Capítulo 7. Perspectiva sociocultural de la tecnología: Implicaciones para su incidencia en contextos formales e informales de la educación

https://--


Luis Daniel Velázquez Bañales


Dimensions


Capítulo 7. Perspectiva sociocultural de la tecnología: Implicaciones para su incidencia en contextos formales
e informales de la educación

Luis Daniel Velázquez Bañales

Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales

Universidad Nacional Autónoma de México

En la literatura sobre el aprendizaje mediado por las tecnologías existen diversos enfoques y paradigmas. Se han empleado perspectivas que van desde los modelos más tradicionales basados en la transmisión y recepción de mensajes, pasando por una postura interpretativa y constructiva del propio uso de la tecnología, hasta llegar finalmente a una postura de raíz crítica respecto a la educación-acción (Kaplún, 1998). Cada una de ellas tiene una concepción diferente sobre la tecnología: (a) la tecnología como herramienta de transmisión; (b) la tecnología como productora de significados, y (c) la tecnología como mediadora de la acción individual y colectiva.

Sea cual sea el enfoque con el que se trabaje, se debe tomar en cuenta que la tecnología por sí misma no es ni vacuna ni virus de nuestros problemas sociales, sino únicamente una herramienta que configura e incide en contextos y prácticas sociales específicas bajo objetivos determinados. Por lo tanto, el resultado que busquemos en ellas vendrá totalmente mediado por las decisiones u objetivos para los que se plantee su “uso”. La perspectiva sociocultural de las tecnologías de la información y la comunicación (tic) parte de reconocer que el contexto juega un papel clave en su apropiación, ya que los recursos tecnológicos dependen de los usuarios, así como la manera y momento en que son usados (Torres Velendia y Lara Ruiz, 2013).

Abordar la investigación en educación desde la perspectiva sociocultural de las tic implica ampliar el concepto tradicional de educación como aquella que no sólo se gesta en el ámbito institucional, sino aquella que se conforma fuera de las aulas educativas: a través de museos, instituciones, colectivos, activistas, asociaciones, sociedad civil, cursos gratuitos en línea, etc. Lo importante en esta perspectiva es garantizar la experiencia de aprendizaje del usuario, es decir, considerar que las tic son herramientas de la mente o mediadoras del proceso en el que el usuario puede tener el control (Torres Velandia y Lara Ruiz, 2013). Que la tecnología se convierta en una aliada en el proceso de aprendizaje, dependerá de los objetivos que se propongan, pero también del contexto mediador del usuario.

La mediación tecnológica en la educación

Entender que la tecnología es parte de un fenómeno sociocultural nos pone en la postura de retomarla como parte de una mediación esencial que configura la forma de interpretar lo que nos rodea. La categoría de “mediación” hace referencia al contexto a partir del cual las personas participan en el proceso de negociación de significados y las ponen en práctica en determinadas situaciones; en otras palabras, es en las mediciones donde surgen contradicciones que dibujan lo social y lo cultural (Martín-Barbero, 1998).

La categoría de “mediación” en sí misma le otorga al sujeto un carácter activo en el proceso de aprendizaje. Es decir, el sujeto mantiene una relación dialógica y participativa en el contexto donde se desenvuelve. Hay que señalar que la mediación tecnológica no es la única que interviene en el proceso de aprendizaje, sino que hay otras tantas que intervienen en ella.

Según Orozco Gómez (1991), hay que tomar en cuenta distintas mediaciones, como: (a) individual: desarrollo cognitivo y emotivo particular; (b) situacional: valores construidos desde el contexto inmediato; (c) institucional: aquellas que se generan al exterior del aprendizaje como las escuelas; (d) videotecnológica: que señalamos en este texto, es decir, la tecnología como cultura, y (e) referencial: aquella que nos sitúa en contextos específicos, como nuestro estrato socioeconómico, la cultura, procedencia, las costumbres, etcétera.

Es importante señalar que, si sólo se toma la mediación tecnológica como referencia, se generarían huecos al momento de construir estrategias para la integración de las tecnologías en el ámbito educativo, ya sea formal o informal. Desde la perspectiva sociocultural todos los factores señalados intervienen en el proceso de aprendizaje, pero ¿cómo incorporarlos de modo que incidan en la educación formal e informal para que tengan un impacto positivo en la experiencia de aprendizaje de los y las estudiantes?

Consideraciones sobre el uso estratégico
de las tic en la educación

Comprender que existen mediaciones que se involucran en el proceso de aprendizaje nos obliga a conocer los diversos contextos de los y las estudiantes, los cual implica considerar brechas de acceso o posibles desigualdades y desventajas sobre las habilidades tecnológicas que serán necesario cubrir. Lo importante es no generalizar, sino comprender los contextos particulares donde se aplicarán dichos recursos, sobre todo en un país donde se estima que hay 82.7 millones de personas conectadas a internet de los 126.2 millones de habitantes en la República (Asociación de Internet MX, 2019). Hay un largo camino por recorrer y la clave se encuentra en la estrategia.

Desde el Seminario de Alfabetizaciones Digitales Críticas,3 se ha insistido en la aplicación de instrumentos de medición de carácter cuantitativo, seguidos de metodologías de carácter cualitativo para entender cómo se encuentra el contexto donde se aplicarán estrategias. La aplicación de este tipo de instrumentos permitirá comprender justamente las desigualdades presentes para tomar medidas adecuadas respecto a cómo se debería llevar a cabo una estrategia de inclusión tecnológica y cuáles serán los objetivos a alcanzar.

En Velázquez Bañales (2018) se aplicó un cuestionario de habilidades digitales en dos grupos de instituciones de educación superior: la Universidad Pedagógica Nacional y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam). Asimismo, se elaboraron entrevistas a profundidad con estudiantes que se consideraron con bajas y altas habilidades digitales para dar cuenta de cómo se apropiaron del contenido de los llamados Massive Open Online Courses (mooc). A partir de los resultados de dicha investigación se encontraron algunas directrices que pueden guiar la implementación estratégica de las tic. Algunas de ellas son las siguientes:

Aplicar instrumentos cuantitativos que den cuenta del acceso (disponibilidad de recursos tecnológicos e infraestructura para acceder a internet), uso (habilidades habituales y básicas para la funcionalidad de las propias tic) y apropiación (formas en las que el usuario aplica los conocimientos obtenidos por la mediación tecnológica en sus contextos particulares) (Crovi Druetta, 2009).

Conocer críticamente los planes de estudio y los contenidos curriculares presentes que se deseen abordar a partir de la mediación tecnológica. Analizar los objetivos de aprendizaje de cada programa e identificar qué aprendizajes se pueden obtener a partir de la apropiación tecnológica.

Elegir el tipo de conocimiento que desea el profesor o educador que aprenda el o la estudiante a partir de las recomendaciones planteadas en “Los cuatro pilares de la educación” de la unesco: 1) aprender a conocer (comprender el mundo que le rodea), 2) aprender a hacer (conocimiento puesto en práctica), 3) aprender a vivir juntos (educación para trabajar en colectivo contra problemáticas sociales) y 4) aprender a ser (para contribuir en el desarrollo individual: mental, físico y espiritual, que fomenten la autonomía, la iniciativa y la participación) (Delors, 1996).

A partir de eso es necesario conocer los dispositivos y plataformas que más se ajusten con los objetivos establecidos en los programas y en los tipos de conocimiento. Habrá que analizar la arquitectura de aquellas plataformas basados en la integración y concatenación de distintos lenguajes: hipertextualidad, multimedialidad, interacción e interactividad (Scolari, 2008).

Y, finalmente, determinar actividades puntuales que se puedan realizar en complemento con la tecnología. Estas actividades deberán hacer hincapié en la experiencia del usuario y en la intención de des
arrollar habilidades críticas que le permitan emplear el conocimiento en sus prácticas cotidianas.

Estas etapas de inclusión no están en orden y no están determinadas bajo ningún caso. Pueden reordenarse, reinterpretarse y formar nuevas que enriquezcan el aprendizaje basado en el diálogo y la participación. Deben responder a las necesidades educativas de cada contexto donde se busque su implementación.

Conclusiones

Esta ponencia tuvo como objetivo señalar algunas consideraciones sobre la perspectiva sociocultural de las tic para su incidencia en contextos educativos. En la literatura sobre tic regularmente se encuentran dos posturas claras: la tecnología como utopía y la tecnología como distopía; la tecnología como solución a los problemas y la tecnología como productora de problemáticas sociales. Sin embargo, la tecnología en sí misma es tan sólo un artefacto cultural que depende propiamente del uso y de las decisiones del usuario. Esta perspectiva nos coloca en un punto medio entre ambos discursos y nos permite reflexionar sobre el uso estratégico que requieren las tecnologías: ¿Para qué queremos la tecnología? ¿En qué contexto? ¿Y con qué propósitos? Éstos son cuestionamientos pertinentes para implementar las tic en contextos educativos de cualquier índole.

Finalmente, habrá que observar no sólo las estrategias que se generan desde el esfuerzo institucional en los diferentes niveles educativos, sino también las que se generan desde otros frentes. Diversas investigaciones han volteado a ver las iniciativas que realizan diversos colectivos, activistas y organizaciones no gubernamentales (ong) que promueven una educación basada en la defensa de los derechos humanos en escenarios digitales. La tecnología proporciona un espacio creativo que hay que analizar desde diferentes esferas de la sociedad para así identificar posibles vertientes que permitan la colaboración de los diversos escenarios formales e informales.

Referencias

Asociación de Internet MX. (2019). 15º Estudio sobre los Hábitos de los Usuarios de Internet en México 2018: Movilidad en el usuario de internet mexicano. Asociación de Internet MX.

Crovi Druetta, D. (2009). Acceso, uso y apropiación de las tic en comunidades académicas: Diagnóstico en la unam. Plaza y Valdés.

Delors, J. (1996). Los cuatro pilares de la educación. En La educación encierra un tesoro. Informe a la unesco de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo xxi (91-103). Santillana / unesco.

Kaplún, M. (1998). Una pedagogía de la comunicación. Ediciones de la Torre.

Martín-Barbero, J. (1998). De los medios a las mediaciones: Comunicación, cultura y hegemonía. Andrés Bello.

Orozco Gómez, G. (1991). La audiencia frente a la pantalla. Diálogos de la Comunicación, (30).

Scolari, C. (2008). Hipermediaciones: Elementos para una teoría de la comunicación digital interactiva. Gedisa.

Torres Velandia, S. Á. y Lara Ruiz, J. de J. (Coords.) (2013). Usos y apropiación de las tic: Experiencias en el proceso educativo. Universidad Autónoma de Sinaloa /Juan Pablos Editor.

Velázquez Bañales, L. D. (2018). Tecnologías digitales y multiplataformas educativas en línea. Integración de los mooc's para la enseñanza de la Educación Superior [Tesis de licenciatura, unam]. https://repositorio.unam.mx/contenidos/3480957


3 El Seminario de Alfabetizaciones Críticas es una iniciativa formada en la Universidad Pedagógica Nacional, del cual formo parte. Su objetivo es analizar los procesos de aprendizaje mediado por tecnología en diversos espacios educativos: escolar, cotidiano, institucional, etc. Este seminario es de carácter permanente.