IV. LICENCIATURA EN GEOGRAFÍA, UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA. UNA RE-VISIÓN AMPLIADA - Hirineo Martínez Barragán, Susana Urzúa Soto, Armando Chávez Hernández
https://doi.org/10.52501/cc.060
Hirineo Martínez Barragán
Susana Urzúa Soto
Armando Chávez Hernández
Dimensions
IV. Licenciatura en Geografía, Universidad de Guadalajara. Una re-revisión ampliada
Hirineo Martínez Barragán23
Susana Urzúa Soto24
Armando Chávez Hernández25
Resumen
En estas breves páginas los autores hacemos un posicionamiento de lo que es o debiera ser la geografía como disciplina científica y como práctica profesional, del mismo modo hacemos un somero recuento de los estudios y estudiosos de la geografía en Jalisco, sus productos y las instituciones que se formaron para dar soporte institucional al conocimiento del territorio de la entidad en sus distintas variantes. En ese contexto y con esos antecedentes abordamos el origen y desarrollo de la licenciatura en Geografía de la Universidad de Guadalajara, la matrícula como eje vertebrador de su desarrollo, pero también los distintos planes de estudio, así como los diferentes temas de investigación, tanto de los profesores como de los alumnos en su etapa final, ya para graduarse.
Desde una perspectiva analítica y crítica revisamos la evolución del pensamiento geográfico local, con algunos de sus principales actores, preocupaciones y planteamientos. Finalmente, a manera de conclusión, discutimos sobre los aportes, pero sobre todo respecto a las grandes carencias de la geografía local y los grandes retos a los que se enfrentan los académicos para “producir” una geografía más trascendente, tanto en la docencia como en la investigación y en la práctica profesional.
Palabras clave: Licenciatura en Geografía, Universidad de Guadalajara, reinterpretación
Presentación
El presente texto es una actualización y reinterpretación al capítulo titulado “Avances y retrocesos de la geografía en la Universidad de Guadalajara 1941-2013”, publicado en el libro 70 años del Instituto de Geografía; historia, actualidad y perspectiva (Moncada y López, 2015).
En el presente documento se hizo un recuento de fechas, acciones y resultados, pero sobre todo nos interesa destacar los aspectos teóricos y conceptuales que han servido de sustento para las propuestas, la creación y el desarrollo de la licenciatura en Geografía de la Universidad de Guadalajara, desde hace ya 42 años (1980-2022).
Teoría y método de la geografía. Un posicionamiento
La construcción del curriculum de la licenciatura en Geografía en la Universidad de Guadalajara, pero sobre todo las reformas que se han hecho de él durante sus revisiones e implementación han sido motivo de prolongadas y acaloradas discusiones que con frecuencia han retrasado las actualizaciones recomendadas por los organismos que acreditan la calidad docente de los programas educativos. Tales sugerencias se hacen debido al tema de actualización cada cinco años, es decir, cada que se cumple un ciclo general de ingreso/egreso. Como recompensa a esas discusiones y tardanzas, se han enriquecido las bases que retroalimentan y sustentan la formación teórica y conceptual del sector de profesores más participativos que constituyen la planta docente, lo cual de alguna manera ha contribuido a la toma de posiciones respecto a la disciplina geográfica y su práctica, y en algún sentido ha sido trasmitido a los alumnos en la cotidianidad de la actividad docente.26
Esta discusión tiene más de una década sin que haya logrado cerrarse y concluir en algo, pues sólo se retoma de manera intermitente por el sector más activo del claustro de profesores de geografía en la Universidad de Guadalajara, sobre todo en lo referente al núcleo epistémico, que es la actividad reflexiva y analítica que constituye la búsqueda incesante del centro, de la esencia, de lo fundamental para la teoría y método de la geografía. Lo anterior como base para la necesaria modificación o actualización del programa educativo, pues tras el último plan de estudios aprobado y aún vigente (que data de 2004), sólo se ha tenido alguna modificación que fue más bien cosmética, principalmente en 2006.
La geografía, como todos los geógrafos lo sabemos, tiene múltiples aristas; sin exagerar mucho, podría decirse que hay una geografía para cada individuo o, dicho de otra manera, cada geógrafo plantea su propia geografía, pues estos buscan puntos de encuentro común con la perspectiva de otros geógrafos. Además, en el centro de ese razonar, reflexionar, compartir y debatir, está la geografía de la “realidad” que cambia incesantemente. Así pues, debemos de estar atentos a esa distinción entre la geografía de los conceptos, las teorías y los métodos que construyen los geógrafos, pero también de la geografía en la realidad, esa que nos rodea, nos envuelve, nos condiciona y que cambia constantemente.
Debido a esa realidad, podrá entonces decirse que existe una geografía para cada lugar, pero también para cada época y momento, e incluso para cada individuo. Ejemplos de esto hay muchos, veamos el que de manera literaria narra Mario Benedetti (1959) en La tregua: “Yo conozco el Montevideo de los hombres a horario, los que entran a las ocho y media y salen a las doce, los que regresan a las dos y media y se van definitivamente a las siete. Con esos rostros crispados y sudorosos, con esos pasos urgentes y tropezados; con esos somos viejos conocidos [...]” después agrega, “Pero está la otra ciudad, la de las frescas pitucas, que salen a media tarde recién bañaditas, perfumadas, despreciativas, optimistas, chistosas […]”; agrega también que está la ciudad “de los hijos de mamá que se despiertan al medio día y a las seis de la tarde llevan aún impecable el blanco cuello de tricolina importada […]”, o bien está la ciudad “de los viejos que toman el ómnibus hasta la Aduana y regresan luego sin bajarse, reduciendo su módica farra a la sola mirada reconfortante con que recorre la Ciudad Vieja de sus nostalgias […]” o incluso refiere la ciudad “de las madres jóvenes que nunca salen de noche y entran al cine, con cara de culpables, en la vuelta de las tres y media […]” o bien “la de las niñeras que denigran a sus patronas mientras las moscas se comen a los niños; la de los jubilados y pelmas varios, en fin, que creen ganarse el cielo, dándoles migas a las palomas de la plaza. Esos son mis desconocidos […]” (Benedetti, 2012, p. 14).
Entonces, ¿qué es la geografía? Es una pregunta frecuente entre los no geógrafos para los geógrafos e incluso entre ellos mismos. A manera introductoria y genérica podríamos anticipar que la geografía es todo: lo que nos rodea, lo que vivimos, lo que viven los otros, lo que pienso, lo que piensan los otros. Es movimiento, es convergencia, actuación, relación, es cambio; es lo de antes y después, lo de allá y lo de acá, los yo, los nosotros y los otros; pero sobre todo es el aquí y ahora, es relación y es tránsito, sobre y en función de una fisiografía en proceso de adecuación y una infraestructura en construcción. Los geógrafos estudiamos eso, en partes espacio-temporales y temáticas, desde diferentes perspectivas, con diferentes métodos y técnicas, y en general con pretensiones de totalidad, de holística.
El supuesto de esas geografías de los individuos y la suma de ellas para formar la geografía de los colectivos que comparten escenarios y paisajes, problemas y posibilidades, integrar el todo de un lugar cualquiera, o mejor dicho, la geografía de un lugar cualquiera, que puede ejemplificarse como la ciudad de Montevideo, o el caso de un país entero e incluso el mundo, de tal magnitud es la suma de retos a los que se enfrentan o deben enfrentar los geógrafos para entender y comunicar esa complejidad de la realidad, traducida o sintetizada en clave geográfica. Es importante enfatizarlo porque con frecuencia, en el tipo de ejercicios como el que este libro convoca, nos centramos más en la geografía de los geógrafos como acciones disyuntivas y menos en la geografía de los lugares, de las realidades; nos centramos más en los conceptos, teorías y métodos, que en la realidad que nos rodea y nos condiciona, o bien en los procesos administrativos y burocráticos que constriñen a nuestro ser y hacer.
En consecuencia, los geógrafos debemos estar atentos a los conceptos, a las teorías y los métodos, pero también al entorno que nos rodea (bien sea cercano o distante), a la geografía de los lugares, a su ubicación, a su tiempo y su escala, al todo y a sus partes, a sus interrelaciones y sus transformaciones, a los intereses y las motivaciones, al cambio, a los de aquí respecto de los de allá, y muchos etcéteras. Todas estas son tareas implícitas, además de administrar y conducir las escuelas donde se estudia la profesión, donde se forman los geógrafos, que es el caso de la licenciatura en Geografía de la Universidad de Guadalajara, con todo su aparato burocrático y sus políticas de desarrollo, que tiene cobijo y sustento en el Departamento de Geografía y Ordenación Territorial.
La geografía escolar, incluso la geografía universitaria que antecede a la geografía del siglo xxi, era más de tipo corológico, es decir, descriptiva de lo que ocurría en la realidad geográfica. Ahora, avanzado el siglo xxi, muchos geógrafos están en pos de una geografía más analítica, más reflexiva y crítica, donde los escenarios también se conciban como actores participantes, como es el caso de los paisajes, el territorio, la región, el calentamiento global y sus consecuencias, etcétera.
La geografía que predominantemente se cultivaba en Jalisco, dos o tres décadas atrás, era en esencia la que emanaba de la traducción literal de la etimología como palabra compuesta que significa geos igual a tierra y grafía igual a descripción o tratado. Para su abordaje en los salones de clase, se partía de cinco o a veces más principios básicos, como son: la ubicación, la extensión, la evolución, la causalidad y la relación (Sánchez, Andrade y García, 1987).
En tiempos recientes, que comprenden las dos últimas décadas o quizás un poco más, se hizo más común hablar de la geografía como la ciencia encargada de estudiar el espacio geográfico, considerándolo como construcción social y como objeto central de estudio para esta disciplina; la geografía de los paisajes fugaces y perennes, en conjunción con la geografía incluyente, la geografía envolvente. La geografía de las totalidades.
Un parteaguas para nuestra reciente concepción y perspectiva geográficas fueron los referentes teóricos y conceptuales postulados por Milton Santos (2000) en su libro La naturaleza del espacio, entre otras producciones científicas contemporáneas y posteriores. El espacio geográfico es entendido como una construcción social, como un sistema que proyecta formas, las cuales se asocian a contenidos, un sistema estructurado por nodos y redes que están organizadas por centros y periferias; redes articuladoras en las cuales se deben diferenciar los fijos de los flujos, los cuales se acomodan por capas sobrepuestas y concomitantes. Este planteamiento metodológico “santoniano” se aplica a cualquier lugar, en cualquier época y en escalas diferenciadas. Ahora bien, los conceptos, las teorías y los métodos de la geografía cambian de una perspectiva a otra, como de un tiempo a otro, igual que cambia su objeto de estudio (¡la realidad geográfica o territorial cambia incesantemente!). Veamos un rápido recuento de lo que hay para Jalisco.
La añeja geografía de los geógrafos jaliscienses
La práctica de la geografía como disciplina, como ciencia, como geografía académica es más o menos reciente, aunque las prácticas geográficas como explorar, organizar, apropiar, demarcar y disputar territorios han acompañado a la especie humana desde los orígenes de su existencia. Igual ocurre con el surgimiento del estado de Jalisco, pues desde los tiempos tempranos de la Independencia se ha estado documentando su geografía mediante textos, estadísticas y mapas; los documentos sobre el territorio, la población y producción económicas de aquella época se nombraban principalmente “tratados” de estadística y no de geografía. Como ejemplo está la obra que nos heredó Victoriano Roa,27 titulada Estadística del estado libre de Jalisco de 1825. Otros más son las obras de Manuel López Cotilla,28 Noticias geográficas y estadísticas del Departamento de Jalisco, publicado en 1843 y reeditado en 1858; el de Longinos Banda29 con su aporte nombrado Estadística de Jalisco, 1854-1863, publicado en 1873; y Mariano Bárcena30 con su publicación de 1888, Ensayo estadístico del estado de Jalisco. Referente a los datos necesarios para procurar el adelanto de la agricultura y la aclimatación de nuevas plantas industriales; en este único caso se complementó el texto con diversos mapas.
Para continuar con este recuento de los principales precursores de la geografía en Jalisco, debemos referirnos a muchos que vivieron y aportaron sus conocimientos geográficos de Jalisco y del mundo durante la primera mitad del siglo xx, pero en especial debemos referirnos a Severo Díaz Galindo,31 quien tuvo una prolífica actividad científica que combinó con su actividad sacerdotal. Asimismo, compartió la mayor parte de su vida entre seminarios zapotlenses, tapatíos, en la Universidad de Guadalajara y como presidente vitalicio de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, desde 1923 hasta su muerte en 1956. Sus temas predilectos fueron el clima (el cual predecía con suma certeza), la vulcanología y en ella la geología (con la predicción de algunos sismos), la astronomía, la hidrología y con ella el abasto de agua, el suelo, entre otros muchos temas. Sus lugares favoritos de estudio fueron el Volcán de Fuego de Colima, que exploró incluso en su cráter, así como el estado de Jalisco, con particular interés en la ciudad de Guadalajara y el lago de Chapala.
Díaz Galindo, a lo largo de sus ochenta años de fructífera vida, generó una gran cantidad de documentos, entre lo que destacan los siguientes: en 1903 publicó uno de sus primeros documentos científicos, titulado Las últimas erupciones del volcán de Colima a la luz de nuestra diaria observación. Otros documentos de su autoría fueron Las manchas solares y su influencia sobre el vulcanismo (1904); El radio y la radiactividad de la materia (1904); o Estudios de meteorología mexicana (1905).
Sobre meteorología y estado del tiempo escribió múltiples notas, para referirse a temporales y el clima de lugares específicos. Además escribió sobre temas variados que ya se observan en los diversos títulos que publicó: Nuevas ideas acerca de la constitución física del sol (1905); El eclipse de luna del día 14 de agosto de 1905 (1905); Efemérides del volcán de Colima, 1893-1905 (1906); El suelo de Jalisco (1933); Geografía de Chapala (1932); La nueva carta del Valle de Guadalajara (1945) que incluye temas como clima, agua, geodesia, orografía o suelo; La tradición científica de Guadalajara (1945); ¿México podrá llegar a ser un desierto? (1950); o Desecación del lago de Chapala (1956). Grosso modo, son más de 120 escritos documentados desde 1903 a 1956, lo que significó ¡52 años produciendo ciencia y haciendo activismo científico!
Se pueden documentar muchos otros personajes jaliscienses que aportaron conocimiento geográfico del siglo xx, algunos de los cuales serán retomados más adelante. En la misma perspectiva del presbítero Díaz Galindo puede contarse el caso del doctor Enrique Estrada Faudón, quien fue un observador y pensador que desde una perspectiva holista trasmitió mucho de sus conocimientos a las primeras generaciones de licenciados geógrafos de la Universidad de Guadalajara.
Las instituciones geográficas de ayer y anteayer
Guadalajara mantuvo corresponsalía con la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (smge) desde prácticamente sus inicios en 1833. La ahora considerada benemérita asociación aglutinó en torno a ella un importante número de científicos tapatíos que cultivan y han cultivado el conocimiento desde diversas disciplinas, en especial, para el caso que nos ocupa, desde la geográfica y cartográfica con los trabajos de Manuel López Cotilla. A estos activos integrantes de la benemérita se debió el rescate, actualización y divulgación de trabajos propios, así como los heredados de sus antecesores, como Alexander von Humboldt, José María Narváez y Manuel López Cotilla, entre otros.
En los tiempos posrevolucionarios se crearon otras instituciones que vinieron a contribuir significativamente al conocimiento y la conceptualización del territorio nacional, a través de los mapas, las estadísticas y las descripciones “geográficas” que comenzaron a abundar. Entre ellas se cuentan la Secretaría de Agricultura y Fomento fundada en 1930; la Comisión Geográfica Militar de 1939; la Comisión Intersecretarial Coordinadora del Levantamiento de la Carta Geográfica de la República Mexicana de 1956; la Comisión de Estudios del Territorio Nacional y Planeación en 1968, que un año después se desprendió de la parte de Planeación para quedar sólo como Comisión de Estudios del Territorio Nacional (Cetenal) a partir de 1969, la cual en 1976 cambió de nombre para quedar como Dirección de Estudios del Territorio Nacional (Detenal) y mantenerse con ese nombre hasta que fue remplazada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (inegi) en 1983. A la postre en esta se hizo implícita la parte de Informática (2008) para quedar sólo como Instituto de Geografía y Estadística (inegi).
En el contexto nacional y estatal antes descrito, dentro del seno de la Universidad de Guadalajara, se presentaron varias acciones que condujeron a la fundación de la licenciatura en Geografía, la cual fue proyectada en 1979 e inaugurada en 1980. Como antecedente lejano se cuenta que en 1939 se constituyó un organismo para impulsar y orientar los trabajos geográficos en la Universidad de Guadalajara y, a los dos años, se produjo la fundación del Instituto de Geografía, con la finalidad de que dirigiera, coordinara, impulsara y editara los estudios geográficos de Jalisco. El instituto estaba organizado por las siguientes secciones: geografía física, geografía histórica y política, geografía económica, levantamientos geodésicos, cartografía y editorial, investigación y enseñanza de la geografía, geografía militar y geografía humana. Esto permite formarse una idea de las perspectivas y prioridades de la geografía en aquella época.
En 1942, se difundió la primera publicación del Instituto de Geografía, que fue firmada por Gabriel Ortiz Santos, su primer director, quien refería que para acceder al “conocimiento geográfico íntegro es indispensable la resolución de un sinnúmero de problemas de geografía física y de geografía humana.” En 1959 se incorporó al Instituto la variante de Estadística para en los sucesivo denominarse Instituto de Geografía y Estadística (ige). En las últimas tres décadas de existencia del ige destacaron dos líneas de investigación: una relacionada con los estudios geoeconómicos municipales, de la cual se desprendieron la publicación de 46 monografías (muy básicas); la otra fue de los límites municipales de Jalisco, dentro de la cual, hacia 1978, se generó una propuesta cartográfica de delimitación municipal del estado, sustentada en una amplia investigación y con un riguroso fundamento metodológico. Dicha propuesta fue presentada ante el gobernador y el Congreso del estado de Jalisco en turno, para su revisión y eventual aprobación.
Como reacción a ello, el gobernador Flavio Romero de Velasco mandó a hacer, al Instituto de Geografía de la unam, un mapa estatal con límites municipales, lo cual se trató de una acción entendida en el marco de las pugnas que existían entre ambas instituciones o personajes que las encabezaban. El ige cerró sus instalaciones y quehaceres en 1992, razón por la cual la mayor parte de sus activos y personal fue transferido a la entonces Facultad de Geografía.
La licenciatura en Geografía. Origen y evolución
La idea de crear una licenciatura en Geografía dentro de la Universidad de Guadalajara fue concebida en 1977, en el seno del ige. Con esa concepción inicial, en 1978, una delegación tapatía participó en el Primer Simposio de Geografía Mexicano-Polaco que se realizó en la ciudad de Toluca, en el marco del cual se firmó un convenio de colaboración entre la Universidad Autónoma del Estado de México y la Universidad de Guadalajara, con el propósito de abrir dicha licenciatura. Con estos antecedentes, en 1979 el Consejo General Universitario aprobó la creación de la Facultad de Geografía, que a partir de 1980 ofertaría las carreras de Geografía y de Técnico en Cartografía por separado, pero con un tronco común. Así fue como inició la actual licenciatura en Geografía, en marzo de 1980.
Inicialmente se había concebido la licenciatura como parte integrante del ige, pero no sucedió así. Para instituirla primero se creó la facultad y en ella las dos carreras, por lo que el ige seguiría haciendo básicamente funciones de investigación y la Facultad de Geografía de docencia. De tal manera se continuó por poco más de una década hasta que fue cerrado el ige y transferidos sus archivos, sus proyectos de investigación y la mayor parte de su personal a la facultad. En sus inicios, para la organización académica, la Facultad de Geografía contaba con lo que en aquellos tiempos se denominó Colegio de Enseñanza, el cual estaba integrado por los departamentos de: a) Geografía Física; b) Geografía Humana; c) Geografía Matemática; y d) Ciencias y asignaturas de apoyo. Muchos cambios se han producido desde entonces hasta la fecha, tanto en las técnicas como en las teorías y métodos, las cuales han venido a propiciar grandes transformaciones en los planes de estudio o el curriculum.
Se puede decir que a la par de los cambios curriculares, producto de las nuevas realidades y conceptualizaciones geográficas, está la manera en cómo se administra la institución. De esta forma se inició una incesante retroalimentación entre conceptualizar la geografía, tener de referente las estructuras y dinámicas del territorio, así como adecuar la administración docente y académica en general a los tiempos del “presente”. El primer gran ajuste a la oferta educativa de la Facultad de Geografía fue el cierre de la carrera de técnico en Cartografía para 1982, esto debido a la falta de aspirantes. Dicha situación derivó en algunos reclamos de estudiantes que dieron pie a una negociación donde las autoridades prometieron que los títulos otorgados serían como licenciado en Geografía y técnicos en Cartografía. No obstante, esta promesa que nunca se cumplió.
Para los geógrafos de la Universidad de Guadalajara, como para casi todos los geógrafos del país, se ha observado una alta estima de la profesión, en contraste con cierta inseguridad frente al ejercicio de otras profesiones, que toman a la geografía como si fuera “la cenicienta de las ciencias sociales”. Los geógrafos jóvenes principalmente van por el mundo social y laboral autodefiniéndose y autovalorándose. “Yo soy geógrafo… y la geografía es…”, lo que ha motivado algunas crisis dentro del gremio y con ello la necesidad de reinventarse.
Figura 1. Matrícula registrada por año
Fuente: elaboración propia con base en el Departamento de Geografía y Ordenación Territorial.
Pasada la euforia de las dos primeras generaciones, cuyos ingresos por semestre fueron mayores a 100 (la mayoría por segunda opción), durante las siguientes convocatorias de ingreso, se presentó un paulatino decremento en la matrícula, el cual se acentuó a partir de que egresó la primera generación en 1984, lo cual no puede sino resultar irónico. A continuación se ilustra en la figura 1 el volumen de ingreso que va de 1980-2021.32
La baja matrícula de mediados de la década de los noventa motivó diversas reacciones y acciones, que fueron desde la intensa promoción de la carrera y las reformas al plan de estudio, hasta el surgimiento de acciones subversivas en contra del jefe de departamento en turno,33 lo que motivó su renuncia en agosto de 1997. Con esta renuncia concluyó la era de los economistas al frente de la carrera de Geografía e inició, con algunos intermedios, la era de los geógrafos.34
En 1993 (después de 13 años) se implementó el segundo plan de estudios de la licenciatura que incluyó un calendario cuatrimestral, por considerarlo más eficiente. Sin embargo, no prosperó la iniciativa y el ensayo duró menos de tres años. En ese lapso, la matrícula fue la más baja de todo el historial, incluso un calendario no abrió porque sólo había tres aspirantes a quienes se les invitó a quedarse de oyentes y a que esperaran la próxima convocatoria.
El retorno al sistema semestral fue otro de los cambios estructurales de la Universidad de Guadalajara, la cual adoptó a partir de 1994 el sistema departamental y por créditos. Por otra parte, la institución se constituyó en una red formada por centros temáticos y regionales, entre otras entidades de la misma red. En ese nuevo marco que incluía la adopción del sistema de créditos, se retomó el calendario semestral (1996) y al mismo tiempo se implementó la especialidad en Ordenamiento Territorial y la de Ordenamiento Ambiental, lo cual generó confusión entre algunos alumnos e inconformidad entre profesores, porque la geografía debía ser una, decían los inconformes. Se generaron algunos títulos como licenciado en Geografía y Ordenación Territorial y otros como licenciado en Geografía y Ordenación Ambiental, lo que fue modificado hacia principios del siglo xxi, para quedar sólo en licenciado en Geografía. No obstante, el énfasis se mantuvo hacia las especialidades en ordenamientos ambiental o territorial, según lo eligiera el alumno por su trayectoria curricular.
A pesar de los tumbos y ensayos fallidos, el proyecto continuaba y se realizaban acciones que lo venía a consolidar, por ejemplo, el surgimiento de la revista Geocalli: Cuadernos de Geografía en 1999 y la implementación de la maestría en Desarrollo Local y Territorio, a partir del año 2000.
Entre 2003 y 2004 se diseñó el tercer plan de estudios (tras 10 años de distancia respecto a la aprobación del anterior). Con ese propósito se implementó un diplomado que constituyó el sustento teórico y metodológico para dicha reforma. En los debates sobre la estructura y contenido, algunos de ellos candentes, se retomaron añejas discusiones conceptuales y teóricas sobre el deber ser de la geografía, su enseñanza y su práctica profesional. Este plan de estudios, aprobado en 2004, aún está vigente en 2022 (aunque con algunas reformas en su haber), es decir, hasta el momento de escribir estas líneas.
La discusión académica en la reforma curricular tomó muy diversos derroteros y aunque se lograron algunos consensos, la discusión no fue agotada, pero sí el tiempo en que se debían concluir los trabajo. Los principales acuerdos logrados fueron en términos genéricos: considerar a la geografía como integradora de distintos campos disciplinares, tanto de las ciencias formales como de las ciencias factuales y de estas últimas la integración de las ciencias naturales con las ciencias sociales, reflejadas en el paisaje, el territorio y la región, con la cartografía como elemento sustantivo de la geografía.
En este ejercicio también se determinó identificar cuatro competencias fundamentales del geógrafo, quien puede especializarse en alguna de ellas: a) competencia de cartografía y Sistemas de Información Geográfica (Cartografía-sig); b) ordenamiento, gestión e intervención territorial; c) investigación para contribuir en la generación del conocimiento geográfico; y d) docencia encaminada a la trasmisión del conocimiento. Existieron cambios sustanciales, pero quizás el más importante de ellos fue el rescate de la palabra geografía, la cual en buena parte de los cursos ya se había desdibujado bajo la influencia excesiva de los economistas y agrónomos, principalmente, quienes influyeron durante largo tiempo en la dirección y la docencia de la facultad, y posteriormente del Departamento de Geografía.
Otro de los aspectos relevantes del plan de estudios, vigente desde 2004, es haber procurado reducir al máximo el número de créditos y, en contraparte, hacer lo más eficientemente posible la práctica docente. De 500 créditos posibles se aprobaron 350 para que el alumno pudiera optar por el título; de ellos debían obtenerse 320 créditos mediante cursos acreditados, mientras el resto a través de servicio social, prácticas profesionales y la titulación. La titulación por tesis tenía un valor de 15 créditos y 10 para cualquier otra modalidad de titulación (véase tabla 1).
Tabla 1. Número de Créditos por Área de formación y para la titulación
Áreas | Créditos | % |
Área de formación básica común obligatoria | 48 | 15 |
Área de formación básica particular obligatoria | 146 | 46 |
Área de formación especializante selectiva | 84 | 26 |
Área de formación optativa abierta | 42 | 13 |
Total de créditos por cursos | 320 | 100 |
Total de créditos por cursos | 320 | 91 |
Prácticas profesionales | 10 | 3 |
Servicio social | 10 | 3 |
Trabajo para la evaluación profesional | 10 | 3 |
Número de créditos requeridos para optar por el título | 350 | 100 |
Fuente: Plan de estudios licenciatura de Geografía. Universidad de Guadalajara.
Se diseñaron trayectorias curriculares recomendadas en función del área de competencia, cuyo seguimiento era y es supervisado por el tutor; no obstante, en los primeros años de implementado el plan de estudio vigente, los alumnos que quisieron abarcar los cuatro ámbitos de competencia o bien el tomar un curso con un maestro en particular, sumaron más del cien por ciento requerido de los créditos, algunos de ellos mientras concluían su tesis de pregrado. Había buen ánimo y entusiasmo por aprender geografía y experimentar los trabajos en campo, situación que poco a poco se fue diluyendo.
Finalmente, la licenciatura se ha mantenido acreditada por organismos de COPAES, pero uno de los principales rezagos detectados es la falta de actualización del plan de estudios, el cual, si bien fue paradigmático al momento de su aprobación, en 2004, y muy relevante en los años siguientes, ya requiere una actualización o reforma, la cual ha sido causa de diversas iniciativas que no han pasado de la discusión y el diagnóstico desde hace más de 10 años. La realidad es que el proceso se encuentra empantanado, ya que, si bien existen críticas y se observa la necesidad de adecuaciones o replanteamientos, no ha existido la suficiente vitalidad en un contexto que hasta hace poco tiempo manifestaba tensiones importantes por el “control” de la jefatura del Departamento de Geografía, lo cual ha desviado los esfuerzos y extraviado por momentos el camino de la geografía.
En este marco de la reforma curricular, la discusión se ha centrado preferentemente en torno a identificar el núcleo epistémico de la geografía, es decir, definir colectivamente cuál es el centro y la esencia de la geografía como disciplina universitaria y práctica profesional, ante lo cual no se han logrado los consensos mínimos entre los geógrafos que forman el claustro de profesores, que sigue siendo casi equivalente respecto al conjunto de otros profesionistas. Como los consensos no se han logrado, aquí va un posicionamiento de los que suscribimos este documento y que para nada corresponde a una versión oficial.
Para nosotros, la variable central de la geografía es la ubicación, por tanto, el lugar es el individuo geográfico por excelencia. Si la ubicación de los lugares es relevante para el tema que se aborde, entonces el fundamento y la perspectiva es eminentemente geográfica. Por tanto, en el segundo círculo concéntrico estaría la cartografía como la base o plataforma para el análisis de las ubicaciones relativas y relacionales de los lugares con los diferentes componentes de la naturaleza, de la sociedad y de la percepción.
La teoría geográfica más reciente e influyente entre los geógrafos de acá emana de los postulados de Milton Santos (Brasil, 1926-2001), Edward Soja (USA, 1940-2015), David Harvey (Inglaterra, 1935- ), Horacio Capel Sáez (España, 1941- ), Nicolás Ortega Cantero, Josefina Gómez (1942- ), entre muchos otros; así como varios geógrafos mexicanos que están haciendo importantes aportaciones al mejor conocimiento del territorio, pero también al campo conceptual, teórico y metodológico. Asimismo, la geografía ha mantenido un diálogo, a veces amistoso, a veces confrontativo, tanto con las ciencias sociales como con las ciencias naturales.
El esfuerzo de algunos geógrafos de la Universidad de Guadalajara es mantener la unicidad de la geografía, abonar en esa línea, cuyo objeto es la visión de un todo integrado. Para lograrlo se echa mano de categorías conceptuales y enfoques teóricos tales como la teoría general de sistemas, la teoría del conflicto o categorías holísticas como el paisaje, los territorios, las regiones, el lugar, entre otros.
Sin embargo, por otro lado, están las “especialidades”35 de la geografía. Inicialmente, algunos se orientan a la geografía física, otros a la geografía humana o social y otros a la cartografía o sig (Sistemas de Información Geográfica), que como perspectiva no está mal, pero en tanto especialidades suelen generar versiones fragmentadas del territorio, del lugar, de la región o de la geografía. Aquí cabe rescatar aquella vieja expresión de hace más de cincuenta años que emitiera Yves Lacoste cuando decía que el geógrafo era un mal geólogo y un pésimo economista, puesto que no era ni lo uno ni lo otro, sólo geógrafo, y como tal se debía ocupar de ello y no propiamente del campo de las ciencias naturales o sociales.
Personajes que crearon y acompañaron los primeros años de la geografía escolar universitaria
Producto de aquel convenio firmado en 1979 con la Universidad Autónoma del Estado de México y la Universidad de Varsovia fue el arribo a la Facultad de Geografía, para el segundo semestre de la licenciatura, de cuatro profesores polacos con el propósito de fortalecer la enseñanza de la geografía: Maria Skoczek (geografía humana), Andrzej Bonasewizs (geografía económica y regional), Wieslaw Ostrowski (cartografía) y Andrzej M. Zeromski (filosofía y teoría de la geografía). Los primeros tres profesores sólo impartieron dos ciclos de clases (a la primera y segunda generación) y se retornaron a su país; el cuarto se quedó como profesor activo hasta su jubilación.36 Ellos junto con algunos otros marcaron una directriz “geográfica” que difícilmente se ha continuado, pues siguen dominando las visiones fragmentadas y en ese sentido también muchas veces se ha insistido que saber de casi todo no significa ser geógrafo. Los geógrafos más combativos reiteran la necesidad de los hilos conductores de la geografía como son: la ubicación, el lugar, el sistema relacional, la causalidad, la evolución con sus ritmos y sus alcances territoriales, entre otros.
Otros profesores que fueron muy trascendentes en la formación de generaciones de geógrafos de la Universidad de Guadalajara fueron: Héctor Cortez Fregoso, quien introdujo la idea de que se creara la licenciatura en Geografía; Rossier Omar Barrera Rodríguez, geógrafo de origen argentino con aportaciones centradas en la geomorfología estructural; Enrique Estrada Faudón, con una visión integradora y holística de la geografía desde la perspectiva de un no geógrafo; Moisés Pérez Muñoz, ingeniero civil de profesión, con grandes aportes en las matemáticas, hidrología y cartografía. Hay muchos más, pero por cuestiones de espacio con esos nombres nos vamos a quedar aquí. Sirva esto como un reconocimiento, pero también un señalamiento en el sentido de que las aportaciones individuales también son importantes.
Una idea más completa de la integración/dispersión o fragmentación se puede deducir al revisar el plan de estudios vigente o, más concretamente, el horario de clases. De un total de 125 secciones, 70 llevan el nombre explícito de geografía (incluida la cartografía), mientras que 55 no lo llevan, pero estas se reducen a 66 materias en total (además de los idiomas que no se incluyen), de las cuales 35 llevan el nombre explícito de geografía (incluida la cartografía) y 31 no. Las materias que llevan el nombre o apellido de geografía, implícita la cartografía, se detallan en la tabla 2.
Tabla 2. Materias con el nombre explícito de la geografía
|
|
Fuente: elaboración propia.
Con el análisis de la lista anterior, puede deducirse a priori cuál es el perfil de egreso para los geógrafos de la Universidad de Guadalajara, pero también puede intuirse que le falta contenido para construir un curriculum más pertinente para esta carrera profesional. Por otra parte, si se analizara la lista de materias que tienen nombres asociados a temas de ciencias sociales, ciencias naturales, de tecnologías, ordenamientos, de matemáticas, estadística, entre otras, podría deducirse o valorar qué le sobra y así realizar los ajustes pertinentes, sin dejar de tener como referencia central el núcleo epistémico. Las academias en que se agrupan estas materias son: a) metodología y didáctica de la geografía; b) tecnologías de la información geográfica; c) territorio y gestión; y d) geografía física. Se sugiere ver el plan de estudios, programación académica y horarios del calendario 2022-A de la licenciatura en Geografía de la Universidad de Guadalajara.
Otros aspectos importantes a considerar son la orientación, las aportaciones al conocimiento geográfico y el grado profesional de los profesores que imparten asignatura, pues el 58% (30) son geógrafos, mientras que el 42% (22) son no geógrafos, lo cual sin duda induce a la fragmentación de la perspectiva geográfica (acentuada en algunos geógrafos que han optado por la especialización que los ha alejado de la visión holística e integradora de la geografía). Por eso es muy pertinente el ejercicio de la reflexión en torno al núcleo epistémico de la geografía para repensar y proyectar el nuevo curriculum de la licenciatura en Geografía y para diseñar las trayectorias curriculares.
En el tema de la generación del conocimiento, los proyectos de investigación oficialmente registrados para el año 2021 son:
- Estado actual de la vegetación donde habitan las especies haplostémonas del género Graptopetalum (Crassulaceae) en México.
- El Calepino de Guadalajara de 1949: puesta en valor de un documento sobre el patrimonio inmobiliario.
- Buscando sismos y tsunamis en el Pacífico mexicano a partir de archivos históricos y sedimentarios.
- Aproximación geográfica a la pandemia de COVID-19.
- Transporte público de pasajeros en el anillo periférico del área metropolitana de Guadalajara.
- El clima en el municipio de Tonalá, Jalisco.
- Consumir un paisaje imaginado por el cine y la televisión: tequila, territorio y turismo.
- Efectos de la pandemia en las trayectorias escolares de los estudiantes de la licenciatura en Geografía.
- Plan de acción climática municipal (pacmun), año base 2019 del municipio de Tonalá, Jalisco.
- Gobernanza territorial y respuestas a la crisis (salud, económica y social) derivada de la COVID-19 en el estado de Jalisco.
- Determinación de la distribución territorial de la marginación en la zona metropolitana de Ocotlán, Jalisco, 2010-2020.
- El impacto de la COVID-19 en la producción de lácteos en Zapotlanejo, Jalisco desde la visión de los sistemas agroalimentarios locales (Sial): caso de estudio Santa Fe, 2021.
- Urbanización vertical en el área metropolitana de Guadalajara Análisis geográfico de la concentración de edificios.
- Estudio de los suelos y de la erosión en la vertiente noreste del cerro del cuatro del municipio de Tlaquepaque, Jalisco.
- Espacios verdes y biodiversidad urbana en Zapopan, Jalisco, México.
- Efecto de la siembra del cultivo de agave tequilana (agave tequilana weber variedad azul) en relación con las propiedades del suelo en el municipio de Cuquío, Jalisco.
- Costes sociales de las medidas sanitarias por la pandemia de la COVID-19. Una aproximación espacial.
- Cartografía social del barrio de la Capilla de Jesús 1940-2018.
- Mortalidad por cáncer de próstata cap en Jalisco, 2010-2019.
- El proceso de periurbanización de Guadalajara.
- Seguimiento y evaluación del proceso del ordenamiento ecológico local en Ixtlahuacán del Río, Jalisco, México (2017-2022).
- Transformación del paisaje en el espacio público de Guadalajara, México: caso de estudio zona Oblatos.
Como veremos más adelante, se identifican muchas áreas de oportunidad para ampliar el campo de conocimiento en geografía, tanto en los diversos ámbitos del territorio, como en las distintas temáticas. Actualmente se desarrolla un seminario en el que se presentan los avances de investigación, pero quizás valdría mucho la pena organizar foros y talleres donde se discuta la parte teórica, metodológica y conceptual de la geografía, además de las diferentes tendencias de la geografía y, sobre todo, las diferentes posibilidades de ocupación del geógrafo.
Respecto a la eficiencia terminal, el índice de titulados por año puede considerarse bajo si consideramos que por año ingresan entre 70 y 80 aspirantes, por lo cual deben implementarse programas que eleven esos indicadores (véase tabla 3).
Tabla 3. Número de titulados por año y modalidad de titulación
Modalidad de titulación/año | 2010 | 2011 | 2012 | 2013 | 2014 | 2015 | 2016 | 2017 | 2018 | 2019 | 2020 | 2021 |
Tesis | 3 | 3 | 5 | 6 | 1 | 9 | 1 | 6 | 4 | 6 | 4 | 6 |
Seminario de titulación | 15 | 22 | 11 | 8 | 11 | 19 | 7 | 13 | 9 | 13 | 0 | 1 |
Examen de capacitación profesional | 1 | 2 | 1 | 2 | 2 | 4 | 2 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Informe de prácticas profesionales | 5 | 2 | 2 | 1 | 3 | 1 | 0 | 6 | 1 | 2 | 0 | 5 |
Examen global teórico | 2 | 3 | 0 | 0 | 5 | 3 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Excelencia académica | 4 | 2 | 8 | 2 | 3 | 1 | 0 | 1 | 0 | 2 | 2 | 4 |
Por promedio | 7 | 8 | 6 | 4 | 12 | 3 | 5 | 6 | 3 | 7 | 6 | 6 |
Suma | 37 | 42 | 33 | 23 | 37 | 40 | 15 | 32 | 17 | 30 | 12 | 22 |
Fuente: elaboración propia con datos del área de control escolar.
Queremos resaltar el tema de la titulación mediante la defensa de tesis, porque ello nos orienta a conocer los intereses de investigación y conocimiento que nuestros alumnos y egresados tienen. Por ello, en la tabla 4 se presenta un listado con los títulos de las tesis presentadas en los últimos diez años.
Como puede apreciarse en el listado anterior, los temas son muy diversos, todos tratan estudios de caso en específico, pero ninguno hace algún posicionamiento explícito de los aspectos teóricos, metodológicos o conceptuales. Faltaría revisar cada una de las tesis para saber el nivel de profundidad y amplitud con el que tratan el estado del arte en el que enmarcan su estudio geográfico.
Algunas consideraciones finales
Por todo lo anterior, en palabras de Nicolás Ortega Cantero, “los más perspicaces no suelen ignorar que lo que está en juego es el sentido mismo del conocimiento geográfico, la razón de ser de eso que continuamos llamando, a pesar de todo, geografía” (1987, p. 93). Pensar respecto a la originalidad, objeto, método y trascendencia de la geografía, tanto en su carácter de ciencia como aquello que le da una peculiaridad dentro de su campo, incluso lo que la hace útil, ha sido una tarea monumental que ha inquietado en diferentes momentos históricos a la comunidad de geógrafos. Esta es una tarea recurrente, ya que tan frecuente y profunda han llegado a ser la preocupación que, sin exagerar, se reconocen como ciclos de crisis de identidad de la geografía.
Tabla 4. Trabajos de tesis por título y año
Año | Nombre de la tesis |
2011 | Evaluación del programa paisano en Jalisco, un estudio de caso a partir del directorio municipal 2006-2009. |
2011 | Cartografía de caminos prehispánicos. Estudio de caminos elevados de la cuenca de Sayula, Jalisco. |
2011 | Impactos ambientales y riesgos a la salud en el área de influencia de los ex vertederos las Juntas I y II en el municipio de Tlaquepaque, Jalisco. |
2012 | El manejo de los residuos sólidos en la cabecera municipal de Ixtlahuacán del Río, Jalisco, periodo 2009-2010. |
2012 | Análisis de los espacios públicos recreativos y su importancia para la población de Tonalá, Jalisco, México, 1980-2010. |
2012 | Contexto sociocultural, económico y geográfico de los usuarios del Instituto Nacional de Cancerología de Guerrero, 2011. |
2012 | Aplicación de nuevas tecnologías en fotogrametría como base para el conocimiento del territorio. |
2012 | Factores geográficos y culturales determinantes para la inclusión del municipio de San Luis de la Paz, Guanajuato, en la denominación de origen mezcal. |
2013 | Elaboración de un prototipo para la representación cartográfica de una batalla; caso Puente de Calderón, 17 de enero de 1811. |
2013 | Análisis espacial del arbolado público del centro metropolitano de Guadalajara utilizando tecnologías de la información geográfica. |
2013 | Mapoteca histórica del Departamento de Geografía y Ordenación Territorial; un tesoro escondido. |
2013 | Tecnología de la arquitectura tradicional wixárika: una perspectiva contemporánea a través de las comunidades de Wauita y Tateikie. |
2013 | Análisis comparativo del cambio de la cobertura/uso de suelo agrícola en la región centro de Jalisco, periodo 1970-2009. |
2013 | Análisis multitemporal de la ocupación del suelo en el periodo 1973-2009, del municipio de Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco. |
2014 | Revisitando la escuela de Berkeley: la región montañosa volcánica de Michoacán en Dan Stanislawski, 50 años después del caso Chilchota y Purépero. |
2017 | Geopolítica de las regiones militares de México y América Latina, el caso de la Quinta Región Militar en el occidente de México, 2010-2016. |
2018 | Mortalidad por diabetes mellitus (cie 10-E10-11) tipo 2, por región sanitaria, México 2000-2015. |
2018 | Historia y geografía de una vida, organización y Lehil Kuxiejal. El caso de “las mujeres de Poconichim”, en Chenalnó, Chiapas. |
2018 | Propuesta: Parque Ecoturístico Isla del Balneario, Río Santiago, Juanacatlán, Jalisco, México, a partir de la participación ciudadana. |
2018 | La reserva urbana en el municipio de Zapotlanejo, Jalisco 1990-2015. Análisis de su aptitud territorial desde la perspectiva del ordenamiento territorial. |
2019 | Identificación del grado de madurez del cultivo de Agave tequilana Weber, mediante imágenes de Landsat 8, del año 2013-2015, en el municipio de Amatitán, Jalisco. |
2019 | El abandono habitacional y el despoblamiento en el centro histórico de Guadalajara: comparación entre áreas geoestadísticas básicas (ageb) 1990-2018. |
2019 | Desigualdad intraurbana y segregación socioespacial en Zapopan, Jalisco, 2010-2019. |
2019 | Análisis del progreso de urbanización y sus impactos socioambientales en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco. |
2019 | Producción del paisaje urbano en el área de influencia del Parque Agua Azul, Guadalajara, Jalisco, México. |
2019 | Las actividades agroindustriales en el entorno de la Vía Verde Tala-Ameca y sus repercusiones socioambientales, 2009-2015. |
2020 | El turismo y su impacto económico en el sector empresarial del pueblo mágico Teúl de González Ortega, Zacatecas, 2011-2018. |
2020 | Cartografía social del Barrio de Mexicaltzingo, 1960-2018. |
2020 | Localización y usos de los parques de la zmg 2016: caso Parque Metropolitano de Guadalajara. |
2020 | Los cambios socioambientales y la percepción de la salud en las poblaciones de Juanacatlán y El Salto, Jalisco, del 2018 al 2019. |
2021 | Calidad de vida en un entorno urbano en su relación con los objetivos de desarrollo sustentable (ods) y los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (desca): caso fraccionamiento Galaxia Bonito Jalisco, El Salto, Jalisco, 2003-2019. |
2021 | Geografía de los animales: territorialidad animal vs zonificación en La Primavera. Ética en el quehacer geográfico hacia los no-humanos. |
2021 | Desagrarización y estrategias de subsistencia campesina en el ejido de Concepción del Valle, municipio de Tlajomulco, Jalisco, 1940-2017. |
2021 | La industria manufacturera en Jalisco: crecimiento endógeno en la industria manufacturera de la Región Centro de Jalisco, 1999-2014. |
2021 | Distribución geográfica del homicidio doloso atribuido a la delincuencia organizada en el área metropolitana de Guadalajara, 2011-2018. |
2021 | Incidencia delictiva en el espacio público: caso de estudio subdistrito 1, Hermosa Provincia en zona 6 Tetlán, Guadalajara, Jalisco, 2014-2019. |
Fuente: Departamento de evaluación profesional.
La geografía se reconoce como una disciplina de larga data que está entre las más longevas en el campo de la ciencia. Para las escuelas de geografía más consolidadas, las crisis son menos frecuentes, no así para otras, como la de geógrafos tapatíos que continúa generando preguntas de difícil solución. La necesidad de explicar qué hace y qué dice la geografía dentro del concierto científico para evitar su dilución, dispersión y fijar la necesidad de ella en la sociedad o para evitar que desaparezca es, no obstante, un proceso inevitable en una revisión de los saberes que deben cultivarse para preparar nuevos geógrafos. Ante la complejidad quizás debamos limitar el debate sobre la dispersión, ya que la geografía es y debiera seguir siendo unitaria frente a la enseñanza para limitar los efectos de las dudas existenciales. Ante las dificultades de dar claridad a lo que podemos llamar quehacer geográfico, aparecen de cuando en cuando expresiones que pretenden zanjar el debate, tales como “la geografía es lo que hacen los geógrafos” (Hagget, 1994, p. 7), “la geografía es lo que hace cada cual y, así, hay tantas geografías como geógrafos” (Santos, 2000, p. 16), o visiones anteriores que podrían resumirse en la propuesta de Nicolas Ortega contenida en su libro Geografía y Cultura (1987), donde postula que la geografía sería una forma de ver y entender el mundo para establecer un dialogo, un entendimiento que permite una integración más armónica en y con el mundo.
Es posible que la tensión generada por la competencia entre geografía física y humana se haya originado desde hace más de 150 años, debido a
los problemas subyacentes en la pretensión de ubicar la investigación natural y la investigación humana —la geografía física y la geografía humana, si se prefiere— en coordenadas de positividad similares y con tratamientos científicos análogos. La clave resolutiva para estos problemas hay que situarla en la difusión y en la aplicación geográfica del instrumental conceptual y metodológico, proporcionado por el evolucionismo darwinista, en los momentos en que el biologismo extiende, con diversa suerte, sus criterios explicativos al terreno de los conocimientos humanos y sociales (Gómez, Muñoz y Ortega, 1987, p. 24).
De la misma manera, Humboldt y Ritter, figuras del modernismo geográfico, mostraron cierta:
incapacidad conceptual y metodológica; quizás por ello, al ser referentes del parteaguas en la ciencia geográfica, no lograron conseguir resolver el problema del estudio de los fenómenos humanos con un grado de empiricidad —y de cientificidad— similar al del estudio de los fenómenos naturales, para suministrar procedimientos operativos con los qué analizar positivamente, atendiendo a los procesos causales, los hechos humanos... (Gómez, Muñoz y Ortega, 1987, p. 24).
De esta manera, su herencia, aunque positiva sin duda, no pudo evitar la crisis recurrente de identidad que poco contribuyó a la consolidación de la geografía como referente científico en el concierto de las ciencias. Por el contrario, hasta ahora existe una tendencia centrífuga que se manifiesta en la dispersión, especialización y escaso prestigio social.
No obstante, deberíamos volver a los orígenes modernos, bajo una posición reflexiva y crítica, con preguntas tales como: ¿qué sería de la geografía sin la geografía?, porque así de absurdo debería significar el mantener o considerar como ramas separadas o independientes a la geografía física y humana. Ese es el tamaño del sinsentido, pues, dicho de manera más fácil, cada una por separado es otra cosa, no es geografía y mucho menos lo es de cara a la formación de nuevos geógrafos.
Sala y Batalla (1996, p. 23) plantean que: “una combinación entre Geografía Física y Humana es lo que proporciona tanto el núcleo como la razón de ser de la disciplina”, por lo que conciliarlas en la práctica, enfocados en la formación de los geógrafos que pretendemos, es el dilema al cual nos enfrentamos. Una manera de resolverlo, o por lo menos estar en el camino para asumir tal reto, sería lograr la intervención de ambas desde un enfoque de problemas y procesos en la lectura de las realidades del mundo. Es importante establecer la ruta mediante la cual la diversidad del conocimiento geográfico se puede consolidar de una forma coherente en la explicación de la realidad, para lo cual se debe insistir de forma permanente en la unicidad del enfoque geográfico.
El debate que suscita la confluencia de las dos esferas o ramas principales de la disciplina es un tema no resuelto, ya que se ha enfocado preferentemente en demostrar la mayor importancia de alguna de ellas, aunque la tensión sea permanente. Sin embargo, los más ecuánimes pensadores insisten una y otra vez en evitar la dicotomía: existe sí, pero para fortalecer a la geografía, mantener un discurso dual no hace sino confundir a los aspirantes a geógrafo y a los profesionales noveles circunscritos a una sociedad de por sí carente de referentes en este campo del conocimiento.
Las dudas de este devenir histórico seguramente no serán resueltas en el rediseño del nuevo plan de estudios. Sin embargo, consideramos que sí podemos aspirar a limitar los daños de las confusiones conceptuales. Creemos que, a las dudas de la disciplina misma, se suma, en nuestro caso, una tradición débil, casi inexistente, por más que la revisión histórica de lo que consideramos nuestros antecedentes en Jalisco sea benevolente, puesto que es algo desdibujada, y no ha tenido continuidad ni figuras relevantes.
Además, consideramos que, en general, permea un desconcierto derivado de que un amplio número de nuestra comunidad de profesores e investigadores tiene poca idea de la visión geográfica. Debemos entender que quizás tenemos profesores de gran capacidad en sus áreas de especialización, pero provienen de una formación en pregrado o posgrado, es decir, fuera de la disciplina geográfica, y si bien algunos han desarrollado cierta comprensión de ello, en su mayoría no es así. Pero aún más crítico es el caso de aquellos que, formados dentro de la geografía, han terminado por abrazar otras ciencias y “olvidaron” parcial o totalmente las virtudes que la nuestra disciplina tiene.
Para resolver el dilema de la unidad de la geografía, quizás lo más sano sea acotar lo más posible las supuestas especializaciones y asignaturas con el fin de reforzar un discurso unitario, el cual sea renuente a mantener o tratar la dicotomía como el camino idóneo mientras se resalta alguna de sus dos caras. Por lo tanto, es sustancial y debe hacerse énfasis en la fuerte unión, antes que en la división de las dos partes de la ciencia geográfica, como caras de una misma moneda.
Ante las crisis del pensamiento geográfico y las dificultades de un objeto de estudio compartido, a veces difuso —que requiere de métodos variados, a veces de ocasión, con frecuencia tomados de otras ciencias—, se deben anteponer o al menos combinar los principios que definen el razonamiento geográfico. Sin embargo, la empresa no es fácil. Existe una paradoja, la llamada visión geográfica parece “reducirse” a la monumental empresa de realizar un ejercicio intelectual que permita amalgamar información variada, proveniente de fenómenos que responden a leyes físicas, con otros que lo hacen de las veleidades de las pasiones humanas y, no conformes con esa combinación, tener siempre presentes la escala del tiempo, de las herencias, de la dinámica, de los procesos, de sus diferencias, que terminan por manifestarse en esa amalgama o en los espacios, no siempre de manera concreta, pero que la geografía en una aproximación holista debe ejercitar.
La aproximación a la realidad a través de la estructura, forma y función en interconexión es un punto de partida del razonamiento geográfico, que en su simpleza puede orientar nuestros esfuerzos por trasmitir una geografía más trascendente, “la mente del geógrafo debe ser —ineludiblemente— amplia, flexible y abierta al análisis multiperspectivo e interescalar, a la diversidad y complementariedad de métodos” (Cuadra, 2020, p. 34).
En el documento “Propuesta de actualización curricular licenciatura en Geografía”, llama la atención que se asegure que la geografía logra la integración de sus dos ramas principales en el trabajo de campo. No deja de ser curiosa esta aseveración, dado que apreciamos poco de ello en nuestra práctica docente. ¿Acaso será que no logramos consolidar del todo la perspectiva geográfica en nuestros alumnos como base para un trabajo de campo más productivo? También cabe preguntarnos si estos trabajos de campo, cuando se realizan, están alejados de la perspectiva geográfica, ¿o es acaso que ni siquiera se plantean como parte de una visión integral que acuda a las dos ramas principales para abordar el trabajo o la lectura de la realidad?
Es muy probable que se deba acudir a aquellos geógrafos con mayor experiencia para que realicen ejercicios de aproximación a la llamada realidad, los cuales permitan trasmitir una forma de interpretarla a través de interrelacionar lecturas y datos del territorio, del paisaje y de las interacciones espaciales. Esto quizá permitiría entender que “la dispersión sólo puede evitarse a condición de tener una conciencia muy clara del propio objeto de la Geografía” (De Martonne, 1939, como se citó en Sala y Batalla, 1996, p. 14). Es posible que, aunque tenemos todo un laboratorio en Jalisco y el entorno de Guadalajara, lleno de contrastes, problemas, procesos y contradicciones, no los aprovechemos lo suficiente como para contribuir a desarrollar de mejor manera la conciencia geográfica en el alumnado. Es importante que la aproximación empírica se retroalimente, complemente y se transforme ante las reflexiones analíticas, producto de un racionalismo crítico. Mejor antes que después del acercamiento empírico sería necesario un mínimo orden conceptual, que le dé sentido a la observación, a la experiencia sensorial y a la reflexión de esta confrontación permanente que debe ser enriquecedora siempre.
No cultivemos el “mito de la unidad de la geografía” (Reynaud, 1976). En cambio, abonemos a desmontar las críticas, porque por la ruta que seguimos, más bien vamos en el camino de trasformar el mito en realidad. Eso sí, Reynaud plantea una opción transgresora, es decir, resalta el abordaje que quiere ser geográfico a partir de los dominantes y no como una secuencia, llamemos, tradicional de los contenidos, pero a contracorriente de lo que presenta a través de ejemplos. Creemos que no necesariamente es aplicable a la secuencia de conocimientos que deben ser adquiridos por los noveles geógrafos o proyectos de geógrafo que nosotros queremos formar, los cuales deben primero consolidar ciertas bases indispensables dentro de la geografía. El debate y los posicionamientos continuarán. Hay mucho que observar, pensar, hacer y comunicar. Lo peligroso es suponer que ya llegamos al final.
Referencias
Banda, L. (1982). Estadística de Jalisco, 1854-1963. uned.
Bárcena, M. (1883). Ensayo estadístico del estado de Jalisco referente a los datos necesarios para procurar el adelanto de la agricultura y la aclimatación de nuevas plantas industriales. uned.
Benedetti, M. (2012). La tregua. Alfaguara.
Cuadra, D. E. (2020). Geografía y geógrafos del siglo XXI: horizontes y perspectivas. Revista Huellas, 24(1), 31-52. https://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas/article/view/4182
Gómez Mendoza, J., Muñoz Jiménez, J. y Ortega Cantero, N. (1987). El pensamiento geográfico. Alianza Editorial.
Haggett, P. (1994). Geografía: una síntesis moderna. Omega.
Lacoste, Y. (1977). La geografía un arma para la guerra. Anagrama.
López Cotilla, M. (1983). Noticias geográficas y estadísticas del Departamento de Jalisco. uned.
Moncada Maya, J. O. y López López, Á. (2015). 70 años del Instituto de Geografía: Historia, actualidad y perspectiva. unam, Instituto de Geografía.
Ortega Cantero, N. (1987). Geografía y cultura. Alianza Editorial.
Raynaud, A. (1976). El mito de la unidad de la geografía. Geocrítica: Cuadernos Críticos de Geografía Humana, 1(2). http://www.ub.edu/geocrit/geo2.htm
Roa, V. (1981). Estadística del estado libre de Jalisco [1825]. Guadalajara, Jalisco. uned.
Sala, M. y Batalla, R. J. (1996). Teoría y métodos en geografía física. Síntesis.
Sánchez Molina, A., Andrade, V. y García, N. (1987). Síntesis de geografía física y humana. Trillas.
Santos, M. (2000). La naturaleza del espacio. Ariel.