21. Desempleo, pobreza y concentración del ingreso

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José Armando Pineda Osnaya


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21. Desempleo, pobreza y concentración del ingreso

Desempleo, caída del salario y concentración del ingreso son fenómenos propios de la globalización. La caída del salario real es acompañada de mayor desempleo, y no estimula la creación de empleos como lo supone gran parte del pensamiento económico, que a menor costo de la mano de obra debería de ser mayor su demanda y viceversa, que a mayor costo del empleo menor es su demanda. Esto no sucede en la globalización al ser un modelo que no favorece el empleo, sino el desempleo y el empobrecimiento de la mano de obra.

En contraste, los mayores aumentos del salario ocurridos entre los años cincuenta y sesenta no causaron mayor desempleo, por el contrario, este se mantuvo en su tendencia reducida por debajo de 5%. Los niveles más bajos de desempleo en tiempos de paz se alcanzaron en 1954 con 2.9%, en 1968 y 1969, con 3.8 y 3.6%, respectivamente. Entre el final de la guerra en 1946 y 1971 la tasa de desempleo osciló desde su nivel más bajo hasta el más alto entre 2.9 y 6.7%, respectivamente, existiendo un ligero incremento en el número absoluto de desempleados. Después de 1971 la tasa de desempleo y el número de desempleados se incrementaron y en la segunda mitad de los años setenta, al caer el salario real, el desempleo aumentó alcanzando su momento más crítico al inicio de la globalización. En toda la década de los ochenta el desempleo promedio estuvo por encima de 7%. En los noventa el desempleo disminuyó sensiblemente como resultado, como ya se vio, del ligero incremento del salario y de la recuperación económica. En la crisis de 2009 el desempleo superó el 9%, fue menor al de la Gran Depresión del 29, pero el número de desempleados superó los 14 millones y medio. La tasa de desempleo desde 1980 hasta la fecha ha sido la más alta después de la Gran Depresión de 1929, desde entonces el país no había registrado tasas de desempleo tan altas como las vividas durante los más de 40 años de globalización. En la etapa de la globalización. El número de desempleados alcanzó su punto más alto en 2010, con casi 15 millones y 9.6 % de tasa de desempleo, después de ese año el desempleo disminuyó hasta alcanzar su punto más bajo en 2019, con 3.7% y más de seis millones de desempleados, menos de la mitad de los reportados en 2010 (gráfica 21.1).

Gráfica 21.1. Evolución del desempleo en miles y en porcentaje, 1929-2018

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Las razones por las cuales el desempleo es mayor con la globalización que en la época del Estado de bienestar, se deben esencialmente al menor ritmo de crecimiento derivado de una menor inversión, y por tanto de creación de empleos. La caída de la inversión se explica por la caída real de los salarios que disminuyó la demanda de máquinas y de servicios derivados de la misma producción de máquinas; en segundo lugar, el afán de encontrar paraísos salariales llevó a gran número de empresas a trasladar sus inversiones a países con salarios bajos. De 1997 a 2008 se calcula que empresas norteamericanas aumentaron el empleo en el extranjero aproximadamente de 8 a 11.9 millones, en cambio de 2000 a 2008 las mismas compañías multinacionales disminuyeron el empleo en los Estados Unidos de 24 a 21.1 millones de trabajadores (Bureau of Economic Analysis). Es decir, los más de tres millones de empleos aproximados que las empresas norteamericanas crearon en el extranjero como consecuencia de trasladar al exterior las partes intensivas en trabajo equivalen más o menos al mismo número de puestos de trabajo que se perdieron en su propio país. A su vez, la inversión en el extranjero fue mucho menor de la que se hubiera realizado en el país del Tío Sam si se hubieran conservado los mismos salarios elevados, porque al disponer de salarios mucho más bajos en el extranjero se requirió de mucho menor equipo y maquinaria por tratarse de procesos intensivos en trabajo con mínima mecanización. Un salario más alto hubiera obligado a elevar la mecanización del trabajo, pero al producir con salarios significativamente mucho más bajos desapareció la presión por la automatización y no fue necesario invertir más en equipos y maquinaria.

La introducción del outsourcing eliminó puestos de trabajo, lo que creó una presión o un chantaje para estancar o reducir los salarios locales, disminuyendo con ello todavía más las posibilidades de inversión. Se creó entonces un círculo perverso en el que la caída del salario real norteamericano, junto con menores opciones de inversión, derivó en una menor capacidad para crear empleos, que a su vez disminuyó las alternativas de inversión. Como hemos dicho, estos hechos contradicen gran parte del pensamiento teórico dominante actual que considera el salario en función al desempleo, al suponer que un salario más bajo provocaría una mayor demanda de empleo, cuando, como hemos visto, ha sucedido todo lo contrario, el menor salario está provocando menor demanda de empleo.

Lo anterior irónicamente se contrasta con una disminución de la pobreza. De 1957 a 2001 el porcentaje de población en pobreza pasó de 22.4 a 11.6%, pasando de 39.9 millones de personas a 37.7 millones en los años señalados, no obstante, la mayor disminución de la pobreza ocurrió entre los años de 1957 y 1971, en que el porcentaje de la población en estado de pobreza disminuyó 11.1% del total de habitantes, después de ese año la pobreza aumentó al iniciar la globalización en 1980, a 15.2%. En 1921 la pobreza disminuyó a 11.5%, el nivel más bajo de los últimos 40 años; es decir, la globalización no disminuyó la pobreza, ya había disminuido antes de que esta iniciara y sí ha presentado en cambio oscilaciones de momentos de aumento acelerado de la pobreza y otros de disminución de la misma. En 2016 se estima que 12.7% de la población en los Estados Unidos estuvo por debajo de la línea de pobreza, aunque otras estimaciones la situaron para ese año a 14% (gráfica 21.2).

Grafica 21.2. Evolución del número y porcentaje de la población en estado de pobreza1 1957-2021

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De 1980 a la fecha han existido dos momentos importantes de aumento de la pobreza, mismos que coincidieron con las administraciones de Bush padre e hijo, el primero que va de 1989 a 1993 y el de mayor incremento del número de pobres se produjo después de 2000 hasta 2010, con poco más de 46 millones de pobres. Coincidentemente, en esos mismos años la economía norteamericana alcanzó uno de los niveles más altos de crecimiento. Entre 2004 y 2006 se interrumpió brevemente el aumento del número de pobres, para posteriormente volver a aumentar aceleradamente año con año. En suma, la globalización no redujo la pobreza, más bien esta se ha mantenido al nivel de 1971, cuando se había logrado una significativa reducción de la misma.

Por su parte, aumentó la concentración del ingreso, llegando entre 2011 y 2015 a 20%; la población más rica de América del norte concentró más de 51% del ingreso nacional, cifra nunca vista desde finales de la Primera Guerra Mundial. Casi al terminar la Segunda Guerra Mundial, en 1944, la concentración del ingreso disminuyó; 20% de la población más rica concentraba solo 31% del ingreso del país. Esta cifra se sostuvo hasta 1953, para empezar a elevarse la concentración del ingreso coincidiendo con la tendencia hacia el cada vez mayor estancamiento económico ya visto más arriba.

Durante la Gran Depresión de 1929 se alcanzó otro pico de concentración del ingreso (Saez, 2008); el 10% de las familias más ricas, incluyendo las ganancias del capital, acaparaban casi la mitad de la riqueza de la nación, pero esta duró poco porque al iniciar la Segunda Guerra Mundial la concentración del ingreso disminuyó sensiblemente. La redistribución del ingreso en los años cincuenta y sesenta se acompañó del mayor crecimiento y bienestar jamás experimentados por la economía norteamericana. En 1986 la concentración del ingreso alcanzó el mismo nivel que en la crisis del 29; cuando 20% de la población más rica disponía 46.1% del ingreso total, y en 2015 la misma concentró más de la mitad del ingreso de la nación, cuando en 1965 el mismo 5% más rico apenas y concentraba 15% del ingreso nacional. Coincidentemente en el momento en que empezó a elevarse la concentración del ingreso, después de la segunda mitad de los años cincuenta, empezó también a deprimirse el crecimiento económico. Al aumentar la concentración del ingreso disminuyó la carga tributaria para los más ricos y aumentó el peso de los impuestos sobre los más pobres. La elevada concentración del ingreso impide superar la actual crisis. En el largo plazo contrasta la relación existente entre la concentración del ingreso y el cada vez menor ritmo de crecimiento. Históricamente mayor concentración del ingreso se ha correspondido con menor crecimiento, en tanto que menor concentración de la riqueza se ha acompañado de mayor crecimiento (gráfica 21.3).

Múltiples factores explican la mejoría en la distribución del ingreso entre la Segunda Guerra Mundial y la primera mitad de los años cincuenta, entre los que destacan el ingreso de una mayor cantidad de los miembros de la familia al mercado laboral. La Segunda Guerra Mundial demandó gran cantidad de jóvenes, obligando a las mujeres a participar en el trabajo. Inmediatamente después de la guerra continuó elevada la demanda de fuerza laboral; el cambio tecnológico igualmente jugó un papel importante al demandar mayor cantidad de trabajadores calificados en lugar de los menos calificados, lo que se tradujo en una mejora en el ingreso de los trabajadores; la expansión de los mercados igualmente favoreció una mejor distribución de la riqueza al incorporar nuevas zonas geográficas antes alejadas de los grandes centros de consumo y de generación de empleos.

Gráfica 21.3. Evolución de la concentración del ingreso del 20% más rico de la población, 1918-2015

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Lo relación inversa entre elevada concentración del ingreso y bajo crecimiento económico no es mera casualidad. Bien se podría suponer que el aumento de las ganancias durante y después de la Segunda Guerra Mundial hizo posible mejorar los salarios y redistribuir con ello la riqueza, sin por ello afectar el crecimiento económico. En otras palabras, se podría suponer que primero creció la economía y después se repartió el ingreso generado, no obstante, la causalidad fue más bien al contrario. El auge económico durante la guerra y en la posguerra no mejoró la distribución del ingreso, sino por el contrario, la mejor distribución de la riqueza se produjo gracias al aumento de los salarios, que a su vez hizo posible elevar los niveles de crecimiento. El sentido común diría lo contrario, que primero es necesario aumentar la producción y posteriormente distribuirla, pero como lo hemos mencionado, en realidad ocurrió lo contrario, a partir de mejorar los salarios y con ello la redistribución de la riqueza fue posible alcanzar mayores ritmos de crecimiento. Durante la Segunda Guerra Mundial la relativa escasez de mano de obra causada por la misma guerra aumentó en efecto la intervención de los miembros de la familia en el mercado laboral, lo que se tradujo en mayor ingreso familiar. Al concluir la guerra los salarios aumentaron, empujados por la necesidad de no interrumpir la operación de la planta productiva instalada durante la guerra, lo que elevó el consumo de la población. La relativa escasez de mano de obra durante la guerra y el aumento de su costo después de la misma obligaron a introducir avances tecnológicos que redujeran la participación de la mano de obra en la producción. Ello exigió el uso creciente de máquinas que desplazaran mano de obra. Así se abrió una cada vez mayor demanda de equipos y máquinas que crearon nuevas áreas de inversión, las cuales crecieron a niveles nunca antes vistos. Al dejar de aumentar los salarios, disminuyó la demanda de equipos y máquinas, cerrando, por tanto, espacios para la creación de nuevas inversiones y provocando en consecuencia menor crecimiento (Pineda y Morales, 2008). La mejor redistribución del ingreso elevó a su vez las contribuciones al gobierno, considerando que los más ricos encuentran formas de esquivar el pago de impuestos.

Podemos suponer entonces que la incapacidad del sistema para superar la actual crisis económica es debido a la elevada concentración del ingreso a la que ha llegado. Lo anterior significa que el modelo neoliberal, lejos de mejorar el bienestar y el crecimiento, ha tenido como resultado una mayor concentración del ingreso. Hizo más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. El problema no es cuestión solo de justicia social, sino que ello impide el crecimiento y más bien puede llevar al sistema en su conjunto a sufrir un nuevo colapso político-militar, como el acontecido apenas 10 años después de la Gran Depresión del 29, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, dejando como una de sus consecuencias, entre otras, la expansión del socialismo a la mitad de Europa y a buena parte del continente asiático. El sistema económico actual ha entrado en un círculo perverso de concentración del ingreso, estancamiento económico y pobreza generalizada. No se trata tampoco de pensar en acciones altruistas y redistribuir el ingreso con remedios asistenciales, tampoco se trata de arrebatarles a los ricos parte de sus bienes o que ellos repartan parte los mismos, nada de eso. La asistencia social y la caridad no generan crecimiento, generan costos, no estimulan el cambio tecnológico y mucho menos propician nuevas inversiones. Como hemos mencionado, la inversión y el cambio tecnológico son favorecidos directamente por el aumento de los salarios, sobre todo si estos últimos aumentan al mismo nivel en que crece la productividad y los precios. El aumento de los salarios no genera rendimientos decrecientes, sino más bien eleva el rendimiento y hace crecer las inversiones; ningún empresario se ve amenazado en su patrimonio, por el contrario, sus ganancias aumentarán todavía más. Esta es la única alternativa que tiene el sistema para crecer, cualquier otra lo llevará a la autodestrucción.

La mayor concentración del ingreso está asociada sin lugar a dudas al incremento de la fortuna de las personas más ricas del país y al menor aumento del ingreso de los más pobres, no obstante, el incremento de salarios en la Unión Americana no ha significado amenaza alguna para la riqueza de los empresarios, estos no vieron disminuidas sus fortunas. De 1790 a 1890 la fortuna del personaje más rico del país aumentó de uno a 200 millones de dólares, en cambio, el ingreso promedio anual de las familias apenas y se duplicó, pasó de 250 a 540 dólares. De 1912 a 1964 el poder económico del más rico se mantuvo en 1 000 millones de dólares, sin embargo, el incremento del ingreso promedio de las familias pasó de 800 a 7 200 dólares, 900% de incremento. El ingreso de las familias mejoró sensiblemente y ello no empobreció para nada al más rico. En 1790 la relación entre la fortuna del más rico y el ingreso promedio de las familias era de 4 000 a uno, en 1912, esta misma relación pasó de 1 250 000 a uno. En 1982 la misma relación disminuyó a 60 000 a uno, pero a consecuencia de la globalización en 1999 la brecha entre el más rico y el ingreso familiar promedio volvió a aumentar de 1 416 000 a uno (cuadro 21.1).

Cuadro 21.1. Magnitud de la riqueza de algunos de los más grandes millonarios y su relación con el ingreso familiar promedio, 1790-1999

Año

Riqueza más alta en millones

Nombre

Riqueza familiar promedio

1790

1

Elias Derby

250

1803

3

William Bingham

300

1830

6

Stephen Girard

350

1848

20

John astor

400

1868

40

Cornelius Vanderbildt

500

1875

105

Cornelius Vanderbilt

500

1890

200

William H. Vanderbilt

540

1912

1 000

John Rockefeller

800

1921

1 000

John Rockefeller

1 250

1940

1 500.

John Rockefeller

1 750

1962

1 000

Jean Paul Getty

7 200

1982

2 000

Daniel Ludwig

33 300

1992

8 000.

Sam Walton

43 200

1995

11 000.

Bill Gates

45 900

1999

85 000

Bill Gates

60 000

Contrastando la enorme velocidad de aumento de las fortunas de los más ricos en relación con el aumento del ingreso promedio de las familias, pudiera parecer en primera instancia que la ampliación del ingreso de los más ricos ha implicado el estancamiento del ingreso de las familias, y al contrario, que el aumento del ingreso de las familias implica un retroceso o incluso disminución de la fortuna de los más ricos, ello, sin embargo, es una apreciación superficial. El problema es más complejo. De 1803 a 1912 las fortunas de los más ricos aumentaron mucho más rápido que el ingreso promedio de las familias, este último incluso se estancó en los años de 1803 a 1848 al 0.6% de incremento promedio anual (cuadro 21.2).

Cuadro 21.2. Incremento porcentual en el periodo y promedio anual del ingreso promedio de las familias y de las fortunas más grandes, 1803-1999

Incremento del ingreso de las familias

Incremento de las fortunas más grandes

En el periodo

Anual

En el periodo

Anual

1803-1848

133

0.6

667

4.3

1868-1912

160

1.1

2500

7.6

1921-1940

140

3.8

150

4.6

1940-1962

411

6.6

67

–1.8

1940-1982

1 903

7.3

133

0.7

1962-1982

463

7.9

200

3.5

1982-1992

130

2.6

400

14.9

1992-1999

139

4.8

1063

40.2

No obstante, la acumulación de las fortunas más grandes no se pudo sostener en el siglo xix básicamente con guerras de colonización y apropiación de territorios, como hemos visto al inicio de este trabajo, derivando en un estancamiento que desembocó o provocó la Primera y Segunda Guerra Mundial. Por otro lado, hasta antes de la primera guerra, el estancamiento salarial representaba el principal obstáculo que impedía el desarrollo industrial y la aplicación comercial de la gran cantidad de inventos aparecidos al final del siglo xix. Pero igualmente, como hemos visto, a partir de 1919, con el brusco aumento de los salarios, la industria experimentó un inusitado despegue. Se puede decir entonces que amasar grandes fortunas a costa de reprimir los salarios solo provoca el estancamiento de la inversión, del avance tecnológico e industrial, además de conducir al desenlace de conflictos políticos que pueden concluir en enfrentamientos militares. Por otro lado, de 1940 a 1982 el ingreso familiar creció más rápido que las fortunas de los más ricos, aunque estos no dejaron de ganar, solo no aumentaron tan rápido y se experimentó el momento de mayor desarrollo productivo, tecnológico e incluso humano con mucho mayor grado de bienestar social. Redistribuir una parte de la riqueza generada a través de aumentar los salarios le dejó al sistema su mayor y mejor etapa de estabilidad y de progreso. A partir de 1982 volvió a aumentar la riqueza del estrato de la sociedad más rico de manera mucho más rápida que el aumento del ingreso promedio, provocando mayor estancamiento económico, falta de oportunidades de inversión y la aparición de conflictos políticos y militares. La extrema concentración del ingreso del modelo neoliberal no garantizó la estabilidad y continuidad de las inversiones, por el contrario, está creando todas las condiciones necesarias y suficientes que dieron lugar a la revolución socialista de octubre de 1917. A una situación sumamente similar ha regresado la humanidad con la globalización.

Al mayor grado de concentración del ingreso se agrega como parte del mismo fenómeno el cada vez menor pago de impuestos de los grupos de altos ingresos y la mayor carga impositiva sobre la población de menores ingresos. Al término de la Segunda Guerra Mundial, cuatro quintas partes de los impuestos eran pagados por quienes tenían un ingreso superior al millón de dólares anuales; para la segunda mitad de los setenta esa proporción disminuyó drásticamente a una tercera parte y para finales de los ochenta la participación de los más ricos en el pago de impuestos de la nación disminuye a menos de 27%, en cambio las familias promedio aumentaron su contribución a los impuestos de 1948 a 1990, de 5.3 a 24.6% (cuadro 21.3).

Cuadro 21.3. Porcentaje de impuestos pagados por familias promedio y por personas con ingresos superiores al millón de dólares anuales, 1948-1990

Impuestos pagados por familias promedio

Impuestos pagados por personas con ingresos superiores al millón de dólares anuales

1948

5.3

76.9

1955

9.06

85.5

1960

12.35

85.5

1965

11.55

66.9

1970

16.06

68.6

1975

20.03

1977

35.5

1980

23.68

31.7

1981

25.09

1982

24.46

1983

23.78

1984

24.25

1985

24.44

24.9

1986

24.77

1987

23.21

1988

24.30

26.9

1989

24.37

26.7

1990

24.63

El neoliberalismo, además de deprimir el crecimiento y acentuar el aumento de precios, elevó la parte de la riqueza acaparada por grandes empresarios y dueños de capital y le arrebató al resto de la sociedad la parte de la riqueza que le correspondía.