Capítulo 24. Comunicación y democracia expresiva

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Francisco Jesús Ortiz Alvarado


Juan Fernando Vargas Neri


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Capítulo 24. Comunicación y democracia expresiva

*Francisco Jesús Ortiz Alvarado

**Juan Fernando Vargas Neri

Universidad Autónoma de San Luis Potosí

Desde el escenario académico en donde se vive la actual crisis global sin precedentes que se ha experimentado a consecuencia de la pandemia por Covid-19 es necesario replantearse —entre muchos otros asuntos sociales, económicos y culturales— la naturaleza misma del compromiso social que l os estudiantes, catedráticos y egresados de la carrera de Ciencias de la Comunicación poseen con los entornos que los rodean.

El campo pedagógico de la comunicación

Los diferentes programas académicos que ofertan las instituciones latino-
americanas de educación superior y que se encuentran circunscritos en el escenario de la comunicación tienen en común el hecho de formar profesionales a nivel teórico y práctico para que diseñen, implementen, evalúen e innoven en materia de planes y estrategias expresivas en uno o más de los diversos trabajos discursivos que caracterizan dicho campo disciplinar. De acuerdo con Kogan (2009), en América Latina y el Caribe existían 1 742 centros de formación de comunicadores y periodistas, a los que habría que sumar aquellos que no estaban registrados; esto evidencia la vigencia que esta rama del quehacer científico social sigue presentando, no sólo entre las preferencias de estudio de los jóvenes, sino en los requerimientos de capital humano que los empleadores continúan manifestando por estos perfiles. Los comunicólogos son expertos en lenguajes. Por la naturaleza propia de esta ciencia, el compromiso social es algo que todos estos profesionistas adquieren, además de que es algo que está integrado a los planes de estudio en multiplicidad de manifestaciones. Precisamente por esta característica distintiva, los alumnos se diferencian de cualquier otro actor social con una formación académica institucionalizada: el fenómeno comunicativo no es solamente una condición biológica inherente a la especie, sino un conjunto de inagotables paradigmas socioculturales que lo transforma en una cambiante interacción que trasciende al mero acto expresivo. El sujeto se crea y recrea a sí mismo y a cada uno de sus universos, desde los más íntimos e individuales hasta aquellos colectivos que trascienden toda frontera, a través de las infinitas posibilidades de comunicar, pues expresarse siempre ha sido el gran dilema, distintivo y reto de la condición humana.

El compromiso social de la comunicación

Todas las universidades mexicanas públicas y privadas, en tanto son centros formales de educación superior, adquieren desde su constitución un compromiso social con los entornos en donde se encuentran insertas y en funciones, mismo que definen, desarrollan e implementan a través tanto de sus comunidades docentes y estudiantiles como de sus diseños curriculares, entre otras variables posibles. Esta responsabilidad institucional con los escenarios circundantes y quienes los integran adquiere mayor significación cuando las posibilidades reales de acceso de éstos últimos a sus espacios académicos se encuentran muy por debajo de la media poblacional; de acuerdo con el Ministerio de Educación y Formación Profesional de España (2019), en México solamente 23% de los adultos jóvenes finalizará una carrera, lo cual alimenta la perspectiva del resto de la sociedad de que son ellos precisamente en quienes recae la responsabilidad de transformar los paradigmas imperantes mediante sus conocimientos, habilidades y desempeños. Sin embargo, es necesario que toda la geografía de una comunidad universitaria defina con claridad su compromiso social en los campos científicos que cultiva, sus implicaciones, alcances y los mecanismos mediante los cuales habrá de volverlo tangible. No es suficiente insistir en la existencia de una relación simbiótica sana y propositiva entre universidades y sociedades; es vital especificar de qué es, cómo se aplica y evalúa ese trabajo conjunto de mejoramiento integral para poder llevarlo a cabo. En el estudio disciplinar de la Comunicación se propone que sea la democracia expresiva una de las numerosas manifestaciones de esa responsabilidad social de las instituciones mexicanas de educación superior que ofertan esta carrera, lo cual permitirá, además, enriquecer la significación del concepto y sus estándares de aplicabilidad.

La democracia expresiva

A través de su presencia en el ejercicio de su dimensión de trabajo, el comunicador debe propiciar la creación de interacciones que alimenten y contemplen la práctica de la democracia expresiva, entendida ésta, de acuerdo con Ortiz Alvarado et al. (2018), como

aquel derecho a la información que poseen todos los seres humanos y que busca favorecer y garantizar las condiciones de acceso a los medios y contenidos, que permitan a todo individuo, en especial a las personas con algún tipo de discapacidad y a su entorno inmediato, la identificación y uso de datos que agilicen y apoyen sus actividades personales o grupales en la búsqueda de una inserción social eficiente, efectiva, diversificada e incluyente.

Esta afirmación trabaja en tres vías: (a) crear una infraestructura sociocultural que posibilite a las personas con cualquier tipo de discapacidad el acceso permanente a la información; (b) que dicha información fortalezca con sus contenidos el establecimiento de relaciones más sanas, integrales e inclusivas con el entorno que les rodea, y (c) que ellos mismos formen parte de los equipos de creadores de contenidos, diseñados especialmente para sus características poblacionales. El objetivo es que estas acciones les permitan no solamente la integración y reconocimiento como ciudadanos de tiempo completo, sino poder aspirar a un plan sistemático de estilos de vida donde el ejercicio de la independencia, en cualquiera de sus acepciones, esté garantizado. La democracia expresiva, en consecuencia, es aquella garantía comunicativa que debe otorgar todo ente gubernamental para que la completa diversidad de los sectores poblacionales que constituyen un cuerpo social posea instrumentaciones teórico-materiales para la apropiación de información, en especial científica y académica, para comprenderla, compartirla, consultarla y aplicarla en el mejoramiento sustancial de sus condiciones de vida, y no como una intermitente concesión proveniente de los planes partidistas o sometida a los devenires presupuestales de los funcionarios públicos, de modo que sea una realidad en la que esos mismos grupos humanos participen en la selección y desarrollo de todos aquellos contenidos que a su juicio y de acuerdo con sus intereses varios sean los que se produzcan y difundan, inclusive en canales y modalidades que resulten más eficaces para sus necesidades específicas. Si bien existen sistemáticos y fructíferos esfuerzos del gobierno y de la sociedad civil, incluidas organizaciones públicas y privadas, que se traducen en la generación y constitución tanto mediática como de materiales diversos para sectores sociales informativamente vulnerables —como personas con cualquier forma de discapacidad, indígenas y mexicanos que hablan en lenguas nativas diferentes al castellano, por mencionar solamente tres esferas de población que no gozan de la democracia expresiva—, estas acciones no son sistemáticas, exhaustivas ni formales, y en cambio adolecen de un presupuesto definido y constante, de modo que carecen de un espacio y equipamiento humano y tecnológico formales, y por lo mismo los ciudadanos no están involucrados a profundidad y se les confina a una posición pasiva de receptores cuya retroalimentación falta habilitar, reconocer y validar. Por todo lo anterior, se propone que sean las instituciones de educación superior —en primera instancia las públicas, por su vinculación social y porque cuentan en sus programas curriculares con la carrera de Ciencias de la Comunicación y similares, así como por la infraestructura que poseen, que aunque pudiera resultar insuficiente, abarca instalaciones tales como laboratorios radiofónicos, televisivos y multimedia— las que constituyan un primer movimiento en cuanto a planes y estrategias de acción para comenzar a concretar ese compromiso social desde la vertiente de la democracia expresiva en sus entornos más inmediatos en donde la práctica de este concepto no se esté manifestando en la profundidad, alcance y posibilidades a las que se ha venido haciendo referencia hasta el momento.

La democracia expresiva en el espacio
universitario

El pronunciamiento de que el concepto y práctica de la democracia expresiva forme parte de la definición de compromiso social dentro de la filosofía y ejercicio de los planes curriculares de las carreras de Ciencias de la Comunicación y similares de las universidades públicas, pretende ponerse de manifiesto mediante las siguiente primeras acciones como parte de un plan integral inicial de acción comunicativa:

A través de una investigación institucional, crear una agenda para aquellos sectores sociales donde la democracia expresiva no ha sido ejercida, para que todo esfuerzo universitario esté enfocado en ciertos perfiles y evitar la sobreexposición de unos y el olvido de otros.

En las reuniones docentes de academia, analizar los mecanismos mediante los cuales la democracia expresiva puede ser integrada a nivel teórico-práctico en los contenidos de las materias que integren sus propuestas a nivel licenciatura, por medio de la elaboración de pruebas piloto, evaluación, modificación o enriquecimiento para seguimiento y mejoramiento.

Formar equipos de trabajo que, desde los contenidos de las materias, constituyan un proyecto, al menos semestral, que desde diversos medios, plataformas o estrategias aborden prácticas de democracia expresiva en la realidad inmediata, entendiéndose que este concepto no solamente abarca medios audiovisuales, sino aplicaciones como modalidades impresas, conferencias o exposiciones, entre otras opciones de implementación.

Diseñar actividades de sensibilización e involucramiento de otros sectores poblaciones de la sociedad para que este movimiento no dependa exclusivamente de las instituciones de educación superior, sino que sean ellas el génesis y respaldo de toda una agenda permanente de eventos en donde el incremento de las prácticas de la democracia expresiva sea el objetivo a alcanzar.

Estimular que la democracia expresiva y sus implicaciones se conviertan en temáticas para los grupos de investigación de la dependencia educativa, y que sus resultados sean compartidos en la comunidad científica o educativa.

Crear programas de trabajo universitario, con serios y constantes estándares de diversidad e inclusión para que los planes de identificación, desarrollo, producción y difusión de materiales para poblaciones en donde la democracia expresiva no se aplique en toda su capacidad y potencial cuenten con el aval como materia de relevancia y trascendencia informativa precisamente para esos ciudadanos.

Asegurar que las actividades de vinculación e internacionalización de las universidades contemplen planes y estrategias conjuntas con otras instituciones de educación superior latinoamericanas en donde el ejercicio de la democracia expresiva sea una de las variables para la evaluación de la excelencia y calidad institucionales.

Enriquecer el ejercicio y uso de todas aquellas instalaciones y recursos universitarios relacionados con la producción de materiales y contenidos radiofónicos, televisivos y multimedia que tengan la finalidad de ser compartidos con quienes no están contemplados en las emisiones y barras programáticas o de contenidos en las agendas mediáticas tradicionales y comerciales, para que sean difundidos y transmitidos de forma gratuita o por patrocinios de empresas estatales o regionales.

El paradigma de todo lo que constituye el universo del campo disciplinar de la Comunicación en los procesos de enseñanza y de aprendizaje en México debe ser replanteado, no sólo por los avances tecnológicos y sus implicaciones teóricas, sino en su definición del compromiso social para así expandir específicamente sus vertientes para crear un panorama de inclusión integral en cuanto a la diversidad de características que los grupos sociales que componen al colectivo presentan y demandan en cuanto al fenómeno comunicativo en su conjunto. Este material es una primera reflexión y aproximación a ese proyecto. Los profesionales de la comunicación deben continuar perfeccionando sus habilidades esenciales para la integración con el otro, permitiendo la expresión de todas las voces, pues es precisamente a través de este acto que se construye el mundo.

Referencias

Kogan Cogan, L. (2009). Perspectiva regional del estado actual de la formación de comunicadores y periodistas. En J. C. Borea Mateus y L. Kogan Cogan (Coords.), Mapa de los centros y programas de formación de comunicadores y periodistas en América Latina y el Caribe (p. 153). unesco / Felafacs.

Ministerio de Educación y Formación Profesional. (2019). Panorama de la educación: Indicadores de la ocde 2019. Secretaría Editorial Técnica de España.

Ortiz-Alvarado, F., Espinosa-Castañeda, R., Vargas-Neri, J. y Rodríguez-Arellano, S. (2018). Hacia una concepción del Diseño Sonoro 4.1 para personas con discapacidad visual. Revista de Fisioterapia y Tecnología Médica, 2(3), 1-9. https://www.ecorfan.org/taiwan/research_journals/Fisioterapia/vol2num3/Revista_de_Fisioterapia_y_Tecnolog%C3%ADa_M%C3%A9dica_V2_N3_1.pdf