Perfil demográfico reciente de la migración de retorno en Guanajuato. Elementos para las políticas de reintegración - Daniel Vega Macías, Mirza Aguilar Pérez

https://doi.org/10.52501/cc.121.08


Daniel Vega Macías


Mirza Aguilar Pérez


Dimensions


Perfil demográfico reciente de la migración de retorno en Guanajuato. Elementos para las políticas de reintegración

Daniel Vega Macías*

Mirza Aguilar Pérez**


DOI: https://doi.org/10.52501/cc.121.08


Resumen

El retorno es una de las aristas de los estudios migratorios, que reviste una particular importancia en la medida en que pone énfasis tanto en las motivaciones del regreso como en las circunstancias en las cuales se reintegran los migrantes a sus lugares de origen, y en las respuestas institucionales a este fenómeno. Este capítulo tiene como objetivo analizar el perfil demográfico reciente de la migración de retorno en Guanajuato, México. Con base en los datos del Censo de Población y Vivienda 2020, publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi), el trabajo ofrece al lector una serie de indicadores cuantitativos que permiten conocer las condiciones de autosuficiencia económica y de bienestar social de los migrantes que regresan a Guanajuato. Asimismo, el trabajo indaga en la relación que guardan el retorno y las políticas migratorias de reintegración en la entidad federativa.


Palabras clave: Migración internacional, retorno, Guanajuato.



Introducción

La mayoría de las veces la idea del retorno al lugar de origen forma parte del mismo proyecto migratorio, ya sea como una manera de cerrarlo o simplemente como una pausa para reanudarlo en algún momento. Cuando una persona decide migrar, ya sea forzado por las circunstancias o por voluntad propia, es muy probable que la idea de retornar a su hogar forme parte intrínseca de su proyecto inicial. Como bien lo describe Yolanda de la Fuente (2003):

El anhelo de volver al país de origen es inherente al fenómeno de la migración. El mito del retorno acompañará al emigrante y, frecuentemente, esta esperanza será la que le sostenga, sobre todo en la primera fase de su estancia en el exterior. A medida que se va integrando en la sociedad de acogida, el deseo de volver se atenúa y en algunos casos acaba siendo descartado definitivamente. [p. 154]

El mito del retorno, es decir, la imposibilidad tácita de regresar al hogar es una de las caras de la moneda, en la que la migración se torna un asentamiento definitivo en el lugar de destino, e incluso en el que otrora fuera considerado sólo de tránsito. Para Massey y Espinosa (1997), a cada decisión de ingresar al país de destino está implícita una decisión sobre si quedarse o regresar, y esta decisión puede determinar el curso de la migración internacional. Según Durand (2006), la mayoría de los emigrantes parten pensando en volver, pero para muchos el regreso se vuelve en la práctica un proyecto cada vez más lejano. Sin embargo, la otra cara de la moneda la personifican quienes sí logran concretar el retorno, aquellos migrantes que en algún momento regresan ya sea de manera voluntaria o aquellos quienes ciertas circunstancias adversas los hacen volver de manera forzada al lugar de origen.

Es en este último campo temático en el que se ubica la investigación que aquí se presenta, cuyo objetivo es analizar, como su mismo título lo refiere, el perfil demográfico reciente de la migración de retorno en Guanajuato, México. El trabajo ofrece al lector una serie de indicadores cuantitativos que facilitan la comprensión de las circunstancias en las cuales se reintegran los migrantes a su sociedad de origen. Una investigación descriptiva basada en los resultados del Censo de Población y Vivienda 2020, publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi).

El eje temático en el que gira esta investigación puede resultar muy relevante en la medida en que está estrechamente relacionado con lo que le sucede al migrante durante su estadía, y que puede ser un insumo fundamental para legislar sobre políticas migratorias, criterios de nacionalidad y derechos políticos (Durand, 2006). Además, el estudio de la migración de retorno es importante porque pone énfasis en las implicaciones que tiene la reinserción a la sociedad de origen, como pueden serlo la laboral o educativa (Masferrer, 2021). Se suman los impactos psicosociales en quienes retornan, y los problemas de reintegración de acuerdo con su perfil profesional, educativo y familiar (Fernández, 2011). De igual manera, es importante analizar la migración de retorno porque tiene implicaciones en la estructura demográfica y en la dinámica familiar (Moctezuma, 2013), por mencionar algunos.

Según Fernández (2011), los estudios sobre el retorno comienzan a finales de los cincuenta e inicios de los sesenta, pero es hasta la década de los noventa cuando se empieza a realizar en México. Con todo, para Canales y Meza (2018), es con la crisis económica de 2008 —que derivó en el endurecimiento de las políticas antiinmigrantes y el aumento de deportaciones— que el retorno comienza a ser un tema presente en la agenda de los estudios migratorios. Lo anterior, como desarrolla Masferrer (2021), tuvo un correlato en un aumento exponencial de los estudios de este tipo para el caso mexicano a partir de 2009. En efecto, el estudio de la migración de retorno se ofrece como un campo temático fértil, más en un contexto donde el patrón migratorio —en las últimas décadas entre México y Estados Unidos— se ha modificado de tal manera que ha tenido como consecuencia el aumento en el retorno de migrantes.

Para entender este cambio en el patrón migratorio, puede resultar positivo señalar que desde la década de los cuarenta es posible identificar tres fases en la migración de mexicanos a los Estados Unidos: la primera fase se asienta sobre el predominio de una migración de tipo circular, la cual se da en el marco de los convenios laborales del Programa Bracero una migración estacional que no necesariamente implicaba renunciar al lugar de origen de manera definitiva. Cuando Estados Unidos termina de manera unilateral dicho Programa, comienza una segunda fase donde predomina la migración permanente y el asentamiento de mexicanos, lo cual se debe en su mayoría al aumento de la migración indocumentada que reduce la circularidad, además de que se observa un crecimiento exponencial de la migración en términos generales. Asimismo, con la ley de amnistía de 1986, cerca de tres millones de mexicanos tuvieron la posibilidad de regularizar su situación migratoria, lo cual fue un factor sustancial para desestimar el retorno. Finalmente, desde principios de este siglo se puede observar una tercera fase en el marco de una coyuntura económica desfavorable y del endurecimiento de las políticas migratorias estadounidenses, en la cual inicia la desaceleración de la migración hacia Estados Unidos, así como del incremento de la migración de retorno (Canales, 2012; Durand, 2016).

Al mismo tiempo, lo anterior ha traído consigo un cambio general en el perfil de los retornados. Si a principios de este recorrido histórico este grupo de población estaba constituido básicamente por migrantes jubilados, de manera posterior se transitó a un perfil de personas que en su mayoría están en plena edad productiva. Aunque ambas tendencias coexisten en la actualidad, el retorno de los migrantes en edades laborales destaca por su magnitud, haciéndolo especialmente importante dadas las implicaciones de todo tipo que tiene para su reintegración (Moctezuma, 2013).

En suma, el estudio de la migración de retorno resulta un campo obligado para comprender, de manera integral, los procesos migratorios contemporáneos. En el caso que nos ocupa, su valía se incrementa por la importancia que representa la migración internacional en Guanajuato. De acuerdo con datos del Conapo (2021), junto con Zacatecas, Nayarit y Michoacán, Guanajuato fue clasificada como una entidad federativa con “muy alta” intensidad migratoria para 2020. Por lo que el estudio de la migración en esta región llamada histórica o tradicional continúa siendo un tema de gran relevancia.

Un panorama similar es posible observar en lo que respecta al retorno en la entidad. Diversos estudios apuntan a que Guanajuato es uno de los Estados con una mayor magnitud en esta modalidad migratoria. Giorguli y Bautista (2019) estiman que en 2015 estaba entre los Estados que más migrantes retornados recibieron (35 778), sólo superado por Jalisco (51 578), Baja California (49 549) y Michoacán (42 836). De la misma manera, Masferrer (2021) en el Atlas de migración de retorno de Estados Unidos a México confirma la importancia que tiene Guanajuato como una de las entidades federativas con mayor intensidad en el retorno de migrantes. Datos más recientes de la Fundación bbva y de la Secretaría de Gobernación (2021) confirman la importancia de la migración de retorno en Guanajuato, como se muestra en el cuadro 1.

Gráfica 1. Guanajuato: poblacion migrante de retorno, 1995-2020*

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En las páginas que siguen, el lector encontrará, en la primera sección, un relato sucinto de los conceptos y de las posturas teóricas que analizan el papel que tiene la migración de retorno en los procesos migratorios. En la siguiente sección se presentan los métodos y las fuentes de información en los que se basa esta investigación. Enseguida, se hace un recuento de los resultados, en los cuales se examinan las características de los migrantes de retorno en Guanajuato para el año 2020. El trabajo termina con algunas reflexiones a modo de conclusión, poniendo énfasis en la relación con las políticas migratorias del Estado de Guanajuato, y ofrece algunas direcciones para futuras investigaciones.



Revisión de la literatura

Para la comprensión de las migraciones internacionales, Jorge Durand (2016) propone enfocarlas desde los procesos, patrones y modelos migratorios para cada caso particular. Aproximación que resulta muy pertinente para los fines del capítulo que aquí se presenta. Para el autor, el proceso migratorio comprende las dimensiones social, temporal y espacial, es decir, la que se relaciona con los factores económicos, políticos y sociales; además de la dimensión histórica y su proceso evolutivo, así como su dimensión espacial, mientras que el patrón migratorio se refiere a las características de los flujos en distintas fases del proceso. En este sentido, continuando con el mismo autor, las políticas tratan de imponer modelos migratorios, es decir, lo que debería de ser un flujo de personas en términos ideales.

En lo que respecta al proceso migratorio en su dimensión temporal y espacial, el hecho migratorio implica un cambio de residencia enmarcado no sólo en el ámbito geográfico, sino que entra en lo geopolítico internacional (Durand, 2016). Para el análisis de la migración, la dimensión espacial generalmente ha tomado en cuenta los lugares de origen, tránsito y destino; sin embargo, es sólo de manera reciente que se ha sumado el “retorno”, como un espacio geográfico fundamental para comprender el proceso migratorio de manera integral.

En este sentido, la migración de retorno ha sido definida de manera simplificada como un “movimiento de personas que regresan a su país de origen o a su residencia habitual, generalmente, después de haber pasado por lo menos un año en otro país. Este regreso puede ser voluntario o no”, según la Organización Internacional de las Migraciones (oim, 2006, p. 39); o, simplemente, como el “movimiento de una persona que regresa a su país de origen o residencia habitual” (unesco, 2008, p. 43). Como mencionan Jáuregui y Recaño (2014), pareciera que cuando se conceptualiza a la migración de retorno estamos ante un ejercicio por sí mismo claro y que no merece definiciones más precisas; pero esto no es del todo así, ya que las definiciones encierran muchas veces ambigüedades de carácter geográfico y temporal.

Por una parte, en lo que respecta al carácter geográfico es común considerar que el lugar de nacimiento es el ámbito natural del retorno. Sin embargo, un migrante puede regresar a su lugar de residencia habitual, la cual no necesariamente es el lugar donde nació. Además, como proponen Siegel y Swanson (como fue citado por Jáuregui y Recaño, 2014, párr. 8), retornar puede definirse como “un desplazamiento de reincorporación al punto de origen”, pero si es necesario hilar más fino, qué pasa cuando el migrante regresa al mismo país, pero a una ciudad distinta. Otra pregunta metodológica aparejada es si es posible considerar como un caso especial de migración de retorno, a los menores nacidos en el lugar al que migraron sus padres y regresan con ellos, porque por lógica no es posible regresar al lugar donde nunca se estuvo. Como argumenta Moctezuma (2013:

…dado que el retorno de migrantes a México es de tipo familiar, también incluye a menores. Pero no todos los menores son realmente retornados. Quienes nacieron en Estados Unidos, en rigor no lo son, pues migran por primera vez a México.

Por otra parte, la temporalidad es algo que no resulta evidente: por ejemplo, en la definición antes citada de la oim (2006) se conviene que el retorno se da “generalmente después de haber pasado por lo menos un año en otro país”, pero no es tan claro el por qué. ¿una persona que está seis meses en el país de destino y que tiene que regresar al origen, perdería el estatus de retornado? ¿O más aún, alguien que ni tan siquiera alcanza su destino, es decir, una persona en tránsito que tiene que volver a su lugar de origen es un migrante de retorno? Cómo observamos los límites temporales suelen hacer aguas muy fácilmente. O como apuntan Jáuregui y Recaño (2014), en ocasiones también se liga el concepto de migración de retorno como parte del proceso de circularidad migratoria, en una especie de retornos temporales. Como notará el lector, si bien un concepto que parece sencillo puede tener implicaciones muy distintas de acuerdo con las decisiones metodológicas que los distintos autores asuman para su definición. Como menciona Castillo (1997), los límites del concepto de migración de retorno no son precisos, ya que son muchos movimientos migratorios que podrían caber bajo esta denominación genérica.

Y si el plano conceptual se complejiza cuando se cavila en situaciones particulares, el plano donde se organizan desde una perspectiva teórica las ideas que explican el fenómeno de la migración de retorno tiene una suerte similar. Jáuregui y Recaño (2014) exponen que, de hecho, no es posible hablar de una teoría de la migración de retorno, debido a que, al ser considerado un caso especial de la migración, son las mismas teorías generales de la migración internacional que se utilizan para explicar el retorno. En la tabla 1, se muestra una síntesis de las teorías que los autores ofrecen y sus principales planteamientos.

Como se describe en la tabla 1, los esfuerzos por explicar la migración de retorno son vastos y desde distintas perspectivas del conocimiento. Con todo, es necesario matizar algunas cuestiones que resultan nodales. Un riesgo de estos planteamientos y el origen de las limitaciones para explicar el retorno es que, en palabras de Durand (2006), muchas veces para teorizar el retorno simplemente se elabora una transposición mecánica de las teorías de la migración, pero en sentido inverso. Lo cual pone sobre la mesa la necesidad de encontrar un marco teórico particular para este tipo de migración. En el mismo sentido, Castillo (1997) considera que la migración de retorno “carece de un cuerpo de conocimiento de un orden superior, idealmente lógico y metódicamente eficaz, capaz de reducir la compleja y confusa realidad social” (p. 31); y si bien la mayor parte de los estudios sobre el retorno consisten en proveer información de tipo empírica, muchas veces se queda en ofrecer material primario, pero no conllevan empeños de mayor alcance teórico. En el mismo sentido, como argumenta Fernández (2011), dentro de los estudios de la migración de retorno, los principales avances se han desarrollado en el plano empírico más que en el teórico.

Quizá lo anterior esté relacionado con el carácter relativamente reciente de los estudios de la migración de retorno, ya que es heredera de las limitaciones teóricas para explicar las migraciones internacionales en general (Castillo, 1997). En este mismo sentido, Durand (2004) menciona que, a diferencia del fenómeno migratorio, el cual ha sido analizado a profundidad desde hace más de un siglo, aún se ha dicho poco sobre el retorno del migrante. Fernández (2011), al realizar una revisión bibliográfica sobre la migración de retorno, encuentra que, a diferencia de la migración de partida, la investigación sobre el retorno es una subdisciplina relativamente nueva, la cual comienza su desarrollo apenas a finales de los cincuenta e inicios de los sesenta. En el caso mexicano, como explica Masferrer (2021), es hasta 2009 cuando se da un aumento exponencial de los estudios sobre la migración de retorno, donde la mayoría destacan por su validez empírica más que teórica.

Tabla 1. Marcos teóricos para el estudio de la migración de retorno

Teoría

Autores

Planteamiento general

Teorías económicas

Teoría Neoclásica de la Migración

Sjaastad, 1962; Harris y Todaro, 1970

La migración de retorno ocurre porque las expectativas de mejorar el ingreso no ocurren o porque los costos de la migración —económicos, psicológicos— fueron mayores a los previstos y el migrante es incapaz de maximizar las ganancias.

Teoría del Capital Humano

Becker,1964; Hanoch,1967; Sjaastad, 1962

Los desplazamientos de retorno son resultado de un proceso de selectividad negativa ante la incapacidad del migrante para prosperar en el país de destino y superar los obstáculos de la migración.

Teoría del Ingreso Objetivo

Kirdar, 2004, 2005, 2009; Bellemare, 2007

La migración de retorno es una elección del migrante después de acumular una cantidad óptima de ingresos en el país de destino para incrementar su nivel de consumo futuro.

Teoría de la Decepción

Zeelenberg et al., 2000

Describe desde el punto de vista económico, cuando el migrante se enfrenta a condiciones desfavorables peores a lo esperado en el país de destino y experimenta, por lo tanto, una sensación de desilusión.

Teoría de la Nueva Economía de la Migración Laboral

Stark, 1991; Stark y Bloom, 1985; Taylor, 1986

Parte de los mismos factores explicativos de la Teoría Neoclásica; sin embargo, la decisión de retornar no sólo se toma en el ámbito individual, sino también en el contexto más amplio, generalmente en el hogar o la familia.

Teorías sociológicas

Teoría Histórica – Estructuralista

King, 1986; Cassarino, 2004

Sostiene que la migración de retorno no depende sólo de la voluntad del migrante, porque existe una serie de macro-fuerzas sociales e institucionales asociadas al país de destino, país de origen o al propio migrante que determinan su decisión.

Teoría del Transnacionalismo

De Haas, 2005; Guarnizo, 2003.

El migrante de retorno tiene una doble lealtad, realiza con más frecuencia viajes de ida y vuelta para relacionarse, trabajar o realizar negocios, se mueve en un campo social que se caracteriza por la interconexión de lugares distantes que facilitan el retorno.

Teoría de las Redes Sociales

Constant y Massey, 2002.

Reconoce la existencia de una serie de vínculos formales o informales del migrante en los países de origen, tránsito y destino, los cuales afectan de forma positiva o negativa a la decisión de retornar, y sirven de apoyo para readaptarse a la comunidad una vez que el migrante ha retornado.

* Principio del rendimiento decreciente

Durand, 2004.

La integración a la sociedad de destino tiene un límite difícil de sobrepasar, el ritmo de aprendizaje del idioma y la cultura tiende a ser decrecientes y el esfuerzo y el estoicismo inicial va perdiendo sentido.

Teorías demográficas

Teoría del Ciclo de Vida

Rogers, 1981; Recaño, 1995, 2004 y 2010.

Identifican un patrón de migración, compuesto por cuatro curvas que representan diferentes trayectorias del ciclo de vida del migrante. A estas etapas se les denomina como Precomponente de la fuerza de trabajo, Componente laboral, y Componente de Retiro.

Teoría de la Circularidad Migratoria y la Migración Dinámica

Ammassari y Black, 2001.

El retorno lejos de ser el cierre del ciclo migratorio es considerado desde este enfoque como una etapa más de un proceso migratorio continuo entre dos países.

Este bagaje empírico ha permitido el desarrollo de un recurso muy empleado en las ciencias sociales: la construcción de tipologías. Una estrategia metodológica que “permite interpretar y comprender un fenómeno de la realidad, para caracterizar, identificar cuestiones sociales, para producir datos o, en otras palabras, ser puente, conexión, entre la teoría, los conceptos, y los datos” (Cohen y Gómez, 2011, p. 36). En el caso de la migración de retorno, puede afirmarse que la construcción de tipologías ha sido uno de los esfuerzos más plausibles en los intentos por generar antecedentes teóricos. En la tabla 2 se presentan, sin intención alguna de parecer exhaustivos, algunos ejemplos de estos esfuerzos de síntesis.

Tabla 2. Algunas tipologías de la migración de retorno

Autor

Tipología

Cerase, 1967, 1970 y 1974 (cit. pos. Jáuregui y Recaño, 2014)

Del fracaso

Del conservadurismo

De la jubilación

De la innovación

King, 1986 (cit. pos. Jáuregui y Recaño, 2014).

Ocasional

Periódico

Estacional

Temporal

Permanente

Durand, 2004 y 2006

Voluntario del migrante establecido

Del migrante temporal

Transgeneracional

Forzado

Del fracasado

Retorno programado

oim, 2006

Voluntario

No voluntario

unesco, 2008

Forzado

Voluntario

Moctezuma, 2013

Repatriaciones

Voluntarios individuales

Retornos de tipo familiar

Fernández, 2017

Meditado, pero no definitivo

Meditado y definitivo

Retorno coyuntural

Finalmente, para terminar esta sección del capítulo, se propone al lector detenernos un momento para analizar algunas de las implicaciones de la migración de retorno, sobre todo aquellas que tienen que ver con la reintegración. Para la Organización Internacional para las Migraciones (2019):

La reintegración de una persona migrante a su lugar de origen significa que ésta pueda incorporarse en la vida social, cultural, económica y política de su comunidad. Se entiende entonces que son las personas migrantes las principales protagonistas del proceso de reintegración, pero se recalca también la necesidad del apoyo gubernamental, de las instituciones públicas y privadas, y de la sociedad en general para que esto sea posible. [p. 3]

La oim (2019) ha incorporado el concepto de “reintegración sostenible [es decir] cuando las personas migrantes retornadas han alcanzado niveles de autosuficiencia económica, estabilidad social dentro de sus comunidades y bienestar psicosocial que les permite enfrentar las causas principales de la (re)migración” (pp. 20-21). Para la oim, es deseable que esta reintegración se lleve a cabo en tres niveles de intervención, como muestra la figura 1.

Figura 1. Niveles de una reintegración sostenible

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En el mismo sentido, García y Del Valle (2017), de acuerdo con la experiencia de retorno en Europa y otros países, apuntan a que la reintegración obedece a dos factores: la situación económica y social de los lugares de origen, por una parte, y las habilidades y destrezas laborales de los migrantes retornados, por la otra. Como es posible observar, una de las principales preocupaciones es la reintegración económica, en la cual el migrante deberá ser capaz de subsistir económicamente, lo cual está estrechamente vinculado con la reinserción laboral. Esta área de estudio es muy probablemente uno de los campos que más se han desarrollado en la temática. Por ejemplo, algunos estudios refieren que los retornados tienen dificultades para encontrar empleos estables y bien remunerados, y que lo hacen de manera recurrente dentro del sector informal y sin prestaciones. Muchas veces los retornados no cuentan con apoyo del Gobierno para su reinstalación, ni créditos de la banca, ni empleos temporales (Mestries, 2013).

En el mismo sentido, el entorno en el que muchas veces se da el retorno está caracterizado por crisis económica, así como profundos por rasgos de desigualdad e inequidades sociales, como se da en el caso mexicano, lo cual complica su incorporación al mercado laboral (Cruz, Salas y Pico, 2019; García y Del Valle, 2017). Por lo cual, muchas veces se opta por el emprendimiento y el autoempleo, lo cual es considerado desde los estudiosos del codesarrollo como una de las principales vías para que el proyecto de retorno tenga éxito, ya que la constitución de una empresa puede incluso eventualmente generar otros empleos (Lotero-Echeverri y Pérez, 2019). Aunque esto no necesariamente asegura que haya un aprovechamiento del capital humano adquirido o de la inversión. En ocasiones, este grupo continúa siendo vulnerable y requiere del apoyo del Estado mediante el diseño e instrumentación de políticas públicas (Cruz et al., 2019). En todo caso, garantizar el acceso a los mercados de trabajo regionales es crucial en la migración de retorno, dado que muchas familias en localidades expulsoras han dependido de las remesas como parte fundamental de sus ingresos, por lo que esta merma tiene que ser compensada (Ramírez & Aguado, 2013). También, la reducción de las remesas y el consecuente estancamiento en las economías locales puede tener como consecuencia desempleo o empleos precarios (García y Del Valle, 2017).

En contrapartida, el retorno inversor puede dinamizar la economía local e incluso permitir la construcción y reconstrucción de las élites económicas, políticas y sociales (Fernández, 2017). Así, una cuestión nodal es el aprovechamiento de las habilidades laborales que adquirieron en su estancia y de los beneficios sociales que puede traer consigo la experiencia migratoria al momento de retornar (Montoya y González, 2015). También se ha argumentado que el retorno permite la recuperación de “cerebros”, incrementa el capital humano adquirido en la experiencia migratoria, así como las oportunidades que brinda el fortalecimiento de redes transnacionales; siempre y cuando existan condiciones favorables en el país de origen que conlleven a un retorno fructífero (Lotero-Echeverri y Pérez, 2019). Sin embargo, las economías menos dinámicas desincentivarán a los migrantes para invertir allí los ahorros y las remesas o, en su caso, las habilidades laborales adquiridas se tornarán de poca utilidad en una economía estancada (Cobo, 2008).

En efecto, la reintegración al trabajo es nodal en el retorno, pero no se limita a ella. La complejidad del retorno en sí, y dado que el perfil de los inmigrantes es heterogéneo, las problemáticas de integración son variopintas (García y Del Valle, 2017). Por ejemplo, se dan alteraciones en el plano familiar como resultado del retorno de los migrantes y de sus descendientes, ya que muchas veces los hogares nucleares se tornan compuestos o ampliados, lo que conlleva a una reconfiguración de las relaciones al interior del hogar (Moctezuma, 2013). Asimismo, los migrantes de retorno en ocasiones tienen que pasar un proceso de readaptación y actualización de sus nuevos valores adquiridos y hacerlos compatibles con los de la localidad de origen (Espinosa-Márquez y González-Ramírez, 2016).

En el caso de algunos menores, la reincorporación al sistema educativo se complica porque muchas veces es la primera vez que están en México y su socialización temprana se dio en Estados Unidos, por lo que, incluso, pueden no hablar español (Moctezuma, 2013). También la reintegración se dificulta en los temas relacionados con la salud, ya que una ausencia prolongada provoca que al regresar no tengan acceso a servicios sanitarios, y si se suma que su incorporación laboral puede darse dentro de la economía informal, el acceso a la salud se dificulta aún más (Riosmena, González y Wong, 2012); o el caso de la salud de los adultos mayores, quienes muchas veces retornan enfermos, con padecimientos crónico-degenerativos y sin acceso a la seguridad social ni a un sistema de pensiones (García y Del Valle, 2017).



Métodos

Los resultados que se presentan en este trabajo se basan en un análisis exploratorio sobre la situación de los migrantes retornados al Estado de Guanajuato, con base en cálculos y estimaciones propias de los microdatos del Censo de Población y Vivienda 2020, publicados por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (inegi). El carácter público de los datos de acceso abierto en el portal electrónico www.inegi.org.mx ya que los procedimientos de estimación son los estándares, permitirían, a quien estuviera interesado, la validación de los resultados que sirven de sustento a las reflexiones que se plantean en este capítulo.

Por una parte, en este trabajo se consideró como “migrantes de retorno” a los casos de la “Base de datos de Migrantes” que cumplieron con todos los siguientes criterios de inclusión:

  • Nacidos en México.
  • Personas que residían en Guanajuato, pero que, de marzo de 2015 a la fecha del levantamiento del Censo (2 al 27 de marzo de 2020), se fueron a vivir a otro país.
  • Personas que residían en Guanajuato, pero que, de marzo de 2015 a la fecha del levantamiento del Censo (2 al 27 de marzo de 2020), se fueron a vivir a otro país.

Por otra parte, de la “Base de datos de Personas” se seleccionaron a quienes cumplieron con los siguientes criterios:

  • Mexicanos de 5 años o más censados en Guanajuato en 2020.
  • Residentes en marzo de 2015 en Estados Unidos.

Cabe aclarar que debido al diseño de las preguntas no es posible captar de manera exhaustiva a todos los migrantes de retorno. La primera sólo capta la migración reciente, y en el caso de la segunda pregunta sólo es posible detectar a aquellos migrantes con lugar de residencia en Estados Unidos, en marzo de 2015. Sin embargo, si las personas vivieron antes o después de marzo de 2015 en Estados Unidos, pero no específicamente en ese momento, o si realizaron múltiples desplazamientos, pero en el mes de referencia residieron en otro lugar, quedan sin ser asignadas en la categoría de “migrantes de retorno” aunque en realidad lo sean. Asimismo, es importante que, en la interpretación de los resultados, el lector tenga en cuenta que son dos perspectivas de la migración de retorno distintas que, aunque complementarias, es necesario distinguirlas dado su carácter temporal.

De esta manera, las personas captadas en los microdatos del censo que cumplían con los criterios de inclusión se presentan en el cuadro 1.

Aunque a lo largo de este trabajo se toma en cuenta el retorno desde cualquier país, es posible observar que prácticamente el grueso de los migrantes llevó a cabo su proyecto migratorio en Estados Unidos.



Resultados

Como se mostró en la sección anterior, en concreto en el cuadro 1, la magnitud del retorno en Guanajuato entre 1995 y 2020 puede estimarse en 21 100 personas, de las cuales 80.45% eran hombres (16 976) y 19.55% mujeres (4 124). Este dato refleja la población nacida en México que 5 años atrás residía en el extranjero y en el periodo de referencia regresó a residir al país, lo que suele considerarse regularmente como “migrantes retornados” (véase también Fundación bbva Bancomer, A. C. y Secretaría de Gobernación, 2021).

Aunque, como se comentó en la sección metodológica, la migración de retorno más reciente —la que tiene que ver con aquellos que migraron y retornaron entre 2015 y 2020— se puede estimar en alrededor de 15 263 personas, con proporciones por género muy similares a lo que arroja la pregunta anterior (11 529 hombres y 3 734 mujeres). Es el caso que la Fundación bbva y la Secretaría de Gobernación (2021) llaman como “población migrante circular”; sin embargo, es necesario matizar que difícilmente el dato refleja circularidad. Por lo que en este trabajo se prefiere simplemente adjudicarle el carácter de “reciente”.

Cuadro 1. Guanajuato: casos analizados en la muestra

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En lo que se refiere a su estructura por edad, si bien continúa existiendo un flujo importante de adultos mayores, lo cual era tradicionalmente asociado al retiro al lugar de nacimiento, es posible observar que la gran mayoría de quienes retornaron a México se encuentran en edad laboral o escolar, lo cual representa importantes retos para su reincorporación socioeconómica (véase gráfica 2).

Gráfica 2: Guanajuato: población de 5 años o más nacida en México que en marzo
de 2015 residía en el extranjero pero retornó al país, 2020

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Los motivos del retorno de aquellos que migraron en los últimos cinco años previos al Censo y que regresaron a vivir a México están en su gran mayoría relacionados con temas familiares (reunirse con la familia, cuidados de familiares, matrimonio, divorcio o separación, entre otros). Lo anterior tiene una intensidad mayor entre las mujeres. De la misma manera, los motivos académicos para retornar (para realizar estudios o por haberlos concluido) tienen una mayor magnitud entre las mujeres. Mientras que en el caso de los hombres, además de los motivos familiares, es posible la importancia que tienen las cuestiones laborales y los factores legales y administrativos (véase gráfica 3).

Gráfica 3: Guanajuato: principal motivo del retorno de quienes se fueron a vivir a Estados Unidos desde marzo de 2015 y regresaron a México, 2020 (porcentajes)

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En cuanto al parentesco que las personas guardan en el hogar con respecto al jefe o jefa del hogar, hay diferencias importantes entre los hombres y las mujeres, como muestra el gráfico 4. En el caso de los hombres, cerca de dos terceras partes de quienes retornaron son reconocidos como los jefes del hogar (63.50%); mientras que en el caso de las mujeres este valor sólo alcanza 25.27%. Lo anterior es importante porque, en cierta medida, los roles dentro de la familia se establecen muchas veces a partir del reconocimiento explícito que hace el resto de los miembros del hogar de quién es la persona jefa del hogar. Otro aspecto importante para destacar es que muchas personas se incorporan a una vivienda sin formar parte del hogar nuclear (7.27% de los hombres y 12.58% de las mujeres), es decir, formarían parte del incremento de hogares compuestos y ampliados, que se ha analizado en la literatura académica sobre la migración de retorno. Como dato adicional, tanto los hombres como las mujeres que retornan están unidos en pareja (76.17% y 60.58%, respectivamente).

Gráfica 4: Guanajuato: población de 5 años o más nacida en México quien en marzo de 2015 que residía en el extranjero pero retornó al país según parentesco 2020 (porcentajes)

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Finalmente, en el cuadro 2 se presentan características seleccionadas referentes a su situación socioeconómica. Como puede observarse, tanto para los hombres como para las mujeres, el panorama aparenta ser poco favorable. En lo que respecta a la educación, si bien los niveles de alfabetismo son muy altos, la escolaridad acumulada es muy limitada, pues no supera en términos generales a la educación secundaria. Lo mismo ocurre con la derechohabiencia a servicios de salud, la cual refleja que el acceso a la salud derivada de prestaciones laborales es muy bajo y, en consecuencia, prevalecen altos porcentajes que tienen que atenderse en consultorios, clínicas y hospitales privados, lo cual es un reflejo de las dificultades existentes para acudir a servicios de salud institucionalizados.

Cuadro 2: Guanajuato: población de 5 años o más nacida en México que en marzo de 2015 residía en el extranjero, pero retornó al país, según características seleccionadas 2020

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En lo que respecta a los aspectos laborales, las diferencias entre hombres y mujeres son muy marcadas: mientras que el 73.71% de los hombres reportó que sólo trabajaba, este valor se reduce al 37.33% de las mujeres. En su caso, una proporción importante se dedica sólo a las labores del hogar (44.41%), un valor alto si se compara con el de los hombres (1.84%). Con todo, cuando las mujeres se incorporan en el mercado laboral, suelen tener mejores prestaciones laborales que los hombres, lo que puede estar asociado a su incorporación más habitual al mercado de trabajo formal. Incluso, según la información que reportan al censo, sus jornadas de trabajo son menos extensas y sus salarios ligeramente más altos, comparados con los de los hombres.



Conclusiones

El análisis del perfil demográfico reciente de la migración de retorno en Guanajuato, México, permite entender la influencia de diversos factores, entre los que destacan tanto la dimensión laboral como familiar en las motivaciones de retorno y en las posibilidades de la reintegración a su sociedad de origen. En este capítulo se realizó una descripción de indicadores cuantitativos en los que se apreciaron que los motivos para el retorno de mujeres y varones migrantes varían y los desafíos socioeconómicos propios del componente etario observado, es decir, la mayoría de la población de retorno se encuentra en edad laboral y educativa.

Ante estos desafíos, la respuesta institucional se hace patente. Existen programas e instituciones en Guanajuato, como la Secretaría del Migrante y Enlace Internacional (smei) que a través de la Coordinación de Atención al Migrante en Origen, Tránsito, Destino y Retorno apoya a las personas migrantes retornadas para que se integren a sus comunidades de origen; en colaboración con las oficinas del migrante a nivel municipal, ofrece orientación y acompañamiento a las personas migrantes retornadas.

Algunos de los programas apoyan a los migrantes de retorno en la obtención de documentos de identidad requeridos para acceder a diversos programas estatales, al sector educativo y al mercado laboral. Otro componente de la estrategia de reintegración de las personas migrantes en el retorno es el desarrollo de proyectos productivos, para el autoempleo en municipios y comunidades de alta migración que realizan la smei y otras dependencias del gobierno estatal. También destacan, los proyectos de infraestructura social y productiva, en las que colabora la smei con la Secretaría de Desarrollo Económico Sustentable del Estado de Guanajuato.

Estas estrategias coordinadas por el Gobierno estatal y municipal han sido objeto de diversos diagnósticos (Duran, et. al., 2020; oim, 2022), por lo que en este trabajo retomamos algunas recomendaciones enfocadas a la mejora de las políticas migratorias encaminadas a los migrantes de retorno:

  1. Ofrecer acceso a los servicios de salud y salud psicoemocional. Una de las necesidades prioritarias, encontradas en el diagnóstico elaborado por Durand y colaboradores (2020), fue la importancia de ofrecer atención emocional a los migrantes retornados y a sus familias, por lo que se sugieren colaboraciones interinstitucionales para atender esta necesidad.
  2. Realizar programas para la reinserción educativa. En este punto, se ha sugerido trabajar en la velocidad de reintegración educativa y que no lo entorpezca la falta de documentación, en la implementación de cursos complementarios, así como en la necesidad de implementar una bolsa de becas para aquellos estudiantes que así lo requieran.
  3. Asegurar la obtención de documentos de identidad oficiales. Uno de los problemas recurrentes registrados ha sido la falta de documentación, por lo cual se han sugerido la instalación de módulos de atención en diversos puntos para atender esa situación.
  4. Difusión y promoción de los programas existentes para la población retornada. Otra de las recomendaciones que se han realizado en estos diagnósticos que aunque ya existen programas que atienden necesidades específicas urgentes, la información no circula eficientemente por lo que recomiendan hacer campañas informativas eficientes para llegar a más población.

Cabe destacar que, ante la emergencia sanitaria en 2021, la smei retomó y actualizó el Programa Apoyo Sin Fronteras, el cual tiene como objetivo general apoyar la ejecución de obras y acciones encaminadas a la mejora de la calidad de vida de los y las migrantes guanajuatenses y sus familias, así como brindar apoyo para actividades productivas patrimoniales en beneficio de la economía familiar de los migrantes.

Considerando lo anterior: ¿Cuáles serían las áreas por fortalecer para lograr una política pública enfocada a subsanar algunas de las problemáticas de reintegración para los migrantes de retorno en Guanajuato?

Aunque el retorno está relacionado con el empleo y los bienes materiales también se vincula al ciclo de vida que experimentan los individuos. Como mencionan Vega y Martínez (2016)

los hombres y mujeres mantienen posiciones, obligaciones y responsabilidades desiguales dentro del grupo de parentesco, por lo que es de esperar que sus motivaciones para regresar a casa sean también distintas y que estén marcadas por una ideología de género patriarcal.

Así pues, en mayor medida, las mujeres vinculan su regreso con motivos relacionados con la salud y los cuidados en sus familias de origen; mientras que los varones asocian más su decisión de retorno a motivos económicos y profesionales e incluso legales, y la dimensión familiar generalmente está enmarcada en su rol de proveedores económicos.

Encontramos en la literatura existente que los temas de interés para una política pública se enfocan en la integración laboral de los migrantes en retorno, y es en este punto que podemos encontrar un área de oportunidad ante los datos diferenciados por género encontrados en el perfil de los migrantes retornados. Los datos mostrados ofrecen un panorama general, en el cual el retorno femenino es minoritario en términos de volumen poblacional y que además las mujeres están, en términos porcentuales, mayoritariamente fuera del mercado laboral y tienen mayores actividades de trabajo no remunerado dentro de sus hogares, es decir, tareas de cuidado y actividades en el trabajo doméstico.

Una de las propuestas en materia de política pública que encontramos pertinente sería el diseño de programas de cuidado que contribuyan a conciliar las tareas productivas con las reproductivas. La pandemia ha visibilizado la importancia de los cuidados, y con el cierre de escuelas y de centros de cuidado infantil, son mayoritariamente las mujeres quienes asumen el rol de cuidadoras, por lo que destacamos que “las trayectorias laborales débiles de las mujeres que son madres suelen afectar a corto plazo la percepción de ingresos, pero, además, tienden a generar una posición permanentemente más débil de las mismas con relación al mercado laboral” (Genta, et al., 2022, p. 7). Si bien no ampliamos esto en el presente capítulo, será una posibilidad para futuras investigaciones.

Para que la migración de retorno pueda alcanzar su pleno potencial como posibilitadora del desarrollo, es necesario concebirla y planificarla en el marco de la igualdad sustantiva, ya que a la larga tendrá impacto en una integración más equitativa, y que coadyuve a la consecución de la llamada “reintegración sostenible”, es decir, que el retorno se dé en condiciones de autosuficiencia económica, estabilidad social y bienestar psicosocial.



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