I. LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA GEOGRAFÍA EN MÉXICO - Bonifacio Doroteo Pérez-Alcántara, Carlos Reyes Torres, Patricia Gómez Rey

https://doi.org/10.52501/cc.060


Bonifacio Doroteo Pérez-Alcántara


Carlos Reyes Torres


Patricia Gómez Rey


Dimensions


I. La institucionalización de la geografía en México

Bonifacio Doroteo Pérez-Alcántara2

Carlos Reyes Torres3

Patricia Gómez Rey4

Resumen

Este capítulo busca acercar al lector a los antecedentes generales de la ciencia geográfica en México y constituye la base en que se sustenta toda la obra. Por tanto, ofrece una clara aproximación al contenido del libro en todos y cada uno de sus capítulos, que, aunque escritos de forma independiente para rescatar las particularidades de cada uno de los programas de Geografía en México, guardan estrecha relación entre sí y congruencia cronológica para hacer más accesible y sencilla su lectura, así como para comprender la estructura de la obra en su conjunto. En él se precisa el proceso metodológico llevado a cabo para la construcción del trabajo, los programas y las universidades que los ofertan, así como sus momentos de aparición de cada uno de ellos, quiénes los escriben y sus principales características, las cuales se detallan más adelante, en los capítulos en extenso, escritos por especialistas en la materia de cada universidad.

Palabras clave: geografía, ciencia, licenciatura, carrera, institucionalización.

Introducción

Este primer capítulo, escrito a modo de introducción in extenso, tiene como propósito ofrecer al lector algunos antecedentes acerca del cultivo y el alcance institucional de la ciencia geográfica en México, así como ser una síntesis de los puntos de interés de las distintas carreras de geografía que se imparten a nivel nacional, considerados por los autores de cada capítulo.

Por carreras entendemos los estudios que un individuo desarrolla en una universidad pública o privada con el objetivo de alcanzar un grado académico y así estar habilitado para ejercer una cierta profesión. En México, los estudios de geografía a nivel licenciatura se ofertan en nueve universidades de ocho entidades de la República mexicana: cuatro de ellos en Ciudad de México, tres presenciales y uno a distancia, además de los estados de Jalisco, Estado de México, San Luis Potosí, Veracruz, Guerrero, Querétaro, Guanajuato y Yucatán (en este caso como primera sede de geografía aplicada de la unam).

El presente trabajo tiene como objetivo hacer una aproximación lo más cercana posible a lo que ha sido el origen, evolución y estado actual de las carreras universitarias de Geografía en México, desde la apertura de la primera de ellas en la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), pasando por diez programas más que se ofertan, hasta llegar justamente a la de geografía aplicada, también de la unam, aprobada en 2018 y disponible para la sociedad hasta 2019 en la enes Mérida y después en cu de la Ciudad de México. Hay que advertir que los detalles específicos de cada programa educativo se conocen al interior de la universidad y el organismo que los imparte, pero no se tiene una radiografía completa de ellos integrada en una obra sobre las carreras de Geografía en México, por lo ese es precisamente el propósito del presente libro.

El proyecto de esta obra se resume en dos grandes etapas, las cuales no necesariamente son excluyentes. La primera de ellas consistió en realizar un proceso de recopilación y consulta de materiales producidos al respecto por distintos autores, tanto consagrados como otros contemporáneos, quienes, a lo largo del tiempo, han contribuido a esclarecer el origen, la evolución y el estado actual de la ciencia geográfica en México. Lo anterior sirve para comprender, de manera general, los antecedentes de la carrera, su proceso de institucionalización y profesionalización.

La segunda etapa se vincula con el primer tercio de 2021 y, después, con el resto del año. En esa primera fase, por razones de la pandemia de COVID-19 y consecuentemente a raíz del confinamiento de las personas, se determinó que era poco probable crear un libro de tal trascendencia de forma individual, como se tenía previsto originalmente, por lo que a partir del segundo trimestre se convocó a varios especialistas en la disciplina, pertenecientes a todas las universidades donde se imparte la carrera de Geografía, con la intención de rescatar, de parte de quienes conocen mejor los programas, las principales características y atributos que a criterio de los propios autores resultaran de mayor interés para los propósitos de la obra. En otras palabras, conglomerar, primero, la oferta educativa geográfica de nivel superior (específicamente a nivel licenciatura) en una sola obra y, segundo, rescatar aquellas particularidades de mayor importancia, como el origen de cada una de las carreras, su ubicación, las universidades que las promueven, las características de sus programas, sus enfoques disciplinares, su evolución, así como algunos otros indicadores y, lo más importante, los personajes involucrados en el proceso de creación, desarrollo y en su caso, consolidación de estas particularidades.

Las licenciaturas en geografía, así como las especialidades, maestrías y doctorados vinculados a esta ciencia en México, tienen sus propias particularidades porque obedecen a distintos momentos, contextos y propósitos, propios de cada institución donde se imparten, así como de la visión de quienes en ellos han participado. También es importante reconocer que, a pesar del escaso número de instituciones de enseñanza de geografía a nivel superior en México, existe poca vinculación entre estas, a nivel institucional, donde radican dichas carreras, y particularmente respecto a la propia comunidad geográfica.

Es por ello que resulta de interés adentrarnos en el conocimiento del proceso de construcción y consolidación de las carreras de Geografía, pues no hay, hasta donde sabemos, una obra que aglutine y dé cuenta del origen, evolución y desarrollo de dichas carreras en nuestro país, a pesar de la larga trayectoria de esta profesión y de algunas de las instituciones que la promueven.

Hay que señalar que no se trata de crear un catálogo de carreras o de un instrumento que ordene los programas de estudios sobre geografía que se ofertan por las instituciones de educación superior (ies), sino que es una obra donde se destacan, como se ha comentado, antecedentes, perfiles educativos, orientaciones profesionales y, especialmente, los principales actores involucrados, quienes con su dedicación y esfuerzo han hecho de la geografía en México lo que es hoy. El libro centra la atención en los programas de licenciatura, sea cual sea su denominación oficial y orientación, con especial consideración en la perspectiva física, humana y aplicada.

En el libro se conjuga el esfuerzo colectivo de especialistas de las distintas universidades que ofertan la carrera en México, entre ellos destaca la participación de los fundadores de los programas, directores de carrera, exdirectores, coordinadores, excoordinadores o bien investigadores que, sin haber desempeñado cargo alguno, han formado parte, en algún momento, de los comités curriculares o equipos de trabajo en el impulso de la geografía en México.

De este modo, el capítulo se estructura de la siguiente manera: en una primera sección rescatamos los principales antecedentes de la enseñanza, investigación, difusión y divulgación de la geografía en México, como un breve referente para comprender su origen y evolución. Acto seguido, brindamos algunos aportes sobre la institucionalización y profesionalización de la carrera, para más adelante adentrarnos en lo que ha sido la geografía actual, con especial atención en los programas vigentes, desde el primero hasta el último. Como se trata de un capítulo introductorio a la obra completa, ofrecemos una aproximación que muestra cómo se estructuran los capítulos que contienen los aportes de los autores, quienes brindan los detalles de cada carrera a lo largo de la obra.

A modo de antecedentes

La geografía se ha caracterizado por ser una de las más antiguas disciplinas, pues desde siempre mantuvo una estrecha relación con el conocimiento histórico y filosófico, donde espacio y tiempo fueron motivo de interés constante para los primeros pensadores científicos de la humanidad. A través de su extenso desarrollo pueden distinguirse diversas etapas, con características propias (Ortega, 2000), sin embargo, en este caso, nos centramos en el acontecer de esta ciencia en la República mexicana, simplemente para dar un panorama general que permita acercar al lector a su origen y evolución.

La ciencia moderna que se desarrolló durante el siglo xix bajo los presupuestos del racionalismo y el empirismo, “entraña algo más que especulación y mucho más que teoría: supone acción” (Ortega, 2000, p. 185). En este contexto, la geografía en México no fue la excepción, ya que su historia ha reflejado la inquietud por conocer, comprender, representar, así como valorar el territorio y su medioambiente, a fin de mejorar su aprovechamiento, lo que incluso cada vez ha llegado a ser más importante en la solución de los problemas que viene planteando permanentemente el crecimiento dinámico del país. Ello justifica la existencia de instituciones de formación de geógrafos, sea como ingenieros geógrafos, técnicos en cartografía para la enseñanza en las Escuelas Normales Superiores o bien licenciados en geografía en las universidades.

La enseñanza superior de la geografía atravesó por distintas etapas. Inicialmente sólo se incluye como una asignatura en instituciones de educación profesional y “se desarrolló como parte de las disciplinas físico-matemáticas” (Moncada, 2003, p. 54), ya que desde sus inicios fue una materia que estuvo vinculada con la ingeniería, cosmografía, geodesia y topografía, de tal modo que incluso formó parte de una materia de enseñanza en diferentes carreras, como en “la geometría, aritmética, agrimensura, astronomía, gnómica o arte de hacer relojes solares, geografía y cosmografía…” (Torres, 1971, como se citó en Moncada, 2003, p. 55). Mas tarde, “a finales del siglo xviii se funda el Real Seminario de Minería en donde se imparte ya un curso semanal de geografía” (Coll-Hurtado, 2008. p. 191).

Luego, de 1803 a 1804 tenemos el primer antecedente de la enseñanza geográfica en México y es el barón Alejandro de Humboldt quien imparte un curso de la materia en el Real Seminario de Minería. En el año de 1805 es incluida como materia básica y se modifica su contenido durante los años de 1826-1833.

Justamente es en este periodo cuando, según los aportes de Moncada (2003), se puede considerar el punto de partida para la institucionalización académica de la disciplina. Valentín Gómez Farías, por su parte, promovió una serie de reformas educativas entre las que destaca el cierre de la universidad y la creación de otros establecimientos educativos como el de Ciencias Físico-Matemáticas, continuación del Colegio de Minería, donde además de las carreras que ya existían se creó la de agrimensor-geógrafo con una perspectiva totalmente cartográfica, que incluyó la creación de nuevas cátedras como la cosmografía, astronomía y geografía (Moncada, 2003).

No pasó mucho tiempo de dichas reformas cuando Antonio López de Santa Anna retomó el poder y uno de sus primeros actos fue suspender los establecimientos creados por Gómez Farías. También restableció el Colegio de Minería y decretó nuevas reformas, como tomar el establecimiento de estudios preparatorios para varias carreras, en las cuales, excepto Medicina, era obligatorio cursar Geografía y Cosmografía (Diario del Gobierno de la República Mexicana, tomo XXVI, núm. 2798, 19 de agosto de 1842, citado en Moncada 2003, p. 63).

En congruencia con los anteriores planteamientos, Moncada (2003) y Coll-Hurtado (2008) reconocen que la institucionalización de la geografía se puede vincular con la creación de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (smge), en 1833, “con el doble objetivo de construir la Carta de la República y levantar la estadística nacional” (Azuela, 2003, p. 153). “La institucionalización y profesionalización de la geografía en México se inicia en 1843 justamente con el establecimiento de la carrera de ingeniero geógrafo en el Colegio de Minería, tiempo después Escuela Nacional de Ingenieros” (Gómez, 2012, p. 9) y es precisamente con dicho acontecimiento que se establecen “varias carreras, incluyéndose a la Geografía; el primer título de Ingeniero Geógrafo se expide en 1856” (Bassols, 1985, p. 22 y Moncada, 2003, p. 128), cabe destacar que “las especialidades de la ingeniería [estaban] enfocadas a los problemas nacionales y al conocimiento del territorio mexicano” (Mendoza, 2012).

Siguiendo con las ideas anteriores, y retomando el curso de este argumento, Bassols (1956) refiere que en 1869, Juárez promulgó la Ley de Educación del Distrito Federal, donde se declaró la obligatoriedad de la enseñanza de la geografía y se incluyó como materia en varias instituciones, por ejemplo, en la Escuela de Agricultura y Veterinaria se impartía Geografía de las Plantas del País, en la Escuela para Ingenieros la de Dibujo Topográfico y Geográfico, en la carrera de Comercio se brindaba Geografía y Estadística Mercantiles, mientras que en la Escuela de Sordomudos se daba Elementos de Geografía y en la Escuela Nacional Preparatoria, Geografía Física y Política, lo cual ratificaba el interés en la materia. Por otra parte, destaca que desde mediados de siglo la geografía se venía impartiendo en la instrucción elemental, pero en 1896, durante el Congreso Nacional de Instrucción, se exigió que la enseñanza de la geografía se orientara a la ubicación de los estudiantes en su medio y la interpretación de mapas. Posteriormente, aunque se hicieron adiciones y reformas a la ley de 1869, el sistema educativo del Distrito Federal se conservó hasta 1910, cuando se estableció la nueva Universidad Nacional (Bassols, 1956).

Así, a lo largo del siglo xix, se fueron abriendo puertas para la geografía y empezó a impartirse en las escuelas primaria, secundaria para niñas y preparatoria.5 Para 1887, se instituyó en la Escuela Normal de Maestros. Pero habría que esperar hasta bien entrado el siglo xx para que la geografía adquiera el estatus de disciplina universitaria.

Un aporte fundamental en el proceso de formación de la geografía mexicana fue la elaboración de innumerables cartas, mapas y atlas, tanto de lo que generaron los ingenieros militares y especialistas o practicantes de la geografía como Antonio García Cubas y Manuel Orozco y Berra, como las diversas comisiones que se encargaron de cartografiar el país a lo largo del siglo xix y en la primera mitad del siglo xx, tales como la Comisión Geográfico Exploradora y las diversas comisiones de límites que apoyaron la delimitación precisa de las fronteras con los Estados Unidos de América, con Guatemala y Honduras Británica (Coll-Hurtado, 2008).

No menos importante fue el trabajo realizado por practicantes y aficionados a la geografía, quienes elaboraron las geografías estatales para públicos diversos —políticos, empresarios, comerciantes y letrados—, obras denominadas Compendio geográfico del estado de…, Bosquejo…, Apuntes…, Geografía…, etc., y que se sumaron a los trabajos cartográficos y a los diccionarios geográficos e históricos de García Cubas, Orozco y Berra, José María Pérez Hernández y Alfonso Luis Velasco, lo cual enriqueció el acervo geográfico y estadístico del país (Gómez, 2014).

Por otra parte, es importante mencionar que, a lo largo del siglo xix, en otros ámbitos o medios, estuvo presente la geografía para contribuir al reconocimiento social de la utilidad de dicha ciencia. Por ejemplo, en las publicaciones periódicas de amplio público, en particular en las revistas, existió un gran “interés de editores y lectores por las descripciones geográficas amenas sobre las diversas zonas del mundo” (Vega y Sabás, 2011, p. 69), mientras que en los periódicos no faltaron “los contenidos geográfico-geológicos de la prensa capitalina [que] reflejaron el hábito de las clases medias y altas, como los paseos por los confines urbanos y las excursiones a bosques, montañas, volcanes y grutas” (Vega, 2014, p. 63) como parte de lo que Ortega (2000) define como las culturas geográficas, producto de las prácticas espaciales de la sociedad. Los artículos sobre fenómenos de carácter geográfico o descripciones de países, regiones o lugares también aparecieron en las revistas dirigidas al público femenino (Vega, 2010).

En el ámbito institucional, la formación de geógrafos ha seguido dos caminos desde las primeras décadas del siglo xx: el de la Escuela Normal Superior o Escuela Normal de Maestros y el de la Universidad Nacional. En la primera se preparan docentes para la enseñanza primaria y secundaria, fundamentalmente, y en el segundo caso se busca tanto la formación del geógrafo destinado a la docencia en las preparatorias y escuelas de nivel superior, como la constitución de un grupo de geógrafos profesionales que puedan incidir en un mercado laboral mucho más amplio, principalmente en el sector gubernamental. Este último ha sido el ámbito más importante de la geografía en México, desde el punto de vista de la formación de especialistas y de la producción científica, por lo que vale la pena ahondar, así sea de forma sucinta, sobre algunos aspectos de su desarrollo institucional (Coll-Hurtado, 2008, p. 193).

La institucionalización de la geografía en México

Tratándose de una obra que busca dar cuenta de las distintas carreras de geografía que se imparten en México, resulta obligado recurrir, además de a los antecedentes de esta, a una breve revisión del proceso de su institucionalización en el nivel superior, que es nuestro campo de interés.

De acuerdo con los argumentos de Bend (1974, como se citó en Villavicencio, 2011), la institucionalización de una disciplina implica la conjunción de factores sociales, como la aceptación y el reconocimiento de un grupo social que dé paso a la adaptación y creación de un nuevo grupo autónomo, para que pueda lograrse con éxito este proceso, tal como ocurrió con la fundación de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. El propio autor ejemplifica el proceso de institucionalización de la ciencia en Inglaterra durante el siglo xvii, cuyos elementos básicos, a decir del propio autor, son:

  1. La aceptación en una sociedad de cierta actividad como función social importante y valiosa por sí misma.
  2. La existencia de normas de regulación de un campo de actividades específico, relacionado con el alcance de las metas y autonomía de otras actividades.
  3. La adaptación de las normas sociales en distintos campos de actividad a los predestinados (Ben, 1974, como se citó en Villavicencio, 2011).

Antes de adentrarnos en los detalles de este apartado, cuyo propósito es clarificar, grosso modo, cómo fue el proceso de institucionalización de esta ciencia, como campo de enseñanza y del conocimiento científico a nivel superior, es menester dejar claro que al hablar de institucionalización nos referimos justamente a ese proceso que da pauta a que los profesionales del área se congreguen y aglutinen mediante la integración progresiva de especialistas en la materia, en comunidades independientes, integración de sociedades o en instituciones oficiales, esto con el objetivo de poner en marcha procesos de creación, difusión y aplicación de dicho conocimiento disciplinar, para la atención y, en su caso, la resolución de problemáticas vinculadas con el objeto de estudio de la ciencia. Como dice Horacio Capel, “si llegamos a comprender los factores que condujeron a la institucionalización de unas ciencias […] quizás estaríamos en condiciones de comprender su evolución posterior” (1977, p. 3).

Un autor que vincula la institucionalización de la geografía, tanto en Europa como en México, con la creación de las sociedades de geografía es Palacio6 (2011), quien afirma que las primeras sociedades en el campo de la geografía surgen en el siglo xix. “La Societé de Géographie de París fue la primera, fundada en 1921 (sic), seguida de la Gesells chaft für Erdkunde zu Berlin. La Royal Geographical Society de Londres se funda en 1830” (p. 108).

Como se puede observar, lo que sucede en Europa coincide con lo que algunos autores previamente citados refieren para México, en el sentido de que “en 1833 se constituye la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, cuarta sociedad geográfica del mundo y primera en América Latina” (Palacio, 2011, p. 108), lo cual puede considerarse como los inicios de la institucionalización de la geografía en este país, en el sentido de que fue el primer espacio de producción, difusión y circulación del conocimiento geográfico. El propio autor asegura que “El auge de la Geografía en el siglo xix fue tal que para finales de éste existían más de 200 sociedades en el mundo” (p. 108). En tal sentido, “desde esta perspectiva resulta particularmente interesante una reflexión sobre el proceso de institucionalización de la geografía y sobre la aparición de la comunidad científica de los geógrafos (Capel, 1977).

Quienes se han dedicado al estudio de la historia de la geografía en México desde diferentes aproximaciones son: Luz Fernanda Azuela Bernal, Patricia Gómez Rey, Héctor Mendoza Vargas, José Omar Moncada Maya y Rodrigo Antonio Vega y Ortega Báez. No obstante, otros autores han realizado importantes contribuciones, entre ellos podemos mencionar a Ángel Bassols Batalla (1956), Pere Sunyer Martín, (2011), Fernando Carreto Bernal (2011), Atlántida Coll-Hurtado (2008 y 2015), Carlos Contreras (1999), Federico Fernández Christlieb (2008), Franch-Pardo et al. (2018), Hirineo Martínez Barragán (2015), Oscar Reyes Pérez y Miguel Aguilar Robledo (2015).

Sin embargo, Moncada Maya, investigador de la unam, fue quien inició la línea de investigación sobre la historia de la geografía en México y ha realizado numerosas aportaciones especialmente de los siglos xvi al xix, un autor cuya buena parte de su formación ocurrió al lado el Dr. Horacio Capel, a quien reconocía como un verdadero maestro cuando decía en entrevista personal: “por eso digo, con mucho respeto, que yo he tenido muchos profesores y un solo maestro y sigue siendo Horacio”.

Como se pudo apreciar en el apartado anterior, la mayoría de los autores de referencia coinciden en que la institucionalización de la enseñanza superior de la geografía en México se dio en el siglo xix, específicamente a partir de 1843, cuando fue establecida la profesión de ingeniero geógrafo y la producción de mapas a gran escala era lo relevante (Moncada y Gómez, 2009). Lo anterior derivado de la necesidad que tenía el Estado mexicano de profesionales que participaran en el conocimiento y organización del territorio nacional, pues la formación que recibían los ingenieros geógrafos respondía a cubrir dichas necesidades (Moncada, 2003).

Es así como el trabajo realizado por los ingenieros militares e “ingenieros geógrafos en el siglo xix forman parte de los elementos que contribuyeron de forma significativa en la institucionalización de esta ciencia, junto con la fundación de la Sociedad Mexicana de Geografía y la aparición del profesor de geografía” (Sunyer, 2011 p. 10). Esto por dos razones. La primera de ellas es la creación de un importante cuerpo que aglutinó a la comunidad científica de aquel entonces, en general, y a los profesionales de la ciencia geográfica, en particular, y cuya intención prioritaria era generar la Carta General de la República; por la envergadura de los trabajos que realizaba (relacionados con el conocimiento del territorio) fue “la única institución que gozó de una relativa estabilidad” (Azuela, s/f), en tiempos donde la ciencia en México se caracterizó por la efímera vida de las instituciones que se fundaron ante las condiciones de inestabilidad política y social que se vivían (Azuela, s/a). En segundo término, con la apertura de las escuelas normales en distintas partes de la República mexicana como “Guadalajara, Zacatecas, Oaxaca, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Yucatán, Colima, Veracruz” (Ducoing, 2004, p. 42) y con ello la aparición posterior del profesor de geografía, se nutrió, creció y consolidó la disciplina y su enseñanza, lo que dio lugar a la creación de otras instituciones.

Con estos referentes podemos decir que la institucionalización de la geografía en México tiene algunos aspectos en común:

  • Por un lado, la creación de la carrera de ingeniero geógrafo en el Colegio de Minera, la cual continuará impartiéndose en la Escuela Nacional de Ingeniería.
  • La fundación de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.
  • La creación de varias comisiones y centros de investigación como el Observatorio Astronómico Nacional, que realizaba trabajos geodésicos indispensables para el quehacer cartográfico, o bien el Observatorio Meteorológico Nacional; todas ellas instituciones dependientes de la Secretaría de Fomento, en las que el ingeniero geógrafo jugó un papel fundamental para la organización territorial del país
  • La apertura de la Universidad, con la cual se abre un nuevo horizonte para la educación y la ciencia en México, particularmente para la geografía (como se muestra en el siguiente apartado).
  • Y, finalmente, el establecimiento de la Dirección de Estudios Geográficos y Climatológicos en 1914, la cual fue la primera dependencia gubernamental en su tipo que estuvo dirigida por el ingeniero geógrafo Pedro C. Sánchez.

La geografía actual

Si bien es cierto que el siglo xix fue un escenario de alta inestabilidad social, política y económica, sirvió de base para la formalización de algunas actividades científicas en general y de la geografía en particular. La realidad es que, en México, durante el último cuarto del siglo xix y la primera década del siglo xx, con el Porfiriato, las condiciones para la ciencia cambiaron de forma significativa. En ese tiempo, México experimentó una relativa estabilidad política y crecimiento económico, situación que favoreció el desarrollo de las condiciones necesarias para el cultivo y desarrollo de las ciencias, particularmente de aquellas con carácter aplicado como la geografía, se debe reconocer que dicha estabilidad fue a costa de la represión y la injusticia, las cuales produjeron desigualdades sociales y regionales en gran parte del territorio mexicano, lo que dio lugar al movimiento revolucionario de 1910, cuyo estallido, dicho sea de paso, tampoco subsanó dichas problemáticas.

Un problema central en materia educativa, al finalizar el movimiento revolucionario, fue la desigual distribución de los servicios educativos del nivel básico al medio superior y, más aún, en el nivel superior. En ese entonces, “la mayor parte de los individuos con formación universitaria vivían en la ciudad de México, Guadalajara, Puebla y Mérida” (Kuntz y Speckman, 2010, p. 62). A pesar de lo anterior, al cierre de dicho movimiento se podría definir como un parteaguas en la educación y la profesionalización de las ciencias en México y con ello la geografía, no obstante que debió pasar mucho tiempo para que la disciplina se convirtiera en lo que es hoy, pues como asegura Coll-Hurtado (2021), la geografía como la concebimos actualmente es producto de la segunda mitad del siglo xx, porque hasta ese momento lo que había eran materias dispersas.

Para entender lo anterior es necesario rescatar algunos hechos importantes que sucedieron en la vida de las instituciones educativas en México, los cuales, de una u otra manera, favorecieron la enseñanza superior de la geografía y su consecuente profesionalización. Nos referimos en específico a la apertura de la Universidad Nacional en 1910, en cuyo seno se abrió la Escuela Nacional de Altos Estudios, ahora Facultad de Filosofía y Letras (ffyl), donde un poco más tarde se estableció la Escuela Normal Superior. Sin embargo, en mayo de 1929, se promulgó la Ley Orgánica de la Universidad Nacional Autónoma y en ese mismo año, por diversas circunstancias, ocurrió la separación oficial de la Escuela Normal Superior de la Facultad de Filosofía y Letras, de tal forma que quedaron como dependencias universitarias con su propia estructura y funciones (Ducoing, 2004).

Con la creación de estas instituciones educativas en la capital del país se dio un impulso importante a la enseñanza de la geografía. Por un lado, a través de la formación de profesores normalistas se favoreció su enseñanza en los niveles básico y medio básico (primaria y secundaria), como base para el conocimiento del territorio y fomento del sentido de identidad nacional. Por el otro, con el establecimiento de un grupo de cátedras en la Escuela Nacional de Altos Estudios se abrió la primera carrera de Geografía en el país, con la cual se dio paso a la enseñanza en la educación superior universitaria de manera formal y sirvió de base para la formación de los primeros especialistas en la materia, quienes más tarde generaron un efecto multiplicador en diferentes partes del país, hasta hacer de esta disciplina universitaria una profesión que ahora está en franco desarrollo.

Es evidente que la apertura de opciones de formación para el profesorado, como la aparición de la especialidad en Geografía, promueve la enseñanza en diferentes niveles educativos, junto con la apertura de universidades estatales y con ellas la creación de la carrera de Geografía en otras instituciones, todo lo cual cuenta de algún modo con el apoyo de los geógrafos formados en la unam, ya sea con su trabajo y gestiones en distintas partes del país o con la organización de eventos geográficos en diferentes partes del territorio mexicano. No obstante, hasta finales del siglo xx, como se indicó previamente, sólo existían tres carreras de Geografía en México.

A partir del año 2000 las cosas cambiaron significativamente. Con los esfuerzos, contactos y gestiones de muchas personas se elevó el interés en el desarrollo de la geografía en el país. También contribuyó la puesta en marcha de algunas iniciativas surgidas desde la Academia de Geografía y de la Sociedad Mexicana de Geografía que, bajo la coordinación del doctor Álvaro Sánchez Crispín, retomaron la organización de los Congresos Nacionales de Geografía, así como el surgimiento del Simposio de Enseñanza de la Geografía, los cuales desde entonces se realizan cada dos años de forma alternada y de manera itinerante en distintos estados de la República mexicana. Estos eventos académicos tienen una resonancia e impacto en las comunidades científicas y autoridades gubernamentales en donde se han efectuado. De acuerdo con las palabras de Sánchez (2021), quien nos las compartió de modo virtual a través de Zoom, sin que las acciones de la Academia fueran necesariamente una estrategia para la apertura de programas, es evidente que sí hubo algún impacto, ya que “si había oportunidad de expandir allí donde se hacía un congreso —dijo el doctor—, la primera oportunidad fue en San Luis Potosí, en 2002, luego otra que influye directamente es en Xalapa, en 2004, donde se abre la carrera en la Facultad de Economía”. Cabe aclarar que la distribución de los eventos mencionados es irregular y no se consideraron instituciones como la Facultad de Geografía de la uaem, a pesar de la solicitud de manera formal.

Las carreras universitarias de Geografía en México 1933-2021

En términos de las instituciones dedicadas a la formación de geógrafos en México, estas se han empezado a multiplicar después de que por años sólo existieron cuatro: en la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) dos, en la Universidad Autónoma del Estado de México (uaem) y en la Universidad de Guadalajara (udeg). Aunque debemos recordar que en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (uasl), con la apertura de la Facultad de Humanidades (en funciones entre 1955 y 1962), se impartió la primera carrera de Geografía fuera del Distrito Federal (Reyes y Aguilar, 2015).

Actualmente, las instituciones de carácter público dedicadas a la disciplina geográfica son 11, incluyendo licenciatura, maestría y doctorado. Las carreras de Geografía son 11 y corren a cargo de nueve instituciones universitarias. La única que ofrece tres licenciaturas o programas distintos es la Universidad Nacional Autónoma de México: la licenciatura en Geografía en el Colegio de Geografía, dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras en Ciudad Universitaria (cu) de la Ciudad de México (cdmx); la licenciatura en Geografía a distancia, dependiente de la misma facultad y la licenciatura en Geografía Aplicada en dos sedes, en la Escuela Nacional de Estudios Superiores (enes) Unidad Mérida y la Escuela Nacional de Ciencias de la Tierra, campus cu de la unam. Hay dos instituciones que solamente ofrecen estudios de posgrado: la primera de ellas es el Colegio de Michoacán, con un Centro de Investigación dependiente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que oferta la maestría en Geografía Humana y la segunda es la Universidad de Quintana Roo, que imparte el doctorado en Geografía.

Las nueve universidades mexicanas con programas a nivel licenciatura son la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), la Universidad Autónoma del Estado de México (uaem), la Universidad de Guadalajara (udeg), la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (uaslp), la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa (uam-I), la Universidad Veracruzana (uv), la Universidad Autónoma de Guerrero (uagro), la Universidad Autónoma de Querétaro (uaq) y la Universidad de Guanajuato (ug), tal como se aprecia en la figura 1.

Figura 1. Ubicación geográfica de la Universidades que ofertan la licenciatura en geografía en México

Image

Fuente: elaborado por Marya Renata Figueroa Adama, con datos de inegi (2021). Datum WGS84.

Sin duda, la ubicación y diversidad de los programas de las licenciaturas de Geografía en México corrobora el interés por formar especialistas —geógrafas y geógrafos— en las fronteras de la disciplina, es decir que, sin dejar de respetar su especificidad, tienen un enfoque interdisciplinario, de ahí que los programas tengan su origen y se desarrollen en un amplio abanico científico, en las humanidades, las ciencias sociales y las ciencias de la tierra.

En subsecuente acercamos al lector al contenido de la obra. Presentamos una breve síntesis de los aspectos que aborda cada capítulo, mientras que los detalles específicos de cada uno de ellos los podemos encontrar en los apartados correspondientes a cada institución, según el orden de aparición y operación.

Contenido de la obra

Como hemos visto en este primer capítulo, a manera de introducción in extenso del presente libro, se busca acercar al lector al contenido general de este mediante una serie de aproximaciones sucesivas de los aportes que generan los especialistas de la materia, quienes representan a cada una de las instituciones universitaria oferentes de la carrera.

En el segundo capítulo, Gómez Rey expone el largo proceso de formación del programa de la licenciatura en Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la unam, desde su origen en 1912 en la Escuela Nacional de Altos Estudios, con el establecimiento de diversas cátedras de geografía humana y física, hasta la conformación del Departamento de Geografía en 1933, que inicialmente ofrecía el título de maestro en Ciencias Geográficas. A partir de ese año, la autora destaca los cambios y continuidades en las reformas al plan de estudios de la carrera hasta la actualidad, así como las circunstancias y los actores que mediaron en la edificación y profesionalización de la carrera, sin dejar de mencionar que desde 1960 la unam ofrecía, además de la licenciatura, los grados de maestría y doctorado en Geografía, bajo la Coordinación General del Posgrado; programas en los que participa el Instituto de Geografía, la Facultad de Filosofía y Letras, así como el Centro de Investigación en Geografía Ambiental (ciga) con sede en Morelia, Michoacán.

Para finalizar, la autora nos aporta algunos datos y detalles sobre el Colegio de Geografía, que alberga la licenciatura ya mencionada, cuyo objetivo es formar profesionistas capaces de dedicarse al estudio de los procesos de transformación del espacio geográfico y los problemas ambientales que resulten de ellos; además de poder interpretar los sucesivos órdenes sociales y políticos (unam, 2008). Desde el surgimiento de ese programa, la unam ha sido el principal impulsor del desarrollo de la geografía en nuestro país. Los detalles específicos del programa los muestra con precisión la doctora Gómez Rey al interior del capítulo.

En el tercer capítulo, Carlos Reyes Torres, David Velázquez Torres y Bonifacio Doroteo Pérez Alcántara dan cuenta de la licenciatura en Geografía que se ofrece en la Facultad de Geografía de la uaem, único organismo independiente de otros departamentos o facultades (desde 1979), aunque debemos recordar que, en sus inicios, la licenciatura en Geografía de la udeg también estuvo dentro de una Facultad de Geografía (Martínez, 2015).

Los autores destacan que el 18 de septiembre de 1970, el Consejo Universitario de la uaem aprobó la creación de la licenciatura en Geografía en el entonces Instituto de Humanidades (hoy Facultad), como una más de las especialidades que se ofrecían ahí (además de Historia, Filosofía y Letras). Su reconocimiento como órgano académico independiente se verificó el 2 de julio de 1979. El origen de esta licenciatura se aborda ampliamente en el capítulo 3 de este trabajo bajo el título “Génesis y estado actual de la geografía en la uaem 1970-2020”, en el que se expone en qué circunstancias se fundó la carrera, quiénes y para qué la fundaron, qué grupos sociales demandaban su aparición y qué acciones académicas van surgiendo a lo largo de su desarrollo, de tal suerte que podemos averiguar el objetivo de la carrera, el cual no es otro sino “formar un profesional en el conocimiento del espacio geográfico, para resolver problemas relacionados con la evaluación de riesgos e impacto territorial, la ordenación del territorio, la planeación geográfica e integral, a través de la aplicación de los principios teóricos metodológicos de la geografía” (uaem, 2017).

El cuarto capítulo corresponde a la licenciatura en Geografía de la udeg, que forma parte del Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, dependiente de la División de Estudios Históricos y Humanos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, que estuvieron enmarcados en la que fuera la Facultad de Geografía, la cual tuvo como antecedente el Instituto de Geografía y Estadística (ige), fundado el 8 de mayo de 1941 (Martínez, 2015). En dicho capítulo, Hirineo Martínez Barragán, Susana Urzúa Soto y Armando Chávez Hernández nos aproximan a los detalles del origen, evolución y características del programa, cuyo proyecto de origen empezó a gestarse alrededor de 1977, cuando se observó la necesidad de generar información geográfica y de representarla cartográficamente. Apareció en un momento coyuntural, ya que el entorno económico y social que prevalecía en aquel entonces permitía insertar a este profesionista como pieza importante. La concentración de la población, las altas tasas de crecimiento natural, la sobreexplotación de los recursos naturales y el deterioro ecológico demandaban una intervención razonada y crítica en la recomposición de estos problemas.

Por otro lado, María de los Ángeles Pensado Leglise, en el capítulo cinco, comparte sus reflexiones sobre el origen y la evolución de la única licenciatura en Geografía que opera desde sus inicio en el Sistema de Universidad Abierta (sua), un programa también de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), que se oferta en la actualidad en el conocido Sistema Universidad Abierta y Educación a Distancia (suayed), el cual suplió al sua, lo anterior en congruencia con los cambios y exigencias que vive el país y el mundo. La autora muestra el estado actual del programa y las características del plan, con las adecuaciones realizadas en el transcurso del tiempo, las cuales van acorde con los cambios del contexto social, tanto en el desarrollo de los preceptos teóricos, metodológicos y técnicos de la geografía, como de la teoría pedagógica. Por último, podemos apreciar en parte las actividades realizadas para la elaboración de la propuesta de modificación del Plan de Estudios de 1979, el perfil de egreso y el mapa curricular de esta propuesta que da sustento al desarrollo actual de la carrera.

El sexto capítulo, a cargo de Óscar Reyes Pérez, Ana Karen Montoya Tristán y Valente Vázquez Solís, comparte algunos resultados de investigación en relación con la eficiencia terminal del programa, lo anterior en razón de que una publicación previa del Instituto de Geografía de la unam brinda los detalles de la licenciatura en Geografía de la uaslp, adscrita a la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades,7 cuyo plan de estudios (mostrado en el capítulo), consta de 47 asignaturas que se cursan en nueve semestres e incluyen trabajo de campo, servicio social y elaboración de la tesis. De acuerdo con los autores, el programa está organizado en cuatro áreas: teórica, metodológica, específica y de contextualización. Estas áreas combinan la teoría con la práctica, dado que algunas materias incluyen actividades de laboratorio y trabajo de campo. Además, el programa comparte asignaturas con las carreras de Antropología e Historia, e inclusive se pueden cursar tres asignaturas que sean afines a la carrera de Geografía en otras licenciaturas.

La organización del plan de estudios se sustenta en la concepción del geógrafo como un estudioso de los problemas espaciales, experto que describe y analiza los diferentes procesos de organización territorial de la sociedad, que conforman paisajes y regiones geográficas. Sus competencias profesionales le permiten generar, acopiar e interpretar información de los sistemas naturales, sociales y económicos, tanto de campo como de gabinete, para su posible uso en la formulación de planes y programas de ordenamiento territorial, en el ámbito rural y urbano. Además, a través de métodos cartográficos y auxiliado por programas computarizados, como el SIG, expresa sus hallazgos y ejecuta estudios de localización en un determinado territorio. En suma, se concibe al geógrafo como un profesional que estudia cómo puede organizarse el territorio de la manera más armónica, eficiente y ambientalmente sostenible (uaslp, 2019).

Más adelante, en el capítulo siete, Sunyer Martín nos muestra algunos rasgos que caracterizan la licenciatura en Geografía Humana de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa (uam-I). Esta licenciatura es un proyecto de la División de Ciencias Sociales y Humanidades, impulsado desde fines del año 2000 y elaborado con la participación de profesores de diversas disciplinas de ciencias sociales. En ella se concibe a la geografía humana como un campo particular de las ciencias sociales, cuya especialidad y objeto de estudio está dado por la organización socioterritorial de las actividades humanas y, de manera amplia, por el estudio de la especialidad de la vida humana.

El plan de estudios tiene como objetivos: a) formar geógrafos capacitados en el análisis espacial en sus distintas escalas; b) proporcionar una formación sólida en el campo de la geografía humana, tanto en términos teóricos como metodológicos y técnicos; c) desarrollar la capacidad de problematización, de síntesis y de crítica de los procesos territoriales, a fin de que los egresados puedan contribuir a la formulación y desarrollo de propuestas sociales sustentadas en el análisis riguroso de la espacialidad de los procesos y las relaciones sociales, así como de sus transformaciones; d) brindar los elementos necesarios para orientar a los estudiantes en la delimitación y análisis de un problema espacial especifico y de actualidad para la geografía humana (uam-Iztapalapa, 2008).

Por otro lado, las especificidades de la licenciatura en Geografía de la Universidad Veracruzana (uv) se contemplan en el capítulo ocho, a cargo de María Ramírez Salazar y Rafael Gutiérrez Martínez, quienes refieren que dicha licenciatura está adscrita a la Facultad de Economía y se ubica en Xalapa, Veracruz. Esta carrera tiene como propósito formar profesionales de la geografía, aptos para analizar científicamente los fenómenos espaciales (tanto naturales como derivados de la acción humana), así como los problemas consecuentes de tales procesos y que sean capaces de proponer soluciones de calidad en el campo del ordenamiento y planificación del espacio, con una perspectiva transdisciplinaria y alto sentido ético. Su formación orienta a que los egresados se desempeñen como cartógrafos, cuidadores de mapoteca, economistas internacionales, funcionarios de inteligencia y análisis económico.

El plan de estudios tiene como objetivos: a) inculcar en el alumno el conocimiento de teorías, conceptos y principios básicos de la ciencia geográfica; b) desarrollar la capacidad de uso de métodos y técnicas que coadyuven a la solución de los problemas derivados de la transformación del espacio geográfico; c) dotarlo de un acervo teórico, metodológico e instrumental que le permita conocer científicamente las realidades geográficas mundiales, físicas y sociales, a diferentes escalas; d) fomentar en el estudiante actitudes de conciencia, tolerancia y respeto hacia la diversidad geográfica, cultural y natural, las cuales contribuyen al bienestar de la sociedad.

En el capítulo noveno, María del Carmen Salgado Hernández y Carlos Alejandro D’Luna Fuentes exponen los detalles de la licenciatura en Geografía en la Escuela de Ciencias de la Tierra de la Universidad Autónoma de Guerrero (uagro), ubicada en la ciudad de Taxco de aquella entidad. Dicho programa, según los autores, inició actividades en el 2008, ante la necesidad de ampliar la oferta educativa de la Escuela Superior de Ciencias de la Tierra, para contribuir a la formación profesional de los jóvenes de la entidad y aunque la licenciatura en Geografía se ha mantenido por 14 generaciones, la trayectoria del programa se ha opacado por diversos problemas. Entre las circunstancias que han afectado el desarrollo de la carrera está la falta de docentes con plaza fija, el perfil profesional deficiente de algunos profesores de contrato, la baja continua de la matrícula de ingreso, las limitaciones económicas en la escuela, el bajo índice de titulación y la inseguridad de la zona. Pese a este escenario y los estragos negativos que ha traído la pandemia de COVID-19, se espera que las condiciones mejoren con miras a realizar una evaluación y una reestructuración del programa. Por este motivo, el capítulo aborda un panorama sobre los antecedentes de la carrera, el contenido del plan de estudios, la situación actual de los estudiantes y los egresados, así como otros aspectos de relevancia de la licenciatura en Geografía en el estado de Guerrero.

Los detalles de la licenciatura en Geografía de la Universidad Autónoma de Querétaro (uaq) se muestran en el capítulo décimo. Los autores Diana Patricia García Tello, Hugo Luna Soria y Juan Alfredo Hernández Guerrero, miembros del núcleo académico básico del programa, realizan una reflexión en torno a la licenciatura en Geografía Ambiental, como se denomina oficialmente, a 10 años de su apertura. El objetivo del trabajo es describir la creación del plan de estudios del programa educativo, con lo cual se pretende aportar al conocimiento de las experiencias de la enseñanza a nivel superior de la geografía contemporánea en México.

En el capítulo once, los autores Héctor Hugo Regil García y Armando Sandoval Pierres, miembros del Comité de Diseño Curricular del Programa Educativo de la Licenciatura en Geografía de la ug, realizan un recuento del proceso de formación, apertura y seguimiento de este, lo que permite ver las perspectivas futuras a la luz de su primera generación en egreso. El documento se divide en 10 secciones. La primera, una introducción, que pretende dar orden a las ideas que se verterán en el documento. La segunda, titulada “Un poco de historia”, muestra el desarrollo de los estudios geográficos a lo largo de la historia académica y disciplinar en la región del bajío y, en lo particular, dentro de la Universidad de Guanajuato. La tercera, “El proceso de creación de la licenciatura en Geografía”, muestra el camino llevado a cabo durante el proceso de diseño curricular de la licenciatura en Geografía, donde se observan las múltiples perspectivas y replanteamientos, producto de un intenso proceso de retroalimentación, que se aterriza en la cuarta sección, “El proceso de aprobación del Programa Educativo”, que refiere su apertura como nueva oferta académica en 2018. En la sección 5, titulada “El Programa Educativo de la licenciatura en Geografía”, se describen las características más importantes de este. En la sección 6, “La evolución de la licenciatura en Geografía 2018-2021”, se analiza el comportamiento de la licenciatura durante sus primeros años de operación, para lo cual se tomó en cuenta una serie de datos respecto a los estudiantes, que tienen que ver con ingreso, deserción y comportamiento en el aprovechamiento dentro de las unidades de aprendizaje que oferta el Programa Educativo. En la sección 7, “Los retos y áreas de oportunidad”, se exponen abiertamente las oportunidades de mejora que se han identificado durante los primeros años de operación, tras lo cual se formulan de manera incipiente propuestas de replanteamiento que puedan hacer más eficiente al programa educativo, tanto en lo curricular como en lo organizacional. Así, se concluye que la licenciatura en Geografía de la Universidad de Guanajuato es pertinente y que será importante apuntalar sus alcances en pro, tanto de la disciplina como del desarrollo territorial del estado y de la región.

En el último capítulo, el número 12, María Teresa Sánchez Salazar, David Romero y José Luis Palacio Prieto precisan que la licenciatura en Geografía Aplicada fue creada en noviembre de 2018 y comenzó a impartirse en 2019 en la enes-Mérida; así como en la Escuela Nacional de Ciencias de la Tierra en el Campus Central de la unam, en Ciudad Universitaria, desde 2020. Esta licenciatura robustece la oferta educativa y se complementa con la licenciatura en Geografía, que se aborda en el segundo capítulo y se imparte en la Facultad de Filosofía y Letras desde hace 75 años. Cuenta, además, con la colaboración del Instituto de Geografía como entidad participante y con la asesoría de la Facultad de Filosofía y Letras, la Facultad de Ciencias y al Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental, entidades todas de la unam.

Este plan de estudios tiene como objetivo formar licenciados en Geografía Aplicada, con una comprensión integral del espacio y de las relaciones complejas entre sus componentes naturales y socioeconómicos, en sus distintas escalas geográficas, con capacidad para gestionar proyectos enfocados a la solución de problemas territoriales, que mejoren la calidad de vida de nuestra sociedad, así como con liderazgo para apoyar políticas públicas, utilizando geotecnologías de vanguardia, todo ello con sentido ético y compromiso social. La licenciatura en Geografía Aplicada tiene un carácter eminentemente práctico y profesionalizante, enfocado en la aplicación del conocimiento geográfico en la solución de problemas territoriales.

Reflexiones finales

Como se ha podido evidenciar a través de los párrafos anteriores, la ciencia geográfica tiene una amplia trayectoria en México y un carácter interdisciplinario, en el que convergen las ciencias naturales y sociales. Los programas de geografía que se ofertan en México tienen sus propias especificidades que obedecen al momento de su aparición, a las instituciones que los crean y, por supuesto, a las necesidades imperantes en un lugar y un momento dados. Lo anterior le permite justamente su carácter inter y multidisciplinario, asociado con la filosofía de las instituciones que los albergan y las necesidades imperantes en el entorno.

Como consecuencia, el estado actual de la formación profesional se refleja en la dispersión y diversidad de las orientaciones que cada institución universitaria asume, también en las coincidencias que se aprecian, por más que sus historias y sus contextos sean diferentes. Un rasgo común en la mayoría de los programas es que su origen está ligado a las facultades de humanidades y de ciencias sociales. Otro rasgo es que la geografía ha transitado “de ciencia prioritariamente natural a ciencia predominantemente social, de unos razonamientos geográficos que naturalizaban la sociedad a otros que socializan la naturaleza, es decir, que abordan la naturaleza, al menos en parte, como un componente de la sociedad” (Gómez, 2000). Sin embargo, también se observan distintos énfasis en la formación, ya sea en geografía física, ambiental, humana o aplicada.

Del mismo modo, dicho carácter interdisciplinario trae como consecuencia un amplio abanico de posibilidades de inserción laboral, asociadas con el análisis espacial mediante la elaboración de diagnósticos simples integrales del territorio, la planeación, ordenación y gestión. Otro campo muy importante, en el que se ha visto involucrado el geógrafo, laboralmente hablando, es en el ámbito educativo en sus diferentes niveles, pero principalmente desde el nivel medio básico hasta el nivel superior (Pérez, 2006, y Pérez, Carreto y Reyes, 2019). No podemos dejar de lado organismos e instituciones en los tres niveles de gobierno, asociados con las áreas de riesgos, protección civil, temas del cuidado, conservación y gestión del agua, catastro, generación, representación, procesamiento e interpretación de información en instituciones como el inegi, Conapo, Coespo, Conagua, Conafor, entre muchos otros organismos, y por supuesto la incursión en el campo de la investigación, aplicación y divulgación científica.

A pesar del potencial de este profesionista y que las oportunidades de preparación profesional se han ampliado progresivamente, la oferta educativa de la carrera en las universidades públicas de nuestro país es insuficiente para dar respuesta a las demandas sociales de formación y atención inmediata de las problemáticas asociadas que imperan en el territorio mexicano. Además, con frecuencia se ha visto amenazada su permanencia como asignatura en ciertos niveles educativos e incluso como profesión en ciertas universidades; tal es el caso de la uaslp, donde al momento de cerrar esta obra, a decir de las autoridades, por razones de baja demanda, decidieron “pausar” la oferta de la carrera en 2022.

Un reto muy importante al que nos enfrentamos en algunas universidades donde se oferta el programa es que la matrícula se ha visto comprometida por problemas de deserción y baja demanda ante la emergencia sanitaria de COVID-19, lo que implica redoblar esfuerzos en esas instituciones para tomar las medidas necesarias y evitar que se atente contra la estabilidad de los programas, todo ello mediante un esfuerzo conjunto de las universidades.


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