Capítulo 3. Dispositivos móviles en la comunicación de las familias tabasqueñas

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Angélica María Fabila Echauri


Idania del Carmen Corzo Trinidad


Dimensions


Capítulo 3. Dispositivos móviles en la comunicación
de las familias tabasqueñas

*Angélica María Fabila Echauri

**Idania del Carmen Corzo Trinidad

Universidad Juárez Autónoma de Tabasco

Rutas de los intercambios comunicativos familiares

El siglo xxi nos sitúa frente a un panorama en el que la tecnología ha cobrado primacía y se hace presente en los múltiples procesos sociales, educativos, económicos y familiares, así como en sus dinámicas. Las formas, los tiempos y los medios con los que interaccionamos y nos relacionamos con el mundo parecen adoptar características emblemáticas que marcan una pauta significativa en la época.

La familia —como estructura clave en el tejido social que constituye y regula las interacciones de los individuos— es, asimismo, un escenario susceptible a las eventuales modificaciones que vienen aparejadas con la apropiación de la tecnología digital, ya que, como primer agente de socialización del individuo, la familia determina, o al menos sugiere, modelos de intercambio entre las personas.

De estas consideraciones surge el interés por explorar los hábitos y dinámicas comunicativas de las familias a partir de la incorporación de dispositivos móviles de comunicación con el fin de averiguar cómo ha sido la incorporación o apropiación de dispositivos móviles de comunicación en la familia; qué importancia han adquirido estos dispositivos en sus dinámicas de interacción y qué cambios han introducido en las interacciones y dinámicas familiares.

El planteamiento inicial del estudio parte de la idea de que explorar cómo y para qué utilizan los dispositivos móviles las familias tabasqueñas permite comprender las dinámicas de relación instauradas en la comunicación intrafamiliar, así como dimensionar los lazos relacionales que los individuos signan con los dispositivos móviles como mediadores del contacto y los intercambios informativos y emotivos con el grupo primario familiar. Esto eventualmente hará posible bosquejar los andamios sobre los que se construye la cultura, como lo explica Yolanda López (2010) cuando indica que:

Saber de la familia de hoy, de sus lazos sociales, supone comprender la estructura en que se fundan los diversos intercambios de los miembros que la componen. Sus formas históricas sólo pueden entenderse como una construcción de la cultura. Es decir, la familia como institución social y como entorno de constitución de la subjetividad de hombres y mujeres es un espacio de significados, de sentidos, que como producto del lenguaje escriben e inscriben la historia social e individual de quienes la constituyen en tanto seres hablantes (p. 1).

Cada núcleo familiar adopta y adapta a su vida diaria los dispositivos móviles; más aún, cada uno de sus miembros los integra de manera particular y los emplea bajo una estrategia de acuerdo con las posibilidades que ven en ellos. Estas apropiaciones modelan y contribuyen a instaurar de manera paulatina formas emergentes que conforman la cultura relacional de las sociedades en las que la tecnología ocupa un papel protagónico; de ahí que explorarlas contribuya a la comprensión de las dinámicas y sentidos que tienen, en la sociedad actual, los intercambios comunicativos en la familia.

Versatilidad de los dispositivos y sus usos

Las múltiples funciones que en materia comunicativa ofrecen los dispositivos móviles han simplificado los intercambios informativos, emocionales y fáticos (o relacionales) ampliando las opciones y vías para mantenernos en contacto.

Sea a través de llamadas, mensajes instantáneos de texto, notas de voz, hilos de conversaciones, videollamadas o incluso videoconferencias los dispositivos móviles prueban cada día su fuero como la herramienta más útil para superar las situaciones que impiden la comunicación presencial y en ocasiones, incluso, para sustituirla.

La multiplicidad de escenarios y situaciones en donde los dispositivos móviles intervienen en la cotidianidad de las personas trasgreden el plano comunicativo. De la Rosa (2008) bosqueja el fractal de posibilidades al distinguir las funciones que desempeñan:

Como instrumento de comunicación personal.

Como recurso para una interacción más constante: soportan procesos de comunicación constantes y sostenidos, dondequiera que se encuentre el usuario.

Como sistema de ayuda: a través de sistemas para ubicar personas y lugares.

Como recurso lúdico: como dispensadores de una amplia oferta de videojuegos.

Como elemento de entretenimiento: como instrumentos a través de los que se distribuyen contenidos musicales, videográficos y multimedia.

Como medio testimonial: a través de los que se puede captar, almacenar y enviar fotografías y videos en tiempo real.

Como signo de estatus: la enorme gama de modelos, desempeños y precios son un indicador del estatus socioeconómico de los usuarios.

Como elemento de control: millones de personas, especialmente de padres de familia en el mundo entero, emplean los celulares para seguir de cerca las actividades de sus hijos y seres queridos y monitorear sus actividades durante todo el tiempo posible.

Como instrumento de negocios: posibilitan a los usuarios realizar sus transacciones comerciales o mantener sus contactos de negocios.

Como instrumento de movilización social: por su facultad de comunicar en red y promover comportamientos colectivos de reacción social.

La diversidad de utilidades incluidas en los dispositivos móviles sugiere un amplio espectro de formas de uso y apropiaciones. El espacio familiar es un contexto en el que las necesidades y tipos de comunicación podrían estar facultando formas particulares de uso y aprovechamiento.

Familias tabasqueñas y dispositivos móviles

El acercamiento empírico que se documenta fue realizado con un enfoque cualitativo en el que, de acuerdo con Hernández et al. (2010), se privilegia la “perspectiva interpretativa centrada en el entendimiento del significado de las acciones de los seres humanos y sus instituciones” (p. 9). El acercamiento se operó a través del levantamiento de testimonios por medio de entrevistas personales a los integrantes de seis familias tabasqueñas tipo nuclear (modelo familiar integrado por padre, madre e hijos), con hijos adolescentes, en las que al menos dos de sus integrantes tuvieran e hicieran uso de dispositivos móviles. El estudio, de participación voluntaria, recibió autorización de las familias participantes para usar la información obtenida en las entrevistas para describir sus usos y valoraciones.

El resultado del levantamiento permitió identificar dos tipos de uso no diferenciados o genéricos por parte de los miembros de las familias: el de contacto y el de entretenimiento.

La finalidad de “mantenerse en contacto” fue descrita por los entrevistados como la posibilidad que brindan los dispositivos de estar enterados a lo largo del día de las actividades y la ubicación de los miembros de la familia. A diferencia de la noción de “establecer comunicación”, “mantenerse en contacto” alude a una importancia relativa del contenido del mensaje, que frecuentemente se limita a “¿qué haces?”, “¿dónde andas (éstas)?”, “¿a qué hora vas a llegar?”.

Por otro lado, la finalidad de entretenimiento fue referida como una constante con independencia del papel de los miembros en la familia. El dispositivo móvil es reconocido como un medio de esparcimiento de naturaleza diversa que se adapta a las características de los miembros. Los hijos adolescentes refieren una noción lúdica asociada a videojuegos y actividades recreativas, como escuchar música. Los padres y madres, por su parte, asocian el entretenimiento como la oportunidad de ocupar los espacios entre las actividades del día, llenar el tiempo libre o de espera con intercambios no formales con grupos de amigos y usuarios de redes sociales, así como el intercambio y exposición a contenido audiovisual divertido.

Las diferencias generacionales entre padres e hijos presentan una variación en cuanto a la preferencia de aplicaciones y funcionalidades de los dispositivos que parece estar relacionada también con la actividad des­arrollada por el miembro de la familia. Cada miembro configura un ecosistema de aplicación para su dispositivo, el cual da cuenta de la incorporación de los artefactos a su dinámica laboral, escolar, familiar y relacional.

La dimensión temporal explorada a partir de la categoría “frecuencia de uso” planteada en el inicio de la investigación tuvo que ser replanteada, ya que la forma de uso de los dispositivos develada por los miembros de las familias no permite que los usuarios establezcan un “horario determinado o específico para su uso” (“Lo uso todo el día”). La transversalidad de uso en las actividades a lo largo del día exige de los usuarios, más que la definición de tiempos, la creación de “espacios” de uso dependiendo de la dinámica cotidiana del individuo.

Los entrevistados reconocen que sostienen contacto permanente con el dispositivo y crean, cuando es necesario, espacios de oportunidad para su aprovechamiento. La exposición a los dispositivos móviles no es episódica, sino constante.

La categoría de análisis referente al manejo de la información y la reserva de privacidad explorada entre los integrantes de las familias permitió identificar que existe una relación asimétrica en la transparencia del manejo de información entre padres e hijos.

Los padres aceptan dar acceso a los contenidos de sus dispositivos y redes sociales a sus hijos, y reconocen también haber solicitado ayuda de sus hijos para administrar su dispositivo y aprovechar sus utilidades (“Mis hijos son los que me configuraron la privacidad”); mientras que los jóvenes mantienen cerrado el acceso a sus dispositivos y contenidos (“Mis hijos estoy seguro de que sí las bloquean para que no las vea”).

Esta situación bosqueja un rasgo particular en el manejo de la privacidad identificada en la dinámica familiar: la apertura al contenido de las publicaciones de los padres es notoriamente más laxa que la de los hijos; los padres aseguran no acostumbrar restringir o bloquear sus publicaciones, mientras que para los hijos es una decisión recurrente el reservar algunos contenidos a sus padres y familiares cercanos. Incluso los adolescentes señalan que “bloquear a sus padres” de sus cuentas es una medida para resguardar la libertad de expresión que les permite la red (“Mi mamá no puede ver lo que yo hago, así que está bien para tener mi espacio privado”).

Gómez Ibáñez (2016), en un estudio realizado en adolescentes peruanos, apunta que la adhesión de los adolescentes a los dispositivos móviles está relacionada con la construcción de un “espacio íntimo”, un espacio amurallado del que se excluye a los padres; donde el adolescente habla con sus iguales y tiene libertad de decisión. Esta situación otorga un matiz positivo al proceso de desarrollo de la autonomía del adolescente.

Para los padres el problema de los puntos ciegos sobre el uso de los dispositivos móviles de sus hijos se compensa con el apoyo que estos dispositivos les brindan como herramientas de control y monitoreo de sus hijos (“Puedo estar todo el día en contacto ellos”), aun cuando a los jóvenes esta forma de control les representa en ocasiones una molestia (“A veces me hartan y no les contesto”, “Quiere que tenga el teléfono para localizarme”), ya que representa lo que Gómez (2016) llama una “presión paterna de control” (p. 87).

La doble posibilidad del dispositivo móvil para mantener un espacio íntimo, pero a su vez ser un medio de control paterno constante constituye una paradoja propia de la dinámica comunicativa actual de las familias, soportada por un artilugio ambivalente que ofrece libertad y control.

La mediación de la familia en torno a la forma de uso de dispositivos se acusa complicada. Las familias entrevistadas reconocen la intención de establecer y observar reglas de uso para los dispositivos a través de sugerencias de moderación y selección de contenidos; sin embargo, los testimonios de los padres develan que la naturaleza del dispositivo, al ser personal, hace complicado imponer medidas de control que no atenten contra la relación armónica con sus hijos. Por ello la apuesta de uso pertinente y seguro de dispositivos de los hijos adolescentes de las familias radica en la educación con la que han sido formados.

En función de las vivencias e intercambios comunicativos que los dispositivos posibilitan en las familias, cada individuo otorga una valoración sobre éstos, la cual se fundamenta en el aprovechamiento de éste y sus funcionalidades dentro de las actividades que desarrolla en el plano personal y con su familia.

Jiménez (2014) analiza que —en el corpus de la investigación sobre el uso de teléfonos móviles en el entorno familiar— se distinguen dos posturas: aquellas que apoyan el uso de dispositivos móviles en la comunicación familiar y las que advierten sus riesgos.

En el acercamiento realizado a esta parcela de la realidad comunicativa las valoraciones realizadas por los entrevistados, aunque presentan matices, apuntan a reconocer que la apropiación de dispositivos móviles en la dinámica familiar resulta positiva por la capacidad que tienen para facilitar el contacto entre los familiares cuando no tienen una cercanía física.

Asimismo, al referirse a las formas de relación e intercambio intrafamiliar que ha posibilitado el uso de dispositivos móviles, los integrantes de las familias sostienen que la mediación de los dispositivos en su relación con otros miembros de la familia ha desencadenado formas alternativas, fluidas y permanentemente abiertas para el intercambio emotivo (“Por WhatsApp puedo hablar de cómo me siento con mi mamá”) e incluso en nuevas formas de relación distintas a las establecidas en la comunicación presencial.

Respecto a las funciones que De la Rosa (2008) atribuye a los dispositivos móviles destacan cuatro en función de lo referido por las familias entrevistadas: primeramente, como instrumento de comunicación personal y como recurso para una interacción constante, dos funcionalidades de amplia utilidad para todos los miembros de la familia; la función de entretenimiento reconocida tanto por padres como por hijos, aun cuando adopten modalidades distintas para cada grupo y, por último, la cuarta funcionalidad destacada por las familias participantes en el estudio es como elemento de control, especialmente valorada por los padres de familia como una herramienta válida de apoyo que contribuye a relajar la tensión en tiempos de inseguridad.

Múltiples estudios señalan la notoria incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación (tic) a diversos ámbitos de la sociedad; de este modo, los espacios públicos, laborales y académicos reportan transformaciones bajo su influjo. La familia, como tejido base de la sociedad y la cultura, no podría quedar exenta de tal arremetida tecnológica. Los dispositivos móviles han entrado al seno familiar en los bolsillos de sus miembros, han tomado parte en sus dinámicas de comunicación y en sus formas de construcción de relaciones; han impulsado un nuevo vínculo entre la institución familiar y los medios a través de los que sus miembros se relacionan con el mundo.

Froufe (1998), al analizar la relación de los medios de comunicación con la familia, describía la necesidad de una pedagogía de los medios como la creación de un modelo comunicativo familiar en donde tuvieran lugar acciones mediáticas por parte de los padres ante el uso de los medios. Esta consideración —proyectada a las tic y particularmente a los dispositivos móviles y su relación con los intercambios comunicativos de la familia— cobra un nuevo sentido al sugerir la emergencia de nuevos ecosistemas comunicativos que interpelan a la familia para participar en ellos y explorar las posibilidades y alternativas de uso, que, en manos de sus integrantes, están modificando las estructuras relacionales que los soportan.

Referencias

De la Rosa, A. (2008). La gente y su aparato: Historias de vida sobre teléfonos celulares. Instituto Crecimiento.

Froufe-Quintas, S. (1998). Familia y medios de comunicación. Comunicar, 10, 21-26. https://doi.org/10.3916/C10-1998-04

Gómez, J. (2016). Criterios teóricos y prácticos que orientan el uso de dispositivos móviles en la comunicación familiar con adolescentes [Tesis de maestría]. Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, Chiclayo, Perú. http://54.165.197.99/handle/20.500.12423/878

Hernández, R., Fernández, C. y Baptista, P. (2010). Metodología de la investigación (5ª ed.). McGraw-Hill.

Jiménez Iglesias, L. (2014). El WhatsApp en las prácticas de intimidad familiares [Tesis de maestría, Universidad Oberta Catalunya] Archivo digital. http://openaccess.uoc.edu/webapps/o2/bitstream/10609/37283
/3/ljimeneziTFM0614memoria.pdf

López, Y. (2010). La familia, una construcción simbólica: De la naturaleza a la cultura. Affectio Societatis, 1(2). https://revistas.udea.edu.co/index.php/affectiosocietatis/article/view/5432