CAPÍTULO III - Alfabetización y brecha digital: caracterización de la Plaza Comunitaria Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca 2020. Diego Soto Hernández, Rafael Rentería Gaeta, Oscar David Valencia López.

https://doi.org/10.52501/cc.064.03


Diego Soto Hernández


Rafael Rentería Gaeta


Oscar David Valencia López


Dimensions


CAPÍTULO III

Alfabetización y brecha digital: caracterización de la Plaza Comunitaria Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca 20201

Diego Soto Hernández*

Rafael Rentería Gaeta**

Oscar David Valencia López***

DOI: https://doi.org/10.52501/cc.064.03

Resumen

Las personas y grupos vulnerables se enfrentan a una brecha digital multidimensional que limita su inserción y sus oportunidades de desarrollo en la sociedad de la información y el conocimiento (SIC); el rezago educativo, la brecha digital y la incipiente alfabetización digital son algunas de estas limitantes. Por ello, la asamblea general de la ONU en la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible considera que la educación de calidad y la reducción de las desigualdades (Objetivos 4 y 10) son fundamentales para erradicar la pobreza en todo el mundo. En México, las Plazas comunitarias, espacios educativos abiertos con acceso a TIC y a programas de alfabetización digital, es una política pública que pretende abatir el analfabetismo y desarrollar competencias digitales para acelerar la inclusión digital y reducir la brecha digital. El objetivo de la investigación fue examinar la Plaza comunitaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca, analizando su infraestructura y funcionamiento y su impacto en la alfabetización digital de los usuarios. La investigación fue de tipo transversal, con un alcance descriptivo y se desarrolló bajo un enfoque cuantitativo. Los instrumentos utilizados para recabar la información fueron encuestas, cuya información se complementó a través de cuatro entrevistas a actores clave. Para aplicar las encuestas se realizó un muestreo probabilístico estimando un nivel de confianza del 95 %.

Los resultados indican que la Plaza comunitaria tiene un impacto marginal en la alfabetización digital de los usuarios debido a que solo aprenden competencias digitales muy básicas para el uso del procesador de texto Word y realizar presentaciones en PowerPoint, utilizar correo electrónico y navegar en la red de Internet, pero no adquieren conocimientos y destrezas para realizar compras en línea, para utilizar la banca digital ni para realizar trámites administrativos por medios electrónicos. Se confirmó que existe una brecha digital multidimensional que subyace de la pobreza económica de los usuarios y del contexto en que viven y de factores socioculturales asociados al bajo nivel de escolaridad y al predominio de actividades agrícolas y del hogar que generan bajos o nulos ingresos, lo que redunda en falta de recursos para la adquisición de TIC y para el pago se servicios digitales. Los resultados confirman muchas de las teorías sobre la inclusión digital; sobre las dimensiones de la brecha digital y sobre las competencias y destrezas que se deben desarrollar a través de la alfabetización digital para la inserción a la SIC.

Palabras claves: TIC, tecnología y cambio social, inclusión digital, alfabetización digital, brecha digital.

Summary

Vulnerable individuals and groups face a multidimensional digital divide that limits their insertion and development opportunities in the Information and Knowledge Society (SIC); educational backwardness, the digital divide and incipient digital literacy are some of these limiting factors. For this reason, the UN General Assembly in the 2030 Agenda for Sustainable Development considers that quality education and the reduction of inequalities (Goals 4 and 10) are fundamental to eradicate poverty worldwide. In Mexico, Plazas Comunitarias, open educational spaces with access to ICT and digital literacy programs, is a public policy that aims to reduce illiteracy and develop digital skills to accelerate technological inclusion and reduce the digital divide. The objective of the research was to examine the Community Plaza of Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca, analyzing its infrastructure and operation and its impact on the digital literacy of users. The research was cross-sectional, descriptive in scope and developed under a quantitative approach. The instruments used to collect the information were surveys, whose information was complemented by four interviews with key actors. In order to apply the surveys, a probabilistic sampling was carried out, estimating a confidence level of 95 %.

The results indicate that the Plaza Comunitaria has a marginal impact on the digital literacy of users because they only learn very basic digital competencies for using Word word processing and PowerPoint presentations, using e-mail and navigating the Internet, but they do not acquire knowledge and skills to make online purchases, use digital banking or carry out administrative procedures electronically. It was confirmed that there is a multidimensional digital divide that underlies the economic poverty of users and the context in which they live and sociocultural factors associated with low levels of schooling and the predominance of agricultural and household activities that generate low or no income, resulting in a lack of resources for the acquisition of ICTs and for the payment of digital services. The results confirm many of the theories on the dimensions of the digital divide and the competencies and skills that should be developed through digital literacy for insertion into the SIC.

Key words: ICT, technology and social change, digital inclusion, digital literacy, digital divide.

Introducción

En los últimos años las tecnologías de la información y comunicación (TIC) han cobrado mayor importancia debido a que impulsan el desarrollo económico e influyen en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas en la llamada sociedad de la información. A través de su uso y aprovechamiento muchos países son más competitivos, sin embargo, para otros representan un desafío debido a la falta o escases de infraestructura y recursos económicos, para acceder, hacer uso y apropiarse de ellas. En los países en vías de desarrollo los principales desafíos son la brecha y el analfabetismo digital.

Tal es el caso mexicano donde “la brecha digital es considerable y no solamente abarca la plataforma de infraestructura tecnológica rezagada, sino también el analfabetismo digital” (Sour, 2016, p. 127). Esto se debe a que muchas regiones y comunidades del país carecen de acceso a servicios de telecomunicaciones. De acuerdo con datos de la ENDUTI en 2020, el 91.8 % de los usuarios de teléfono celular tiene un equipo inteligente (Smartphone), 78.3 % de la población urbana es usuaria de internet y en la zona rural la población usuaria se ubica en 50.4 % (INEGI, 2020).

Cabe señalar que la mayor parte de estas localidades se ubican en las entidades del país que presentan mayores problemas de pobreza y marginación como es el caso de Guerrero, Chiapas y Oaxaca. Ésta última, es la entidad federativa con mayor número de municipios (570) y comprende los municipios con mayores índices de marginación, rezago educativo y social. Un reto del gobierno ha sido aumentar la cobertura de acceso a las TIC para reducir los índices de brecha digital y el rezago educativo mediante el uso de estas.

Sin embargo, la situación es compleja dado que no solo implica la infraestructura tecnológica sino también factores geográficos, económicos y sobre todo socioculturales. Oaxaca es una entidad pluricultural que alberga a 15 culturas indígenas y un porcentaje importante de población afromexicana. En este sentido, en el caso de Oaxaca la transición a la sociedad de la información implica dos grandes retos: la inclusión digital (infraestructura y acceso a las TIC) y la alfabetización digital (uso y apropiación de las TIC).

Entre las estrategias de los gobiernos, federal y estatales, para ampliar la cobertura de TIC, reducir la brecha digital y promover la transición a la sociedad de la información, se encuentran los centros comunitarios de aprendizaje (CCA) impulsados por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y el gobierno federal por conducto de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y las Plazas Comunitarias implementadas por la Secretaría de Educación Pública (SEP) a través del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA).

En este contexto es importante el análisis de las plazas comunitarias como proyecto estratégico en las comunidades rurales para disminuir la brecha digital y rezago educativo impulsando la inclusión y la alfabetización digital. Dichas plazas fueron creadas desde el 2001, por ello es importante verificar su funcionamiento y el impacto que han generado en la población usuaria, dado que el acceso a las TIC es un derecho que el estado debe garantizar. Dado lo anterior, debemos preguntarnos ¿Cuáles son los resultados en alfabetización digital que ha generado la plaza comunitaria en la población usuaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz? En sintonía se parte del supuesto de que las plazas comunitarias como estrategia de alfabetización digital no han contribuido al desarrollo de habilidades digitales en Miahuatlán de Porfirio Díaz.

En este sentido, el objetivo de esta investigación es describir las características de la plaza comunitaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz y sus efectos en la alfabetización digital de sus usuarios. El trabajo se divide en tres apartados. En el primero se exponen los referentes teóricos que dan sustento a esta investigación. En el segundo, se presenta el sustento metodológico utilizado en la investigación y en el último apartado se presentan los resultados y conclusiones.

Marco teórico

Globalización, desarrollo tecnológico y modernización

En el siglo XXI, con el desarrollo y auge de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) la globalización se concibe como un proceso histórico que transforma la economía, la política y la cultura: que además modifica el estilo de vida y los modos de existencia y de convivencia de las sociedades; para Mittelman (2002, p. 19), la globalización es una especie de fusión de estructuras domésticas y procesos transnacionales que permite que la economía, la política, la cultura y la ideología de un país penetren en otro y viceversa.

En lo político, significa una pérdida de poder y del control que un Estado o gobierno ejerce localmente; en lo cultural, significa una degradación de las prácticas, principios y valores colectivos de la sociedad y de la manera en que un pueblo se concibe a sí mismo, es decir, pérdida de identidad; en lo económico, se puede definir como la intensificación de las relaciones monetarias e interdependencias comerciales a nivel mundial y, en lo social, se concibe como la intensificación de interconexiones y flujos trasfronterizos (Mittelman, 2002).

La globalización y el desarrollo tecnológico son los motores de la modernización y de transición hacia la sociedad de la información y se manifiestan a través de las transacciones internacionales de bienes y servicios, el flujo de capitales financieros y el uso generalizado de tecnologías e internet (FMI, 2002). La modernización ha sido una constante a lo largo de la historia que implica un rompimiento con lo que la sociedad considera viejo. Sin embargo, en la actualidad es vista como un concepto técnico, en el cual se armonizan el desarrollo económico con los principios del capitalismo y de la democracia liberal a través de la movilización de recursos principalmente económicos, el progreso científico y tecnológico y el desarrollo de fuerzas productivas tecnificadas (Habermas, 1993).

En otras palabras, la modernización implica una serie de cambios en casi todos los sentidos: social, económico, político, cultural, etc. Para Vargas Hernández (2006), en sentido amplio, el paradigma de la modernización se concibe como un movimiento económico neoliberal, progresivo y homogeneizador que se está dando a nivel global; como un proceso inducido por agentes económicos y actores políticos; como un nuevo arquetipo del desarrollo sustentado en cambios estructurales y funcionales en todas las organizaciones sociales tanto públicas como privadas.

En este sentido, en el marco de la globalización y modernización, el Estado ha experimentado una serie de reformas abruptas, particularmente en lo que se refiere al ejercicio del poder, regulaciones sobre los medios de producción y comercialización, prestación de servicios y uso de sistemas de información y comunicación (Chevallier, 2011). En el sector público, las reformas transformaron el modelo burocrático tradicional de la administración pública y dieron lugar a la nueva gestión pública (NGP) caracterizada por una nueva filosofía administrativa centrada en el gerencialismo y basada en la nueva economía institucional (Barzelay, 2001, p. 7).

La NGP puso énfasis en la competitividad entre agencias públicas y privadas; mayor uso de prácticas de gerencia privada; mayor disciplina en el manejo de recursos financieros; mayor discrecionalidad en la toma de decisiones; mejorar estándares de desempeño por medio de la evaluación; retribuciones con base en resultados; rendición de cuentas; manejo de tecnologías de la información y creación de redes intergubernamentales (Hood, 1995 pp. 96-97). Desde luego, dichos procesos se fueron dando en forma progresiva e incremental.

Hood (2013, p. 49) señala que la NGP puso en marcha cuatro tendencias administrativas: la reducción del gobierno en términos financieros y burocráticos; la privatización y subcontratación de servicios públicos, asumiendo el Estado funciones regulatorias y subsidiarias; el diseño de una agenda de gestión con enfoque internacional, que se complementa con políticas de cooperación intergubernamental, y la automatización de servicios y utilización de tecnologías informáticas en la distribución de estos.

A mediados de la década de los sesenta el desarrollo de nuevas tecnologías y su uso en distintas tareas administrativas (generación, resguardo, transferencia y gestión de datos) dieron lugar al concepto informática, referido al uso de ordenadores (computadoras) para la automatización de la información (Smutny, 2016). En los ochenta se comenzó a usar el término tecnologías de la información (TI) y con la irrupción de la Internet, a mediados de los noventa, la palabra tecnologías de la información y la comunicación (TIC) fue remplazando a las siglas TI dando mayor énfasis a los procesos de interacción, comunicación y acceso a la información y al conocimiento (Song, 2007).

En la literatura la palabra TIC tiene al menos cuatro acepciones: como un campo disciplinar o paradigma de la Sociedad de la Información y el Conocimiento (UNESCO, 2005); como un conjunto de dispositivos y productos informáticos en los que se incluye hardware y software (Castells, 2000); como productos y procesos de las nuevas tecnologías informáticas (Adell, 1997), y como canales o medios digitales que permiten la comunicación, el procesamiento y la transmisión de información y conocimiento (Cabero, 2007). Por tanto, se trata de un concepto que trasciende el campo tecnológico.

De esta manera, en pocos años, el auge de las TIC dio lugar a nuevas actividades productivas, nuevas empresas, nuevas aplicaciones y a una diversidad de especialistas en este ramo. Incluso surgieron nuevas actividades basadas en las TIC como el comercio electrónico, la administración electrónica y el gobierno digital, por citar algunos. Este fenómeno se debe a su versatilidad y multifuncionalidad.

Así, para la Fundación Telefónica (2007, 2011) el acrónimo TIC se refiere a aquellas tecnologías que se utilizan como medios para la gestión de la información, en particular dispositivos de comunicación (teléfono, radio, televisión) ordenadores y programas informáticos (hardware y software) y redes de comunicación (redes satelitales e internet) que permiten crear, almacenar, proteger, enviar y recuperar información. De acuerdo con Meneses (2007, p. 68) el término TIC engloba instrumentos técnicos, ordenadores, redes informáticas y de telecomunicaciones, audiovisuales de forma interactiva, así como aplicaciones, información y servicios digitales.

En el siglo XXI el acceso y uso de TIC se han vuelto imprescindibles debido a que la mayoría de las comunicaciones e interacciones de la sociedad se dan a través de estos medios. Además, la sociedad contemporánea demanda recursos humanos preparados y con habilidades digitales; sin embargo, la desigualdad socioeconómica entre países y entre personas impide el acceso a las tecnologías, generando el fenómeno de la brecha digital que afecta principalmente a poblaciones y sectores vulnerables.

De esta forma, la inclusión digital y la alfabetización digital son las alternativas más viables para garantizar que los sectores vulnerables tengan igualdad de oportunidades para acceder a los beneficios que ofrecen la TIC; debido a que la conectividad por sí sola no resuelve el problema de la brecha digital, es necesario promover el mejoramiento de las habilidades y capacidades básicas de las personas para el uso y la apropiación tecnológica (Valencia, 2018).

Es importante tomar en consideración que el uso y la apropiación tecnológica ofrecen ventajas y beneficios en prácticamente todas las actividades del ser humano. En el ámbito laboral permiten agilizar las comunicaciones; sustentar el trabajo en equipo; realizar análisis financieros; promover los productos en el mercado, etc. Además, facilitan la gestión de pedidos, la facturación, el control de inventarios, el manejo de capital y la información sobre trámites, entre otros; aumentando la productividad y reduciendo los costos de transacción (Capulin, 2015; Saavedra y Tapia, 2013).

En lo educativo ofrecen diversidad de recursos de apoyo a la enseñanza: material didáctico, entornos virtuales, internet, blogs, wikis, webquest, foros, chat, mensajerías, videoconferencias, y otros canales de comunicación y manejo de información, entre otros. Aunado a lo anterior, las instituciones y las comunidades educativas tienen acceso a computadoras, salas de informática, redes sociales, bases de datos, correo electrónico y muchos otros recursos y aplicaciones (Castro, Guzmán y Casado, 2007; Capulin, 2015).

También en el campo del entretenimiento las TIC juegan un papel importante, el cine, la música, la televisión, los videojuegos, los contenidos digitales y las redes sociales forman parte de la vida cotidiana. Además, muchas personas que utilizan TIC e internet como medio de entretenimiento y para aprender de manera informal sobre diversos temas: recetas de comida; festivales y eventos; ver animes y cómics; información de personas, lugares y sitios de interés; espectáculos; deportes; aprendizaje de idiomas; etc. (Capulin, 2015; Matamala, 2016).

Son muchas las ventajas y beneficios que aportan las TIC, a través de ellas las personas pueden estar en constante comunicación a nivel global; estar mejor informadas sobre aspectos sociales, económicos, políticos, culturales, etc., y pueden tomar mejores decisiones. También pueden realizar compra de bienes y servicios, globalizar las relaciones humanas y la cultura y fomentar el comercio y los servicios digitales (Urquijo, 2017). Sin embargo, el uso inadecuado de las TIC también tiene efectos negativos.

Urquijo (2017) señala que el mal uso de las TIC genera desinformación, debido a la información sesgada o falsa que inunda la red de Internet; otros problemas que pude generar son tecnofilia, dependencia hacia ellas y colonización cultural. La tecnofilia se manifiesta en la proliferación de relaciones virtuales, aislando al individuo de las relaciones personales cara a cara; la dependencia se traduce en necesidad desmedida de estar en contacto con las TIC en redes sociales, videojuegos o la televisión.

La colonización cultural produce cambios en los hábitos y gustos de las personas que a través de la moda y la imitación adoptan otras prácticas y costumbres, de tal manera que se van perdiendo sus principios y valores, su forma de ser y de pensar y, por ende, su cultura tradicional (Urquijo, 2017). Por ello, la alfabetización digital es importante para que las personas puedan hacer un uso racional y productivo de las TIC y obtener el mejor provecho de ellas.

Por otro lado, debido a la importancia de las TIC la inclusión digital se considera como un derecho fundamental vinculado a otros derechos fundamentales como el de información y educación; por consiguiente, en la sociedad de la información y el conocimiento el acceso a las TIC y la alfabetización digital son esenciales debido a que las tecnologías son parte de las actividades cotidinas y de las formas de vida de las personas (Yepez, 2018).

Inclusión digital a la Sociedad de la Información y el Conocimiento

En sentido amplio la inclusión digital se refiere al acceso efectivo a las TIC; sin embargo, en estricto sentido comprende al menos tres procesos: conectividad, que implica la oferta y disponibilidad de infraestructura y dispositivos que permiten la conexión a la red de Internet; accesibilidad, comprende programas que contribuyen a la apropiación social de las infraestructuras y equipos tecnológicos, y comunicabilidad, que es en sí el uso efectivo de las tecnologías (Duarte y Pires, 2011).

La inclusión digital es el conjunto de “procesos por medio de los cuales se pretende brindar acceso físico, intelectual y de información social a un grupo de personas que posee ciertas características que deben ser tenidas en cuenta para el buen desarrollo de los programas/proyectos” (Ramírez y Sepúlveda, 2018, p. 95). Esto significa que además de la infraestructura tecnológica, la inclusión digital tiene propósitos de mayor alcance y trascendencia como son el acceso a la información y al conocimiento.

Para Chacón et al. (2017) la inclusión digital es “una política, o un conjunto de políticas que nacen del reconocimiento de la importancia de las TIC en la sociedad, lo que a su vez reclama una acción del Estado para que los individuos puedan acceder a ellas” (p. 145). Con base en lo anterior, señala que para entender el concepto de inclusión digital se debe tomar en cuenta: el acceso a las TIC, la alfabetización digital y la apropiación de tecnologías.

Cabero (2015) menciona que “la inclusión digital significa prestar más atención a los contextos sociales y culturales y no simplemente enseñar a la gente como navegar por Internet o cómo enviar un e-mail” (p. 30); en otras palabras, la inclusión digital tiene mayores implicaciones que el simple acceso y uso de TIC porque inciden en los aspectos económico, político y sociocultural y además están vinculadas estrechamente al contexto. Por tanto, en una sociedad informatizada la inclusión digital se traduce en mejor información, desarrollo de conocimiento y beneficios de tipo económico, político y social; en contraste una sociedad con problemas de brecha digital queda al margen de estos beneficios.

Otros autores como Prince y Jolías (2011) definen a la inclusión digital como un proceso democratizador que implica la inserción de todos a la sociedad de la información, sin importar su ubicación geográfica, el nivel socioeconómico, el ingreso, el género ni la edad. Significa, el ejercicio de un derecho para la igualdad de oportunidades; en este sentido, además del acceso a las TIC es necesario el fortalecimiento del capital humano; calidad y apertura institucional; mayor inversión; creación de normas, dispositivos y contenidos útiles que generen beneficios tanto individuales como colectivos.

Por otro lado, la inclusión digital, también, puede ser entendida como todas aquellas acciones de los gobiernos que tratan de integrar a su población al mundo de las TIC, es decir, al ciberespacio. Robinson (2005) citado en Chacón et al. (2017) la define como el conjunto de “políticas públicas relacionadas a la construcción, administración, expansión, ofrecimiento de contenidos y desarrollo de capacidades locales en las redes digitales públicas, alámbricas e inalámbricas, en cada país y en la región entera…” (p. 145).

No obstante, se debe tener en claro que la inclusión digital no es una tarea exclusiva de los gobiernos, en realidad se trata de un proceso en el cual participan los sectores público y privado, este último como proveedor de tecnologías y servicios digitales. Esta idea es apoyada por Thompson (2014), citado en Ramírez y Sepúlveda (2018) quien la define como el conjunto de procesos desarrollados por entidades gubernamentales y no gubernamentales para cerrar la brecha digital y promover la alfabetización digital.

Con base en lo anterior, se puede afirmar que la inclusión digital es multivariable y puede ser definida de distintas maneras. Causado y González (2015) la definen desde cuatro perspectivas: gubernamental, educativa, empresarial y de investigación. La primera comprende las políticas y programas de gobierno que buscan que ningún ciudadano sea excluido de los beneficios de las TIC; la segunda, se enfoca en la alfabetización y el aprendizaje para el aprovechamiento de las TIC y en el diseño de mecanismos de promoción, participación e inclusión educativa.

La perspectiva empresarial se refiere a las concesiones y permisos y a las actividades de la industria de las TIC para que todos los pueblos del mundo tengan acceso a las oportunidades sociales y económicas de la era digital; y en el ámbito de la investigación se puede definir de dos formas: como el conjunto de conocimientos y teorías sobre el tema de la inclusión digital en particular y como los estudios sobre los factores que inciden en la inclusión y exclusión digital (brecha digital).

Para efectos de este estudio se define a la inclusión digital como el conjunto de acciones y procesos desarrollados por entidades públicas y privadas para brindar la infraestructura y el acceso físico, intelectual y de información a la todas las personas con el objetivo que puedan disfrutar de los beneficios que ofrecen las TIC y la sociedad de la información y el conocimiento.

Estudillo (2001) y Cabello (2017) señalan que la inclusión digital es la base para la incorporación de los países y las regiones a la Sociedad de la Información. Causado y González (2015, p. 2) subrayan que la inclusión digital existe cuando todos pueden aprovechar los beneficios que ofrece la sociedad de la información, independientemente de la edad, sexo, condición social y económica, ubicación geográfica, etc., y señalan que nadie debe ser excluido de los beneficios y oportunidades sociales y económicas que ofrecen las TIC ni de la cultura del ciberespacio basada en la información e interacción.

La sociedad de la información se concibe como una etapa evolutiva de la humanidad, como un nuevo paradigma de desarrollo que genera, procesa, acumula y propaga la información y el conocimiento a nivel global. Se caracteriza por sus hábitos y modos de vida de tipo relacional y comunicacional, extendidos en todas sus actividades cotidianas y productivas como la industria, el comercio, la educación, los servicio, medios de entretenimiento, etc. (Crovi, 2002).

Castells (2000, p. 47) utiliza el término sociedad informacional y señala que se trata de una construcción política e ideológica, que tiene como eje central la aplicación del conocimiento como fuente principal de la productividad y del poder. Señala que la sociedad informacional es un círculo de retroalimentación acumulativo que comprende innovación, generación, procesamiento y transmisión de la información por medio de computadoras lo que permite la generación, propagación y aplicación del conocimiento.

La sociedad informacional es un nuevo sistema tecnológico, económico y social en el que los factores económicos y la productividad dependen en mayor medida de la información, de la gestión y de la aplicación del conocimiento, que de los medios de producción –capital, materia prima y trabajo– característicos de la era industrial. Señala que las redes informáticas son la base de la sociedad informacional y ésta, a su vez, la columna vertebral de las redes políticas y económicas que operan globalmente (Castells, 2009).

En el ámbito gubernamental el Libro Verde sobre la Sociedad de la Información en Portugal (1997) define a la sociedad de la información como:

Una forma de desarrollo económico y social en el que la adquisición, almacenamiento, procesamiento, evaluación, transmisión, distribución y diseminación de la información con vistas a la creación de conocimiento y a la satisfacción de las necesidades de las personas y de las organizaciones, juega un papel central en la actividad económica, en la creación de riqueza y en la definición de la calidad de vida y las prácticas culturales de los ciudadanos (citado en Soliño y Prada, 2002, p. 118).

Para Moore (1990, pp. 271-272) existen tres factores característicos de la sociedad de la información: la información que constituye un recurso económico de gran valor que permite generar mayor, eficiencia, efectividad, competitividad e innovación; la informatización que cada vez la sociedad utiliza y demanda más en todas sus actividades económicas, educativas, culturales, etc.; y el desarrollo de la industria de las telecomunicaciones, integrada por amplios sectores de la economía y la cultura que ejercen dominio a nivel mundial.

La sociedad de la información puede ser definida como un nuevo estadio económico y cognitivo de la sociedad; por ello, tanto los países desarrollados como en vías de desarrollo están impulsando estratégicamente el uso de la información y las TIC para promover el desarrollo económico y la competitividad, sin embargo, diversos autores señalan que se trata de una etapa de transición hacia la sociedad del conocimiento.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) menciona que “sociedad del conocimiento es aquella en la cual todas las personas tienen acceso a crear, recibir, compartir y utilizar la información y los conocimientos para el desarrollo económico, social, cultural y político” (PNUD, 2010, p. 15). Por lo tanto, el acceso a las TIC, la educación y el conocimiento son los ejes de dicha sociedad.

En realidad, se trata de una sociedad postcapitalista en construcción, cuya esencia no son la información, ni la tecnología en sí mismos, sino el conocimiento para la reorganización del trabajo y de la ciencia cognitiva que se traducen en una auténtica revolución cultural basada en la gestión de la información (Drucker, 2001).

Aunado a lo anterior, la sociedad del conocimiento tiene otras características de gran relevancia como son: en el ámbito económico, refleja una sustitución de la producción de productos por producción de servicios; en el ámbito laboral, preeminencia de los sectores profesional y técnico; centralidad del conocimiento en la innovación y en la formulación de políticas públicas; automatización de procesos y mayor contribución tecnológica, y desarrollo de tecnologías (Bell, 1976 citado en Marrero, 2007, p. 65).

Powell y Snellman (2004) y Hornidge (2011) mencionan que la sociedad del conocimiento tiene dos dimensiones, una de ellas centrada en las personas y en la sociedad civil y comprende factores como derechos humanos, inclusión social, educación, cultura, participación ciudadana, transparencia, etc.; la otra, focalizada en aspectos económicos emanados de la información, el conocimiento y las TIC como elementos clave de un modelo económico nuevo denominado economía del conocimiento.

En resumen, la inclusión digital comprende distintos aspectos: infraestructura, acceso TIC, internet y desarrollo de conocimientos, capacidades y habilidades para el uso y aprovechamiento efectivo de las tecnologías. Por lo tanto, la alfabetización digital y la apropiación tecnológica son factores primordiales de la inclusión digital para impulsar la cultura digital, abatir la brecha digital y lograr la inserción universal a la sociedad de la información y el conocimiento.

Alfabetización digital para abatir la brecha digital

Para comprender la definición de alfabetización digital, es importante primero conocer el significado del término alfabetización. Para Bawden (2002) alfabetización es un concepto en constante evolución sobre el cual la mayoría de las personas tienen diferente opinión dependiendo del tiempo y del contexto. Desde luego, una definición de hace 20 o 30 años difiere de la definición actual; también hay diferencia entre una definición utilizada en países desarrollados respecto de otra acuñada en países pobres.

De acuerdo con waBden las definiciones que se manejan en la literatura consideran que hay tres tipos de alfabetización: “la simple capacidad de leer y escribir; el poseer alguna habilidad o competencia; y un elemento de aprendizaje” (2002, p. 364); por lo tanto, se refiere a la capacidad que se tiene para utilizar el lenguaje en forma escrita; es decir, para leer, escribir y comprender. Para este autor, la alfabetización consiste en la capacidad que tiene una persona para usar los símbolos gráficos del lenguaje y las habilidades técnicas para codificar y descodificar sus contenidos.

Tyner (2014) asocia la alfabetización con el dominio de herramientas, es decir, con el desarrollo de habilidades necesarias para utilizar las tecnologías y para generar cambios positivos; lo que significa que el proceso de aprendizaje no se da en forma automática, sino que requiere habilidades y una actividad constante. En este sentido, la alfabetización digital implica el desarrollo de conocimientos, habilidades y capacidades técnicas y mecánicas necesarios para utilizar y aprovechar las TIC; así como un conjunto de principios y acciones formativas, reflexivas y críticas sobre el uso de las TIC para el procesamiento de la información y la generación de conocimiento que mejore la calidad de vida (Travieso y Planella, 2008).

La sociedad de la información requiere conocimiento y fomentar la integración como sujetos críticos y activos y no como meros consumidores de tecnologías y contenidos digitales. Por ello, la alfabetización digital además de privilegiar el desarrollo de habilidades técnicas y mecánicas se enfoca en la formación de principios, conocimientos y desarrollo de una cultura tecnológica que contribuya a la creatividad e innovación y no sólo al consumo (Casacuberta, 2003).

Algunos autores (Sharma, et al. 2014) consideran que la alfabetización digital debe poner énfasis en las políticas públicas necesarias para la formación de capital social orientado a la salud, educación y gobierno, así como en el entretenimiento, investigación, desarrollo, normatividad, infraestructura y nuevas aplicaciones tecnológicas. En otras palabras, la alfabetización digital debe abarcar una serie de factores que inciden en las actividades cotidianas de las personas y que se encuentran interrelacionados.

Para Arrieta y Montes (2011) la alfabetización digital se basa en tres aspectos: el uso de tecnologías, la comprensión crítica del manejo de TIC y la comunicación del contenido digital en variedad de formatos. El uso implica la competencia tecnológica en el uso de la computadora, manejo de sus programas, hojas de cálculo, internet, etc. La comprensión se refiere a la habilidad de entender, contextualizar y evaluar de manera crítica los medios y contenidos digitales de interacción minimizando riesgos y maximizando la participación en la sociedad digital, y la comunicación a la competencia que tiene un individuo para crear contenidos y optar herramientas tecnológicas de acuerdo con su contexto.

Otros autores relacionan a la alfabetización digital con los conocimientos y destrezas necesarios para la inserción a la sociedad de la información y el conocimiento, como el caso de Pérez Escoda (2015) quien la define como el “conjunto de demandas, conocimientos, destrezas, competencias, aptitudes y actitudes que los ciudadanos del siglo XXI necesitan adquirir y mantener para desarrollarse de forma eficiente y efectiva en la sociedad actual” (p. 301).

Así, la alfabetización digital debe incluir competencias básicas que todas las personas deben desarrollar. Al respecto, Marqués (2007, p. 4) menciona las siguientes: conocimiento básico del sistema informático (elementos del hardware, tipos de software, redes, etc.); gestión básica de equipos (administración de archivos y carpetas, antivirus, dominio de programas operativos, etc.); usos del procesador de textos; navegación en la red de Internet; uso de correo electrónico; creación, captura y tratamiento de imagen digital; elaboración de documentos multimedia, hoja de cálculo y bases de datos.

No obstante, Avello et al, (2013), señala que: “los aspectos claves de la alfabetización no pueden desligarse de las características específicas y necesidades de cada momento histórico” (p. 451); lo que significa que la forma de medir o entender la alfabetización digital dependerá del contexto en estudio, debido a que es un aspecto clave; además, es necesario tomar en cuenta los avances tecnológicos que se presentan día con día, la apropiación tecnológica y la cultura digital.

Este autor señala que la alfabetización digital comprende tres dimensiones: el uso de TIC; la comprensión crítica de las TIC y la creación y comunicación de contenido digital.

El uso de tecnología implica la competencia tecnológica en el manejo de programas como: procesadores de texto, hojas de cálculo, navegar en Internet y otras herramientas similares. La comprensión crítica de las TIC se refiere a la habilidad de comprender, contextualizar y evaluar críticamente la información, los medios y contenidos digitales con los que se interactúa. La tercera dimensión, es decir, la creación y comunicación de contenido digital, es la habilidad que tiene un individuo para crear y publicar contenidos a través de herramientas tecnológicas de acuerdo con la audiencia y a los contextos que vayan dirigidos (Avello, 2013, p. 452).

Por otro lado, Ng (2012) citado en Gútierrez, Cabero, y Estrada (2017) menciona que la alfabetización digital es una multiplicidad de alfabetizaciones que tiene que ver con el uso y manejo de las tecnologías. Por ello, considera que la alfabetización digital se encuentra dentro de la intersección de tres dimensiones: dimensión técnica, dimensión cognitiva y dimensión socioemocional.

La primera requiere el desarrollo de las habilidades técnicas y operativas básicas para el uso de las TIC como medios de aprendizaje en las actividades cotidianas; la segunda, se refiere a conocimientos para elegir el software adecuado para cada tarea y el desarrollo de pensamiento crítico; y la tercera, comprende principios éticos y responsabilidad para la comunicación, la socialización y el aprendizaje en la red de Internet (Ng, 2012, citado en Gutiérrez et al., 2017, p. 3).

Con base en lo anterior, nos damos cuenta de que la inclusión digital va mucho más allá del acceso a las TIC; requiere el desarrollo de conocimientos, habilidades y principios para el uso y manejo de tecnologías a fin de que el aprovechamiento sea significativo y genere cambios positivos en la vida de las personas y de la sociedad en conjunto. La falta de acceso a las TIC y el analfabetismo tecnológico propician problemas de brecha digital.

El término de brecha digital es probablemente uno de los primeros conceptos con el que se inicia la reflexión o análisis del impacto social que han tenido las TIC, debido a que desde su surgimiento se percibe que estas tecnologías van a producir diferencias en las oportunidades de desarrollo de las poblaciones y que se establecerá una distancia entre quienes tienen y no acceso a las mismas (Tello, 2008), a esto hoy en día se le denomina brecha digital. La brecha digital “es una exclusión sufrida por un grupo social, originada en disparidades socioeconómicas” (Chacónet al., p. 144).

Cabe señalar que la brecha digital es considerada como uno de los mayores desafíos de la sociedad de la información para que los individuos aprovechen las TIC, dado que existen diferencias geográficas y socioeconómicos entre individuos, hogares y negocios para acceder a este tipo de tecnologías (Sour, 2016). Es decir, no todos tienen las mismas oportunidades ni igualdad de condiciones para acceder o hacer uso de las tecnologías.

De acuerdo con Llorca (2012) la brecha digital puede ser de tres tipos: el primero se refiere a la disponibilidad y cobertura de TIC, principalmente las telecomunicaciones y red de Internet; el segundo tipo comprende la accesibilidad de TIC, refiriéndose al coste del servicio y a la capacidad económica de los usuarios para adquirir tecnologías y pagar los servicios; y el tercer tipo de brecha digital se relaciona con falta de conocimientos y habilidades para el uso y aprovechamiento de las TIC y se conoce como pobreza digital.

A grandes rasgos se puede hablar de dos tipos de brecha digital, la de acceso que se define como la fractura que separa a los que pueden acceder a la infraestructura de telecomunicaciones y los que están aislados físicamente de ella. De acuerdo con Márquez et al., (2016) esta brecha tiene un doble origen: “la ausencia de infraestructura y el costo elevado de su uso” (p. 99). En tanto que la brecha de uso es “la distancia entre los que usan las TIC y los que no lo hacen debido a que no tienen acceso a ellas, o bien no tienen el interés o la capacitación para utilizarlas” (p. 99).

Para Márquez et al., (2016) existe un tercer tipo de brecha a la que denomina brecha de apropiación que “implica la diferencia entre los que pueden hacer usos sofisticados y valiosos de las TIC y los que hacen usos básicos de estas tecnologías” (p. 99). Esta brecha se concibe más compleja, para reducirla implica realizar un uso sofisticado de las TIC y que toda la sociedad este incluida digitalmente, lo que representa un gran reto, debido a que no todas las personas tienen el mismo interés y necesidad de hacerlo.

Aunado a lo anterior, Alva (2015) menciona que la brecha digital presenta seis dimensiones o esferas: económica, política, sociocultural, cognitiva, tecnológica y social. La primera se refiere al costo de las TIC y al poder adquisitivo de los usuarios; la segunda, a las políticas y programas de TIC y al marco legal; la tercera, concierne a los hábitos y los aspectos simbólicos de las personas; el cuarto tipo, a conocimientos y capacidades para el manejo de las TIC; el quinto, a la calidad y modelo de hardware, software y velocidad de conexión; y el sexto, se relaciona intrínsecamente con la situación y con los grandes problemas nacionales en términos de desigualdad y pobreza.

En México la brecha digital “es considerable y no solamente abarca la plataforma de infraestructura tecnológica rezagada, sino también el analfabetismo digital junto con los contrastes en el acceso explicados ya sea por la ubicación, la edad y el género de los ciudadanos” (Sour, 2016, p. 6). Es decir, la brecha digital comprende tanto la exclusión digital como el analfabetismo tecnológico y se traduce en desigualdades sociales tanto económicas como estructurales y funcionales.

La Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnología de Información en los Hogares ENDUTIH 2019 realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señala que hay 80,6 millones de usuarios de Internet lo que representa una penetración del 70.1 % de la población de seis años o más; en el reporte se estima que el 56.4 % de los hogares tiene acceso a internet y que el 51.6 % de los usuarios son mujeres (INEGI-IFT, 2020).

De acuerdo con los datos proporcionados, los tres principales medios para la conexión a la Internet son el teléfono inteligente (smartphone) con 95.3 % ; la computadora portátil (laptop) con 33.2 %, y la computadora de escritorio (PC) con 28.9 %. La proporción de hogares que cuentan con computadora es de 44.3 %; la teledensidad (número de teléfonos móviles por cada cien habitantes) es de 75.1 % y el 76.5 % de los hogares cuenta con televisor digital (INEGI-IFT, 2020).

Con base en las cifras, se muestra que el acceso y uso de las TIC es un fenómeno predominantemente urbano dado que el 76.6 % de los usuarios vive en un ámbito urbano. También se muestra que existe una brecha generacional, en la medida en que solo el 34.7 % de la población de 55 o más años utiliza Internet y que el segmento con mayor penetración son jóvenes de 18 a 24 años (INEGI-IFT, 2020).

Cabe señalar que Oaxaca se encuentra entre las tres entidades del país que tienen mayor rezago en pobreza e inclusión digital. Lo más grave es que este problema afecta en mayor medida a las regiones y municipios más pobres del Estado, como la región Sierra Sur, conformada por 70 municipios que están agrupados en cuatro distritos: Putla, Sola de Vega, Miahuatlán y Yautepec. En esta región más del 90 % de las localidades son consideradas como rurales por tener menos de 2,500 habitantes (INEGI, 2021).

En dichas localidades sólo el 6.51 % de los hogares dispone de computadora y solo 10.23 % cuenta con acceso a línea de telefonía fija; sin embargo, un porcentaje importante son líneas fijas de telefonía celular. En promedio el 14.01 % de las viviendas tiene acceso a internet y el 16.82 % a televisión de paga; la tele-densidad (número de teléfonos celulares por cada 100 personas) es de 47.14 % (INEGI, 2021).

Estas cifras contrastan con los indicadores de inclusión digital de los ámbitos federal y estatal. A nivel nacional, en 2020 el 50 % de los hogares contaba con línea de telefonía fija; el 44 % con computadora y la tele densidad era de 92 %. En el estado de Oaxaca, el 27 % de las viviendas contaba con Internet; 28 % con telefonía fija y 45 % con TV de paga y la tele densidad era de 80 % (IFT, 2020).

El gobierno de México ha implementado distintas acciones para acelerar la transición a la sociedad de la información y reducir la brecha digital. Entre estas acciones, destaca la creación de plazas comunitarias y centros comunitarios de aprendizaje (CCA) con el propósito de lograr la inclusión digital y la incorporación de TIC en los procesos educativos de jóvenes y adultos, principalmente en localidades y regiones del país geográficamente aisladas y con problemas de marginación y brecha digital.

Las plazas comunitarias se crearon en 2001 por la SEP del gobierno federal a través del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) con el fin de brindar una oferta educativa integral utilizando diversos recursos tecnológicos como la televisión satelital, vídeos educativos, computadoras e Internet. En 2002 se creó el Consejo Nacional de Educación para la Vida y el Trabajo (CONEVyT) y se sumaron otras dependencias como el Colegio de Bachilleres (Colbach), la Dirección General de Televisión Educativa de la SEP (DGTVE), los Centros de Capacitación para el Trabajo Industrial (CECATI) y el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME). De esta manera en las Plazas Comunitarias los programas educativos se complementaron con programas de formación para la vida y el trabajo (CONEVyT, 2007).

Para la CONEVyT (2007) una Plaza Comunitaria es un espacio digno que integra recursos y acciones educativas destinadas a jóvenes y adultos que no han concluido su formación básica. En este lugar, los usuarios tienen acceso a la información y a oportunidades educativas y técnicas para el trabajo por medio de tres componentes: el espacio presencial, que sirve como punto de encuentro entre jóvenes y adultos; el espacio de televisión educativa, en donde se proyectan videos y programas educativos que favorecen la consolidación del aprendizaje; y el espacio de cómputo con Internet, en el cual además del acceso al portal educativo y a la red de Internet, se pueden desarrollar habilidades para el uso de computadoras y aprovechamiento de los recursos tecnológicos (CONEVyT, 2007).

Una Plaza Comunitaria cuenta con un equipamiento básico que comprende: sala de cómputo, servidor, 10 computadoras, un ruteador inalámbrico o un switch, una impresora láser, televisión, videocasetera, software (sistema operativo, aplicaciones de oficina y antivirus) y portal del CONEVyT instalado en el servidor de manera local (Abad y Hernández, 2009). De esta forma, al aprovechar las TIC los procesos de educación y formación son más abiertos y flexibles y no tienen límites de tiempo ni espacio. Además, se logra la inclusión digital y se facilita la formación de comunidades virtuales a través de redes, foros de discusión en línea, charlas, conferencias, etc.

Metodología

La presente investigación tiene como objeto de estudio una Plaza Comunitaria establecida en el municipio de Miahuatlán de Porfirio Díaz; para elegir el objeto de estudio se consideró que actualmente el acceso y uso de las TIC es un factor relevante para el desarrollo socioeconómico y la incorporación a la sociedad de la información. Las unidades de análisis fueron los usuarios de la Plaza Comunitaria.

La investigación se realizó bajo un enfoque cuantitativo y se complementó con la aplicación de cuatro entrevistas a actores clave. Para recabar información se aplicaron encuestas, entrevistas y observación directa que son técnicas de diferentes enfoques. Se realizó un análisis con alcance exploratorio y descriptivo que permitió explicar el funcionamiento, la situación y el contexto en el que se encuentra la Plaza Comunitaria y la población beneficiaria de la misma en el desarrollo de habilidades digitales.

La investigación se cataloga como un estudio de caso con enfoque predominantemente cuantitativo; el proceso para la recolección y análisis de la información se efectuó en fases. Por ello, además de la revisión documental, las técnicas utilizadas para el acopio y recolección de la información fueron entrevistas y observación no participante con un enfoque cualitativo para complementar la información recabada en las encuestas. Los instrumentos se diseñaron acorde a los usuarios e informantes, dado que se trata de personas que padecen rezago educativo y analfabetismo digital y la Plaza Comunitaria les brinda la oportunidad de concluir sus estudios de nivel básico y aprender sobre el uso de las TIC.

Diseño de la muestra

Los criterios para la selección de las personas encuestados fueron los siguientes: ser mayor de quince años y usuario o ex usuario de la Plaza Comunitaria de estudio dado que son la población objetivo de esta. Lo importante en este tipo de muestreo es elegir los casos adecuados por tratarse de un estudio de alcance exploratorio este tipo de muestreo resulta ser de gran utilidad (Hernández y Mendoza, 2018). La investigación se enfocó exclusivamente en la Plaza Comunitaria de la ciudad de Miahuatlán de Porfirio Díaz, debido a que es una población estratégica y con influencia política y económica en la región Sierra Sur del estado de Oaxaca.

Para la elección de la muestra, se aplicó una técnica de muestreo probabilístico, donde la población fue de 80 usuarios de la Plaza Comunitaria y para el cálculo del tamaño de la muestra se utilizó un margen de error del 5 %, con un nivel de confianza del 95 %. La fórmula utilizada para la determinación de la muestra es la que se muestra a continuación:

Dónde:

N, es el tamaño de la población: 80

𝑒, es el margen de error: 5

, es el nivel de confianza: 95

Por lo tanto, al aplicar la formula se obtuvo una muestra de 67 usuarios.

Instrumentos de recolección

Cuestionario

En esta fase se procedió al ajuste y diseño de un cuestionario, debido a que no se tienen indicadores ya establecidos para medir la alfabetización digital, se procedió a tomar como guía el cuestionario para la evaluación de competencias digitales de Carrera et al., (2011), realizando algunas adecuaciones para el contexto y población a encuestar. Además, se consideraron los aspectos, niveles y dimensiones de alfabetización digital identificados en la revisión de la literatura. Además, se incluyeron las técnicas y enseñanzas que se imparten en los módulos de alfabetización digital de las Plazas Comunitarias.

Durante la revisión teórica y conceptual, se identificó que la alfabetización digital tiene tres dimensiones, sin embargo, para esta investigación por cuestiones del contexto y de las enseñanzas impartidas en la Plaza Comunitaria de estudio, sólo se analizó la primera dimensión: uso de las TIC, que hace referencia a las habilidades digitales básicas que todo individuo debe aprender.

El cuestionario está integrado por cinco preguntas para obtener los datos generales de usuario y 18 reactivos para el resto de la información, se incluyeron preguntas abiertas y cerradas. El instrumento fue validado por investigadores expertos, se realizó una prueba piloto para estimar el tiempo necesario de aplicación (alrededor de 25 minutos). Para su aplicación se dispuso de personal capacitado y apoyo de los técnicos de la Plaza Comunitaria. El levantamiento de la información en campo se realizó en marzo de 2020.

Operacionalización de variables

En la operacionalización de variables de los instrumentos de recolección de información (entrevistas y encuestas) se tomaron en cuenta las dimensiones, subdimensiones y los indicadores operacionales que permiten dar respuesta a las preguntas planteadas y cumplir los objetivos de la investigación (Tabla 1).

Tabla 1. Operacionalización de variables de la investigación

Variable Definición conceptual Dimensiones Subdimensiones Indicador operacional
Educación Es el nivel de educación más alto de una persona Escolaridad Educación básica 1. No sabe leer ni escribir
2. Sin estudios, pero sabe leer y escribir
3. Sin estudios
4. Primaria incompleta
5. Primaria terminada
6. Secundaria incompleta
7. Secundaria terminada
Nivel medio superior 8.Bachillerato incompleto
9.Bachillerato terminado
Educación superior 10. Licenciatura
11. Postgrado
11. Otro
Inclusión digital Vista como políticas públicas que promueven el acceso a la infraestructura tecnológica y la promoción del desarrollo de habilidades digitales en las personas Acceso a las TIC Tipo de dispositivo 1. Computadora
2. Internet
3. Televisor
4. Tablet
5. Radio
6. Correo electrónico
Alfabetización digital (uso de las TIC) Competencias técnicas/tecnológicas (competencias básicas digitales) Uso de la computadora:
-Manejo del Word
-Manejo de Excel
-Manejo de PowerPoint
-Creación, captura y tratamiento de imagen digital
Uso del Internet:
-Navegar en Internet
-Usar redes sociales
-Descargar música, videos, juegos, etc.
Uso del correo electrónico:
-Disponer de un correo electrónico
-Enviar y recibir correos electrónicos
-Adjuntar y descargar archivos de su correo electrónico.
Competencias cognitivas sociales -Seleccionar el software de mejor conveniencia
-Realizar trámites en línea
Competencias socioemocionales -Comunicarse por Internet
-Usar redes sociales responsablemente
Funcionamiento de la Plaza Comunitaria Es el modo de operación de la Plaza Comunitaria Acceso y disponibilidad de TIC Prestación de servicios -Días que labora -Horario de servicio -Número computadoras disponibles -Conexión a Internet -Espacios de trabajo (salas: presencial, de cómputo y de usos múltiples). -Fuente de financiamiento

Fuente: elaboración propia con base en Arrieta y Montes (2011), Avello, et-al (2013), Ng, (2012) citado en Gutiérrez, Cabero, y Estrada (2017), INEA (2012), Marqués (2000).

Entrevistas

De acuerdo con Bernal (2010) la entrevista: “es una técnica que consiste en recoger información mediante un proceso directo de comunicación entre entrevistador(es) y entrevistado(s) en el cual el entrevistador responde a cuestiones previamente diseñadas en función de las dimensiones que se pretenden estudiar” (256). Existen distintos tipos de entrevistas: la estructurada, la semiestructurada y la no estructurada. En esta investigación se utilizaron entrevistas semiestructuradas. Para ello, se integró una guía de entrevista con cuatro categorías: a) funcionamiento de las Plazas Comunitarias b) infraestructura y capacitación c) acceso y disponibilidad de tecnológicas, y d) habilidades digitales.

Para la aplicación de entrevistas fueron considerados sólo informantes clave, mismos que se eligieron por conveniencia. Los informantes fueron previamente identificados y se consideraron como actores clave debido a que son responsables, directos o indirectos, de la Plaza Comunitaria: encargados (as) y técnicos de la Plaza Comunitaria, integrantes del cabildo municipal y trabajadores de la coordinación de zona del Instituto Estatal de Educación para la Adultos (IEEA). La entrevista tuvo como objetivo obtener información sobre el funcionamiento, operación y estado actual que guardan las Plazas Comunitarias.

Resultados

Características de la Plaza Comunitaria

Las Plazas Comunitarias son una buena estrategia para la alfabetización, pero hace falta un análisis que permita conocer la situación actual. Dado lo anterior, se vuelve necesario conocer las condiciones en que funciona y se financia la Plaza Comunitaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz. En este sentido, uno de los informantes señaló en su entrevista:

El horario de servicio en esta plaza es de nueve de la mañana a seis de la tarde, abrimos de lunes a sábado, las personas pueden hacer uso de las computadoras sin ningún costo, cualquiera las puede usar. Nosotros buscamos que con este espacio las personas que no tienen muchos recursos o no tienen computadora ni internet, puedan hacer sus tareas o mandar un correo, pero si necesitamos que nos apoyen con recursos porque cada vez son más los que vienen…necesitamos más apoyo porque aunque a veces hay apoyo del municipio, el apoyo es mínimo, la plaza ha crecido mucho…el gobierno debería invertir más y apoyar los programas…a veces ya nadie quiere pagar la luz, pero la verdad seguimos bien, en algunas plazas similares el municipio paga la luz, pero a los encargados no se les quiere dar un sueldo; en algunas plazas se ha buscado meterlos a la nómina del municipio, pero en esta plaza no es el caso (Informante 1, comunicación personal, 22 de marzo, 2020).

Por otra parte, se percató que esta plaza a pesar de ser una de las más grandes de la región, es notable que le hace falta más infraestructura para un buen funcionamiento, asimismo en cuestión de TIC también son insuficientes. Además, contrastando con la literatura revisada sobre la operación y los lineamientos para el establecimiento de una Plaza Comunitaria, la ubicada en el municipio de Miahuatlán de Porfirio Díaz en cuestión de infraestructura no cuenta con la sala presencial ni la sala audiovisual que según los lineamientos debe tener, solamente tiene un espacio pequeño como sala de cómputo donde se concentran las actividades realizadas tanto de asesores como del personal y usuarios. Al respecto el informante mencionó: Aquí vienen unos 80 usuarios y solamente se dispone de 10 computadoras, las maquinas ya son modelos atrasados, pero para lo necesario nos funcionan bien, la verdad si fuera bueno que nos las cambiaran, y nos trajeran unas nuevas más. Con estos equipos que tenemos sirven para que los que vienen hagan sus tareas o consulten su información. Aunque tenemos muchos usuarios, tenemos un registro donde se apuntan los chavos, no se les cobra nada por usar las computadoras… (Informante 2, comunicación personal, 22 de marzo, 2020).

A pesar de las limitaciones, tanto de infraestructura de espacios como de financiamiento las autoridades y encargados de la plaza tiene una percepción favorable respecto de su funcionamiento y utilidad, al respecto un informante comentó, “la Plaza comunitaria de Miahuatlán es una de las plazas que mejor ha funcionado en la región, pero carece de un espacio más adecuado, para que tanto los asesores como usuarios puedan cumplir con sus responsabilidades y obligaciones” (Informante 3, comunicación personal, 25 de marzo, 2020).

El personal que atiende la Plaza Comunitaria (técnico encargado), si cuenta con conocimientos de computación y estudios profesionales. Es por ello que el técnico puede auxiliar y asesorar a los usuarios, incluso si se requiere alguna capacitación él puede brindarla. Sin embargo, las condiciones laborales no son las adecuadas para la estabilidad laboral del personal. En este sentido, el informante manifestó:

Yo estudié una carrera técnica en computación, aquí en la plaza apoyo durante la semana, cuido que usen bien las computadoras y que tengan internet. También reviso que las máquinas no tengan virus, o sea cuido que funcionen...vienen varias personas a hacer sus tareas y buscar información, casi todos son jóvenes. Me gusta apoyar aquí, pero la verdad necesito buscar más adelante otro trabajo, porque no es una actividad que pueda yo vivir de eso…Algunas veces los chavos me preguntan ¿cómo abrir un correo?, o si los ayudo a bajar su CURP, o algún trámite y pues trato de ayudarlos, algunas veces me ha tocado ayudarles a preparar sus presentaciones de exposiciones para la escuela o con algún documento de Word... cosas muy sencillas pero si no saben necesitan quien les enseñe (Informante 2, comunicación personal, 22 de marzo, 2021).

En cuanto a los servicios digitales que se brindan en la Plaza Comunitaria, son básicos y están limitados a la paquetería de Office. Sin embargo, es necesario fortalecer las capacitaciones y la enseñanza, así como la cobertura de los servicios; esto reforzaría los conocimientos y destrezas de los usuarios; en caso contrario se estaría generando otro tipo de brecha digital entre quienes ya tienen conocimientos para utilizar las TIC y los que no los tienen. Al respecto el informante comentó:

[…] tenemos solamente diez computadoras conectadas a internet…las maquinas tienen Word, Excel, PowerPoint e internet, pero lo que más usan es el Word y revisar el correo electrónico y lo que más les gusta es navegar en Internet. Las competencias básicas digitales son uso y manejo de Word y navegación en la Internet; primero se les da una introducción sobre todas las partes de la computadora y el uso de Windows; después se les enseña a navegar en Internet y usar el correo electrónico (Informante 3, comunicación personal, 22 de marzo, 2020).

Otro de los informantes señaló: “los usuarios si han aprendido un poco sobre el uso de las TIC que se enseña en la plaza…algunos no sabían nada, o casi nada sobre el uso de la computadora y el Internet, pero con la ayuda que les doy, más a los estudiantes de las escuelas, siento que si van aprendiendo” (Informante 2, comunicación personal, 20 de marzo, 2020).

Aunado a lo anterior otro informante mencionó que se ha impartido capacitación a adultos mayores, pero no hay mucho interés por parte de ellos; señaló que para lograr que asistan a la Plaza Comunitaria primero se tiene que despertar su interés por aprender habilidades digitales, es decir, convencerlos y posteriormente enseñarles; también mencionó que el aprendizaje de los adultos es más lento y que muchos se desaniman y ya no regresan. Al respecto, se identificó que el programa PROSPERA ha tenido cierta influencia en las Plazas Comunitarias, porque anteriormente las personas y sobre todo las mujeres se veían incentivadas o tal vez obligadas a por lo menos concluir su educación básica y asistir a las capacitaciones. En relación con lo anterior, el informante expresó:

[…] algunas veces se daban capacitaciones a adultos mayores por parte de INEA y PROSPERA, lo hacían de manera condicionada, si no asistían a los cursos de capacitación no se les daba el apoyo de PROSPERA, porque de lo contrario no venían. Se les enseñaba como utilizar lo básico de una computadora, algunas actividades básicas que les pueden servir en su vida, pero voluntariamente casi nadie asiste (Informante 4, 20 de febrero, 2020).

Caracterización y alfabetización digital de los usuarios de la plaza comunitaria

A continuación, se presentan los resultados cuantitativos, el análisis se desarrolló en tres vertientes. En la primera, se realiza una caracterización socioeconómica de los usuarios; posteriormente se muestra información sobre el acceso de los usuarios a las TIC, tanto en la Plaza Comunitaria como en sus hogares o en otros medios y, por último, se muestra información sobre la alfabetización digital.

Caracterización socioeconómica

El objetivo de esta investigación es caracterizar la Plaza Comunitaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca, y conocer sus efectos en la alfabetización digital de los usuarios. Las plazas comunitarias tienen como objetivo atender a personas mayores de 15 años que se encuentran en situación de rezago educativo. A continuación, se describen las características de los usuarios en la Plaza Comunitaria objeto de estudio. La información recabada muestra que la mayoría de los usuarios de la Plaza Comunitaria son mujeres (63 %) y que la edad de los usuarios se concentra en los rangos de personas mayores de 35 años; el 68 % son personas de 36 a 45 años, el 21 % tiene entre 46 y 55 años y el 11 % corresponde a personas que tienen más de 56 años de edad (ver Tabla 2).

Las personas de entre 15 y 35 años prácticamente no utilizan los servicios de la Plaza Comunitaria ni las personas mayores de 55 años. Esto se debe a que utilizan medios alternativos para el acceso y uso de TIC, como la escuela, los lugares de trabajo o sus propios dispositivos.

Tabla 2. Edad de los usuarios de la Plaza Comunitaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz

Edad de la población
Rango de edad (años) 15-25 26-35 36-45 46-55 56-65 Más de 65
Porcentaje (%) 0 0 68 21 11 0

Fuente: elaboración propia con información de campo.

Respecto al nivel educativo de los usuarios, se encontró que el 38 % cuenta con estudios de primaria terminada, 2 % con secundaria terminada y solo el 4 % tiene estudios de educación media superior (Ver Gráfica 1). Los resultados muestran un alto nivel de rezago educativo, debido a que el 27 % tiene primaria incompleta y el 23 % tiene secundaria incompleta. También señalaron, que la Plaza Comunitaria es un medio para cursar sus estudios básicos.

Gráfica 1. Nivel de escolaridad de los usuarios de la Plaza Comunitaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz

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Fuente: elaboración propia con información de campo.

Por otra parte, analizando la ocupación y la actividad económica que realizan los usuarios de la Plaza Comunitaria, se encontró que el 42 % se dedica a labores del hogar (la gran mayoría son mujeres), 31 % se desempeña como empleado en el sector servicios y sólo el 6 % se dedica a actividades propias del campo (agricultura y ganadería). Por lo tanto, la mayor parte de los usuarios encuestados realiza actividades que no requieren conocimientos o habilidades para el uso y manejo de TIC (Ver Gráfica 2).

Los resultados muestran la existencia de una brecha digital de tipo sociocultural, esto se debe a que la mayor parte de los usuarios de la Plaza Comunitaria se dedican a actividades que no requieren el uso de TIC y no han desarrollado hábitos para el uso cotidiano de tecnologías. Otros resultados muestran que los usuarios que fueron encuestados no realizan compras ni trámites de gobierno en línea y solo el 14.5 % interactúa en las redes sociales; incluso, solo el 18.7 % utiliza las TIC como medios de entretenimiento para escuchar música, ver vídeos o noticia (Ver Gráfica 6). Estos resultados coinciden con la teoría de Alva de la Selva (2015) sobre la brecha digital subyacente de aspectos socioculturales como la edad, el nivel educativo y la ocupación de las personas.

Gráfica 2. Actividad económica de los usuarios de la plaza comunitaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz

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Fuente: elaboración propia

Acceso y disponibilidad de TIC

El acceso y disponibilidad de TIC (computadora, teléfono, televisión digital, etc.) en los hogares y por parte de los usuarios son bajos; en promedio son menores al 30 % y esto se debe principalmente a la falta de recursos económicos (46 %) y a los escasos conocimientos sobre el uso y manejo de tecnologías (20 %). Los resultados coinciden con lo mencionado por algunos autores que analizan la brecha digital (Llorca, 2012; Márquez, et al. 2016; Alva, 2016) quienes señalan que además de la falta de acceso y cobertura tecnológica, otras de las principales causas de la brecha digital son la falta de recursos económicos para la adquisición de TIC y pago de servicios digitales, y la falta de conocimientos y capacidades para el majeo de tecnologías; es decir, brechas económicas y cognitivas.

Además de conocer el acceso y disponibilidad de las TIC por parte de los usuarios de la Plaza Comunitaria, también es importante saber con qué tipo de tecnologías cuentan en sus hogares. La información recabada indica que la mayoría de los usuarios cuenta con algún dispositivo tecnológico que le permita conectarse a Internet. El 39 % de los usuarios encuestados disponen de teléfono inteligente, el 12 % de una computadora y 6 % de una tableta (Ver Gráfica 3); además, el 19 % cuenta con una radio y 31 % con televisión digital; quienes manifestaron que no cuentan con dispositivos tecnológicos o acceso a Internet en sus hogares dijeron que se debe a la falta de recursos o que no es de su interés.

Como se mencionó con anterioridad, la Plaza Comunitaria objeto de estudio se encuentra en la ciudad de Miahuatlán de Porfirio Díaz, que es la ciudad más grande e importante en la región Sierra Sur del estado de Oaxaca y cuenta con servicios de teléfono, internet, cobertura de telefonía celular, señal de televisión abierta y de paga, servicios financieros y tiendas departamentales, entre otros. Por lo tanto, no existe una brecha tecnológica como tal; es decir, de acceso a las TIC e internet.

Los resultados confirman el argumento de diversos autores quienes señalan que la brecha digital ya no es un problema tecnológico ocasionado por la falta de TIC y de acceso a la red de Internet. El problema es multifactorial: falta de conocimientos, capacidades y destrezas para usar herramientas tecnológicas (Arrieta y Montes, 2011; Tyner, 2014); factores socioeconómicos y socioculturales (Ng, 2012; Cabero, 2015; Márquez, et al. 2016; Alva, 2016); problemas relacionados con la inclusión digital y la inserción a la sociedad de la información y el conocimiento (Prince y Jolías, 2011; Duarte y Pires, 2011); políticas públicas ineficaces para reducir la brecha digital y lograr una verdadera inclusión digital (Cabello, 2017; Chacón, 2017), e incluso problemas relacionados con la falta de inversión pública y privada para mejorar la infraestructura tecnológica (Ramírez y Sepúlveda, 2018).

Gráfica 3. Acceso a TIC de los usuarios de la Plaza Comunitaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz

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Fuente: elaboración propia

Alfabetización digital en los usuarios de la Plaza Comunitaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz

Respecto a la alfabetización digital de los usuarios se retoman tres dimensiones de la alfabetización digital con énfasis en las habilidades digitales que poseen los usuarios. Estas son: las competencias técnicas o básicas digitales, las competencias cognitivas y la competencia socioemocionales. Para efectos de este trabajo, sólo se analiza la primera dimensión de la alfabetización digital que comprende las competencias técnicas básicas.

Uno de los principales objetivos de las Plazas Comunitarias como medios para la alfabetización digital es desarrollar competencias básicas digitales de los usuarios para lograr la inclusión digital efectiva. Por tal razón, se hace énfasis en el uso de computadora, dominio del paquete Office (Word, Excel, PowerPoint), uso de correo electrónico y navegación en la red de Internet. Los resultados sobre el aprendizaje de competencias básicas en la Plaza Comunitaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz indican que el 27 % de los usuarios aprendió a utilizar el procesador de texto Word; 14 % aprendió a preparar una presentación de PowerPoint; 23 % adquirió destrezas para navegar en la red de Internet, y también 23 % aprendió a utilizar el correo electrónico (ver gráfica 4).

Algunos usuarios señalaron que antes de asistir a la Plaza Comunitaria ya tenían algunos conocimientos sobre el uso de computadora y navegación en Internet, pero aprendieron otras técnicas y habilidades; otros (5 %) mencionaron que aún no adquieren competencias y destrezas digitales, algunos señalaron que han aprendido todas las competencias que se enseñan en la Plaza Comunitaria y otros mencionaron que sólo han aprendido algunas de ellas.

Gráfica 4. Competencias digitales impartidas en la Plaza Comunitaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz

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Fuente: elaboración propia

En relación con el manejo del paquete Office, sin tomar en cuenta el lugar en que los usuarios hayan adquirido los conocimientos y competencias, se obtuvieron los siguientes resultados: el 42.86 % de los usuarios encuestados señaló que sebe utilizar el procesador de texto Word; el 39.29 % indicó que lo puede utilizar, pero sólo con ayuda de alguien que lo asesore y 17.85 % mencionó que nunca ha utilizado dicho programa. Con respecto al programa PowerPoint el 21.44 % manifestó que sebe utilizarlo solo; el 39.28 % que lo puede utilizar, pero con ayuda y 39.28 % mencionó que nunca lo ha utilizado. En cuanto a Excel, sólo 14.28 % lo sabe utilizar solo; 25 % lo puede utilizar con ayuda y 60.72 % nunca lo ha usado.

Gráfica 5. Competencias digitales de usuarios en la Plaza Comunitaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz

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Fuente: elaboración propia

Los usos de TIC e Internet en la Plaza Comunitaria de Miahuatlán son diversificados; los resultados muestran que el 77.08 % de los usuarios utilizan las TIC para realizar trabajos académicos, esto incluye la redacción de textos y la impresión de documentos; el 58.33 % utiliza internet para buscar información; el 47.92 % se comunica a través del correo electrónico, y el 18.75 % utiliza las tecnologías e internet como medio de entretenimiento viendo vídeos o noticias. Otras actividades que se realizan a través de TIC e Internet son: interacción en redes sociales y uso de aplicaciones (14.58 %), principalmente Facebook y WhatsApp, y comunicación instantánea por medio de videollamadas (5 %). Sin embargo, los usuarios que se encuestaron no realizan compras en línea ni trámites administrativos electrónicos (ver gráfica 6).

Gráfica 6. Usos de internet en la Plaza Comunitaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz

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Fuente: elaboración propia con base en información de campo

Con base en los resultados generales del estudio y a pesar de la brecha digital, el uso de las TIC e internet están comenzando a revolucionar las formas de comunicación y de entretenimiento de las personas mayores de 35 años que utilizan dichas tecnologías en la Plaza Comunitaria de la ciudad de Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca. Aunado a otros medios digitales como la radio, televisión y teléfono celular, se podría decir que se está generando un cambio de paradigmas en los aspectos socioculturales de las personas, confirmando las teorías de la UNESCO (2005) y de Vargas y Hernández (2006).

Debido a la diversidad de medios tecnológicos y a su multifinalidad, son muchos los beneficios que están aportando a los usuarios, al ser utilizadas como herramientas educativas, instrumentos de trabajo, medios de comunicación, de interacción y de entretenimiento, confirmando los planteamientos de la Fundación Telefónica (2007, 2011) y de Capulín (2015). Además, el uso de TIC, a pesar de su costo, tiene muchas ventajas con respecto a los medios tradicionales; por ejemplo, las comunicaciones se pueden dar en tiempo real, a cualquier hora y en cualquier lugar en que se tenga acceso a telefonía e Internet, confirmando los señalamientos de Castro, Guzmán y Casado (2007) y de Urquijo, (2007).

Sin embargo, los usuarios de la Plaza Comunitaria no han logrado sacarle mayor provecho al uso de TIC e internet para realizar compras en línea, comercio electrónico, operaciones de banca digital, trámites de gobierno electrónico, etc. Por lo tanto, los sectores público y privado deben implementar estrategias efectivas para la inclusión y la alfabetización digital, acorde a lo señalado por Valencia (2018).

Conclusiones

La investigación logró cumplir con los objetivos propuestos: examinar y caracterizar la Plaza Comunitaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca, a partir del análisis de su infraestructura y funcionamiento, así como del impacto en la alfabetización digital para que los usuarios desarrollen competencias y destrezas en el uso y aprovechamiento de TIC e internet.

La metodología utilizada fue adecuada, sin embargo, no se logró aplicar un diseño mixto de investigación principalmente por las restricciones impuestas para contener la pandemia por COVID-19. De las doce entrevistas que se habían considerado sólo se aplicaron cuatro a informantes clave de la Plaza Comunitaria. No se logró entrevistar a autoridades municipales ni a los usuarios.

Las Plaza Comunitaria objeto de estudio presenta algunas deficiencias de infraestructura, tanto de espacio físico, mayor equipamiento y más personal calificado. No obstante, son lugares estratégicos para la inclusión y la alfabetización digital, debido a que la mayoría de los usuarios desarrollan capacidades y habilidades tecnológicas: procesar textos (Word), realizar presentaciones (PowerPoint), búsqueda de información en Internet, uso correo electrónico, entre otros.

Aunado a lo anterior, el uso de TIC e internet son utilizadas como herramientas de comunicación e interacción, como medios educativos y herramientas de trabajo y como medios diversificados de entretenimiento (radio, televisión, vídeos, etc.). En otras palabras, las TIC están generando un cambio de paradigmas confirmando los planteamientos de la UNESCO (2005) y de Vargas y Hernández (2006).

Los resultados muestran que la Plaza Comunitaria es una medida adecuada y necesaria implementada por el gobierno para reducir la brecha digital y para incorporar a personas y grupos vulnerables a la sociedad de la información y el conocimiento. En este caso mujeres, personas que tienen bajos niveles de escolaridad o desarrollan actividades que requieren poca preparación técnica, y personas adultas.

La mayoría de los usuarios de la Plaza Comunitaria debido a su edad, a sus actividades y a su escasa preparación padecen problemas de brecha digital; por lo tanto, el acceso a herramientas tecnológicas no es suficiente para su inclusión digital. De acuerdo con Alva (2015) padecen brecha digital sociocultural y es necesario que desarrollen capacidades y destrezas para el uso de TIC a través de la alfabetización digital para que puedan aprovechar las oportunidades y beneficios de la sociedad de la información.

La información proporcionada por el personal de la Plaza Comunitaria a través de las entrevistas, deja entrever que además de la falta de infraestructura y equipos, también se necesitan recursos para contratar más personal especializado y pagarles mejores sueldos y prestaciones; así como la enseñanza de otras competencias que requieren mayor preparación.

Con base en lo anterior, se podría decir que la inclusión digital de los usuarios a través de la Plaza Comunitaria es incipiente, porque sólo desarrollan competencias y habilidades muy básicas, por lo que no ha generado apropiación tecnológica ni un impacto significativo. Al respecto Tyner (2014) señala que la alfabetización digital debe generar cambios positivos para una verdadera inclusión digital.

La alfabetización digital para que sea efectiva debe tener un impacto en la formación de principios y acciones formativas, reflexivas y críticas que permitan la generación de conocimiento para mejorar la calidad de vida de las personas, acorde a lo mencionado por Travieso y Planella (2008). Las competencias y habilidades digitales desarrolladas adquiridas en la Plaza Comunitaria no han generado dicho impacto.

Los resultados muestran que la alfabetización digital en la Plaza Comunitaria de Miahuatlán está lejos de generar una cultura digital que impacte en la generación de conocimiento y que contribuya a la creatividad e innovación, de acuerdo a lo que señala Casacuberta (2003). Sin embargo, cumple con sus objetivos y funciones que son el desarrollo de competencias y habilidades digitales básicas.

Se confirmó que la brecha digital no se reduce a la infraestructura de internet ni al acceso a las TIC, en realidad es un fenómeno multifactorial y multidimensional; es decir, subyace de factores económicos, políticos y socioculturales, y su impacto también incide en dichos factores, provocando marginación y desigualdad social, principalmente en personas y grupos vulnerables.

En este contexto, es necesario que las políticas del gobierno y de los prestadores de servicios digitales (escuelas, bancos, establecimientos comerciales, etc.) pongan énfasis en la formación de capital social y cultural orientados al aprovechamiento de las tecnologías, tal como lo señala Sharma et al. (2014), debido a que el núcleo de la sociedad de la información y el conocimiento no es el gobierno.

Por ello, se recomienda que los programas y acciones en materia de alfabetización digital tomen como punto de partida el contexto en el cual se implementan, tal como lo siguieren Bawden (2002) y Cabero (2015). En el caso concreto de la Plaza Comunitaria de Miahuatlán la mayoría de los usuarios tienen niveles de escolaridad muy bajos y no requieren capacidades digitales especializadas para el desempeño de sus activadas productivas.

No obstante, se recomienda a los responsables de la Plaza Comunitaria que brinden asesoría a los usuarios para que aprendan a realizar algunos trámites electrónicos básicos como obtener la CURP, tramitar un acta de nacimiento, realizar un pago; incluso, tomar cursos en línea, concluir sus estudios a distancia y realizar compras en línea, entre otros; es decir, para que incrementen sus competencias y destrezas digitales.

Considerando que en México la inclusión digital es un derecho constitucional vinculado a los derechos de información y educación, se propone ampliar el número de Plazas Comunitarias y mejorar su infraestructura, para darle cobertura a las localidades rurales que presentan problemas de brecha digital por carecer de estos medios, haciendo efectivo este derecho.

Por último, se propone que el gobierno federal, como responsable de las Plazas Comunitarias, realice alianzas estratégicas con los gobiernos estatales y municipales, así como con el sector académico y con proveedores de TIC para que los programas de alfabetización digital sean extensivos y escalables; es decir, que el desarrollo de competencias y destrezas digitales sea incremental.

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