civiles (ADOC) y el Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe (CEAAL) (Páez, 2018, p. 111).

  • Mesoamérica sin hambre (MSH):

Este proyecto se lleva a cabo mediante la cooperación sur-sur triangular en el cual se fortalecerán los vínculos y asistencia técnica entre las instituciones públicas y privadas de los países que conforman el proyecto. La vinculación entre instituciones se da gracias a las iniciativas de corta duración, buenas prácticas, experiencias, intercambio de soluciones de desarrollo mediante el respaldo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO).

  • Relación México-Uruguay

Esta relación horizontal, iniciada en 2012, tiene como objetivo promover el desarrollo económico y sostenible entre las partes, auxiliándose en el desarrollo de capacidades y el fortalecimiento institucional. En esta relación cada país aporta 250 mil dólares para cumplir los objetivos, siendo coordinado por la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) y la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional (AUCI) quienes toman las decisiones sobre el fondo (Barceló, 2019).

Conociendo un poco más el papel que tiene la CSS, se entiende porqué se le tiene una gran aspiración, pero es importante reconocer que también su situación es complicada principalmente por la región y el eterno conflicto que tienen los gobiernos locales con la sociedad, lo que en varias ocasiones ha perjudicado alcanzar logros esperados. Además, como comenta Juan Pablo Prado (2009), el sur, en general no logra tener un lugar fuerte en los escenarios internacionales, sin importar los logros alcanzados, por lo que resulta necesario que la CSS busque implementar y establecer patrones propios y autónomos a nivel regional para después alcanzar el global.

Esto no significa imponerse en contra de los demás, sino de demostrar que para llegar a un mismo fin, que en este caso es la ayuda para el bienestar de las sociedades, no siempre es bajo lo que otro ya hizo y le funcionó, sino buscar nuevas maneras de encontrar una solución que sea bajo lo que realmente el país, organismo, gobierno o sociedad necesite.

Descripción de la conformación de la red iberoamericana de seguimiento a la Agenda 2030

La Red fue fundada en una colaboración entre el Centro de Estudios de Iberoamérica (CEIB) de la Universidad Rey Juan Carlos, España y la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ), México. El CEIB, ubicado en Madrid, cuenta con más de 17 años de experiencia en la promoción de los derechos humanos en Iberoamérica, mediante la impartición de programas de formación, capacitación e investigación tanto al sector público como privado, fortaleciendo las relaciones entre ambos continentes. La CEDHJ, por su parte, es una defensoría pública de derechos humanos en el estado de Jalisco, México que trabaja para capacitar y sensibilizar a los organismos públicos de la entidad y sociedad civil en general sobre el contenido general de la Agenda 2030 y el desarrollo sostenible, así como incidir en clave de gobernanza en los procesos de planeación de los gobiernos estatal y municipales en Jalisco.

La red iberoamericana surgió a partir de la necesidad de compartir información entre pares latinoamericanos, desde el inicio se dedicó a recabar información sobre modelos de implementación de la Agenda 2030 en países de la región, de ahí que se fueran generando foros y seminarios con diferentes agentes de cambio particularmente de Colombia, Ecuador, Costa Rica, Cuba y Perú, donde los énfasis temáticos fueron:

  • El análisis crítico de las formas en las que la pandemia del COVID-19 ha transformado los procesos de gestión pública para el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
  • El otro énfasis fue generar un debate académico sobre las acciones tecnológicas que se requieren desarrollar para el cumplimiento de los ODS, de manera transformativa.

Ello les llevó a pensar justamente en el papel de las redes sociales y las Tecnologías de Información (TIC) para mover a la sociedad y a los gobiernos hacia acciones para la innovación y la infraestructura sostenible. Una de las estrategias que llaman más la atención de esta red es el apoyo estructural a eventos organizados por los propios miembros, ya sea en eventos donde se les solicite apoyo y difusión, o sea en eventos donde se pida que la misma red entre a organizar la logística, eso es de gran valía dado que existen organizaciones o personas que en lo individual no tienen la capacidad ni para convocar a sus localidades, ni tampoco para correlacionar expertos en ODS en la dimensión local, y eso fue el caso de Huehuetenango, Guatemala, donde se decidió apoyar a un estudiante universitario de la carrera de derecho en organizar un evento en el marco del ODS sobre acción por el clima, que tuvo un gran impacto en su comunidad local, pero con todo el apoyo logístico de la Red iberoamericana de seguimiento.

Otra de las valías que tiene la Red, es aumentar la voz de actores que en lo local, no tienen suficiente volumen, dándoles la oportunidad de hacerse escuchar en lo local y lo global, y de poner algunos temas en la mesa que son incómodos para tocarse por las instituciones oficiales en torno a la ONU, como es el tema del cambio climático. Este énfasis fue puesto de manifiesto a partir de la reunión de Glasgow, llamada COP 26, y donde la Red, a partir de sus vínculos con especialistas latinoamericanos y europeos decidió entrar de lleno al tema, no sólo por medio de webinars, investigaciones, documentos de difusión y otros insumos en redes sociales, de modo tal que se coloca el verdadero tema en el debate que son las energías contaminantes, es decir el petróleo y sus derivados, como causantes de gran parte de la crisis climática actual.

Asimismo, cuenta con una serie de socios estratégicos en toda Iberoamérica, particularmente de México, Argentina, Perú, Colombia y Ecuador. Estos aliados estratégicos fundadores, apoyan en la determinación de los proyectos de la Red, los ejes temáticos específicos, el planteamiento de las metodologías que se llevan a cabo y las acciones a desarrollar en el corto y largo plazo. De manera tal que no es una estructura con un organigrama jerárquico vertical, por el contrario, las decisiones se toman considerando a los actores o socios que deseen colaborar, o que deseen posicionar un tema dentro de la Red.

Por otro lado, la visión de distintos actores no estatales le da un matiz ideológico diferente a la Red Iberods, en principio porque las discusiones desde los organismos internacionales tradicionales de la gobernabilidad internacional (tipo ONU) o de los encuentros bilaterales o multilaterales de Estados tienen agendas cerradas, institucionalizadas. En el caso de la Red Iberods existen otros conceptos y visiones que rebasan el significado de desarrollo, en él se encuentra esa visión de instituciones como ALOP, ADOC, mesa de articulación, incluso DECA Equipo Pueblo en México, en donde se habla de posdesarrollo, de buen vivir, de sostenibilidad, desaceleración económica, estos esquemas, algunos de ellos como el buen vivir muy apegados a las cosmovisiones indígenas de la región, como lo es la comunidad andina quechua que maneja este concepto como la forma de vivir bien en armonía con la naturaleza y entre los hombres, no sobre produciendo, sino por el contrario siendo racionales en la explotación de los recursos de la naturaleza, particularmente con la agricultura. Otro de los énfasis temáticos que una red de este tipo se permite discutir refiere al papel de las empresas transnacionales en la extracción de recursos naturales, es decir en la explotación de commodities para la exportación de bienes primarios, particularmente poniendo mucho énfasis en la minería, el petróleo y en general en los combustibles fósiles, así como en las externalidades negativas que el uso de combustibles fósiles tiene para el cambio climático. Un tema también de la discusión de esta red refiere a la defensa de los bienes comunes por parte de los comuneros indígenas, particularmente de sus territorios, ello es un tema muy sensible en comunidades como Honduras, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia y México, por ello se participó en 2021 en un seminario de gobernanza de los bienes comunes organizado en Perú, donde se dio una discusión teórica sobre el papel de los líderes indígenas en la defensa de sus tierras, ello se enmarca en el empoderamiento de los movimientos y grupos sociales locales particularmente dedicados al cuidado del medioambiente.

La Red Iberoamericana de Seguimiento a la Agenda 2030 como un ejemplo de cooperación internacional descentralizada sur-sur:

A. Cooperación internacional descentralizada y cooperación sur sur frente a la Agenda 2030

La terminación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y, de forma casi inmediata, la instauración de la Agenda 2030 en el 2015, fueron un punto de inflexión para la cooperación internacional para el Desarrollo. Esto provocó que diversas entidades dotaran a la CID de novedosas normativas, propósitos y estrategias en pro de la humanidad. Esta situación surge en un escenario global donde varios países emergentes empiezan a posicionarse en un lugar más notorio gracias a su política exterior.

En el seminario sobre los ODS y la CSS en el 2016, la secretaria ejecutiva de la CEPAL argumentó que era necesario que el sistema de cooperación internacional buscara generar respuestas amplias e integrales para el problema del desarrollo, insistiendo que debe haber una evaluación más amplia que ayude a cerrar las distintas brechas estructurales que enfrentan los países clasificados como renta media, en este caso América Latina y el Caribe (CEPAL, 2016). Ante esto, se comentan tres puntos, especialmente enfocados en América Latina, que permitirían tener un mejor repercusión y posibles logros de los ODS:

  • Se consideró que, para que pudieran cumplirse los ODS, era necesario hacer un fortalecimiento de todas las modalidades de cooperación que estuvieran presentes. Teniendo principalmente en cuenta la CSS y la cooperación triangular.
  • La ampliación de actores y prácticas permitirá crear nuevas estrategias de CSS, generando marcos de alianza inclusivas para renovar esfuerzos conjuntos en espacios regionales.
  • Al construir un espacio iberoamericano que pueda ser después un modelo de cooperación, sería la pauta para caminar hacia un mejor futuro sin que nadie se quede atrás.

Esta última acción permite entender lo innovador que es la CSS y como se espera que sea una de las herramientas más importantes para lograr los ODS. Esto también puede ser tomado como una estrategia para los estados emergentes con el fin de poder alzar sus voces sin temor a ser ignorados y de tener una mayor influencia en varios asuntos extraterritoriales que fueran de su interés y expresando sus problemáticas.

B. Análisis específico de la Red Iberoamericana de Seguimiento a la Agenda 2030

Ante toda la información expuesta anteriormente, se tiene una concepción más clara de cómo la CID ha impulsado no sólo los países, instituciones u organizaciones para que se hagan cargo de las problemáticas que todos, como humanidad, deben enfrentar, sino que ha creado esa conciencia de ayuda para que cada uno, desde sus posibilidades, pueda hacer el cambio en lo local, nacional e inclusive internacional.

La Agenda 2030 junto con los 17 ODS es una hoja de ruta para erradicar la pobreza procurando eliminar las barreras sociales y proteger al planeta de forma que se asegure la prosperidad para todos sin comprometer más los recursos para las futuras generaciones. Siguiendo esta misma idea, la Red Iberods fue creada con las bases y principios de la Agenda 2030 pero con un enfoque más direccionado a los derechos humanos. Es un proyecto que nace en la pandemia frente a nuevas problemáticas que nadie pensaba afrontar y ante actores que no se encontraban en conectividad previamente. Es por eso que la Red busca poner su aporte bajo el esquema de Cooperación Descentralizada y sur-sur.

La Red es un ejercicio dual entre cooperación descentralizada y a la vez de sur-sur. Fue creada por la alianza de dos actores, uno académico y un organismo público descentralizado, es por este sentido que la Red Iberods es considerada como un ejercicio de la CID ya que una de las principales características de este tipo de cooperación es que no sean estados nacionales los que estén haciendo o hayan iniciado este tipo de actividades (aunque después pueden involucrarse), ni que se tenga la existencia de alguna institución que esté buscando recursos financieros bajo este modelo de cooperación.

Además, es considerada una actividad de cooperación sur-sur porque la principal comunicación y práctica que tiene la Red va direccionado con los países latinoamericanos, aunque eso no significa que cualquier persona que no se encuentre dentro de la región no pueda ser admitida. Esto es porque las experiencias que surjan del sur pueden ser, inclusive, más innovadoras por las diferentes problemáticas que las sociedades que se encuentran en países en desarrollo tienen que enfrentar, pero que no habían sido tomadas en cuenta. Es por ello que considerando la igualdad entre ecosistemas en la región, prácticas culturales similares, sistemas político jurídicos parecidos, grupos de expertos (tanto implementadores de políticas, como académicos) se juntan de forma periódica para presentar sus experiencias, se comentan las metodologías, se comparten documentos para un repositorio conjunto, se generan foros de discusión sobre temas específicos como es derechos humanos, cuidado al medioambiente, COVID-19, educación de calidad para la región pospandemia, entre otros, y los pares comentan sus experiencias locales, se encuentran similitudes y se sistematizan, compartiéndose posteriormente.

Sin necesidad de ser repetitivos con la información ya explicada en los subtemas anteriores, es necesario puntuar algunos de los objetivos, visiones y actividades que la Red Iberoamericana de Seguimiento a la Agenda 2030 ha ido realizando. Esto sólo para conocer cómo la Red ha trabajado bajo los principios de la CID y la CSS:

  • Generar un espacio de reflexión y diálogo que permita la transferencia de conocimientos y experiencias exitosas para la implementación efectiva y eficiente de los objetivos y metas contenidos en la Agenda 2030, desde un enfoque transversal de los derechos humanos.
  • Lograr difundir, compartir e intercambiar las diversas acciones entre pares latinoamericanos y europeos, tomando en consideración los planes de acción gubernamental, las estrategias impulsadas desde el sector privado, la academia y la sociedad civil.
  • Incentivar la investigación y la producción de conocimiento relacionado con la Agenda 2030 en el espacio iberoamericano.
  • Fomentar la cooperación internacional para el desarrollo en el marco del cumplimiento de la Agenda 2030, por medio de la difusión de iniciativas, campañas y convocatorias globales, internacionales y nacionales de cooperación.

Se ha trabajado principalmente de manera horizontal con organizaciones subnacionales, las cuales han hecho hermanamientos, y con personas individuales que buscan implementar los ODS en sus comunidades, procurando hacerse agentes de cambio e impactar con talleres, conferencias, artículos, entre otras acciones a la mayor cantidad de personas para generar una conciencia colectiva, como lo ha hecho la cooperación internacional para el desarrollo.

La Red Iberoamericana de Seguimiento a la Agenda 2030 apuesta por la CSS para traer grandes cambios en la práctica de la CID, en especial porque se toman en cuenta más acciones que antes no se tenían en consideración, abriendo paso para que todos tengan un espacio para ser escuchados, reconocidos y puedan ser partícipes de las prácticas que ayudarán a reducir las desigualdades procurando siempre ver por las comunidades locales, analizar sus prácticas cotidianas en aras de ayudarles en su desarrollo sostenible.

Conclusiones

La cooperación internacional para el desarrollo ha sido una gran herramienta para los estados y para los distintos actores que crean el sistema internacional, que buscan crear un referente de ayuda ante las problemáticas comunes que todos se encuentran enfrentando de manera indirecta o directa. El constante desarrollo que ha tenido la cooperación ha demostrado su sensibilidad y flexibilidad frente a los diferentes escenarios a los que ha tenido que actuar y adaptarse en pro de encontrar las mejores soluciones, intentando tener en cuenta las dinámicas, políticas, economías, sociedades, etc, de los involucrados, creando así nuevas hojas de ruta que podrían ayudar en un futuro para prevenir los no tan gratos eventos que se han presentado desde la aparición de la CID.

Las dinámicas de relación/cooperación entre países, organizaciones, gobiernos y sociedad civil ha cambiado en clave de gobernanza y más con la entrada de la descentralización y la globalización, haciendo un mundo interconectado. Este tipo de innovaciones han generado nuevas formas de crear relaciones entre todos los involucrados, por ejemplo, en lugar de seguir apostando por las relaciones bilaterales únicamente, se han considerado relaciones multilaterales, triangulares, de norte-sur y de sur-sur con el fin que nadie sea desplazado sobre asuntos mundiales y se sientan con la fuerza y la voluntad de poder aportar para poder cumplir los objetivos propuestos.

La CSS ha sido la mayor apuesta del sistema internacional para el logro de los ODS. Esta forma de cooperación trabaja con las bases de la CID y procura que toda la región sur, mediante cualquier tipo de relaciones que se generen, se sienta entendida y cobijada para trabajar en conjunto y encontrar las mejores soluciones para las problemáticas internas y externas. Es por todo esto que la Red Iberoamericana de Seguimiento a la Agenda 2030 se ha convertido en una herramienta que trabaja para incorporar estas cooperaciones con el fin de ayudar a cumplir con los ODS que expresa la Agenda 2030 mediante la difusión de documentos, eventos y experiencias que comparten los miembros de la red pertenecientes a organismos, instituciones públicas o privadas.

Estamos pasando por un momento mundial donde las instituciones tradicionales del corte del sistema mundo moderno ya no son eficientes, además de que como señalan Gilpin y Held el modelo estructural de la economía neoliberal no reparte riquezas, pero al mismo tiempo no se hace cargo de forma global, (desde una visión crítica de bienes públicos globales) de las externalidades negativas al medioambiente que ocurren día a día en los procesos de extractivismo y producción industrial, por ello como señala Kehoane, no existen esquemas sólidos de cooperación internacional entre actores. Es decir, existe un colapso en el sistema mundo moderno, lo cual nos hace pensar que las instituciones del sistema ONU están también colapsadas, eso quedó de manifiesto durante la pandemia de COVID-19, y por ende las instituciones de cooperación. Ello nos lleva a pensar en un sistema mundo emergente donde la cooperación sea cada vez más descentralizada y más sur-sur, ello también significa la incorporación del tercer sector a la gestión de bienes públicos globales, por ello el concepto de gobernanza global será dado a partir de un sistema mundo distinto, donde los actores sociales y ciudadanos tengan mucha mayor pista para correr que la que actualmente le ofrece el sistema del mundo moderno.

La amplitud de una red donde participan académicos, funcionarios públicos, estudiantes, activistas permite una amplitud de temas muy interesante, permitiendo, como se mencionó, la posibilidad de modular temas que no son de la agenda diplomática tradicional, ello es una de las mayores riquezas que en un esquema de cooperación sur-sur y descentralizada permite darse, y ello porque en lo común ambos tipos de cooperación se dan entre similar tipo de actores o instituciones, es decir si son defensorías del pueblo, sólo entre ellas, o si son gobiernos locales de la misma forma, el intercambio que rebasa la esfera de pares permite generar diálogos con una gran riqueza, puesto que no se tienen barreras científicas tradicionalmente puestas por nuestra epistemología clásica, en el caso de la Red Iberoamericana se puede ver discutiendo temas como cambio climático a un doctor biólogo investigador de Costa Rica con un estudiante de derecho indígena maya de Guatemala, esas son las grandes ventajas que en términos comunicacionales ha dejado la pandemia, las plataformas de conectividad virtual que han animado gran cantidad de diálogos internacionales entre sus miembros.

El futuro de la cooperación descentralizada es incierto, sin embargo la mayor capacidad de gobernanza de los gobiernos locales debe tender hacia allá, buscando cada día más mecanismos, no sólo entre actores locales similares, sino sobre todo con actores civiles, empresas y organismos de la sociedad civil, que fortalezcan procesos sociales y ambientales con el fin de cumplir la máxima de la Agenda 2030 “no dejar a nadie atrás”.

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