Cambios y continuidades en el paisaje transnacional de San Ángel, Morelos, Michoacán - Deyani Alejandra Ávila Martínez, Diana Tamara Martínez Ruiz

https://doi.org/10.52501/cc.121.01


Deyani Alejandra Ávila Martínez


Diana Tamara Martínez Ruiz


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Cambios y continuidades en el paisaje transnacional de San Ángel, Morelos, Michoacán

Deyani Alejandra Ávila Martínez*

Diana Tamara Martínez Ruiz**


DOI: https://doi.org/10.52501/cc.121.01


Resumen

Es posible estudiar por medio del paisaje los impactos que la migración internacional ha dejado en los lugares de partida, a través de analizar los aspectos culturales, sociales y espaciales que componen un paisaje en un periodo de tiempo determinado. En este capítulo abordamos la migración internacional de mexicanos y mexicanas que parten desde el pueblo de San Ángel, en el municipio de Morelos, Michoacán, hacia Estados Unidos de América (eua) y cómo este fenómeno ha transformado el paisaje y las percepciones sociales que se tienen sobre él, en un marco temporal que va del año 1938 al 2017. Seleccionamos estas fechas para considerar dos eventos históricos de vital importancia en la construcción de un territorio rural migratorio: el reparto agrario y las consecuencias de la crisis económica mundial de 2008. Los resultados muestran que las acciones de las y los migrantes impactan de forma simultánea la dimensión social, económica e identitaria de los lugares de partida causando cambios o continuidades, los cuales dejan una evidencia sobre el paisaje.



Palabras clave: Migración internacional, paisaje, reconstrucción histórica, Michoacán.



Introducción

En los estudios de migración hay una constante en reconocer a la migración internacional México-eua como un fenómeno histórico, intenso y complejo. Durand (2016) y López (1986) coinciden en mencionar que esta migración se remonta al año 1848, luego de haberse librado una guerra entre ambos países y de firmar el tratado de paz Guadalupe- Hidalgo. En dicho acuerdo, México acordó ceder el territorio californiano-texano a eua y, en consecuencia, el límite entre ambos países se trasladó a la actual frontera coincidente con el río Bravo. A partir de entonces el flujo migratorio se hizo ininterrumpido y se instaló como una tradición que permanece hasta la actualidad, a pesar de que, en algunos casos, las razones y motivaciones de los migrantes hayan trascendido las necesidades laborales (Durand, 2016).

En fechas más recientes, el Consejo Nacional de Población (conapo) estudió la intensidad migratoria y estimó que, para el año 2000, el 96.1% de todos los municipios mexicanos registraba algún grado de intensidad migratoria hacia eua (Zúñiga, Leite y Nava, 2004). Con la misma estimación se logró saber que, en el Estado de Michoacán, todos los municipios tenían alguna actividad migratoria, es decir, que en todos se recibían remesas, o que un integrante de la familia residía en eua o que había un migrante retornado en las viviendas.

Para este trabajo decidimos aplicar el estudio al municipio de Morelos, Michoacán, por su ubicación geográfica, ya que es una muestra de lo que pasa al interior de dos relevantes regiones migratorias en México: la región Norte del Estado de Michoacán que —de acuerdo con Martínez (2013)—tiene la mayor intensidad migratoria en el Estado, y la región histórica de la migración que define Durand (2016) para todo México, a la cual también pertenece Michoacán. Además, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi), en los años 2000 y 2010, Morelos fue el municipio con mayor intensidad migratoria en el Estado y durante este mismo periodo se mantuvo entre los tres primeros municipios con mayor intensidad migratoria en todo México, por lo que estamos hablando de un municipio en el que la migración internacional atraviesa todos los ámbitos de la vida cotidiana. Seguidamente, seleccionamos presentar el ejido de San Ángel, dentro del municipio por ser uno de los más grandes y abarcar distintas unidades paisajísticas de interés.

El supuesto desde el cual partimos en este capítulo es que, entre los años de 1938 a 2017, la migración internacional fue uno de los principales factores que motivó transformaciones y continuidades en el paisaje de San Ángel, pero no fue el único factor, pues también influyeron factores del ámbito local como las geoformas y las cubiertas del suelo, así como las dinámicas culturales y demográficas que, en conjunto, influenciaron las percepciones que tienen las personas sobre el paisaje y los cambios que hubo en él.

En ese sentido, el objetivo general de este trabajo es mostrar algunas de las pautas a considerar para reconstruir históricamente los cambios y continuidades que la migración internacional ha dejado. Para lograrlo, se plantea un método mixto secuencial que incluye el uso del paisaje como categoría analítica del espacio y la creación de unidades físico-geográficas del paisaje (ufgp) como herramientas de análisis.

Figura 1.

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El capítulo se dividirá en tres apartados. A modo de contexto teórico-metodológico, expondremos en el primer apartado el concepto de paisaje. Seguidamente, en un segundo apartado presentaremos las características geohistóricas de los elementos de paisaje en el poblado de San Ángel. A continuación, en el tercer apartado presentaremos los cambios en las cubiertas del suelo, las viviendas, la demografía y las narrativas y percepciones de cambio que las personas identifican que son motivadas por la migración internacional. Para terminar, expondremos las conclusiones del capítulo, en ellas realizamos un resumen de los impactos, cambios y continuidades que deja la migración en pueblo de la ruralidad michoacana.



Paisaje transnacional

Múltiples son las formas en las que el concepto de paisaje se ha construido a lo largo del tiempo, por lo que es sin duda un concepto polisémico. Sin embargo, como lo muestran García y Muñoz (2002), hay dos vertientes en la forma de concebirlo. Por un lado, una línea de estudios que ven el paisaje como una entidad espacial dependiente de las percepciones y valoraciones de las personas, por lo que es una entidad producto más de una creación en la mente humana que una entidad por sí misma. Y la otra visión del paisaje, contrapuesta a la primera, es la idea de un paisaje como un hecho real, que existe en la superficie terrestre, independiente de los significados que le atribuyan las personas. Para el presente trabajo de investigación, retomamos las acepciones del primer tipo, que entienden al paisaje como un concepto que es en esencia sintético y, por tanto, integral, que depende de la interacción material y simbólica que realizan las personas en él.

[El paisaje se] muestra a través de escenarios que pueden ser claramente percibidos por el hombre, imágenes complejas en las cuales es posible detectar la esencia de los diversos componentes medioambientales que participan en el territorio. Asimismo, su carácter integral permite que los contenidos aparezcan no de forma disgregada, sino integrada en complejos o sistemas que se acercan al atendimiento real del espacio. [García y Muñoz, 2002, p. 11-12].

En esa integralidad espacial del concepto, no se debe perder de vista que el espacio es sólo una de las dos dimensiones de la realidad, la otra es el tiempo, por lo que el espacio y el tiempo no deben ser estudiados de manera asimétrica (Fernández, 2006). Por tanto, al estudiar paisaje se deben considerar aspectos y fuentes geográficas e históricas que permitan su entendimiento integralmente.

El concepto de paisaje ha sido construido históricamente por visiones alemanas, inglesas y francesas. En cualquiera de estas tradiciones, sus componentes etimológicos refieren a la tierra y a sus creadores de forma. En todas las tradiciones se apela a nombrar en una sola palabra la relación humano-medio y sus devenires históricos de cambio. En los idiomas latinos, los componentes etimológicos de “paisaje” provienen de pays, que en la corriente francesa tiene una connotación tanto geográfica como artística, pero que al mismo tiempo apela a la idea de país como nación (Rodríguez, 2008).

Entre las características centrales del paisaje nos encontramos con que forma parte de una cosmovisión compleja y constituye el centro de un universo imaginado por los habitantes. Esto significa que ninguno de sus elementos está puesto al azar, sino que son una consecuencia y reflejo del macrocosmos que imaginan sus habitantes. El paisaje es una entidad de larga duración1 en donde aparecen rasgos, elementos y objetos de diferentes épocas, es decir que, mientras los individuos y las generaciones mueren, los paisajes se modifican y permanecen; por último, el paisaje posee una escala humana, esto se refiere a que los límites del paisaje se acotan a áreas transitables por los humanos (Fernández, 2006).

De acuerdo con Sauer (1929), el paisaje tiene una base física a la que nombra paisaje natural, que es una estructura ambiental que compone la base donde aguardará y existirá la cultura, esa estructura natural está compuesta por el relieve, la litología y el clima. El agente formador del paisaje cultural es la cultura a lo largo del tiempo. Obteniéndose en conjunto las formas identificables o elementos, como el tipo de población, la densidad de población, su movilidad, alojamientos y estructuras donde se habita, como casas, la forma de producción reflejada en los usos de suelo, su estructura social y las formas de comunicación que se tienen, todo en conjunto está relacionado a los acomodos sobre el terreno, es decir, sobre el paisaje natural. Todo esto nos muestra que el paisaje cambia, pero a la vez adquiere unicidad, de tal manera que un paisaje no puede ser comparado con otro, pues es único y cada uno de los elementos que lo componen será distinto de otro, excepto que un paisaje sólo puede ser comparado consigo mismo a lo largo del tiempo para conocer sus variaciones, esto quiere decir que pueden ser reconstruidos históricamente.

Como en esta investigación nos propusimos conocer los impactos de la migración internacional sobre el paisaje, es necesario que antes de hablar de los elementos analizados para reconstruir históricamente el paisaje, presentemos los fundamentos que dan la característica transnacional al paisaje de San Ángel.

El transnacionalismo puede entenderse como una perspectiva teórica que suele usarse para describir fenómenos en los cuales los límites culturales o territoriales de una nación se cruzan o impugnan en nuevas formas a causa de la migración (Gregory, et al., 2009). Esta perspectiva teórica surgió en la década de 1990 con la publicación de Nina Glik-Shiller et al. (1992), previo a esta propuesta teórica, la migración era vista como un acto que sólo motivaba la separación y distancia del lugar de origen de los migrantes, sin embargo, las autoras mostraron que la comunidades pueden extenderse y consolidarse más allá o a pesar de una frontera.

El transnacionalismo ve en la migración una “sobrevivencia de distintos cursos de vida, una cierta forma de acoplamiento simultáneo que no necesariamente desaparecerá en las generaciones subsiguientes de los migrantes” (Rouse, 1991, p. 14 en Moctezuma, 2008, p. 47), por lo que analizar la migración desde esta perspectiva lleva a buscar, a través del tiempo, esas formas de acoplamiento que tiene la migración en los distintos contextos sociales y espaciales.

Además, el transnacionalismo nos ayuda a reconocer que, en la migración, se vinculan en simultaneidad los elementos que integran el territorio, la cultura, la política, la identidad, la economía y los modos de vida de los migrantes y de los no migrantes, tanto en los espacios de partida como en los de recepción (Martínez, 2008). Estudiar la simultaneidad se relaciona con los análisis multi-escalares que se hacen en la geografía, los cuales pueden, al unísono, analizar lo que sucede en lo internacional, en lo nacional y en lo local, pero con una suerte de mirada de espejo que permita ver el escenario mexicano y el estadounidense al mismo tiempo.

En ese mismo sentido, Mitchell (2003) observa que cuando se habla de cambios por migración, a través de la historia, debe verse como “reespacialización del territorio y no como desterritorialización, lo cual implica que la migración genera cambios espaciales, en sus dinámicas socioeconómicas, políticas y culturales, y no un abandono o pérdida del lugar para ser parte de otro” (Pardo, 2013, p. 50), en otras palabras, que la migración rearticula el espacio y el tiempo con profundas modificaciones sin que los migrantes pierdan poder sobre los espacios.

Por tanto, en esta investigación se buscó aplicar el transnacionalismo asumiendo que la migración rearticula el espacio y el tiempo con profundas modificaciones (Martínez, 2008), y que la propuesta de Mitchell (2003) sobre la reespacialiazación puede ser aplicada en el paisaje en función de reconocer que los espacios pueden ser modificados por las acciones que suceden más allá de las fronteras.



Elementos del paisaje transnacional

Si bien la metodología que propuso Sauer (1925) considera al menos ocho formas en las que los habitantes de un lugar impactan en el paisaje (población, densidad, movilidad, alojamiento, plan, estructura, producción y comunicación), aquí consideramos trabajar sólo con cuatro elementos, pues estos son bastos para cubrir los datos más relevantes. Estos elementos del paisaje son: la demografía histórica, las viviendas, las cubiertas de suelo y las percepciones del cambio, que no están en la propuesta metodológica de Sauer, pero que son sustanciales para conocer el paisaje de San Ángel.

De esa forma, para estudiar los cambios de cubierta de suelo desde 1938 al 2017 se consultaron expedientes de dotación de tierras, se interpretó cartografía histórica de 1938, fotografías aéreas de 1971, ortofotos de 1993 e imágenes satelitales de 2017. Para la demografía histórica se trabajó con una base de datos que cubría los años 1940 a 2010 y se desglosaba la información por género. Respecto a las viviendas, la interpretación de las fotografías aéreas fue de mucha utilidad, al igual que realizar entrevistas semiestructuradas a las personas para conocer cómo habían cambiado.

Se decidió trabajar con estos elementos a través de los Sistemas de Información Geográfica con enfoque Histórico, pues estas herramientas nos permitieron tener toda la información georreferenciada, lo que implicó dar singularidad espacial a los eventos de cambio o continuidad y de esa forma se pudieron generar análisis multiescalares y temporales para el ejido. Para estudiar el paisaje decidimos aplicar el método de Priego et al. (2010) para crear unidades físico-geográficas de paisaje (ufgp) que nos permitieran conocer la estructura del mismo, pero también para crear una unidad de análisis que permitiera hacer la comparativa entre las distintas fechas en las que se observó el fenómeno migratorio.

Con este método se logró clasificar geomorfológica y altimétricamente el paisaje de San Ángel, teniendo como resultado unidades que permitían hacer las comparaciones de cambios entre los distintos momentos históricos. Figúrense las ufgp como una suerte de cajas o marcos contenedores de una sección del paisaje, la cual incluye elementos del medio que no cambiaron y elementos que sí cambiaron a causa de la migración para las distintas fechas.



San Ángel

San Ángel está ubicado en la parte sur del municipio de Morelos, es el ejido más próximo al cerro de La Leonera. Se conformó como ejido en agosto de 1939 con las tierras expropiadas de la hacienda homónima de San Ángel. Como consecuencia de no haber entrado al programa procede, no tiene un mapa certificado que defina, desde el ran, las zonas de uso común, las parcelas y los asentamientos. Sin embargo, en esta investigación trabajamos con un polígono facilitado del acervo digital y personal del doctor Gerardo Hernández Cendejas que después, con el trabajo de campo, fue corroborado por el excomisariado ejidal, quién reconoció y validó el polígono.

Con charlas informales y entrevistas semiestructuradas aplicadas, se pudo saber que en 1994, cuando se llevaba a cabo el programa en el municipio para incorporar ejidos al procede en San Ángel, no se cubrían los requisitos, ya que no se cumplía con la mayoría de votos en la asamblea a favor de entrar al programa esto debido a que varios ejidatarios estaban en eua; otros habían muerto sin que se resolviera su herencia, o si estaban claras las herencias, los herederos tampoco estaban en el ejido. Esto hizo que los ejidatarios que sí tenían sus derechos activos y estaban en la localidad no tuvieran la capacidad legal para ingresar al programa, pues eran muy pocos respecto al total registrado en el Registro Agrario Nacional (ran).

Quedar fuera del procede, además de la falta de un mapa certificado, trajo otras consecuencias, como que las gestiones territoriales y los límites internos quedaron manejados a través de los usos y costumbres, lo cual ha afectado a los títulos de propiedad y las herencias, ya que el ran no tiene registro del número o forma de las parcelas, por lo que esa relación entre parcela, número de certificado agrario y nombre del ejidatario es inexistente para el ran, que es la institución encargada de salvaguardar esos derechos agrarios. Esto implica que en San Ángel la posesión de la tierra, la compra, venta, renta, herencias y demás acciones se valide principalmente por la asamblea ejidal, por el reconocimiento colectivo.

Se menciona esta breve historia sobre las razones de no haber entrado al procede, porque la falta de formalidad institucional en la tenencia de la tierra se ha reflejado en las cubiertas del suelo, en las formas de trabajo de la tierra y en el paisaje en general, pues las áreas de agricultura fueron las que más tuvieron cambios debido, quizá, a esta falta de formalidad en la definición de los límites parcelarios y los temas de herencias.

A continuación presentamos el análisis de los cambios en el paisaje del ejido de San Ángel partiendo de ubicar las ufgp sobre las que se encuentra, las cuales pueden ser identificadas en el esquema de cambios (figura 2):

  • 1.M.M.A. Montañas medianamente diseccionadas (251<DV<500) formados por andesita.
  • 5.M.L.A. Montañas ligeramente diseccionadas (101<DV<250) formados por andesita.
  • 8.Pm.B. Pie de monte formado por basalto.
  • 10.Pm.A. Pie de monte formado por andesita.
  • 12.L.F.AB. Lomerío fuertemente diseccionado (81<DV<100) formados por andesita con basalto.
  • 16.L.F.B. Lomerío fuertemente diseccionado (81<DV<100) formados por basalto.
  • 23.L.M.B. Lomerío medianamente diseccionado (61<Dv<80) formados por basalto.
  • 33.PA.M.dal. Planicies acolinadas medianamente diseccionadas (21<DV<30) formadas por basaltos con depósitos aluviales.
  • 34.PA.M.Bdal. Planicies acolinadas medianamente diseccionadas (21<DV<30) formadas por depósitos aluviales.

Considerando estas unidades se nota que el ejido de San Ángel se encuentra en una pequeña cuenca influenciada en gran medida por la presencia del cerro La Leonera.

Vale la pena detenerse brevemente a definir los tipos de cubiertas que se identificaron. Por bosque estamos considerando las asociaciones arbóreas con alta densidad en su composición; por agricultura entendemos los terrenos dedicados al cultivo, sin importar qué se siembra o su temporalidad; en la categoría asentamientos, agrupamos las construcciones de viviendas, servicios, solares y terrenos baldíos entre casas; el cuerpo de agua refiere a la presencia de agua en distintos tipos como presas o ríos; vegetación secundaria incluye vegetación arbustiva y arbórea de origen natural o antrópica; no hicimos distinción entre lo arbustivo y lo arbóreo, debido a que el objetivo era identificar el cambio por sucesión a partir del aprovechamiento o abandono de terrenos; y suelo desnudo incluye todas las zonas sin vegetación aparente, con suelos erosionados en algunos casos o presencia de cárcavas (López y Bocco, 2006).

Por otra parte, están los conceptos de parche, corredor y sucesión vegetal, que aquí los utilizamos para hablar de la estructura de las cubiertas por ser un elemento más del paisaje. Así, por parche se entiende una superficie no lineal con homogeneidad interna; los corredores son elementos lineales que ponen en contacto parches de una misma cubierta en este caso (Forman y Godron, 1986); y la sucesión vegetal refiere al reemplazo de una comunidad de plantas por otra, puede ser primaria o secundaria, su diferencia está en que en la primera se desarrolla el suelo al mismo tiempo que la vegetación, mientras que en la secundaria el suelo ya está desarrollado (fao, 2020).



Cambios en la cubierta del suelo

Con la interpretación visual de los insumos de percepción remota se obtuvo que en San Ángel hay seis tipos de cubierta presentes durante todo el periodo analizado (1971-2017), las cuales sólo cambiaron en su localización y tamaño. A saber, estas cubiertas son: bosque, vegetación secundaria, agricultura, asentamientos, presa de agua y suelo desnudo. A continuación, se describen los cambios encontrados en las cubiertas por ufgp. Después se pasa a describir la demografía histórica del municipio y por último se concluye el apartado con las percepciones de los cambios según los habitantes.

Para el año 1971 se nota que, exceptuando las unidades 5.M.L.A. y 23.L.M.B, en casi todas había áreas dedicadas a la agricultura. Llama la atención cómo en la unidad 1.M.M.A la agricultura también está donde hay más disección vertical. Algo similar pasa en la unidad 10.Pm.A, la cual tiene dos cubiertas: agricultura y bosque, en las que de igual forma, se observa cómo la agricultura entraba a zonas donde no hay condiciones óptimas para realizarse por su grado de pendiente. Con ello se nota la alta presión sobre la tierra, pues se está cultivando en zonas no tan aptas para la agricultura.

Por su parte, en la unidad 34.PA.M.Bdal, había principalmente agricultura, salvo unas pocas áreas de asentamientos al Este, junto a la presa de agua; hacia el Oeste, en la misma unidad, se encuentran unos parches de vegetación secundaria, suelo desnudo y bosque. Mientras, la unidad 33.PA.M.dal estaba completamente cubierta por agricultura, lo cual resulta interesante de ver, pues la unidad tiene depósitos aluviales, lo cual le otorga cierta fertilidad al suelo, porque los sedimentos que contiene tienen su origen en el cerro La Leonera y las montañas al Norte del ejido (unidades 5.M.L.A, 10.Pm.A, 12.L.F.AB).

La unidad 12.L.F.AB tenía agricultura y vegetación secundaria, cubiertas y unidades que se pueden relacionar con la etiqueta de monte de la cartografía histórica revisada en el capítulo anterior, la cual sintetizaba geoforma y cubierta con una sola etiqueta cuando se dio el reparto agrario. Luego, en la unidad 10.Pm.A, se encontraba suelo desnudo, vegetación secundaria y agricultura y, por último, la unidad 5.M.L.A estaba cubierta en totalidad por vegetación secundaria.

Además de esas interpretaciones, se nota la degradación del bosque a través del amplio espacio que hay entre las copas de los árboles, lo cual hace ver al bosque con una textura abierta, resultado de un uso forestal a través de la extracción de árboles para madera. En este mismo mapa también se notan los patrones y formas de las parcelas, las cuales son más regulares en las unidades 33.PA.M.dal y 34.PA.M.Bdal, mientras que en las unidades 10.Pm.A, 12.L.F.AB y 23.L.M.B son más irregulares, producto de las geoformas. En conclusión, al año de 1971, se muestra que en San Ángel se hacía uso del bosque con la extracción de madera y que había un uso intensivo de toda el área a través de la agricultura, haciendo que la frontera agrícola se extendiera hasta llegar a zonas menos aptas.

Para 1993 lo que más se ve son procesos de sucesión de la vegetación y un incremento de área en zonas con suelo desnudo, producto del abandono en las áreas de agricultura. De tal forma que, dentro de las unidades 12.L.F.AB, 10.Pm.A y 8.Pm.B, se muestra la sucesión de la vegetación, comenzando a cubrir algunas áreas con vegetación secundaria.

Por su parte, el asentamiento que en 1971 estaba más disperso, para 1993, se presenta más homogéneo en las unidades 12.L.F.AB y 34.PA.M.Bdal, lo cual indica una continuidad espacial y visual del asentamiento. Por su parte, la unidad 33.PA.M.dal continúa con una cubierta de agricultura en su totalidad. En la parte este del ejido, el suelo desnudo que en 1971 se mostraba con poca área, para 1993, aumentó su tamaño, ocupando mayor área en las unidades 34.PA.M.Bdal, 12.L.F.AB y abarcando totalmente la unidad 23.L.M.B. Este aumento del suelo desnudo podría entenderse como consecuencia del abandono de las tierras dedicadas a la agricultura de temporal. Es importante decir que esto se infiere al observar la ortofoto, pues en ella se nota el patrón que dejaban las parcelas en 1971, y que en 1993 desaparecen, pues cuando se cultivaba la tierra los campesinos levantaban mojoneras o abrían caminos entre cada parcela que poco a poco iban dejando una marca sobre el paisaje, sin embargo, al dejar de cultivar, esos límites parcelarios y esas líneas sobre el paisaje se fueron desvaneciendo.

Por último, para el 2017, se nota que los cambios están muy marcados por los ritmos de sucesión secundaria de la vegetación, es decir, en áreas donde había suelo desnudo creció vegetación secundaria y en áreas donde había vegetación secundaria, se sustituyó por bosque. Además, el proceso de abandono de las áreas de cultivo continuó a tal punto, que trajo como consecuencia más suelos desnudos.

De esta forma, en las unidades 1.M.M.A y 10.Pm.A, donde había parches de agricultura en 1971, que cambiaron a vegetación secundaria en 1993, para el 2017 se hayan convertidas en bosque, y no sólo eso sino que la misma cubierta incrementó en área. Este mismo proceso de suelo desnudo sucedido por vegetación secundaria se ve hacia el Este del ejido, en las unidades 34.PA.M.Bdal, 23.L.M.B y 12.L.F.AB, donde se nota cómo los patrones de las parcelas de agricultura se han perdido completamente.

Esa misma pérdida de los patrones de agricultura se ve en la unidad 34.PA.M.Bdal, con una leve diferencia, pues en vez de tener una cubierta de vegetación secundaria se halla una gran área de suelo desnudo, la cual se conecta con las unidades 12.L.F.AB y 33.PA.M.dal, lo cual también se interpretó como consecuencia de una falta de manejo en la tierra, un abandono del aprovechamiento que permitió a los elementos naturales cobrar fuerza y dinamismo para recuperarse.

Otro cambio a considerar en esta descripción, es que el asentamiento también aumentó en área entre las unidades 34.PA.M.Bdal y 12.L.F.AB, y en las fotografías aéreas de 1971 se nota que las casas son de adobe con techos de teja, mientras que en la imagen satelital de 2017 lo techos muestran ser de concreto o bien de tejas laminadas, lo cual se relaciona directamente con la percepción de los cambios que apuntaron los habitantes acerca del mejoramiento de las casas.

En resumen, para 2017, se muestra sucesión de la vegetación y aumento en las áreas de suelo desnudo por procesos de abandono en el aprovechamiento. Este abandono debe verse tan sólo como un cese de la actividad y no forzosamente un abandono de los propietarios, pues no hay manera de saber si el propietario está en el pueblo. Podría suceder que sí esté, pero que sea un adulto mayor que vive a partir de las remesas, o bien que el ejidatario murió, pero que sus descendientes herederos no estén en el país y que además no estén interesados en volver e invertir para hacer producir las tierras, o que las tierras heredadas no puedan venderse porque no se entró al procede, así que no hay certificados que permitan cambiar de propietario si es que hubiera un interesado en comprar las tierras para hacerlas producir



Cambios en la demografía

La gráfica de la figura 3 muestra cómo en 1960 se registró la mayor cantidad de población en San Ángel, alcanzando un total de 601 habitantes, con una relación hombre-mujer homogénea, pero después de 1960 comenzó una caída poblacional continua que no ha cesado, habiendo —en 2010—, 374 habitantes en total. Por otra parte, en la relación hombre-mujer se ve que el ejido ha tenido una distribución homogénea sin muchas diferencias, sin embargo, entre 1990 y el 2000 hubo un giro en la distribución, en 1990 había ligeramente más hombres que mujeres y para el 2000 comenzó a haber más mujeres que hombres.

Es importante observar que la distribución de la población no tiene una diferencia entre los sexos, sino que ha sido más bien homogénea, pero al mismo tiempo no deja de llamar la atención la disminución poblacional posterior a 1960 manifestada de forma gradual, pero significativa, pues para el 2010 había menos habitantes que en 1950. Por otro lado, también se puede inferir que muy probablemente, en San Ángel, la migración no tenga una diferencia de género tan marcada, de tal forma que tanto hombres como mujeres tienen movilidad, y por eso su relación en la distribución resulta homogénea.

Figura 2. Esquema de cambios sobre cubiertas de suelo en ejido San Ángel

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Figura 3. Demografía histórica de San Ángel 1940-2010

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Percepción del cambio

En San Ángel se logró entrevistar a ocho personas, seis eran ejidatarios y dos avecindados. Respecto a su posesión de la tierra, de esos seis ejidatarios cinco obtuvieron sus tierras por herencia y uno, de aproximadamente 95 años, dijo ser de los primeros ejidatarios que se les dio tierra en la dotación de 1939. En lo referente a sus derechos sobre la tierra se les preguntó: Usted ¿Es dueño de la tierra que trabaja?, a lo que los avecindados dijeron que no y los seis ejidatarios dijeron que sí, con la particularidad de que el primer ejidatario añadió: “sí, pero no tengo papeles legales”, lo cual pone en evidencia la pertinencia de poner en contexto el programa Procede. Otro ejidatario más también expresó: “sí, pero no las trabajo”, un caso que podría ayudar a explicar el incremento de los suelos desnudos identificados en los cambios de cubiertas.

En lo referente a la historicidad de la migración en el ejido, en la pregunta: ¿Hace cuánto tiempo que las personas se comenzaron a ir hacía Estados Unidos?, dos personas dijeron que en los sesenta tres que en los cuarenta y el resto sólo dijo que hacía muchos años sin lograr decir con precisión una fecha. Aunque las respuestas difieren con el inicio de la migración, en todas las respuestas a la pregunta: ¿por qué se empezaron a ir?, coincidió “la búsqueda de un mejor trabajo”, como la única razón de esa migración histórica en todos los casos. Respecto a la experiencia migratoria de los ocho entrevistados, siete dijeron haber ido a eua en algún momento de su vida; seis por razones laborales, y una mujer, por asuntos familiares.

Respecto a redes familiares migrantes, es decir ,saber si algún familiar de los entrevistados estaba actualmente en eua, todos confirmaron tener algún familiar migrante directo como hermanos o hijos y, al igual que la razón histórica, desde la perspectiva de los entrevistados, todos están allá por razones laborales. Además, con respecto al retorno de esos familiares, en cinco ocasiones se dijo que no regresarían, y tres veces, que probablemente esos familiares regresarán.

Una vez vista esa percepción general de la migración, ahora se muestran las percepciones de cambio a causa de ésta, las cuales en San Ángel pueden entenderse en dos formas. Por un lado, están las percepciones de los cambios que se han dado con el transcurrir de los años y, por otro, están los cambios de paisaje que se dan cuando los migrantes están de visita en el pueblo durante las fiestas patronales o vacaciones.

En ese sentido, los entrevistados identificaron que en el ejido sí ha habido algunos cambios históricos gracias a que la gente ha migrado, entre esos cambios se haya que:

  • Las casas ya no son de adobe.
  • La economía ha mejorado.
  • Se han abierto nuevos caminos.
  • Ahora hay remesas.
  • La forma de vida cambió.

Algunas personas compartieron que además de estos cambios sobre las cosas visibles y materiales, también se encuentran los nuevos anhelos de las personas más jóvenes, pues ahora la migración es uno de sus principales planes de vida, lo cual es un dato significativo, pues, aunque no se refleja directamente sobre algún elemento del paisaje, sí es parte de los ideales y significantes importantes de las personas que habitan ese mismo paisaje.

En lo referente a los cambios sobre las áreas de cultivo, sólo dos personas dijeron que no identificaban cambios, que es lo mismo que antes, pero otras 6 personas expresaron que sí identificaban cambios sobre las parcelas, como que: algunas tierras están abandonadas, pero también que había otras donde se siembra más, pero ahora se usan semillas mejoradas.

Respecto a los cambios en los cerros y bosque, todos los entrevistados coincidieron en decir que sí identificaban cambios en específico, todas las respuestas coincidían en decir que el cambio era la regeneración del bosque, pues ya no se talaba el bosque como antes, ahora se cuidaba el bosque para tenerlo sano.

Por último, habría que señalar los cambios del paisaje dentro de lo cotidiano, es decir, el paisaje que cambia cuando los migrantes retornan o están de visita. En San Ángel, los meses en que regresan los migrantes al pueblo son mayo y diciembre, pues la fiesta patronal es el 15 de mayo —dedicada a San Isidro Labrador— y en diciembre, por las fiestas religiosas y el fin de año. Desde las percepciones de los entrevistados, cuando los migrantes vuelven el pueblo, se ve:

  • A todo dar, porque todos ven a sus familias.
  • Hay ratos contentos y alegres.
  • Hay más movimiento y dinero.
  • Más alegre.
  • Más animado.
  • Contento.
  • Más alegre y bonito cuando traen dinero.

Calificativos que denotan cariño y añoranza por los familiares que son migrantes. Para terminar de hacerle una idea al lector del paisaje cultural actual de San Ángel, a continuación, se presentan unas fotografías del ejido, tratando de resaltar los cambios sobre las cubiertas, algunas características del paisaje y los eventos históricos.



Conclusiones

Con todo lo presentado hasta ahora, podemos observar que hay una coherencia espacial entre la delimitación de las ufgp con las cubiertas y los usos de suelo, ya que permiten mirar todo ese devenir histórico en alta resolución espacial, pues el análisis está centrado sobre el paisaje, que permite mirar de forma integral el espacio.

Por otro lado, se notó que el proceso de abandono de tierras es uno de los más importantes y significativos en términos cuantitativos. Además de su magnitud espacial, debe verse que el abandono de las tierras de cultivo no se trata de sólo una persona o una generación de campesinos, sino que es el reflejo espacial del abandono de varias generaciones, esto significa que no es sólo una persona alejándose de la labor, sino que una persona dejó de compartir a sus descendientes los saberes, las técnicas, las tradiciones, las formas de ofrenda, las creencias, las técnicas de almacenar o vender los productos, entre otras actividades. Igual de importante es notar lo difícil que podría ser rastrear quién abandona la tierra, pues los escenarios son múltiples; podría existir el caso donde no haya un abandono físico del ejidatario, sino que sólo dejó de ser campesino y continúa habitando en el pueblo, en cualquier caso, esto supone una ruptura en la tradición e historia local sobre la agricultura.

También debe notarse que el abandono del campo es una consecuencia sistemática de un modelo económico y laboral construido social e históricamente que va más allá de los ejidos estudiados o el municipio donde, al menos el campesinado de Morelos, no encontró y no encuentra un espacio de inclusión que no atente contra su forma habitar, de transformar el espacio, pues —como arrojaron las respuestas a las entrevistas —en todas las ocasiones se habló de la falta de trabajo como la causa de la migración, lo cual se liga a cómo históricamente el municipio quedó con pocas tierras en propiedad social, pero también quedó situado en medio de zonas de mayor producción agrícola que, sin duda, significó una gran competencia.

En este breve análisis crítico, aquí no se ve a los ejidatarios de San Ángel y mucho menos al paisaje de forma ideal y romántica como entidades que no deberían estar en posibilidad del cambio, que deberían quedarse inmutables al paso del tiempo, tan sólo se considera que este cambio no debería suceder a costa de los derechos de las personas.

Por tanto, cerramos esta investigación diciendo que el paisaje de San Ángel es una construcción histórica, geográfica y social, resultado de la migración internacional aunada a los procesos sociales, económicos y políticos del nivel global, nacional, regional y local, que simultáneamente hicieron continuar y transformar, entre 1938 y 2017, los elementos que conformaban a las unidades físico-geográficas del paisaje.



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