Introducción

El libro comprende 22 capítulos y las conclusiones; estudia la evolución de la economía norteamericana desde su independencia hasta nuestros días. El libro concluye con el hecho de que los estadunidenses, en su afán de elevar las ganancias y reducir los salarios, impusieron en 1980 la globalización, bajo el régimen de la política económica neoliberal, pero jamás imaginaron que conducirían a su propio país a un profundo estancamiento con inflación, a la vez que le entregarían a China la hegemonía mundial y provocarían la formación de un nuevo orden económico mundial que les arrebataría definitivamente el predominio económico y tecnológico mundial, con la aparición de nuevas rivalidades políticas. El trabajo sostiene la idea de que los diferentes enfoques de la teoría económica no ofrecen propuestas suficientes de solución al actual estancamiento económico debido al sostenimiento de falsos supuestos, errores conceptuales y puntos de vista equivocados sobre las condiciones que sustentan el desarrollo del capitalismo. La deficiencia de la teoría se concentra en gran parte en la interpretación equivocada del papel jugado por la emisión del dinero, el crédito, el Estado y el salario. Estos puntos se abordan en el capítulo 1. Tratar de ofrecer una interpretación más acertada de los fenómenos no busca elaborar una mejor receta económica, sino más bien pretende enriquecer la explicación sobre la ruta por la que está transitando actualmente no solo Norteamérica, sino la economía mundial, pretendiendo finalmente prevenir la aparición de nuevas crisis y elevar el crecimiento con mayor equidad social y protección del medio ambiente.

Explicar la historia de la humanidad con base en batallas, conquistas o la voluntad política de los personajes que dirigieron el destino de cada nación y del mundo entero no nos permite entender el origen y la dinámica de los grandes cambios políticos, sociales y económicos, como tampoco es posible obtener una respuesta real de los problemas, sino solo nos ofrece una descripción parcial de la realidad. Toda transformación económica y social no surgió de la voluntad de caudillos, sino provino de grandes movimientos de grupos sociales que hicieron posible la desaparición de unas épocas para dar lugar al surgimiento de otras no necesariamente superiores a las anteriores, pero sí diferentes. Concentrar la atención en la visión de los vencedores esconde las experiencias objetivas y los mecanismos por los cuales es posible elevar el crecimiento y el progreso, debido a que ello solo pretende legitimar y sostener el poder, como tampoco nos permite explicar las causas por las cuales la humanidad ha alcanzado el estado de desarrollo económico y social en el que ahora se encuentra.

La crisis económica actual está poniendo fin a la era de los metales y del petróleo para dar lugar a la aparición de una nueva era de desarrollo de la humanidad basada en la aplicación de nuevas tecnologías y fuentes de energía, con el predominio de actividades virtuales y electrónicas, ligadas a la creación de una gran cantidad de servicios, sobre los cuales se cimienta el aumento de la inversión, de las ganancias y de los empleos. No obstante, la aparición de una nueva etapa de desarrollo de la humanidad solo podrá ocurrir cuando se produzcan profundos cambios causados por el aumento del salario y la reducción de la jornada laboral de las actuales ocho a cuatro horas al día. Ello ampliaría sustancialmente la demanda de servicios y su rentabilidad. La actual crisis está dando lugar a la aparición de una nueva era de desarrollo de la humanidad en la que, si bien no desaparece el dominio del acero, del petróleo, de la gran industria y de la producción de mercancías, estas dejan de ser las más dinámicas, para dar paso al predominio de los servicios, en especial a los de carácter virtual, basados en el uso de nuevas energías.

Este libro divide la historia de la economía norteamericana en tres partes, la primera abarca desde la independencia a finales del siglo xviii, hasta concluir la Primera Guerra Mundial en 1919 (capítulos 2, 3 y 4(. El crecimiento económico en esta etapa se caracteriza por una expansión de tipo colonial, con conquistas y apropiación violenta de nuevos territorios, arrebatando recursos naturales y humanos a otros países, ya sea comprándolos o apropiándoselos por medio de guerras de colonización y de conquista. Esta primera etapa se caracteriza por causar constantemente la muerte de millones de personas. Se produjeron enormes genocidios en las naciones conquistadas, a la vez que los trabajadores en la metrópoli no tenían mejores condiciones; había cuantiosas y frecuentes muertes de la población trabajadora en los países más industrializados a causa de las precarias y deplorables condiciones de vida y de trabajo en las fábricas y minas. La invasión militar hacia otras naciones obligó no solo a los Estados Unidos, sino al resto de los gobiernos imperialistas de la época, como fueron de Inglaterra y Francia, entre otros, a trasladar al exterior grandes contingentes de soldados, ampliando con ello la demanda de medios de transporte, alimentos, uniformes y armas, entre otros pertrechos militares. El mercado doméstico de los países invasores, y en especial el norteamericano, fue ajeno al auge de las exportaciones y de las inversiones externas, debido al miserable pago de la mano de obra y al predominio de latifundios esclavistas dedicados a la exportación. La fase primario-colonial terminó a finales del siglo xix y principios del xx al concluir el reparto de las colonias entre los países más ricos, lo que redujo las acciones militares de exterminio de los pueblos originarios y provocó crisis de excesos de producción. Las burguesías de entonces, habituadas a enriquecerse y resolver las crisis a través de guerras y conflictos militares, iniciaron la Primera Guerra Mundial, creyendo equivocadamente que ello reanimaría los negocios como hasta el momento lo habían hecho, pero, para su sorpresa, ello colapsó el modelo dominante, dando lugar a la aparición de la segunda etapa de desarrollo (capítulo 4).

La segunda etapa, de 1919 a 1980, consolidó la hegemonía norteamericana al moldear a su favor el desarrollo económico mundial; dicha etapa se analiza en el capítulo 5. El crecimiento dejó de depender del exterior, como en la etapa anterior, y se concentró fundamentalmente en la expansión del mercado interno. En esta etapa los salarios aumentaron, debido a la amenaza de la expansión del socialismo, y a consecuencia de ello el mercado doméstico se convirtió en el motor de crecimiento del sistema y fue el destino principal de la producción, perdiendo importancia el mercado externo. La industria experimentó grandes cambios: surgió una nueva revolución industrial al introducirse la línea de ensamblefordismocomo nueva forma de producción; apareció la era del petróleo; el motor eléctrico y el de combustión interna desplazaron al carbón y a la máquina de vapor como medios de generación de energía y de propulsión, y surgieron nuevas ramas líderes de producción, como los automóviles, los radios y los motores eléctricos, entre otros. El avance tecnológico antes mencionado no evitó la Gran Depresión de 1929, que dio la oportunidad de aplicar las diversas medidas económicas conocidas hasta entonces y que no lograron revertir la depresión, lo cual se analiza en los capítulos 6, 7 8 y 9. El capítulo 10 examina la Segunda Guerra Mundial como única solución a la Gran Depresión del 29, demostrando que el crecimiento continuó apoyándose en la expansión del mercado interno impulsada por no interrumpir los aumentos salariales. El capítulo 11 muestra la forma en que los Estados Unidos lograron posesionarse como la potencia hegemónica mundial. Esta etapa sucumbió cuando los Estados Unidos vieron amenazada su hegemonía ante el crecimiento de otros países ya evidenciada a inicios de los años setenta (capítulos 12 y 13).

La tercera etapa, la globalización aún vigente hasta nuestros días, se aborda a partir del capítulo 14. Los Estados Unidos, en complicidad con Inglaterra, impusieron el neoliberalismo en el mundo con el propósito de debilitar el crecimiento y la capacidad de autodeterminación de otros países al hacerlos depender de las entradas de capital extranjero y obligarlos a elevar la deuda de sus gobiernos hasta el punto de llevarlos a la bancarrota fiscal. Esto se logró en gran parte, pero a costa de reducir el crecimiento y resucitar la inflación. En esta etapa el salario, analizado en el capítulo 15, se estancó e incluso disminuyó reduciendo con ello el poder de compra del mercado interno; el crecimiento pasó a depender solo en parte de las exportaciones, pero en mayor medida de la inversión financiera y de la deuda de los gobiernos. Este modelo entró en agonía debido al creciente empobrecimiento de la sociedad con caídas severas de la inversión, la producción y desempleo, mientras contradictoria y simultáneamente aumenta tanto el flujo internacional de capitales como la deuda de los gobiernos. La evolución de los salarios determinó el paso de una etapa a otra de desarrollo no solo en los Estados Unidos, sino en todo el mundo. En la primera etapa de tipo colonial se pagaron salarios de miseria con elevada mortandad de la población; en la segunda, después de la Primera Guerra, los salarios estuvieron por encima de la inflación y del aumento de la productividad y, gracias a ello, se alcanzó la etapa de mayor desarrollo productivo, tecnológico, con estabilidad de precios y ascenso social en el mundo; en la tercera etapa, la globalización, los salarios disminuyeron causando estancamiento económico, inflación y creciente deuda pública con descomposición social.

El capítulo 16 correlaciona el efecto causado sobre el aumento de la producción al utilizar el déficit público en contraste con el aumento de los salarios, intentando demostrar que desde 1872 hasta 2009 los momentos de mayor crecimiento de la Unión Americana estuvieron más asociados al aumento de los salarios que al uso del déficit público. El capítulo 17 muestra como efectos inminentes de la globalización el estancamiento económico con inflación, debido a que este modelo económico fue ideado para favorecer las ganancias, en especial de tipo financiero, y no fue pensado para elevar la inversión, la producción y el empleo. El capítulo 18 demuestra el impacto de la globalización al causar aumento de la deuda del Estado, del déficit público y la pérdida de la hegemonía mundial del dólar, ello debido a que el aumento de utilidades depende esencialmente del aumento de la deuda del Estado, el cual se ve obligado a elevar su déficit como consecuencia del aumento de su deuda y, ante ello, el dólar como moneda hegemónica aumentó su competencia frente a otras monedas.

El capítulo 19 analiza la dinámica adquirida por los cambios tecnológicos ante el nuevo mercado configurado por el neoliberalismo, destacando el auge adquirido por nuevas tecnologías destinadas al uso, transmisión y configuración de información que están dando auge a sectores destinados a brindar diversos servicios y actividades virtuales a la sociedad. Este tipo de avance tecnológico, el auge de la movilidad internacional de capitales, más el estancamiento económico, están empujando hacia la transformación del orden y del modelo económico predominante en el mundo, y ahora se puede afirmar que ha llegado el fin del predominio de la era del acero, del petróleo y de la gran industria para dar lugar a la supremacía de nuevas tecnologías, con la oferta de productos en gran escala de tipo virtual con nuevas fuentes de energía. El capítulo 20 analiza el transitar de los negocios en la globalización, demostrando una elevada acumulación de capitales que no se contrasta con el estancamiento prevaleciente. Es decir, el estancamiento económico actual no se debe a un problema de falta de capitales, sino a su exceso, y a la falta de oportunidades de inversión rentable. El capítulo 21 analiza los efectos de la globalización en el desempleo, la pobreza y la concentración del ingreso, y si bien existen datos en torno a una posible disminución de la pobreza, en cambio aumentó la concentración del ingreso. El capítulo 22 expone la formación de un nuevo orden internacional a partir de la contradicción entre la movilidad internacional de capitales, como la actividad económica de mayor crecimiento, acompañada de elevadas deudas de los gobiernos a niveles nunca antes vistos, para el caso norteamericano, por encima de su producción nacional. Frente al exceso de dinero en circulación en el mundo aparece una inflación que no se ha controlado en más de 40 años de política neoliberal junto con cada vez mayor estancamiento de la inversión, la producción y del empleo. Las consecuencias provocadas por la globalización se manifiestan en la formación de un nuevo orden económico internacional dirigido por el cambio tecnológico, la cuantiosa acumulación de capitales que encontraron en las deudas de los gobiernos un nicho seguro y altamente rentable. Todo lo anterior se acompaña del creciente conflicto militar, político y económico surgido a partir de la relativa pérdida de hegemonía de los Estados Unidos. En las conclusiones se resume el hecho de que los Estados Unidos, al imponer la globalización en los años ochenta, nunca imaginaron que se sumergirían en un creciente estancamiento productivo con inflación y terminarían por entregar la hegemonía mundial a China, lo cual es parte de la formación de un nuevo orden económico mundial.